Saturday, March 18, 2017

Corrupción y Neoliberalismo en Perú

Estimados amigos:
Todos los domingos, desde el 5 de marzo, publicaremos nuestra columna  "Economía y Democracia", el el diario UNO.
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La corrupción que ha penetrado el Estado en las últimas décadas no tiene relación alguna --dicen varios analistas y politólogos-- con el modelo económico y político neoliberal aplicado a rajatabla en nuestro país. Esta tesis condescendiente con el modelo es políticamente paralizante porque fomenta el «gatopardismo»: «cambiar todo para que nada cambie». En nuestra opinión, la corrupción, al haberse convertido en una forma de gobierno, revela la existencia de un grave declive en la salud de la institucionalidad democrática de nuestro país. Por lo tanto, es fundamental identificar la causa de esta degradación.

La corrupción como proceso sociológico

En su Historia de Florencia Maquiavelo define a la corrupción como un proceso sociológico colectivo de degradación de las instituciones que definen a una sociedad como comunidad política. El patrón de conducta social y del obrar político se trastocan
y operan en el sentido del deterioro de la sociedad (véase Eloy García, Istorie Fiorentine de Maquiavelo, 2010).

Con instituciones degradadas ya no es posible practicar la virtud cívica y la democracia. La conducta social ya no responde a los principios ni preceptos democráticos orientados al bien común; las instituciones se han desnaturalizado.  Como dice Eloy García «los gobernantes no obedecen ellos mismos las reglas que exigen e imponen a los gobernados, y los gobernados no condenan moralmente esas conductas sino que buscan ansiosamente los medios para también ellos, poder llevarlas a cabo de manera impune». Una sociedad en decadencia no es libre. Reinan las oligarquías políticas practicando la impostura,  en un contexto institucional convertido en extractivista, de provecho fácil y propio. El interés privado desplaza al interés público, y estas oligarquías, parafraseando a Maquiavelo, se ganan a la «plebe con festejos y dádivas públicas».    

Este es el tipo de sociedad que tenemos a la vista en nuestro país. ¿Cómo hemos llegado a esta situación? No hablamos de ilícitos penales particulares que no distinguen colores ideológicos, sino de un estado social colectivo cuya solución va más allá remedios legales. Hay dos períodos en la historia moderna con este tipo de fenómeno sociológico y en estos dos momentos se publica y lee la Historia de Florencia de Maquiavelo, publicado en 1532.

El mercado autorregulado del periodo del despilfarro

El primer período comprendido entre fines de los años 1800 y los años 1920, es conocido como The Gilded Age (La Edad del Despilfarro). Son años de auge del capitalismo impulsado por la segunda revolución industrial, pero también de despilfarro, corrupción y exhibición de riqueza en la sociedad norteamericana. Dominan los Robber Barons (Barones del Hurto) que penetran el poder del Estado (petroleros, mineros, ferrocarrileros, constructores, industriales, financistas y banqueros), en un contexto de mercado autorregulado y de rechazo a la intervención regulatoria del Estado. No había impedimento para prácticas monopolistas y lograr posiciones de dominio, ni para organizar lobbies e influir en la política con el objeto de eludir impuestos, pagar salarios bajos y obtener otras canonjías. El interés privado desplazó al interés público

El Sherman Anti-Trust Act de 1980 (ley de competencia) fue insuficiente para limitar la acción de los Robber Barons, pero fue el preludio del fin del mercado autorregulado y que en realidad ocurrió luego de las crisis de los años 1920.

La responsabilidad del neoliberalismo

El período que siguió a la segunda guerra mundial y terminó a fines del años 1970 —conocido como la Edad de Oro del Capitalismo—, fue de crecimiento sostenido y bienestar social. Se había logrado un compromiso entre el Estado y la Democracia de los países industrializados, otorgándole al primero las tareas de asegurar los equilibrios macroeconómicos y resolver las injusticias sociales generadas por el mercado. Este período concluyó a fines de los años 1970 y empezó la Globalización Neoliberal con la imposición en el mundo de las reformas y políticas de libre mercado y privatistas.

Con la Globalización Neoliberal retorna, después de un siglo, el mercado autorregulado y el rechazo a la intervención regulatoria del Estado. Las medidas desregulatorias y la imposición de la subsidiariedad del Estado, junto al fomento del individualismo emprendedor, transformaron a las instituciones en extractivistas y subordinaron el interés público al interés privado. Se volvió a promover la «carrera hacia el fondo», afectando a los trabajadores y aumentando la desigualdad en la distribución del ingreso como en los años de los Robber Barons, pero con la diferencia de que ahora los que imponen su conducta inmoral son empresas transnacionales en un contexto de pérdida de soberanía de los Estados nacionales.

A modo de conclusión


Lo que dijo Karl Polanyi –en su libro La Gran Transformación (1944)-, refiriéndose al capitalismo autorregulado del siglo XIX, vale también para este período de Globalización Neoliberal. «La idea de un mercado que se regula a sí mismo –dice Polanyi-- es una idea puramente utópica. Una institución como ésta no podía existir de forma duradera sin aniquilar la sustancia humana y la naturaleza de la sociedad, sin destruir al hombre y sin transformar su ecosistema en un desierto».




Publicado en el diario UNO, el domingo 5 de marzo.

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