Sunday, May 27, 2012

La inverosímil preocupación por el rebote cambiario


 «Nos preocupa más un fuerte rebote del dólar que la apreciación del sol», dijo recientemente Julio Velarde, presidente del Banco Central, refiriéndose a la posibilidad de un alza abrupta del tipo de cambio.  En realidad, para ser consecuente, debió decir, «Me preocupa el fuerte rebote del dólar más que la apreciación del sol que yo estimulo y tolero». Velarde ha hecho, sin duda, una increíble confesión de parte. Es verdad que la apreciación del sol se debe al debilitamiento del dólar a nivel global, a la política devaluatoria del Banco Central norteamericano, al recurrente superávit comercial de nuestro país y al creciente influjo de capitales por razones especulativas (ver mi artículo del 12-05-2012); pero, también se debe a las tímidas intervenciones esterilizadas del Banco Central en el mercado cambiario que no frenan la recurrente caída del tipo de cambio.

Mal de muchos, consuelo de tontos

Velarde prefirió irse al FLAR, para no acompañar la reforma de las políticas monetaria y cambiaria de los años 2002-2003. Discrepaba de sus promotores, los  otros directores del Banco central de ese entonces. Parte de la reforma fue la incorporación de la regla de intervenciones esterilizadas del Banco Central con el objetivo de atenuar las fluctuaciones del tipo de cambio o impedir depreciaciones o apreciaciones significativas. Velarde retorna como presidente del Banco Central, nombrado por García, para gestionar reglas de política monetaria y cambiaria que no promovió ni hubiera promovido, y después fue ratificado en el cargo nada menos que por Ollanta Humala.

Ni a él ni a Castilla le importa que la apreciación del sol conspire contra el crecimiento económico. La apreciación aumenta los costos en dólares de las empresas exportadoras de productos no tradicionales y abarata los productos manufacturados importados. Estos efectos negativos de la apreciación sobre la producción nacional no-primaria exportable, son agravados por el actual entorno de crisis internacional.

Velarde dice que la “apreciación este año –es decir, en los tres o cuatro meses anteriores-- ha sido más bien lenta en comparación con otros mercados, como el chileno o el colombiano». Pero no dice que en los cerca de diez meses que lleva de ratificado por Humala, ha permitido que los tipos de cambio reales, multilateral y bilateral, caigan en 7.7% y 4.8%, respectivamente;  y que los en los cinco años y diez meses de su gestión ha dejado que  los tipos de cambio reales, multilateral y bilateral, caigan en 14.4% y 23.5%, respectivamente.

Por lo demás, es un consuelo de tontos constatar que otras monedas se han apreciado más que la nuestra respecto del dólar. Pues, lo que importa saber es si nuestros tipos de cambio reales con los países que él menciona (Chile y Colombia, por ejemplo) han bajado o han subido. Velarde no proporciona esta información. Lo curioso, sin embargo, es que la producción manufacturera que exportamos a nuestros vecinos, se ha reducido notablemente en el primer trimestre del año, según el INEI (ver mi artículo del 19-05-2012).

El rebote del dólar no es independiente de la apreciación del sol

Julio Velarde acaba de explicitar una política  cambiaria consistente con la política devaluatoria del Banco Central norteamericano, al decirnos que «no le preocupa la apreciación de nuestra moneda».  ¿Puede la política explicita de dejar que se siga apreciando el sol, dar lugar a una apuesta contra el Banco Central que termine generando una fuerte y abrupta depreciación de la moneda?  No es difícil imaginar la respuesta del actual presidente del Banco Central. Él dice «No nos preocupa la apreciación ahora sino un fuerte rebote (del dólar) más adelante». Lo que no entiende Velarde es que la magnitud del rebote de dólar «más adelante», está en relación directa a la magnitud de la apreciación de nuestra moneda ahora. Cuanto  mayor es esta apreciación, mayor es la devaluación esperada. Por lo tanto, si le preocupa esta devaluación (de «más adelante»), le debe preocupar la apreciación ahora.

Así como cree que el instrumento más adecuado para combatir la inflación es la magnitud del agregado monetario o el encaje que influye en esta magnitud, también cree que el tipo de cambio se determina como el precio de cualquier bien, por la oferta y la demanda de divisas («la caída del dólar frente al sol –dijo-- se debe a factores estacionales). Este enfoque de equilibrio de flujos es incapaz de explicar lo que pasa ahora con el tipo de cambio. La creciente movilidad internacional de capitales y el creciente papel de las expectativas en la toma de decisiones de los inversionistas que operan en los mercados financieros, obligan a considerar que el tipo de cambio se determina como el precio de un activo financiero, de cualquier activo financiero que está influido por las expectativas.

En consecuencia, la apreciación monetaria aumenta la tasa de depreciación esperada porque el tipo de cambio se aleja de su valor esperado, con lo cual se incentiva la adquisición de activos externos.

A modo de conclusión

Si al directorio del Banco Central le preocupa la posibilidad de un fuerte rebote del dólar, este tiene que adoptar una política activa contra la apreciación del sol. Es decir, el Banco Central debe intervenir más resueltamente en el mercado, comprando dólares y esterilizando sus efectos monetarios, para reducir la tasa de depreciación esperada, es decir, para acercar el tipo de cambio a su valor esperado.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 26 de mayo.  




Sunday, May 20, 2012

Los Problemas Actuales del Crecimiento Económico

El viaje del presidente Ollanta Humala, acompañado del minero de Buenaventura, Roque Benavidez, a Japón y Corea del Sur, se produjo en una coyuntura económica caracterizada por a) una fuerte apreciación de la moneda, b) una desaceleración del crecimiento económico liderada por la manufactura, y, c) una gestión fiscal notablemente contractiva. Contrasta con esta coyuntura el pedido de Humala a los empresarios de esos países de «dirigir sus inversiones a proyectos con alto valor agregado, como las industrias petroquímica y automotriz». Les dijo, además, que «tenemos un sinnúmero de proyectos de carácter minero» y que «queremos resolver el déficit de infraestructura para desarrollar a nuestro país».

La notable apreciación monetaria

Los empresarios exportadores de productos no tradicionales saben que la caída de del tipo de cambio real encarece sus productos en los mercados internacionales y, por lo tanto, les hace competir con enorme desventaja en estos mercados.  Desde que Alan García nombra a Julio Velarde como presidente del Banco Central hasta la fecha, los tipos de cambio reales, multilateral y bilateral, se han reducido en 14.4% y 23.5%, respectivamente. Y, en solo diez meses del gobierno de Humala la pérdida de competitividad de nuestros exportadores no tradicionales se ha acelerado. Los tipos de cambio reales, multilateral y bilateral, cayeron en 7.7% y 4.8%, respectivamente.

Los productos manufacturados que importamos son altamente sensibles al tipo de cambio real. China ya desplazó a los Estados Unidos como nuestro principal proveedor de bienes manufacturados importados. En marzo de este año, el 18% de nuestras importaciones provenían de China y el 14% de los Estados Unidos de América. A la conocida depreciación monetaria seguida por China, se ha sumado la apreciación de nuestra moneda, con lo cual se ha reforzado la competitividad de sus productos en el mercado nacional.  Se incorporado Brasil con una activa política devaluatoria que abarata sus productos. El 8% de nuestras importaciones provienen de este país.  También han aumentado nuestras importaciones de Alemania que representan ahora el 8.1% del total.

La desaceleración del crecimiento

La producción en Marzo de este año ha experimentado un crecimiento de 5.5%. Desde hace ya un buen tiempo crecen de manera notable los sectores de comercio y servicios. En el conjunto de los sectores de servicios, incluido el comercio, donde se ubica más del 57% de  la PEA ocupada, se encuentran de manera predominante las empresas «de 1 a 10 trabajadores» que pagan un sueldo promedio de 797 soles mensuales. El crecimiento, entonces, está impulsado por sectores de baja productividad.

La Minería e hidrocarburos registró una tasa de crecimiento de sólo 0.36%, no obstante que sus exportaciones corrientes aumentaron en 9.7% y 19.2%, respectivamente,  durante los meses de Enero-Marzo de este año respecto a los mismos meses del año 2011. Este sector está «aprovechando» las aún altas cotizaciones de los precios de sus productos en los mercados internacionales.

El sector que no crece es la Manufactura. Registró una disminución de 3.2%. Cayó la producción de bienes de consumo -4.1%, debido a la contracción en 31.9% de la producción de tejidos y artículos de punto y al retroceso de 13.1% de la producción de jabones y productos de limpieza. De otro lado, también se redujeron en 55.3% la producción de aparatos de distribución y control de energía eléctrica; y, en 31.2% la producción de motores generadores y transformadores eléctricos.  Según informa el INEI la reducción notable de la producción  de estas ramas se debió a la menor demanda de nuestros países vecinos, además de Venezuela y Panamá. Pero, debe estar ocurriendo una pérdida de competitividad de nuestros productores manufactureros, debido a la mayor penetración de productos similares, chinos, brasileños y alemanes, y a la cada vez mayor apreciación de nuestra moneda.

 El freno de la gestión fiscal

El presidente Humala encargó la cartera de economía y finanzas a un economista profano. Éste logró que su gobierno aprobara el Marco Macroeconómico Multianual 2012-2014 (MMM), donde se dice que «la presente administración tiene como meta una trayectoria progresiva hacia un equilibrio fiscal en las cuentas estructurales en el 2014. Consistente con esta meta, bajo los supuestos de este MMM se tiene previsto que en el 2012 se alcance un superávit fiscal de 1,0% del PBI, que se elevará a 1,4% del PBI en el 2013 y 1,8% del PBI en el 2014» (pág. 25).

Este ministro mediatizó las metas de las políticas sociales ofrecidas por Humala. Juntos no aumentó a 900 mil beneficiarios; Pensión 65 se rebajó a 125 soles; el gasto en educación se mantuvo en 2.8% del PBI; y, el gasto social (saneamiento, vivienda y desarrollo urbano, salud, educación y protección social) se redujo de 5.77% del PBI en 2011 a 5.67% del PBI en 2012. El 2011 se terminó con un superávit fiscal de 1.9% del PBI, es decir, se dejó de gastar 9,077 millones de nuevos soles.  Por otro lado, de enero a marzo de este año la gestión fiscal del ministro del MEF ha generado, en solo un trimestre,  un superávit de 8,471 millones de nuevos soles que representa más del 6% del PBI del trimestre respectivo.

A modo de conclusión

En su gira por Japón y Corea del Sur el presidente Humala dijo que buscaba una adecuada inserción del Perú en el entorno internacional «para generar empleo, reducir la pobreza y obtener los recursos fiscales para financiar los programas de inclusión social». ¡Que barbaridad! Se fue a buscar recursos para financiar sus programas sociales cuando aquí su ministro deja de gastar un equivalente a 3,208 millones de dólares.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 19 de mayo.

Saturday, May 12, 2012

Urge una política activa frente al dólar


Con la reciente política devaluatoria del Brasil, el país más industrializado de América Latina, las exportaciones brasileñas se sumarían a las exportaciones manufactureras chinas a los mercados de todos los países que, como el Perú, pierden competitividad dejando apreciar sus monedas. Mientras en nuestro país los responsables de las políticas fiscal y monetaria conspiran contra el crecimiento y la diversificación productiva aconsejándonos a vivir con una moneda fuerte, en Brasil la devaluación de su moneda es resultado de una política consistente en la aplicación impuestos al ingreso del capital extranjero y en intervenciones activas de su Banco Central en el mercado cambiario.

Las razones de la baja el dólar o de la apreciación del nuevo sol

El debilitamiento del dólar a nivel global se debe al déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos de los Estados Unidos y al simultáneo debilitamiento de su financiamiento externo (las compras de acciones, bonos y otros papeles del tesoro norteamericano se han reducido). Lo que los Estados Unidos reciben por  el intercambio de bienes y servicios es menor de lo que paga; por lo tanto, requiere financiamiento externo. Pero este financiamiento se ha hecho más difícil dando lugar a un proceso de depreciación del dólar. La entrada de menores recursos implica pérdida de respaldo al valor de la moneda norteamericana.

Al debilitamiento del dólar se suma la política devaluatoria explicita del Banco Central norteamericano adoptada, sobre todo después de la crisis internacional de los años 2007-2009,  y que se traduce en tasas de interés bajas. Con tasas cercanas al 1% se desincentiva la entrada de capitales. En otras palabras, se intenta reducir el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos mejorando la competitividad de sus exportaciones con un dólar bajo en relación con otras monedas.

A estos dos factores externos se adiciona uno interno: el recurrente superávit comercial de nuestro país.  Pero hay que señalar que este superávit está asociado a una renta natural cuyo valor se acrecienta con el aumento de los precios de los minerales, y no al mantenimiento de un tipo de cambio competitivo, como política cambiaria explícita. Esto es así porque las exportaciones de nuestro país son predominantemente primarias. Finalmente está el factor especulativo. Debido al mantenimiento de tasas de interés relativamente más altas a las prevalecientes en los países desarrollados, entran capitales. En nuestro país entonces hay, junto a una «enfermedad holandesa» conocida, otra asociada al capital especulativo.

Efectos del valor del tipo de cambio o del valor de la moneda nacional

La disminución del tipo de cambio o la apreciación del nuevo sol afecta especialmente al sector exportador no tradicional. Sus efectos negativos son tanto en el nivel de actividad como en el empleo. En el mundo globalizado actual donde la política arancelaria ha perdido importancia, el tipo de cambio no puede ser dejado al arbitrio del libre mercado.

Cuando el tipo de cambio se reduce, dadas las tasas de inflación externas e internas, los precios de los bienes extranjeros se hacen relativamente más baratos o los precios de los bienes nacionales se hacen relativamente más caros. Así, con un dólar más barato se estimula las importaciones, mientras que con un dólar más caro se abaratan las exportaciones. Las importaciones baratas asociadas a un tipo de cambio bajo afectan a los productores manufactureros y agroindustriales nacionales y, por lo tanto, al empleo; mientras que las exportaciones baratas, asociadas a un tipo de cambio alto, estimula la producción nacional y por lo tanto el empleo. De aquí se deduce que es mejor abaratar el precio de los bienes producidos nacionalmente.

Pero no solo importa el nivel del tipo de cambio (que sea alto o bajo), sino también sus fluctuaciones. En realidad las fuertes entradas y salidas de capitales en un contexto de libre movilidad complican las decisiones de inversión privada nacional en los sectores transables internacionalmente.  Las decisiones de inversión suponen flujos de ingresos en un horizonte temporal largo; por lo tanto, las fuertes fluctuaciones de corto plazo del tipo de cambio afectan estas decisiones.

Finalmente, la apreciación monetaria que resta competitividad a los sectores transables cuando ocurre en medio de una crisis internacional que implica una caída de la demanda externa, afecta la rentabilidad de estos sectores y, en consecuencia el empleo y la producción. Las empresas privadas más afectadas con esta situación son las que tienen dificultades de acceso al financiamiento y un casi nulo  poder de mercado (las pequeñas y medianas empresas que operan en los sectores transables).

A modo de conclusión

Hay pues razones de carácter financiero y productivo para adoptar una política devaluatoria activa. Un tipo de cambio más alto reduce el costo en dólares de las empresas, y la devaluación de la moneda reduce la tasa de depreciación esperada (porque el tipo de cambio se acerca al esperado) con lo cual se desincentiva la adquisición de activos externos. Así se influye positivamente en la rentabilidad de los sectores transables y se protege al mercado nacional. Es necesario tener la libertad de fijar la tasa de interés (la tasa del banco central) sin referencia a las tasas prevalecientes en el resto del mundo; y, para que esto sea posible, hay que controlar el flujo internacional de capitales, asegurar un tipo de cambio real estable y competitivo con intervenciones esterilizadas activas y seguir acumulando de reservas.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 12 d mayo de 2012

Saturday, May 05, 2012

El continuismo laboral del actual gobierno

«Los salarios del  trabajo son un estimulante de la actividad productiva»
Adam Smith
El 1 de mayo escuché el discurso del presidente. Era su primer primero de mayo y quería saber que les decía a los trabajadores que lo llevaron al poder. Esperé escuchar un deslinde con las políticas neoliberales que desregularon el mercado laboral, pero mis expectativas se frustraron. Ollanta Humala no habló del papel del salario, de los derechos laborales y de las políticas de empleo que se incorporan en la estrategia de desarrollo de La Gran Transformación.

¿Apuesta por el continuismo o por la Hoja de Ruta?

El presidente ofreció que al término de su gobierno no habrán niños trabajando, pero no habló sobre el necesario fortalecimiento de las inspecciones de trabajo. ¿En cuántas empresas agroexportadoras hay niños trabajando? ¿Se les paga el salario mínimo? ¿Cuántas empresas ofrecen condiciones seguras de trabajo? ¿Qué empresas eluden el pago de beneficios sociales y de prestaciones en materia de seguridad social? ¿Se respeta el pago de horas extras? , ¿En qué condiciones trabajan los inspectores? Su gobierno tendría que difundir esta información de manera regular, para que sea creíble su ofrecimiento de erradicar el trabajo infantil.

No era necesario imaginar ni anunciar ejes de trabajo sobre dicha erradicación y otros temas laborales. Bastaba con pedirle a su ministro que ponga en vigor los convenios de la OIT sobre la proscripción de toda discriminación, incluida la salarial (No. 111), sobre la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su eliminación (No. 182), sobre la seguridad y salud en el trabajo (No. 187) y sobre la obligación de las empresas de construir estándares de seguridad en el trabajo (No. 185).

El presidente cree que los proyectos de infraestructura básica, el programa Jóvenes a la Obra y otros programas similares, son los mecanismos adecuados de inserción en el mercado laboral. Esto es puro continuismo. No sabe que en Perú el problema es básicamente de subempleo. La mano de obra no calificada que ejecuta los proyectos de infraestructura básica engrosa solo las filas de los subempleados por ingreso o por productividad. El programa de becas tampoco resuelve este problema. Que su ministro le informe si todos los egresados de las universidades encuentran trabajo, si el período de búsqueda de trabajo se ha reducido o ha aumentado y si los que encuentran trabajo lo hacen con todos los beneficios y prestaciones sociales.

Todos esos programas solo morigeran la falta de oportunidades de trabajo con ingresos dignos. Para resolver este problema tiene que cambiar el estilo de crecimiento de la economía. Hay que pasar de la especialización primario exportadora, a la diversificación productiva (con el desarrollo del agro, de la agro-industria, de la manufactura). Y, este proceso de transformación debe acompañarse con políticas de empleo de calidad y el restablecimiento pleno de los derechos laborales, como se señala en la Hoja de Ruta. Estas políticas son: a) Pleno funcionamiento del Consejo Nacional de Trabajo; b) Fiscalización efectiva del respeto a los derechos laborales y de las condiciones de salubridad y seguridad del trabajo, aumentando significativamente el número de inspectores de trabajo; c) Asegurar el respeto efectivo de los derechos laborales (libre sindicalización y negociación colectiva vinculándola a los aumentos de la productividad); d) Programas de incentivos a la formalización de las MYPES consistentes en el aseguramiento de los trabajadores de todas aquellas empresas que se formalicen y, al mismo tiempo, se comprometen a cumplir con sus obligaciones tributarias y con estándares laborales básicos; y, e) Implementar sistemas de capacitación de acuerdo a la demanda, para facilitar el empleo de la oferta laboral subempleada y desempleada.

Sobre el segundo tramo de aumento del salario mínimo

En la Hoja de Ruta se propuso aumentar el salario mínimo a 750 soles y basar los futuros aumentos en la evolución de la productividad y del costo de la canasta de consumo. Pero el presidente cedió ante la presión neoliberal y aceptó el aumento en dos tramos.  El primero lo anunció el 28 de julio. Ahora nos ha dicho que ha instruido a su ministro de trabajo «para que inicie el procedimiento de aprobación del segundo tramo de incremento de 675 a 750 soles». Con este circunloquio evitó reconocer que su principal opositor es el propio ministro de trabajo, José Villena, quien, en el mes de marzo dijo que dicho aumento afectaría la rentabilidad de las medianas y pequeñas empresas de «forma trascendente».

Debo decir, sin embargo, que todos sus opositores no tienen sustento técnico-económico alguno. Los neoliberales no pueden imaginar cómo hacerle espacio en la estructura de costos de las MYPES al segundo aumento del salario mínimo. Saben que el costo del crédito bancario de estas empresas se sitúa en promedio en cerca del 30%, pero son incapaces de imaginar cómo disminuir este costo.

A modo de conclusión

Me temo que el segundo aumento se efectivice después de un nuevo quid pro quo acordado con Ollanta Humala. Recordemos que Julio Velarde, antes de ser ratificado como presidente del Banco Central,  afirmó que aumentar el salario mínimo es «decirles (a las empresas) vete a otro país». También arremetió contra el impuesto a las sobreganancias mineras. Esto fue el 11 de julio, pero el domingo 17 Ollanta Humala anunció que conversó y acordó con él «su continuidad al frente del Banco Central».


Publicado en el diario La Primera, el sábado 5 de mayo.