¿Es verdad que no hay propuestas económicas en debate? ; ¿no es acaso parte de una propuesta afirmar que “no gastaremos más de lo que se recaude”? ; ¿qué concepción económica hay detrás de los candidatos que adhieren a los llamados equilibrios macroeconómicos, en todo momento y en todo lugar?
Escribe: Samuel Morales Chavarría
Para responder estas preguntas y otras entrevistamos al Ph.D. en economía Félix Jiménez, (The New School for Social Research, EE.UU.) profesor de la Universidad Católica, quien al rigor teórico une un vasto andamiaje de datos, cifras y análisis de contenidos de las manifestaciones expresadas por los agentes económicos y políticos.
Doctor Jíménez, ¿es verdad que no existen o que no están claras las propuestas económicas de los candidatos?
No es verdad. Detrás de las preguntas y afirmaciones que sobre este tema hacen muchos periodistas, hay la nostalgia por el “listado de lavandería” que los partidos de hace dos décadas presentaban a la población como “programas de gobierno”. En el mundo de hoy, en una economía abierta y de mercado, las opciones son claras; no necesitamos de mucho detalle para saber que se va a hacer desde el Banco Central, desde el Ministerio de Economía y Finanzas y desde los ministerios de la producción. ¿Qué falta para saber que la candidata Lourdes Flores representa a la derecha neoliberal, es decir, la continuidad del modelo injusto e irracional implantado por el fujimorismo?. ¿Qué falta para saber que Carlos Bologna le hace el bajo a esta candidata con su cantaleta neoliberal para seguir con lo “bueno” del fujimorismo?. ¿Qué hace falta para saber que Alan García, en materia de política macroeconómica ha abdicado ante la ideología neoliberal de los equilibrios?. Desafortunadamente, lo digo con respeto pero también con cierta pena, los medios de comunicación están llenos de periodistas y “economistas” intonsos que han caído en la trampa de la monomanía neoliberal. Ellos preguntan a los candidatos o a sus voceros, levantando el cuello y con aire intelectual, ¿Está de acuerdo con las privatizaciones?, ¿Está de acuerdo con el equilibrio fiscal?, ¿Está de acuerdo con la disciplina monetaria?, etc. etc., y, uno se pregunta si ellos realmente saben el significado de las palabras o conceptos que están empleando.
Bueno, y ¿está claro acaso lo que propone Alejandro Toledo?.
Mire, la campaña electoral actual esta revelando, en los predios de los candidatos que acabo de aludir, una capitulación completa a favor del neoliberalismo económico. Estos candidatos, cuyos ligeros matices en el discurso no hacen sino resaltar su extraña uniformidad ideológica, al adherir a los equilibrios macroeconómicos atemporales y a otras monsergas neoliberales, lo único que están haciendo es renunciar abiertamente a las posibilidades de un diseño de política económica independiente. Pero a contrapelo de esta uniformidad y denunciando la carroña del fujimorismo que infunde el miedo a lo desconocido y al cambio, está la figura y propuesta independiente y plural de Alejandro Toledo. Él representa, a mi juicio, una esperanza de cambio, en política y en economía. ¿Acaso dos décadas perdidas que han empobrecido aun más a la mayoría de la población, no son suficientes para rechazar el continuismo en la manera de hacer economía y política?.
¿Cómo así?
El continuismo representa desempleo y mayor pobreza, desindustrialización, empeoramiento del desequilibrio externo de la economía, dólar atrasado y ausencia de inserción competitiva en los mercados internacionales, dependencia del capital extranjero de corto plazo, pérdida de soberanía monetaria, y política fiscal al servicio de nuestros acreedores internacionales.
¿En qué sentido la propuesta de Toledo se aparta del neoliberalismo?.
Debo antes señalar que no pertenezco a su partido y que mi apoyo es por lo que representa en el Perú de hoy. Siempre estaré en la avenida de la esperanza y criticaré a los que la dañan y no contribuyen a enriquecerla. Bien. Toledo fue el abanderado político en la lucha contra la dictadura fujimorista y representa la pluralidad política y económica contra el neoliberalismo inhumano y uniformizador. Pero, además, él, no sé si conscientemente, está abriendo la posibilidad de imaginar y elaborar propuestas económicas como parte de un esfuerzo de vinculación creativa de la ciencia económica y la realidad subdesarrollada del país. Está contra los dogmas neoliberales cuando, por ejemplo, propone bajar el IGV, revisar el impuesto extraordinario de solidaridad, recuperar el uso privilegiado de la moneda nacional, ...en fin, cuando propone administrar de otra manera y en concordancia con los objetivos de reactivación y crecimiento, la política fiscal y la política monetaria.
Pero, ¿acaso no está él también de acuerdo con la disciplina o equilibrio fiscal, que usted considera una monserga neoliberal?
Los que participan en su equipo económico saben que el concepto de equilibrio económico, es básicamente un concepto ideológico, teóricamente inconsistente. Adherir a este dogma es renunciar al manejo independiente de la política fiscal y de la política monetaria. Pero, específicamente, el equilibrio fiscal es una concepto de política económica que pertenece al mediano plazo, que, en rigor, cubre el ciclo económico. Los instrumentos de política macroeconómica nacieron para administrar los ciclos con el objetivo de pleno empleo. Estos instrumentos deben usarse con imaginación en cada realidad concreta. Nadie que no tenga un mínimo de formación en economía puede acusar de improvisación o de insolvencia profesional al Directorio de la Reserva Federal de los EE.UU. por haber dispuesto bajar la tasa de interés y menos a su presidente A. Greenspan que acaba también de proponer una reducción en el monto de los impuestos.
¿Y por qué adoptan estas políticas en los EE. UU.?
Porque según sus autoridades económicas hay signos de una posible recesión y lo que están haciendo es anticiparse a lo que puede venir; es decir, impedir su realización y sus consecuentes efectos negativos, estimulando su economía. Además, como bajar los intereses no es al parecer suficiente en la economía norteamericana actual, entonces deciden también bajar los impuestos. En resumen, vemos que las autoridades económicas de los EE.UU. adoptan políticas monetarias y fiscales para evitar la recesión. Nos dan pues una lección de cómo atenuar o suavizar los elementos que conspiran a favor de la recesión económica. Los neoliberales de nuestro país, como Bologna, en plena recesión seguían generado superávit primarios. Un verdadero crimen en un país pobre como el nuestro. ¿Qué política fiscal y qué política monetaria van a instrumentar los candidatos neoliberales para sacarnos de la recesión?. Ellos no “creen” en la importancia de estos instrumentos. La verdad, sin embargo, es que detrás de sus monsergas del equilibrio fiscal y del manejo serio de la política monetaria, existe la defensa de intereses escondidos de mucha envergadura.
¿A qué nos estamos refiriendo?
Lo que quieren ocultar, es que toda la política económica deducible de sus declaraciones, está atada, primero, al servicio de la deuda externa, y segundo, al temor de revisarla por sus consecuencias en algunos intereses económicos que defienden. Hay que recordar a este respecto que en pleno gobierno fujimorista, su ministro Camet declaró que el tema “de los pápeles de la deuda son un secreto de estado”. Pretenden hacernos olvidar que los compromisos adquiridos con nuestros acreedores, se realizaron sobre la base de un cálculo del PBI a todas luces sobredimensionado, comprometiendo las posibilidades de desarrollo de nuestro país. Ello benefició a los que compraron papeles de la deuda. Por qué no se investiga quiénes son los que tienen papeles de la deuda y quiénes se beneficiaron con las privatizaciones, a los Camet y a todos los demás ministros de economía. Lo más fantástico, sin embargo, es que estos personajes que “temen” la renegociación de la deuda externa, recurren a un termómetro adhoc a sus intereses: el famoso “riesgo país” que tiene en permanente sobresalto, sin saber por quienes se sobresaltan, a nuestros economistas y analistas superficiales.
¿Cuál es la magnitud de sobredimensionamiento del PBI y por qué no nos favoreció en la renegociación de los servicios de la deuda, y adicionalmente, en relación a este tema, qué posibilidades ve usted para su replanteo?
En su oportunidad mencionamos que la sobreestimación del PBI superaba el 20 por ciento. La corrección hecha por el INEI tardíamente, revela una cifra de sólo 10 por ciento. No creo en esta cifra. Por lo demás, si se considera el atraso cambiario, la sobreestimación del PBI es vergonzosa. En 1996 el gobierno exhibía un PBI de 60,884 millones de dólares, pero con el dólar de paridad la cifra ascendía a sólo 36,335 millones de dólares, como lo publicó creo la Comisión de Promoción del Perú. El ministro Camet no hizo nada para corregir esta sobreestimación antes de renegociar la deuda. Sus asesores “oficializaron” la existencia de un PBI sobrestimado recién en enero de 1997. Por esta negligencia el país perdió la oportunidad de una condonación parcial o de lograr plazos más largos de pago durante la renegociación de nuestra deuda externa según nuestro ingreso per cápita (según los términos de Toronto para países de ingresos bajos o los términos de Houston para países del ingresos medios). El gobierno corrupto de Fujimori-Camet etc, exhibía un PBI per cápita de 2,500 dólares aproximadamente, cuando en realidad era menos de 1,500 dólares. Los industriales honestos y el pueblo pobre del Perú ya saben que este fue un gobierno de la mentira y del robo, y que las políticas neoliberales favorecen a intereses económicos reducidos y, más precisamente, a intereses económicos no nacionales.
Entrevista publicada en el diario Liberación, Año II Nro. 478. Lima, jueves 8 de marzo del 2001.
Thursday, March 08, 2001
Subscribe to:
Posts (Atom)