El fin del alto crecimiento
Velarde
y Castilla cometen un grave error cuando dicen que para impulsar y sostener el
crecimiento económico es indispensable restablecer la confianza del
empresariado y eliminar las trabas administrativas que afectan a la inversión
privada. Quizás lo que le están diciendo al Presidente Humala es que debe hacer
más concesiones a la derecha extractivista, como: saltarse la ley de la
consulta previa, privatizar Petroperú, derogar la ley de Protección y Defensa
del Consumidor, no insistir en la ley de Promoción de la Alimentación Saludable, olvidarse de los
derechos laborales, no pensar más en el salario mínimo, dejar al sector privado
todo el proyecto petroquímico en el
sur, abandonar UNASUR y
declararse abanderado de la Alianza Asia Pacífico, declarar para El Comercio
que ya no le importa la CAN, y, en fin, jurar que ahora es un convencido de la
subsidiariedad del Estado y de la necesidad de su achicamiento.
Lo
que la realidad indica sobre el
crecimiento, es otra cosa y, no una falta de confianza ni trabas a la inversión.
Los empresarios saben que los impulsos al crecimiento provenían de la expansión
de los mercados externos y de los altos precios de las materias primas. Y,
saben también, que después de lo ocurrido en 2008-2009 ahora ya no es posible
crecer a las tasas que se registraron en los años 2005 a 2008.
Lo
que acabamos de decir puede observarse en el gráfico de las tasas de
crecimiento del PBI mensual desestacionalizado, del período que va de enero-2005
a marzo-2013. Hay una tendencia claramente ascendente del crecimiento que
termina en junio de 2008. Después de este mes y debido a la crisis externa que
empieza el segundo semestre de ese año, el crecimiento cae hasta situarse por
debajo de cero en junio de 2009. Es verdad que luego se recupera hasta alcanzar
en junio de 2010 una tasa de similar magnitud a la que se registró en febrero
de 2008, pero en los meses siguientes se registra un proceso de desaceleración
del crecimiento que es imposible pronosticar su pronta reversión.
Ante
este escenario, un shock de confianza mediante un nuevo «arrinconamiento» al Presidente
Humala por parte de la derecha neoliberal, será inútil. La estabilidad del
gobierno de Humala dependerá de lo que hagan Velarde y Castilla, los dos
gonfalonieros del neoliberalismo.
Debilidades
y composición del crecimiento
El
impulso al crecimiento económico de los últimos años provino de los altos
precios de los minerales y estuvo liderado por los sectores no transables de
comercio, servicios y construcción. Estos sectores, junto a las exportaciones
tradicionales, crecieron a tasas superiores a la del PBI. La manufactura y la
agricultura perdieron participación en la generación de empleo y del PBI. Así,
la economía creció a tasas altas fomentando el «rentismo» y el extractivismo en
los grupos de poder económico y político. Estos grupos, de ideología de derecha
neoliberal, son los que consolidaron su hegemonía durante los años período de
alto crecimiento.
Lo
que ocurrido con la composición del crecimiento económico durante el mes de
marzo pasado revela sus debilidades. La tasa de 3.0% de crecimiento del PBI tiene
su origen en la reducción espectacular de la tasa de crecimiento de la
construcción, de14.3% en el mes de febrero a 3.8% en el mes de marzo. Asimismo,
disminuyeron las tasas de crecimiento de los sectores Comercio (5.6% a 4.0%) y
de Otros servicios (de 5.9% a 4.9%). Estos tres sectores explican el 70.5% del
PBI y emplean el 59% de los trabajadores. También disminuyó la tasa de
crecimiento de la agricultura (de 6.5% a 5.8%). Finalmente, la producción manufacturera
se redujo en 3.6%. Por otro lado, hay que mencionar que en los meses de
enero-febrero de este año las importaciones crecieron 12.5% respecto a similar
período de 2012, mientras las exportaciones se redujeron en 18.0%.
El
fin del alto crecimiento ocurre en una economía que es más vulnerable a
factores externos, menos industrial, más productora de servicios de baja
productividad, básicamente exportadora de minerales y, ciertamente, más
dependiente de importaciones. El carácter primario exportador del estilo de
crecimiento y la apreciación sistemática de la moneda nacional, dados los
tratados de libre comercio y las drásticas reducciones arancelarias, dieron
lugar a un crecimiento espectacular de las importaciones. En 1975, cuando se
hablaba de una industria adicta a importaciones, estas constituían el 62.6% del
total de la producción manufacturera; en 1997 este porcentaje aumentó a 92.3% y
en el año 2011 subió el 150.1%. En la actualidad estamos importando un
equivalente a 102.1% de la producción manufacturera y agropecuaria en conjunto.
A
modo de Conclusión
De
acuerdo con la información anterior, basar el crecimiento en la demanda interna
para enfrentar lo que sin duda será un largo estancamiento de la economía
internacional, corre el riesgo de volver a encontrar su límite en una crisis de
balanza de pagos.
Publicado en el diafrio La Primera, el sábado 25 de mayo