Las AFP
han mostrado ser, aquí y en el propio Chile cuyo modelo copiamos, auténticas
instituciones extractivistas. Siempre ganan, pero pagan pensiones muy por
debajo de los ingresos percibidos antes de la jubilación. La tasa de reemplazo
(proporción de la remuneración promedio cubierta por la pensión) en el año 2014
fue de 40%. Lo más probable es que, debido a su alta varianza, la tasa de
reemplazo sea inferior al 20% para por lo menos el 50% de sus afiliados. En
Chile, para este mismo porcentaje de afiliados con pensión, la tasa de
reemplazo no supera el 15%.
De
acuerdo al estudio de Cruz Saco, Mendoza y Seminario, profesores de la
Universidad del Pacífico, «las comisiones son tan elevadas que la rentabilidad
de las AFP es más de cuatro veces la de los fondos que administran desde el
2000. (…) El rendimiento de las AFP está vinculado estrechamente a las
comisiones de administración cuyo pago es independiente de la evolución del
valor cuota de los fondos. Ello implica que aún durante situaciones de crisis
financiera, las AFP continúan recibiendo ingresos por comisiones mientras que
los rendimientos de los fondos podrían ser negativos».
El
carácter rentista o extractivista de las AFP es evidente. Son instituciones
diseñadas para «extraer ingresos y bienestar» de los trabajadores y
pensionistas en beneficio de sus propietarios. El intento de alargar la
esperanza de vida de sus afiliados y con ello aumentar sus beneficios y reducir
las pensiones, en colusión con la SBS, fue otra muestra bochornosa de su
rentismo. La pensión promedio que otorgan estas instituciones, según
información de 2014, es de 977 soles, solo 30% más que el salario mínimo.
La
propuesta de reforma que no se discutió
Las
AFP no participan activamente en el desarrollo del mercado de capitales en
soles, ni en la generación de cambios tecnológicos en sentido amplio, y menos
en las innovaciones que requiere el propio sistema financiero. Su carácter extractivista
le hace daño al desarrollo y al bienestar de la población. Urge transformarlas
radicalmente construyendo un sistema de pensiones redistributivo, solidario y
de carácter fundamentalmente público. Prolongar su existencia no tiene sentido.
Es
bueno recordar la propuesta de reforma que hicimos en el Plan La Gran Transformación
2011-2016. Según esta propuesta el sistema de pensiones debía sustentarse en
dos pilares (página 173):
a. Un pilar público que garantice
pensiones de jubilación para todos y que esté constituido por dos componentes:
a) El contributivo-obligatorio (base de este primer pilar) en el que se otorgue
una pensión de acuerdo a la edad y al número de cuotas aportadas. La afiliación
en este sistema contributivo sería obligatoria para todos los trabajadores
activos, tanto asalariados como independientes cuya aportación estaría en
función de sus salarios o ingresos; y, b) el no contributivo, en el que se
otorgaría una pensión básica para todos los adultos mayores de 65 años. Esta
opción sería financiada básicamente por impuestos.
b. El pilar privado, complementario y no
alternativo al primero, totalmente voluntario. Estaría basado, como es ahora, en
cuentas de capitalización individuales para trabajadores asalariados e
independientes. Los aportes se determinarían en función del nivel de ingresos
que excede al tope establecido para determinar las contribuciones al pilar público.
De
acuerdo con esta propuesta, entonces, a la pensión del sistema público se le
adicionaría una pensión complementaria en función de lo aportado y del
rendimiento del fondo de su cuenta de capitalización. Pero, además, el sistema de
pensiones propuesto tendría una cobertura universal porque tiene un componente no contributivo, Pensión 65, focalizado
precisamente en sectores de la población más vulnerables.
Modificaciones
a esta propuesta de reforma
Lo que debe guiar esta reforma es el
carácter público que debe tener todo sistema de pensiones, carácter que ha sido
desvirtuado por las AFP. La sociedad en su conjunto se beneficia cuando los
jubilados y las personas de sectores vulnerables perciben pensiones que les
permite vivir su vejez con decencia y dignidad.
Con este fin planteamos una modificación de
la propuesta anterior, incorporándole las medidas de cambio que se han sugerido
en el reciente debate sobre el tema. Se mantendría Pensión 65 con una cobertura
mayor y un monto de pensiones más alto. El
monto de la pensión inicialmente planteado fue de 250 soles, pero este gobierno
lo redujo a la mitad.
En primer lugar, se debe reformar el actual
sistema público contributivo que gestiona la ONP para que el pilar público
propuesto se constituya en parte fundamental del sistema de pensiones. Su
reforma puede contemplar la introducción de
una administración con un directorio independiente, con un buen gobierno
corporativo y con equipos de inversión especializados y calificados. Su
objetivo debería ser rentabilizar y acrecentar el fondo, para que la tasa de
reemplazo se ubique por encima del 80%. Se puede subastar periódicamente la
administración financiera de este fondo, con normas que aseguren su autonomía
frente a los gobiernos de turno.
En segundo lugar, el pilar privado,
complementario y totalmente voluntario, puede tener dos opciones. Las cuentas
individuales de capitalización como las que hay ahora y el ahorro individual en
cuentas bancarias a plazo fijo abiertas periódicamente mediante subastas en el
sistema bancario con el propósito de conseguir la más alta tasa de interés.
En
tercer lugar, en el período de transición, de llevarse a cabo la reforma, deben
liberarse los fondos acumulados por las actuales AFP en un porcentaje de
determinen los propios aportantes, en los siguientes casos: a) cuando sus
afiliados cumplan los 65 años y/o cuando decidan jubilarse; b) cuando el
afiliado sufra una enfermedad terminal; y, c) cuando el afiliado menor a los 65
años desee invertir su dinero en la compra de una vivienda.
A
modo de conclusión
Esta
propuesta de reforma es para debatir. Con las críticas, comentarios y otras
propuestas complementarias se puede mejorar. Lo que sí no podemos permitir es
que un sistema fracasado siga afectando a sus afiliados.
Publicado en el Diario UNO el sábado 28 de noviembre.