Monday, June 26, 2000

El posible descenlace de la crisis actual: democratización y reindustrialización

En este mismo diario hemos argumentado que los cuatro años de crecimiento económico ( 1993,1994,1995 y 1997) que el régimen fujimorista exhibe como un logro suyo, en realidad no lo fue. Este régimen tuvo suerte de contar con una demanda mundial y con el clima que favoreció el crecimiento de la producción primaria. Y el financiamiento de este crecimiento, junto con el de la producción de no transables (como la del sector Construcción), fue posible únicamente por la masiva entrada de capital financiero internacional. Cuando el flujo de este capital se frenó por efectos de la crisis internacional, el modelo económico se paralizó, evidenciando su notable fragilidad y dependencia del mismo. La relativa abundancia de capital extranjero, dada la estructura de precios relativos configurada por las políticas neoliberales de estabilización y ajuste, favoreció la reprimarización de la economía y la instauración del actual régimen antidemocrático.

El propósito de este artículo es mostrar que la escasez de este capital, agudizada por la crisis política derivada de la fraudulenta re-relección del Ing. Fujimori, está poniendo en cuestión no sólo a su régimen político sino al propio modelo neoliberal.

La restricción financiera de corto plazo

Entre los que discuten los efectos de la actual crisis política sobre la economía, están los que sostienen que habrán tiempos difíciles debido a la paralización de las inversiones domésticas y extranjeras. Se dice que éstas dependen mucho del estado de confianza existente en el país y, como este estado de confianza se ha deteriorado, se frenarían dichas inversiones. Si bien es cierto que esta es también una dificultad real, en nuestra opinión no es la más importante, pues no es la que definirá el escenario posible de corto plazo. Las inversiones productivas responden a planes de mediano y largo plazo, y sus rendimientos nunca se producen en el muy corto plazo. Los que se sitúan en este lado del debate sugieren que la tempestad amainará si el gobierno da curso al proceso de reforma judicial, avanza hacia el "verdadero" equilibrio fiscal, y relanza el proceso de privatizaciones y concesiones.

En nuestra opinión los tiempos difíciles provendrán del propio modo de crecimiento económico configurado por las políticas de estabilización y ajuste neoliberales. Este modo de crecimiento es dependiente de los flujos de capital financiero internacional y estos flujos son los que explican en último término el estado de las finanzas domésticas, públicas y privadas. En consecuencia, el límite que a corto plazo enfrentará la economía se encuentra por el lado del capital financiero internacional. Su escasez, agudizada por la crisis política, puede ser el factor causante del derrumbe del propio modelo económico.

Crisis política y escasez de capital financiero internacional

La probabilidad de este derrumbe está en relación directa al grado de necesidad de capital financiero internacional para financiar el presupuesto público y fortalecer la capacidad crediticia del sistema bancario doméstico. Si la crisis política retarda el desembolso de los créditos de los organismos financieros internacionales (BID, BM y FMI) y bloquea la posibilidad de nuevos préstamos, se exacerbarán los efectos de la reciente paralización de los flujos de capital extranjeros que fueron la base de la expansión crediticia doméstica durante los años de crecimiento y el recurso fundamental para el financiamiento del presupuesto público que incluye el pago puntual de los servicios de la deuda externa. Así, la escasez de este capital financiero pondrá en jaque al manejo fiscal y al desempeño bancario.

Las razones son las siguientes. En primer lugar, la creciente necesidad de financiamiento externo de los gastos públicos debido a los efectos negativos de la recesión y del creciente déficit público. El gobierno no puede legalmente recurrir al crédito interno. Su déficit ya bordea el 2 por ciento del producto y un nuevo ajuste fiscal para cumplir con las metas del FMI (1.9% de déficit en el año), agravaría la recesión y por tanto, agudizaría aun más la necesidad de financiamiento externo. En consecuencia, el gobierno debe utilizar las reservas internacionales (RIN) que tiene depositadas en el Banco Central o endeudarse en el exterior. Pero, en las condiciones políticas actuales, sólo puede optar por el uso de las reservas internacionales. Sin embargo, esta forma de financiamiento, empeorará la situación al generar fuertes presiones devaluatorias.

Entorno internacional y la escasez de capital financiero

La segunda causa de escasez de este capital tiene origen externo y está asociada a la tendencia al alza de las tasas de interés en los Estados Unidos y Europa. Los Estados Unidos, después de haber aumentado periódicamente sus tasas de interés en un cuarto de punto desde hace un año, recientemente optaron por incrementarla en medio punto. Esto indica que la tendencia al alza no se revertirá en el corto plazo, por lo tanto, las economías como la nuestra ya no serán la plaza preferida de los flujos de capital extranjeros. Un entorno de este tipo, además, no es favorable para recurrir a nuevos endeudamientos externos. En consecuencia, este segundo factor reforzará las dificultades financieras que enfrentará el modelo neoliberal.

Por lo demás, las tasas de interés en aumento tienen efectos directos en la carga del servicio (intereses y amortizaciones) de la deuda externa. El flujo de intereses aumenta y si a esto se añade la elevación programada de los pagos de la deuda pública externa, se acentuará el drenaje de las reservas internacionales del Banco Central. Ciertamente, el gobierno puede optar por la compra de dólares en el mercado para atender el creciente servicio de su deuda, pero al hacerlo incrementaría aún más las presiones devaluatorias.

Consecuencias de las presiones devaluatorias

La recurrente presión al alza del tipo de cambio agudizará la fragilidad del sistema bancario. Este es un factor que reforzará el efecto de la recesión en morosidad del pago de los créditos, debido a que este sistema esta dolarizado no sólo en sus depósitos sino en sus colocaciones. Aproximadamente dos tercios del total de sus colocaciones en dólares corresponde a empresas deudoras cuyas ventas se efectúan en el mercado doméstico. Si en estas condiciones el uso de las RIN para financiar el déficit genera presiones devaluatorias significativas, los agentes económicos cambiarán sus expectativas generando una mayor presión devaluatoria.

La acumulativa presión al alza del tipo de cambio puede generar dos consecuencias. En primer lugar, que los depositantes retiren sus dólares del sistema bancario, intensificando aun más las presiones devaluatorias. Para ponderar la gravedad de este resultado, recuérdese que el proceso de depósitos y créditos en dólares desarrollado durante el régimen fujimorista ha expandido mediante el multiplicador bancario los llamados Perú-dólares, es decir, dólares ficticios que no tendrían respaldo ante una corrida bancaria.

Las crecientes presiones devaluatorias situarán al gobierno ante un dilema: o salva nuevamente al sistema financiero como lo hizo en el período de la crisis internacional socorriéndolo con sus depósitos y alentando las fusiones y concentraciones, o lo deja finalmente quebrar. La primera posibilidad ya parece haberse agotado como freno definitivo a la crisis bancaria. Aumentar los depósitos del gobierno en el sistema bancario como antes, añadiría más leña al fuego pues inmovilizaría nueva liquidez en momentos en que aumenta su necesidad de financiamiento.

Democratización y reindustrialización como desenlace

Lo que ocurra en los próximos meses, como resultado de la evolución de la crisis política interna y del trabajo de la misión de la OEA que en breve llegará al país, tendrá efectos ciertamente sobre el curso de la descrita fragilidad financiera. ¿Qué escenario puede imaginarse como resultado de la interacción entre la crisis política y la crisis económico-financiera?. La respuesta no es fácil. Sin embargo, si se produce una crisis financiera junto a una modificación de la estructura de precios relativos con un tipo de cambio al alza, las fuerzas democráticas pueden verse acompañadas de una creciente corriente pro-industrialista y, claro está, a favor del cambio en la estructura de precios relativos para la producción de transables y la generación de puestos de trabajo estables. Si el desenlace es a favor de las fuerzas democráticas y en contra de los que fueron beneficiarios-rentistas del modelo neoliberal de los últimos diez años, podemos imaginar que ellas tendrán que abrazar indefectiblemente las banderas de la reindustrialización, ciertamente, en el contexto de un mundo abierto y de mercado.

Diario La República

Monday, May 22, 2000

Política económica del gobierno ha conducido al país al borde del precipicio

Según el economista Felix Jiménez, el régimen actual ha prefirió mantener la salud del sistema bancario, sin importarle el alto nivel de desempleo y el cada vez mayor deterioro de la vida de millones de peruanos. Esta situación podría cambiar radicalmente si se apuesta por una agresiva política de generación de empleo con imaginación y calidad profesional, que permita minimizar el costo social.

¿Qué significa adoptar una política de empleo en el Perú dehoy?.
Significa rechazar el régimen de política económica fujimorista impuesta durante diez años. ¿Por qué?, preguntará usted estimado lector. Le ruego sea paciente y lea desapasionadamente el texto que sigue. Es verdad que la ciencia y la política económica son controvertidas. Pero, justamente por esta razón, este texto está sujeto a su critica y rechazo si el rigor de su contenido y su grado de objetividad son débiles.

¿Fue beneficiosa la disminución de la inflación?.
En varias oportunidades hemos dicho que no. Primero porque se utilizó y se sigue utilizando el tipo de cambio como uno de los principales instrumentos antiinflacionarios. El resultado fue un atraso cambiario espectacular que afectó la competitividad de las actividades de exportación no tradicional y bloqueó, por lo tanto, la posibilidad de expandir los ingresos y el empleo en forma sostenida. El tipo de cambio real de los últimos diez años se mantuvo en un promedio equivalente a sólo el 44.5% de su nivel registrado en julio de 1985. El programa antiinflacionario fujimorista configuró, de este modo, una estructura de precios relativos favorable a la producción primaria, sin valor agregado, y con escasa capacidad de generación y multiplicación de puestos de trabajo.

En segundo lugar, porque la disminución de la inflación se hizo a costa de acrecentar el desequilibrio externo. No se diversificaron las exportaciones. Estas siguen siendo fundamentalmente primarias, y las importaciones crecieron por encima de las exportaciones dando lugar a déficit comerciales en todos los años del régimen fujimorista. Este déficit se acrecienta, como antes, en los períodos de crecimiento, pero no desaparece en las fases de recesión.

La trampa fujimorista de la recesión
Por otro lado, con la política económica fujimorista se dolarizó el portafolio bancario. Los depósitos y los créditos en dólares se mantuvieron durante los últimos diez años entre el 70 y 80% de sus respectivos totales. Así, la manera como se bajó la inflación, la política monetaria incapacitada para abaratar el crédito, la política fiscal orientada a servir la deuda externa y la dolarización del sistema bancario, condujeron a la economía hacia la trampa de la recesión. El fujimorismo fue incapaz de sentar las bases de un crecimiento económico sostenido, a largo plazo.

Los cuatro años de crecimiento (1993, 1994, 1995 y 1997) que los fujimoristas exhiben como logro, no fue el resultado de sus políticas de reformas y de estabilización. Con la llegada del capital extranjero a partir de 1992, el crédito bancario se abarató. Los bancos se endeudaron a corto plazo sin restricción tributaria o de encaje alguno, para luego prestar en dólares a las empresas domésticas. El lector debe saber, además, que cerca del 80% de estos préstamos domésticos en dólares fue otorgado a empresas cuyos ingresos provenían de ventas en el mercado interno, por lo tanto, son ingresos que están denominados en soles. Con estos créditos y las inversiones extranjeras en los sectores primarios, la economía creció a corto plazo. Pero, la paralización del flujo de capitales extranjeros resultante de la crisis financiera internacional (originada en Asia y en Rusia) reveló la precariedad de este crecimiento. La trampa de la recesión fujimorista se mostró en toda su magnitud.

El costo de la estabilización sobre el crecimiento a largo plazo
No es casual que los fujimoristas insistan en las reformas de segunda generación, en la perfección de la legalidad para facilitar la inversión extranjera, en la continuación de las privatizaciones, es decir, en todo tipo de factores exógenos a sus propias políticas macroeconómicas para salir de la recesión. Los fujimoristas rezan para que regrese el capital extranjero en forma de créditos, como antes, y de inversión extranjera. Pero el escenario internacional actual, con la tendencia al alza de las tasas de interés en los mercados externos, conspira contra los efectos de estos rezos. La trampa de la recesión a que nos condujo el neoliberalismo fujimorista sólo puede superarse con la fe en el retorno del capital extranjero.
En consecuencia, no es difícil imaginar, estimado lector, que las políticas macroeconómicas del fujimorismo han conducido al país al borde del precipicio. La crisis que se desate en el futuro con el actual presidente reelegido o con uno nuevo, debe cargarse enteramente al régimen de política económica fujimorista. Este y no otro es el responsable de haber generado una contradicción o un dilema entre la estabilización de corto plazo y el crecimiento de largo plazo.

El dilema entre crisis y crecimiento a largo plazo
En la economía globalizada actual, abierta y de mercado, no se puede crecer generando empleo bajo un régimen de tipo de cambio fijo, o sin incremetar el tipo de cambio real. Sólo el crecimiento liderado por las exportaciones con valor agregado, o, en otras palabras, por las exportaciones no tradicionales, puede asegurar la eliminación de la pobreza, el aumento de los ingresos y la generación de puestos de trabajo sostenibles en el tiempo. El tipo de cambio puesto al servicio de la producción y del empleo es la pieza fundamental de una nueva estructura de precios relativos para asegurar el crecimiento a largo plazo.

Pero el régimen de política económica fujimorista ha cerrado esta posibilidad. Si aumentara el tipo de cambio real en las actuales circunstancias, aumentaría la cartera incobrable de los bancos y se precipitaría una crisis financiera. ¿De qué sirve en estas condiciones haber bajado la inflación?. El lector comprenderá ahora por qué decimos que el gobierno actual ha optado por mantener la salud del sistema bancario, sin importarle el desempleo, el subempleo, la desindustrialización y el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población. En consecuencia, ha apostado sólo por factores económicos exógenos para salir de este dilema.

¿Crecimiento económico o salud del sistema financiero?
El crecimiento en los dos últimos años de los depósitos del gobierno en el sistema bancario, constituye una muestra de que la reactivación y el crecimiento no son compatibles con la salud de este sistema, y no son posibles prácticamente sin la ayuda del capital extranjero, en el esquema neoliberal actual. El gobierno fujimorista nos ha "regalado" una bomba de tiempo. Cuando ésta estalle, el lector avisado no podrá echarle la culpa al régimen aprista anterior. Si los ruegos oficialistas por el retorno del capital extranjero no rinden frutos, las posibilidades de crecimiento a largo plazo de la economía estarán cerradas. El ofrecimiento del candidato presidente de aumentar el empleo será así otra farsa más entre las muchas de las que ya nos tiene acostumbrados.

Por otro lado, la oposición de Perú Posible debe responsablemente informar al país, que en las actuales condiciones optar por una agresiva política de generación de puestos de trabajo es "romper los huevos" de la política económica fujimorista. Hay que informar al país que, si el mecanismo más importante para aumentar sostenidamente el empleo y diversificar las exportaciones es incrementando el tipo de cambio real, es necesario primero desdolarizar el sistema financiero. Hay un costo que se tiene que pagar. La minimización de este costo y la identificación de quién tiene que pagarlo es un asunto de imaginación y calidad profesional. Los neoliberales están incapacitados. Ellos suelen optar por las medidas más fáciles y al margen de las grandes mayorías.



Publicado en el diario La Repúbliac el 22 de mayo del año 2000

¿Qué significa adoptar una Política de Empleo en el Perú de hoy?

Significa rechazar el régimen de política económica fujimorista impuesta durante diez años. ¿Por qué?, preguntará usted estimado lector ( estudiante, economista, empresario o político). Le ruego sea paciente y lea desapasionadamente el texto que sigue. Es verdad que la ciencia y la política económica son controvertidas. Pero, justamente por esta razón, este texto está sujeto a su critica y rechazo si el rigor de su contenido y su grado de objetividad son débiles.

¿Fue beneficioso la disminución de la inflación?

En varias oportunidades hemos dicho que no. Primero porque se utilizó y se sigue utilizando el tipo de cambio como uno de los principales instrumentos antiinflacionarios. El resultado fue un atraso cambiario espectacular que afectó la competitividad de las actividades de exportación no tradicional y bloqueó, por lo tanto, la posibilidad de expandir los ingresos y el empleo en forma sostenida. El tipo de cambio real de los últimos diez años se mantuvo en un promedio equivalente a sólo el 44.5% de su nivel registrado en julio de 1985. El programa antiinflacionario fujimorista configuró, de este modo, una estructura de precios relativos favorable a la producción primaria, sin valor agregado, y con escasa capacidad de generación y multiplicación de puestos de trabajo.

En segundo lugar, porque la disminución de la inflación se hizo a costa de acrecentar el desequilibrio externo. No se diversificaron las exportaciones. Estas siguen siendo fundamentalmente primarias, y las importaciones crecieron por encima de las exportaciones dando lugar a déficit comerciales en todos los años del régimen fujimorista. Este déficit se acrecienta, como antes, en los períodos de crecimiento, pero no desaparece en las fases de recesión.

La trampa fujimorista de la recesión

Por otro lado, con la política económica fujimorista se dolarizó el portafolio bancario. Los depósitos y los créditos en dólares se mantuvieron durante los últimos diez años entre el 70 y 80% de sus respectivos totales. Así, la manera como se bajó la inflación, la política monetaria incapacitada para abaratar el crédito, la política fiscal orientada a servir la deuda externa y la dolarización del sistema bancario, condujeron a la economía hacia la trampa de la recesión. El fujimorismo fue incapaz de sentar las bases de un crecimiento económico sostenido, a largo plazo.

Los cuatro años de crecimiento (1993, 1994, 1995 y 1997) que los fujimoristas exhiben como logro, no fue el resultado de sus políticas de reformas y de estabilización. Con la llegada del capital extranjero a partir de 1992, el crédito bancario se abarató. Los bancos se endeudaron en el exterior a corto plazo sin restricción tributaria o de encaje alguno, para luego prestar en dólares a las empresas domésticas. El lector debe saber, además, que cerca del 80% de estos préstamos domésticos en dólares fue otorgado a empresas cuyos ingresos provenían de ventas en el mercado interno, por lo tanto, son ingresos que están denominados en soles. Con estos créditos y las inversiones extranjeras en los sectores primarios, la economía creció a corto plazo. Pero, la paralización del flujo de capitales extranjeros resultante de la crisis financiera internacional (originada en Asia y en Rusia) reveló la precariedad de este crecimiento. La trampa de la recesión fujimorista se mostró en toda su magnitud.

El costo de la estabilización sobre el crecimiento a largo plazo

No es casual que los fujimoristas insistan en las reformas de segunda generación, en la perfección de la legalidad para facilitar la inversión extranjera, en la continuación de las privatizaciones, es decir, en todo tipo de factores exógenos a sus propias políticas macroeconómicas para salir de la recesión. Los fujimoristas rezan para que regrese el capital extranjero en forma de créditos, como antes, y de inversión extranjera. Pero el escenario internacional actual, con la tendencia al alza de las tasas de interés en los mercados externos, conspira contra los efectos de estos rezos. La trampa de la recesión a que nos condujo el neoliberalismo fujimorista sólo puede superarse con la fe en el retorno del capital extranjero.

En consecuencia, no es difícil imaginar, estimado lector, que las políticas macroeconómicas del fujimorismo han conducido al país al borde del precipicio. La crisis que se desate en el futuro con el actual presidente reelegido o con uno nuevo, debe cargarse enteramente al régimen de política económica fujimorista. Este y no otro es el responsable de haber generado una contradicción o un dilema entre la estabilización de corto plazo y el crecimiento de largo plazo.

El dilema entre crisis y crecimiento a largo plazo

En la economía globalizada actual, abierta y de mercado, no se puede crecer generando empleo bajo un régimen de tipo de cambio fijo, o sin incremetar el tipo de cambio real. Sólo el crecimiento liderado por las exportaciones con valor agregado, o, en otras palabras, por las exportaciones no tradicionales, puede asegurar la eliminación de la pobreza, el aumento de los ingresos y la generación de puestos de trabajo sostenibles en el tiempo. El tipo de cambio puesto al servicio de la producción y del empleo es la pieza fundamental de una nueva estructura de precios relativos para asegurar el crecimiento a largo plazo.

Pero el régimen de política económica fujimorista ha cerrado esta posibilidad. Si aumentara el tipo de cambio real en las actuales circunstancias, aumentaría la cartera incobrable de los bancos y se precipitaría una crisis financiera. ¿De qué sirve en estas condiciones haber bajado la inflación?. El lector comprenderá ahora por qué decimos que el gobierno actual ha optado por mantener la salud del sistema bancario, sin importarle el desempleo, el subempleo, la desindustrialización y el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población. En consecuencia, ha apostado sólo por factores económicos exógenos para salir de este dilema.

¿Crecimiento económico o salud del sistema financiero?

El crecimiento en los dos últimos años de los depósitos del gobierno en el sistema bancario, constituye una muestra de que la reactivación y el crecimiento no son compatibles con la salud de este sistema, y no son posibles prácticamente sin la ayuda del capital extranjero, en el esquema neoliberal actual. El gobierno fujimorista nos ha "regalado" una bomba de tiempo. Cuando ésta estalle, el lector avisado no podrá echarle la culpa al régimen aprista anterior. Si los ruegos oficialistas por el retorno del capital extranjero no rinden frutos, las posibilidades de crecimiento a largo plazo de la economía estarán cerradas. El ofrecimiento del candidato presidente de aumentar el empleo será así otra farsa más entre las muchas de las que ya nos tiene acostumbrados.

Por otro lado, la oposición de Perú Posible debe responsablemente informar al país, que en las actuales condiciones optar por una agresiva política de generación de puestos de trabajo es "romper los huevos" de la política económica fujimorista. Hay que informar al país que, si el mecanismo más importante para aumentar sostenidamente el empleo y diversificar las exportaciones es incrementando el tipo de cambio real, es necesario primero desdolarizar el sistema financiero. Hay un costo que se tiene que pagar. La minimización de este costo y la identificación de quién tiene que pagarlo es un asunto de imaginación y calidad profesional. Los neoliberales están incapacitados. Ellos suelen optar por las medidas más fáciles y al margen de las grandes mayorías.

Diario La República

Sunday, April 09, 2000

La monomanía fujimorista de los economistas neoliberales


Los economistas neoliberales que acusan de “populista” a Toledo adolecen, por alguna razón, de monomanía fujimorista. No les importa que en diez años de fujimorismo los ingresos reales de los trabajadores formales e informales no recuperaron sus altos niveles registrados en los años 80; que los salarios reales de los trabajadores se estancaron en el nivel que alcanzaron en 1989; que no disminuyeron los empleos de refugio, de mala calidad y precarios por inestables y carentes de beneficios sociales; que en lugar de crear más puestos de trabajo asalariado estables el fujimorismo los disminuyó en cerca de 20% comparado con el múnero de estos puestos que existía en 1988-1992; que el fujimorismo ha reducido el porcentaje de la PEA asegurada del 48% que heredó del anterior gobierno a 27%; que no ha disminuido la pobreza a pesar de ser usufructario de ingentes donaciones internacionales; en fin…que el fujimorismo ha sido incapaz de superar la difícil situación social y económica que heredó de los ochenta.

La monomanía fujimorista de los neoliberales

El uso peyorativo del adjetivo “populista” es una práctica sin ética. Todos los que ponen en duda las “monsergas neoliberales” de equilibrio fiscal, de banca sin participación del Estado, de flexibilidad laboral (que congela sueldos y salarios), de combate a la pobreza sólo con programas de ayuda, de privatización antinacional, de simultánea apertura comercial y financiera, etc., etc., son acusados por los economistas del fujimorismo de tener vínculos con el cuco Alan García. Pero si el régimen que apoyan sube los salarios mínimos y ofrece crear un banco magisterial, si acude a salvar a los bancos incrementando los depósitos del gobierno, si convierte al Estado en accionista mayoritario de un banco conocido, etc., etc., estos economistas callan en todos los idiomas.

Y, ¿por qué callan?, preguntará el lector. Porque no tienen un comportamiento moral. Varios de estos economistas han sido funcionarios de alto nivel. Uno de ellos nos bombardeó con propaganda sobre las virtudes de las AFPs (antes de su creación) y cuando después se crearon apareció muy orondo como principal accionista de una de ellas. Otro funcionario estuvo en el comité de privatización de una empresa pública de transporte aéreo y después de consumada la venta apareció como miembro o presidente del directorio de la empresa privatizada. Ninguno de estos economistas funcionarios se preocupó de dar detalles sobre la compra de papeles de la deuda externa. Ninguno de estos economistas denunció como una intromisión estatal el rescate de varios bancos privados con fondos públicos, etc. etc. El lector podrá deducir por qué la monomanía fujimorista de estos economistas. ¿Qué les ocurriría si pierde Fujimori?.

Las monsergas neoliberales y el populismo

Estos mismos economistas que temen a los déficit fiscales que se producirían, según dicen, con los aumentos de sueldos que propone uno de los canditatos que acusan de “populista”, no pueden explicar por qué el déficit de cerca de 3% generado el año 1999 no fue inflacionario sino que por el contrario se produjo simultáneamente con la disminución de la inflación de 6% a 3.5%. Para estos economistas, todo aquel que ose violar las monsergas económicas neoliberales --por ejemplo, aumentando los sueldos de los maestros, haciendo accesible el crédito a los agricultores, reduciendo el IGV y el ISC, modificando la composición del gasto fiscal para orientar los recursos hacia un programa de inversiones que haga sostenible el crecimiento, renegociar la deuda, o elevar el salario mínimo al nivel del costo de una canasta de consumo masivo— es un “populista”. Este adjetivo no se aplica a su gobierno si es este el que hace las violaciones.

El Ing. Fujimori no sabe, ni tiene por qué saber, qué es populimo, qué es estabilidad económica, qué es equilibrio fiscal y qué es manejo monetario responsable, pero a fuerza de repetir ha logrado, con el apoyo y coreo de sus nefandos economistas y medios de comunicación que controla, que académicos, políticos y periodistas bien intencionados e ilustrados, y también algunos intonsos, utilicen peyorativamente esos términos. El desprestigio del concepto populismo –como nos recuerda Nicolás Lynch—hace que se ignore la influencia populista en la democratización de América Latina, en términos de acceso a derechos sociales y políticos, de la construcción de ciudadanía, y del desarrollo de la sociedad civil y de los espacios públicos. El sesgo económico de este concepto es igualmente peyorativo: “populismo económico” es excesivo gasto fiscal, uso activo de las políticas fiscal y monetaria, orientación redistributiva de las políticas y, en general, intervención económica del Estado. El desprestigio de estos conceptos económicos y la aceptación conmovedora del adjetivo “populista” para calificarlos por parte de periodistas y también de políticos de la oposición, hace que reine la mediocridad y la ausencia de rigor en el debate económico.

Hay que afirmar cada vez que sea necesario y posible, que el gasto fiscal deficitario (o la política fiscal expansiva) es útil cuando el sector privado de una economía concreta, registra superávit financiero. Que el carácter excesivo o no del gasto fiscal es un concepto relativo. ¿Alguien puede decir si es excesivo el gasto fiscal asociado a un déficit de 4.5%?. ¿Qué tendría que pasar para que sea inflacionario?. Por otro lado, si el objetivo de la política fiscal es mantener una cuenta corriente de la balanza de pagos en niveles sostenibles y consistentes con la tasa de crecimiento de la economía, no puede utilizarse la camisa de fuerza del llamado equilibrio fiscal. El signo de las metas fiscales dependerá de los déficit o superávit financieros del sector privado. ¿Saben nuestros economistas neoliberales que uno de los criterios de convergencia para la adopción de una moneda única por los países europeos fue el de operar, si fuera el caso, con un déficit fiscal que no exceda el 3% de su PBI?

La importancia de las políticas de demanda

Los economistas neoliberales no entienden cuál debería ser el papel de un Estado Moderno. Rechazan las políticas de reactivación de la demanda y se espantan frente a políticas redistribucionistas como los aumentos de sueldos y salarios. Han impuesto, con la ayuda de los hilos del poder, una moda apabullante de rechazo a toda política de demanda. Peor, no toleran hablar ni escuchar de la necesidad de alguna intervención económica de Estado. Creo que es hora de defender las políticas de demanda, pero ciertamente sin olvidarnos que el problema del país es también de oferta efectiva. Hay que rechazar la trampa neoliberal.

Los neoliberales no saben que las políticas de demanda y de redistribución son útiles en economías que operan con un sector importante que no está limitado por el lado de la oferta. No saben que se puede utilizar la composición de los gastos e ingresos fiscales como instrumentos de política para propiciar una recomposición del gasto interno de modo de hacerlo compatible con los propósitos de reactivación o para generar, a mediano plazo, una composición del gasto interno entre consumo e inversión que contribuya al crecimiento económico sostenido. Tampoco saben que un gasto deficitario transitorio originado, por ejemplo, por el aumento de sueldos – y, ciertamente, como parte de un programa económico alternativo—, podría tener un efecto reactivador significativo.

Los neoliberales no creen en las políticas de demanda porque adhieren a una corriente teórica que privilegia los factores de oferta y postulan que la economía de mercado libre tiende automáticamente al pleno empleo. Como han regresado a la economía del siglo XIX, esperan que nuestra economía salga automáticamente de la recesión. No saben que las políticas fiscal y monetaria se usan para estabilizar la economía y que, por lo tanto, las políticas de demanda permiten administrar el auge y las recesiones. Y no saben qué es estabilización porque creen que este gobierno ha estabilizado la economía al bajar notoriamente la inflación y no se sorprenden que lo hizo a costa de agudizar el desequilibrio externo.

Diario La República

Monday, January 31, 2000

Cambiar el modelo significa definir una nueva forma de crecer y acumular capital

Entrevista realizada por Rossana Manrique/Gerardo Barraza
"Cuando en los predios políticos parece que hay consenso en continuar con un modelo económico que sólo ha pauperizado al país, el profesor de Economía de la Universidad Católica, Félix Jimenez insiste en la necesidad de cambiar la política económica. Aquí su convocatoria.

-En el Cade los candidatos a la presidencia han prometido mantener los equilibrios macroeconómicos y la disciplina fiscal. ¿Es esta una pre-condición necesaria e indispensable para reactivar la economía?
No. ¿Cuándo ha exhibido la economía de nuestro país equilibriosmacroeconómicos?. En todos los años de esta década el desequilibrioexterno se ha acentuado; en todos los años de esta década la políticafiscal se ha orientado a generar superávit primario -esto no es equilibrio como nos dice el sentido común- para pagar la deuda externa; en todos los años de esta década, la disciplina fiscal ha consistido en transferir recursos del sector privado al Estado y de este a los acreedores internacionales. ¿Qué dirían nuestros políticos y los economistas liberales, si el superávit fiscal primario se hubiera dirigido a invertir en el agro, a desarrollar mercados en el agro, a construir habitaciones en condominio en El Agustino, en Villa El Salvador, a acrecentar los recursos de los gobiernos locales para mejorar las pistas, los parques y jardines, a elevar a niveles de decencia los sueldos de los maestros, en fin... a mejorar la calidad de vida de la población pobre del país?.-

-Ninguno de los candidatos parece dispuesto a cuestionar abiertamente el modelo neoliberal...
Es inverosímil que el presidente más neófito, al abrazar la ideología neoliberal sólo por ignorancia, haya arrinconado a sus supuestos opositores. Parece que entre ellos, el presidente-candidato y sus opositores, hay un elemento común que los une y no los separa. Keynes decía, refiriéndose ciertamente a los países más avanzados que "los maniáticos del autoritarismo, que oyen voces en el aire, destilan su frenesí inspirados en algún mal escritor académico de algunos años atrás". "Pero tarde o temprano, decía, son las ideas y nolos intereses creados las que presentan peligros, tanto para mal como para bien".

- No ha habido debate abierto sobre la política económica...
En el Perú abundan los seudoeconomistas y casi no hay académicos neoliberales importantes; y estos, con la ayuda del FMI, son los que han influido en los políticos pero guiados por sus propios intereses. Hemos tenido ingenieros en el ministerio de economía y finanzas, y economistas amorales que aprovecharon las privatizaciones para hacerse o convertirse en empresarios. La ideología neoliberal ha penetrado tan profundamente en los políticos de nuestro país, que les ha hecho perder imaginación y, lo que es peor, capacidad de discernimiento y de comprensión de la realidad en la que viven. En los años 50, en pleno apogeo del keynesianismo, los economistas como Friedman o Patinkin, ciertamente con una formación más sólida que la que tienen los nuestros, decían que todos éramos keynesianos, aludiendo al hecho de que todos estaban de acuerdo en la necesidad de regular la economía capitalista de mercado, en la necesidad de hacer política económica.

Demanda interna y otro modelo

- Los candidatos han propuesto un crecimiento promedio anual de 7% ¿Es posible alcanzar esta tasa de crecimiento?
Francamente no se como han llegado a esta cifra. Quizá estén repitiendo las sugerencias de uno de nuestros ex ministros de economía: crecimiento de 6-7%, inflación internacional de 3%, déficit en cuenta corriente de 3.5% del PBI, tamaño del estado de 15% del PBI y déficit fiscal cero. Suena bien. En el país de los ciegos, el tuerto es rey (aunque esto no es verdad en el ensayo de Saramago sobre la ceguera) . Y, ¿por qué no es mejor una tasa de 5% u 8%?. Pero lo más importante sin embargo es preguntarse el cómo. Si convenimos que el Estado no tiene participación en este cuento, ¿quiénes van a invertir, en qué monto y en qué sectores?. ¿Serán inversionistas nacionales o extranjeros?. ¿Cómo asegurarán un 7% decrecimiento?.

-¿No es consistente proyectar esa tasa de crecimiento?
Que nos demuestren como llegaron al 7%. ¿Analizando las expectativas de los empresarios bajo el supuesto de mercado libre?. ¿Con expectativas adaptativas o con expectativas racionales?. Si la pregunta fuera dirigida a mi persona, ciertamente pensaría con cuidado y estimaría en cuánto debe crecer la demanda interna para que primero se reactive la economía y después se impulse un crecimiento de 6,7 u 8% con una nueva política económica. Una nueva política económica que provoque una reasignación sectorial de los recursos que el mercado por si solo no puede realizar para lograr el desarrollo, que amplíe el mercado interno estimulando la creación de nuevos mercados, que aumente la competitividad internacional de la economía, que estimule su articulación espacial, entre otros elementos.

- ¿Exonerar del Impuesto a la Renta a la reinversión de utilidades, es una buena alternativa para recapitalizar a las empresas?
Puede ser. Esta medida no puede descartarse. Pero, lo fundamental escambiar el modelo económico. No estamos proponiendo dejar el esquema de una economía abierta y de mercado. ¿Qué economista del país tiene un título con un certificado que no incorpore cursos para este tipo de economía?. La ciencia económica tiene como objeto de estudio justamente a una economía que a través del mercado resuelve los problemas de la producción, de la distribución, de la organización de estos procesos y del cambio tecnológico. Esta es la economía que tuvo en su cabeza Ricardo, Smith, yciertamente Friedman, Keynes. Lo que nosotros estamos proponiendo cuando decimos que el modelo debe cambiarse, es una nueva forma de crecer y acumular capital. En otras palabras, estamos proponiendo modificar radicalmente la actual estructura de precios relativos que privilegia la producción de sectores con alta renta natural y de producción de no transables internacionalmente.

- ¿Cómo empezar ese cambio?
Para ello, lo primero que hay que hacer es recuperar el papel del tipo de cambio para estimular la producción de bienes manufacturados con alto valor agregado. La novedad actual es que ahora ya no podemos utilizar la política comercial, porque el mundo es másabierto que antes, sino poner la política cambiaria al servicio de laproducción y el empleo. Y, ciertamente con otras políticas que eliminen la volatilidad de los créditos y modifiquen la naturaleza del desequilibrio externo. Aquí es importante mencionar, además, la necesidad de recuperar el prestigio de la política fiscal.

- El gobierno no toma decisiones en programas como Mivivienda. ¿Espera primero firmar una nueva carta de intención con el FMI?
No lo sé. Es probable. Que la respuesta sea positiva o negativa no dice nada respecto a la necesidad de cambiar radicalmente la actual política neoliberal. El gobierno no tiene economistas con pensamiento autónomo. Otra sería la realidad del país si nuestros economistas que rondan el poder tuvieran la capacidad de discutir de igual a igual con los funcionarios del FMI, institución que por lo demás esta hoy totalmente desacreditada. ¿Qué está sugiriendo esta institución para países como el nuestro si los primeros días de febrero la Reserva Federal Norteamericana sube las tasas de interés?. ¿Qué remedios tiene si por efectos de una nueva crisis internacional o por incapacidad propia, no es posible cumplir los compromisos de pago del servicio de la deuda externa en los próximos años?.

Cambio de estrategia para generar empleo

- Todos proponen fomentar el desarrollo de ciertos sectores intensivos en mano de obra. ¿Es esto suficiente para generar empleo?
No. ¿Qué significan, en términos de modernización y desarrollo, lossectores intensivos en mano de obra?. ¿Cuáles son estos sectores y qué quieren hacer del país con estos sectores?. ¿En qué experiencia histórica se basan para postular esta estrategia de desarrollo que no precisa ni discrimina entre sectores?. ¿Por qué no se señala directamente a la industria manufacturera como la que multiplica más el empleo y tiene capacidad de arrastre o articulación?. Recuérdese que este gobierno en diez años ha desindustrializado y reprimarizado el país. Un asesor inteligente de uno de los candidatos ha dicho, suelto de huesos, que hablar de sectores, y peor de reindustrialización, es pre-moderno o no es moderno.

- Nadie ha destacado la importancia del desarrollo industrial para la generación de empleo...
El neoliberalismo los ha homogeneizado en su percepción de la realidad hasta el punto de ver al país como un país homogéneo. La realidad actual es de una economía cuyo dinamismo responde a la demanda mundial y al flujo de capitales internacionales. Es una economía bisectorial que no genera puestos de trabajo decentes y permanentes. Hay un sector exportador primario que responde la demanda mundial y a la inversión extranjera con muy escasa vinculación con el mercado interno, y cuya fundamental atracciónes su alta renta natural. Y hay un sector doméstico que responde al crédito interno y en ultima instancia del capital internacional que no produce transables internacionalmente, como la construcción. ¿No se paralizó este sector cuando los bancos ya no podían incrementar sus pasivos internacionales luego de la crisis financiera asiática? Los políticos y empresarios deben saber que esta economía bisectorial que no genera empleo ni disminuye la pobreza, es resultado justamente de diez años de la política económica neoliberal. Esta política ha generado una estructura de precios relativos que favorece a los sectores de alta renta natural y perjudica a la industria manufacturera, principal generadora y multiplicadora de empleoe ingresos.

Diario La República