Saturday, September 27, 2014

La importancia del desarrollo industrial

La Mirada hacia el Futuro del ministro Segura es optimista (véase su artículo con el mismo título publicado el 21-09-2014). Reconoce que los factores externos contribuyeron de manera determinante en el enfriamiento de la economía, pero a renglón seguido afirma que lo peor de la desaceleración ya pasó. ¿Cómo llega a esta conclusión? Los datos del contexto externo no muestran signos de recuperación sostenida. Por ejemplo, los precios del oro y del cobre, principales productos de exportación siguen con una tendencia a la baja. El precio de la onza de oro está disminuyendo después de haber alcanzado el pico de $ 1,881.6 en agosto de 2011 y esta reducción se acelera en lugar de revertirse después de octubre de 2012 cuando su precio alcanzó la cifra de $ 1,781.8. Su precio actual es de $ 1,209.7. De otro lado, el precio de la libra de cobre también registra una tendencia a la baja: de un pico de $ 4.57 en enero de 2011 se ha reducido a $ 3.06 en la última semana de este mes.
 
Si por el lado del sector externo no hay signos de mejora, decir que habrá una recuperación del crecimiento en los próximos meses, en la lógica del ministro, es creer que esto ocurrirá por obra de las «reformas e iniciativas ya en marcha». El ministro cree que las medidas puestas en marcha por Castilla (las desregulaciones ambientales, el abaratamiento de los costos, en especial, del trabajo, la eliminación de la «tramitología» publica) y otras «medidas adicionales en los ámbitos tributario y laboral», serán las nuevas fuentes de crecimiento económico.
 
El olvido del desarrollo industrial
 
En línea con el segundo eje del Plan Nacional de Diversificación Productiva, dice el ministro, elaborarán normas para que las propias entidades públicas diseñen, propongan y remitan «iniciativas de simplificación de sus procesos, en un breve plazo». Al igual que este plan, el ministro Segura no alude en absoluto a la necesidad de apuntalar el desarrollo industrial como la fuente alternativa de generación de crecimiento y modernización del país. Al igual que el anterior ministro, el actual no se atreve a cambiar el actual estilo de crecimiento y acumulación de capital.
El desarrollo industrial es el camino al desarrollo, es la ruta para elevar el nivel de vida de la población. La experiencia histórica lo muestra: Inglaterra, en el siglo XIX; Alemania, Estados Unidlos y Japón, en el siglo XX; y, más recientemente Corea, Taiwán y China. Subordinar la industria manufacturera al modelo primario exportador, es dañar su capacidad de multiplicar los empleos e ingresos. Esto es lo que pasó en los últimos 20 años. La pérdida de liderazgo de la manufactura, afectó el crecimiento de su productividad y debilitó la capacidad de absorción de empleo en sus actividades de alta productividad. El resultado fue que los sectores terciarios de baja productividad continuaron manteniendo una alta participación en el empleo de baja calificación e ingresos.
El crecimiento de la productividad en el período neoliberal
Hay dos factores que explican el crecimiento de la productividad total del trabajo: el efecto crecimiento de la productividad en los mismos sectores y el  efecto reasignación del empleo entre sectores. Cuando la manufactura lidera el crecimiento, de acuerdo con la literatura especializada, la reasignación del empleo ocurre de los sectores de baja productividad hacia sectores con niveles más altos de productividad.
Para evidenciar los efectos de las políticas neoliberales, compararemos el crecimiento de la productividad total del trabajo en los períodos 1950-1975 y 1993-2010. El primero incorpora cerca de dos décadas de un estilo de crecimiento liderado por la industria manufacturera; y, el segundo corresponde al estilo de crecimiento exportador neoliberal, liderado por los sectores primario (minero) y terciario (comercio y servicios).
La industria manufacturera explica un poco más de la quinta parte (21.8%) del crecimiento de la productividad total del trabajo durante el período 1950-1975. El 75.5% del aumento de esta productividad corresponde al efecto crecimiento. La diferencia, el 24.5%, se debe al efecto reasignación. El 25.5% de este último efecto es explicado por la manufactura.
¿Qué ocurre en el período 1993-2010? Se desacelera el crecimiento de la productividad total del trabajo. Mientras en el primer período 1950-1975 crecía a una tasa promedio anual de 3.0%, en el segundo período lo hace sólo a la tasa promedio anual de 1.8%. La manufactura explica solo el 13.6% de este crecimiento. De otro lado, el 87.9% del aumento de la productividad se debe al efecto crecimiento, mientras que sólo el 12.1% se debe al efecto reasignación. Este último efecto es negativo en la manufactura. Los sectores terciarios (comercio y servicios son los que más contribuyeron con la reducción del crecimiento de la productividad total (60.5%) y son los que concentran el efecto reasignación (90.9%). Estos sectores y la construcción, aumentaron su participación en el empleo total. La manufactura, por su parte, perdió importancia. Su contribución total al crecimiento de la productividad fue similar a la del sector construcción, pero registró un efecto reasignación negativo. (Véase F. Jiménez, Empleo y mercado interno en el modelo neoliberal: Una nueva hipótesis sobre el subdesarrollo, 2012).

 
Publicado en el diario UNOI el sábado 27 de setiembre.

Saturday, September 20, 2014

La renuncia de Castilla y el carácter de la actual coyuntura

La renuncia del ministro Castilla se produce en una coyuntura especial. Hay una confluencia de hechos económicos y político-institucionales que podría ser el inicio de una crisis de gobernabilidad de envergadura.

La naturaleza de la actual coyuntura
Por un lado, hay una espectacular caída del crecimiento económico cuyo origen se encuentra en la crisis y el posterior estancamiento de la economía internacional, y en el fin del incremento sostenido de los precios de los minerales que exportamos. El enfriamiento del mercado externo ha puesto en evidencia los límites y debilidades del modelo económico impulsado por las políticas neoliberales. Al efecto negativo sobre el crecimiento del actual contexto externo adverso, se suma la abrupta contracción de la inversión pública en el segundo trimestre de este año. La industria y la agricultura están debilitadas y sin capacidad para impulsar y sostener el crecimiento. La caída sistemática del tipo de cambio real ocurrida en los últimos ocho años, les hizo perder competitividad, al mismo tiempo que produjo una masiva penetración de importaciones que les redujo el mercado interno.

Por otro lado, en país experimenta una profunda crisis institucional, solo comparable a los años en que se puso en evidencia la corrupción del gobierno de Fujimori y Montesinos. Hay evidencia de que se gobierna con ministros que  favorecen a empresas privadas y grupos de poder económico (véase los Cornejoleaks). Pero existe, además, evidencia de corrupción en el poder judicial con el involucramiento de fiscales para favorecer a gobernantes regionales corruptos. Por el lado del Congreso hay una nueva correlación de fuerzas que no favorece al actual gobernante. A todo esto se agrega un proceso electoral para presidentes regionales y alcaldes teñido de participantes indecentes y denuncias de corrupción que llegan hasta los asesinatos de algunos candidatos. El país enfrenta entonces una crisis de su modelo económico y de su institucionalidad democrático-constitucional.
La privatización de la función pública
En el contexto descrito, Castilla, el ayer ministro y tercer personaje más poderoso del país, renuncia para proteger su imagen de ministro «estrella» y no mellar sus vínculos con la «pareja presidencial». Su renuncia fue una forma de  cubrirse y liberarse de una posible censura por parte del Congreso. El señor Castilla estaba en serios problemas. Presentó un proyecto de ley dentro del «paquete reactivador» que favorecía a la Corporación Lindley, representante en el Perú de Coca Cola Company, copiando los argumentos que esta Corporación utilizó en un proceso contra la Municipalidad de Lima. Este proyecto modificaba la Ley de Regulación de Habilitaciones Urbanas y Edificaciones, favoreciendo económicamente a dicha Corporación y perjudicando a SERPAR (Servicios de Parques de Lima). De otro lado, el exministro Castilla fue el que impuso el descuento compulsivo de los independientes para las AFP (norma que acaba de ser derogada). Él fue también el autor de los descuentos o condonaciones millonarias de deudas tributarias a grandes empresas, y el que ha transferido la actividad de estudios y propuestas sobre asociaciones público privadas (APP), que era responsabilidad del MEF, a una empresa privada conocida. Hay más, pero es suficiente para mostrar que este ministro fue el que, con el beneplácito de la «pareja presidencial», promovió la privatización del ejercicio de la función pública y empezó privatizándola en su propio ministerio. La privatización del ejercicio de la función pública y su ejercicio con intermediarios que favorecen a grupos privados, es contrario a su objetivo de servir al bien común y al interés nacional.

La medición del crecimiento económico
El exministro no se pronunció sobre los problemas de medición del PBI. O no se interesó por este tema, o estaba perfectamente enterado. Desde que se cambió el año base venimos señalando nuestras dudas sobre la manera cómo se mide el PBI, sobre todo cómo se mide la producción de aquellas actividades cuya información no se basa en encuestas periódicas especializadas. Es el caso, por ejemplo de la producción del sector «Servicios financieros, seguros y pensiones» que registra altas tasas de crecimiento precisamente cuando se está desacelerando la tasa de crecimiento del PBI (véase gráfico). Si se elimina de la contabilidad del PBI la producción de «Servicios financieros, seguros y pensiones», las tasas  de  crecimiento en  los meses de junio y julio  habrían sido,   aproximadamente, de -0.31% y de 0.57%, en lugar de 0.3% y de 1.16%. El Gráfico muestra que desde junio de 2013, se produce una sorprendente divergencia entre la tasa de crecimiento del PBI y la tasa de crecimiento del sector «Servicios financieros, seguros y pensiones». Este hecho debe estar morigerando la desaceleración de la tasa de crecimiento del PBI. 


A modo de conclusión
Al nuevo ministro de economía le toca la tarea de sincerar las estadísticas del PBI, fortaleciendo la capacidad técnica del INEI. La siguiente tarea es parar la privatización de la función pública. Es importante que haya fiscalización y evaluación de las APP aprobadas antes de su gestión. La información de estas evaluaciones debe publicarse en el portal del MEF. Debe, asimismo, gestionar la inversión pública con un plan de inversiones macroregional y local, para facilitar la expansión de las inversiones privadas nacionales y el desarrollo de mercados internos. Debe apoyar el desarrollo de la industria manufacturera, la agroindustria y la agricultura, para diversificar la estructura productiva del país. Asimismo, debe promover una política cambiaria que no perjudique a los sectores de producción de transables.
 
 
 
Publicado en el Diario UNO el sábado 20 de setiembre

Saturday, September 13, 2014

Informalidad, productividad y crecimiento económico

Hay una concepción difundida sobre las causas de la informalidad que impide, a los que la defienden, comprender los límites que enfrenta el actual estilo de crecimiento. Es la misma concepción que en los años noventa les sirvió para justificar las reformas neoliberales. Sin embargo, cerca de un cuarto de siglo de neoliberalismo no ha sido suficiente para desarrollar una economía más «formal», más diversificada y menos primario exportadora. Como antes, la informalidad laboral es concebida como el «resultado simultáneo de la baja productividad del trabajador que se refleja en sus bajos ingresos y (de) la legislación laboral» (Véase Elmer Cuba, La República, 06-09-14).  Así, las prescripciones de política que se discuten en el actual escenario de desaceleración económica, constituyen una reiteración atemporal: flexibilizar la entrada y salida del mercado laboral, e incrementar la productividad de la economía con la provisión de insumos de baja o inexistente disponibilidad, y con reducción de costos.
 
La informalidad es una consecuencia
La informalidad es una característica de la economía peruana que ha resistido a las reformas y políticas neoliberales de las dos últimas décadas. En el año 2012, según el INEI, el 74.3% del total de la PEA ocupada era informal (57% se encontraba en el sector informal y 17.3% fuera de él). Pero, este sector donde se ubica alrededor de 60% del empleo, participa en la generación del PBI con solo el 20%. El total del empleo informal es, entonces, de bajísima productividad. Son empleos con ingresos precarios y con escasa o ninguna calificación. Nótese, además, que «40% de los hogares peruanos tienen ingresos laborales provenientes del sector informal».
¿Por qué las reformas neoliberales ni el alto crecimiento de cerca de una década «mantuvieron» la informalidad? Ante todo hay que señalar que la causa de la informalidad no está en la supuesta rigidez del mercado laboral, ni en fallas de mercado que no existen, y menos en una legislación laboral que supuestamente fomenta la informalidad del empleo y su baja productividad. La informalidad es una consecuencia de un estilo de crecimiento y acumulación de capital que no expande la capacidad productiva industrial y agroindustrial, y que no moderniza la agricultura donde se encuentra cerca del 50% del empleo del sector informal.
Con las reformas y políticas neoliberales la economía peruana se ha hecho menos industrial y más productora de bienes y servicios no transables, donde se encuentra un alto porcentaje de la PEA ocupada de baja productividad y calificación. El liderazgo del crecimiento por los sectores primario-exportador y de producción de no transables, junto a una sistemática apreciación cambiaria, explican el escaso crecimiento de la intensidad de capital de los últimos años, que ocurrió junto a un proceso de desinstrialización (se redujo la participación de la manufactura en la generación del PBI y del empleo).
La productividad como fenómeno macroeconómico
La baja productividad del sector y del empleo informal no puede ser concebida, entonces,  como uno de los limitantes al crecimiento, sino su consecuencia. La productividad, como fenómeno macroeconómico, es un resultado de la manera como se acumula capital físico. Cuando las inversiones predominantes son en construcción y no en maquinaria y equipo para el desarrollo industrial, se rezaga el crecimiento de la productividad. De acuerdo con la literatura especializada sobre el tema, «el crecimiento de la productividad es en gran medida endógeno, un subproducto de la acumulación de capital y la expansión del producto como consecuencia del progreso técnico incorporado, de la presencia de rendimientos crecientes a escala, de los efectos negativos sobre la productividad de los “excedentes de trabajo” en sectores que no presentan rendimientos crecientes y, especialmente importante en países en desarrollo, del rol de las ganancias de productividad derivadas de la reasignación de la fuerza de trabajo entre sectores» (Ros, 2013. Véase también Verdoorn, Kaldor, McCombi).
Si no aumenta el ratio de capital por trabajador, como ocurrió en nuestro país en gran parte de los últimos veinte años, se limita el crecimiento de la productividad. Esto es así, como señala Ros, porque las innovaciones técnicas que aumentan la productividad no son posibles sin la utilización de mayores cantidades de capital por trabajador y «porque la tasa a la cual una economía puede absorber la invenciones e innovaciones del pasado que todavía están sin explotar está limitada por su tasa de acumulación de capital».
La relación estrecha entre la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo y la tasa de crecimiento de la producción como su determinante, es una característica de la industria manufacturera porque en ella operan los rendimientos crecientes a escala. Por lo tanto, en una economía que crece limitando o frenando el liderazgo de esta industria,  se impide el crecimiento de la productividad. Y, cuando no se expanden y multiplican el empleo y los ingresos en la manufactura (que es un sector que al crecer genera encadenamientos hacia atrás y hacia adelante) debido a la pérdida de su liderazgo en el crecimiento, aumenta la participación de los sectores de baja productividad (comercio y servicios) en el empleo y la producción.
A modo de Conclusión
En consecuencia, para «combatir» la informalidad hay que cambiar el actual estilo de crecimiento y acumulación de capital, restituyéndole el liderazgo a la manufactura. 
 
 
 
Publicado en el Diario UNO el sábado 13 de setiembre

Saturday, September 06, 2014

AFP y Seguros: ejemplos de extractivismo económico

En un artículo anterior publicado en este mismo diario, argumentamos por qué las AFP son instituciones económicas extractivistas. Se puede mostrar fácilmente que si los descuentos previsionales de nuestras remuneraciones se depositaran en una cuenta a plazo fijo de un banco o en una cuenta similar a la cuenta de CTS, la capitalización de estos ahorros habría sido mayor que la que contabiliza período tras período las AFP. Además, tendríamos otras ventajas. Con unos requisitos adicionales, podríamos disponer de estos ahorros «forzosos» para invertirlos, por ejemplo, en la compra de un inmueble. También podríamos retirarlos totalmente, sin mayores trámites, si migramos a un empleo en el extranjero. No es esto, sin embargo, todo lo que podría incluir una reforma integral del sistema previsional. En nuestro artículo ya citado, tratamos del contenido de este tipo de  reforma, cuya urgencia es fundamental para evitar que los «dueños» de estas instituciones sigan lucrando con nuestros ahorros (pagando pensiones muy por debajo del salario mínimo y obteniendo rentabilidades como industria muy por encima de las rentabilidades de nuestros ahorros «forzosos»). Son instituciones con notorio poder económico que no fomentan la competencia, no promueven el desarrollo de los mercados, e impiden la constitución de un pilar solidario en el sistema previsional.
 
El significado de extractivismo económico

Las instituciones económicas extractivistas son las que se oponen a la las regulaciones para fomentar la competencia y el desarrollo de otros mercados, las que buscan la ganancia fácil y promueven, por lo tanto, el «rentismo», las que no innovan y buscan aumentos espurios de la productividad promoviendo el abaratamiento del trabajo. La existencia de este tipo de instituciones económicas es una prolongación de las que se desarrollaron durante el período colonial. El extractivismo económico así como el comportamiento cortesano de políticos y periodistas frente al poder económico, no ha tenido solución de continuidad en nuestro país.
Los obrajes de la época colonial son el paradigma del extractivismo económico. Eran industrias «altamente rentables» cuya principal «inversión» consistía en contratar mano de obra «indígena» y retenerla mediante el endeudamiento con el mecanismo de adelanto de salarios y pagos en especie con precios elevados. Con este mecanismo nefasto el trabajador nunca podía pagar sus deudas y estaba condenado a pasar el resto de su vida en los obrajes. Sus deudas crecían más que sus salarios. Los obrajeros, además, se beneficiaron con el trabajo de mano de obra «indígena» condenada por algún delito a prestar servicios forzosos en sus «industrias».
La historia de este tipo de instituciones demuestra que su existencia tiene su origen en el poder político. Son creadas y sostenidas por un poder político también de naturaleza extractivista. Las instituciones económicas extractivistas son fruto, entonces, de instituciones políticas extractivistas. Estas últimas no fomentan el desarrollo ni la profundización de la democracia, no promueven la rendición de cuentas ni el control constitucional efectivo de los gobernantes. Son instituciones que se fundan en el clientelismo y que no desarrollan organizaciones políticas de ciudadanos practicantes de la virtud cívica y el bien común.  Por eso, allí donde predominan las instituciones políticas extractivistas, la administración gubernamental del Estado y las organizaciones políticas, son penetradas por la corrupción.
Los seguros de Salud también son extractivistas
Una institución tan importante, creada para ayudar a proteger la salud de sus afiliados, también actúa en nuestro país como una institución económica extractivista. Es una de las que mejor ha asimilado la práctica de los obrajes de la era colonial. Podríamos decir que estos seguros (que pertenecen a grupos económicos relacionados), son los «obrajes modernos». Los seguros operan con clínicas al «interior» de las cuales se instalan farmacias donde el asegurado, atendido por uno de sus médicos, debe acudir a comprar –con descuento del seguro--  las medicinas que estos recetan.
La similitud con el «obraje colonial» está en que las farmacias de las clínicas que «pertenecen» a un seguro (piense en el que usted pertenece, si está asegurado), elevan los precios de las medicinas en tal magnitud que a veces sale a cuenta comprarlas en una farmacia que opera alrededor de ellas y donde, ciertamente, no se puede aplicar el descuento que le corresponde al asegurado. La pregunta es, entonces: ¿cuál es la ventaja de estar asegurado, es decir, cual es la ventaja de que te descuenten periódicamente de tus remuneraciones con tal fin?
Veamos los datos del cuadro siguiente. Los medicamentos recetados por un médico de la clínica San Felipe tienen un precio total de 1,082.38 soles. Con el descuento del seguro el paciente pagaría 270.6 soles. El precio total de los mismos medicamentos en otras farmacias que operan alrededor de la clínica,  asciende en promedio a 693.87 soles. Si se pudiera aplicar el descuento del seguro comprando las medicinas en cualquiera de estas farmacias, el paciente pagaría solo 173.5 soles. El sobreprecio en la clínica «del» seguro es de 56%.

A modo de Conclusión
¿Qué hace el organismo regulador del sistema de Seguros? ¿Qué hace la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP?





Publicado en el Diario UNO el sábado 6 de setiembre.