Sunday, May 25, 2008

Notas sobre el crecimiento económico actual y sus problemas

Hay personas, no sólo las que adhieren a las políticas neoliberales, que aún creen que el actual crecimiento económico es resultado de las políticas del Fujimorismo. En economía, dicen, no tenemos presidente, porque desde los noventa ella está gobernada por un piloto automático. El propósito de este artículo es mostrar que esto no es verdad y que las políticas del gobierno actual están configurando desequilibrios que conspiran contra la sostenibilidad del crecimiento de largo plazo.

La economía creció durante cuatro años en la década de los noventa a pesar de las políticas económicas del fujimorismo. Su política monetaria encareció el costo del dinero y, además, favoreció la dolarización del sistema bancario. Por ello, el crecimiento de la demanda interna fue acompañado por el crecimiento de los créditos al consumo en moneda extranjera. Pero, además, esa misma política, cuyo objetivo fue bajar drásticamente la inflación, deprimió el tipo de cambio real restando competitividad a nuestros productos en los mercados externos. Por todas estas razones el crecimiento de esos años fue acompañado con un déficit del sector externo: de la balanza comercial y de la cuenta corriente de la balanza de pagos.

La crisis financiera de los años 1998-1999 puso en evidencia el carácter insostenible del estilo de crecimiento fujimorista y de sus políticas macroeconómicas. Esta crisis produjo una recesión de cuatro años, junto a corridas y quiebras bancarias. El notable efecto nocivo que tuvo esta crisis sobre el producto, el empleo, la banca y las finanzas públicas, se debió precisamente a su política monetaria que acrecentó la vulnerabilidad de la economía ante shocks externos adversos porque promovió la dolarización de las deudas privada y pública, estimuló la expansión de las líneas de créditos externas y desalentó el desarrollo del mercado doméstico de capitales.

Durante el gobierno de Alejandro Toledo se cambió radicalmente la política macroeconómica del fujimorismo. Se combatió la dolarización aumentando la tasa de encaje marginal de 20 a 30% para los depósitos en moneda extranjera y las líneas de crédito a corto plazo del exterior, y disminuyendo la remuneración al encaje de dichos depósitos. Se bajó radicalmente la inflación y se mantuvo un tipo de cambio real estable y competitivo mediante un esquema de política monetaria basada en metas explícitas de inflación y una regla de intervenciones cambiarias esterilizadas. Se inició el desarrollo del mercado de deuda pública interna que también contribuyó a desdolarizar la economía y a reducir el costo del dinero. Por último, se aumentó significativamente las reservas internacionales para enfrentar dificultades financiaras asociadas a shocks adversos. Estas políticas modificaron la estructura de precios relativos y, de esta manera, impulsaron un estilo de crecimiento económico liderado por las exportaciones no tradicionales y por la demanda interna. Por lo tanto, este estilo de crecimiento no puede compararse con el patrón de crecimiento del fujimorismo que fue liderado por la entrada de capitales y acompañado con un enorme déficit externo.

El actual gobierno de Alan García está restaurando el estilo de crecimiento fujimorista. Se han efectuado cambios en la política monetaria y cambiaria que han generado un proceso nocivo para la estabilidad económica y financiera del país. En primer lugar, se ha dejado apreciar la moneda afectando la competitividad de la producción de transables. El tipo de cambio real ha disminuido hasta los niveles que se registraron durante el fujimorato. En segundo lugar, se ha aumentado el margen de fluctuación potencial del tipo de cambio con el incremento del límite de las inversiones en el exterior de las AFP a 40%. Ante un shock externo adverso, este incremento puede provocar una salida significativa de capitales y, consecuentemente, un overshooting cambiario que haría incontrolable el actual proceso inflacionario. En tercer lugar, el aumento de dicho límite conspira contra el desarrollo del mercado doméstico de capitales porque promueve la continua exportación de nuestros ahorros. En cuarto lugar, se está estimulando la dolarización de los créditos con el incremento de la remuneración al encaje en moneda extranjera y la exoneración del 30% de encaje «a las obligaciones por créditos recibidos de entidades financieras del exterior con plazos promedio de colocación iguales o mayores a 2 años» (Circular 020-2007-BCRP). El resultado ha sido el crecimiento espectacular de los pasivos externos de las empresas bancarias y, por consiguiente, del crédito en moneda extranjera. Entre enero de 2007 y enero de 2008, los pasivos aumentaron en 332.3% (US $ 3 469 millones) y los créditos en moneda extranjera crecieron a una tasa cinco veces mayor que la registrada entre enero-2006 y enero-2007. Por último, a la dramática reducción del tipo de cambio real se le adicionaron tres importantes rebajas arancelarias (diciembre de 2006, octubre de 2007 y marzo de 2008), precisamente cuando desde el año 2006 se invierte la tendencia ascendente del superávit externo. Entre enero-marzo de 2007 y enero-marzo de 2008, las exportaciones crecieron a la tasa de 34.6%, mientras las importaciones lo hicieron a la tasa de 49%.

Conclusión
Este no es un recuento exhaustivo de los cambios en la política económica efectuados por el actual gobierno de García, pero son suficientes para mostrar que estamos frente a un estilo de crecimiento liderado solo por una demanda interna que está impulsada por lo créditos bancarios, especialmente en moneda extranjera. Las exportaciones y, por lo tanto, la demanda externa neta, han perdido absolutamente el liderazgo que tuvieron durante el gobierno anterior. Al igual que el de Fujimori, García está combatiendo la inflación bajando aranceles y disminuyendo el tipo de cambio, y esta estimulando la demanda interna con el crecimiento del crédito en moneda extranjera. Así, el crecimiento económico, es decir, el hecho económico que más enorgullece a García, enfrenta dos problemas: uno, la tendencia al deterioro del sector externo que puede rápidamente convertirse en déficit con la actual recesión de la economía norteamericana; y, dos, el incremento de la vulnerabilidad financiera generado por el crecimiento de los créditos en moneda extranjera a personas y empresas que tienen ingresos en soles.


Publicado en La República