Presentación del Plan de Gobierno del Partido Nacionalista
Quisiera empezar señalando que para nosotros el Nacionalismo es una alternativa democrática a la actual modernización neoliberal excluyente y desnacionalizadora.
Es un proyecto político de la Gran Transformación del País, para construir un Estado Nación que constituya el espacio de vigencia de la Democracia y los derechos ciudadanos, de soberanía para valorar la diversidad cultural, y para la gestión autónoma de la política y de la economía de mercado.
Queremos cambiar el actual modelo neoliberal que acentúa la desigualdad social, depreda los recursos naturales, violenta la legalidad y la democracia, y no genera desarrollo.
Nuestro plan se organiza en torno a los siguientes ejes políticos, económicos y sociales:
1. Combatir la corrupción, que hoy es un método de gobierno, el narcotráfico y el terrorismo, y transformar el modo de hacer política restituyéndole el carácter de instrumento al servicio de la justicia.
2. Practicar una forma republicana y democrática de gobierno, con mecanismos explícitos de evaluación y control constitucional de los gobernantes.
3. Trasformar al Estado con una reforma Constitucional para hacerlo descentralizado, democrático y participativo; defensor de la soberanía nacional; promotor del desarrollo y de los derechos sociales universales; regulador de la economía de mercado; y promotor de una gestión gubernamental descentralizada en base a regiones transversales.
4. Forjar un nuevo modelo de desarrollo sobre la base de la construcción de una economía nacional de mercado abierta al mundo, que articule la costa, la sierra y la selva del país, desarrollando mercados locales y regionales internos, con trabajo digno y empresas nacionales competitivas. Las inversiones extranjeras que respeten estándares laborales básicos, que transfieran tecnología, que respeten el medio ambiente y que tributen con justicia, serán bienvenidas.
5. Recuperar la soberanía sobre nuestros recursos naturales como el agua y la tierra, los bosques y la biodiversidad, el gas y los minerales para que contribuyan a la eliminación de la pobreza y desigualdad que afectan a millones de peruanos.
6. Instaurar sistemas universales, gratuitos y de calidad en educación y salud, a los cuales tengan acceso todos los peruanos sin discriminación alguna por ingresos o condición social.
7. Mejorar la inserción del país en la comunidad internacional y promover el proceso de integración de América Latina, apoyando la Comunidad Andina, Mercosur y Unasur.
Nuestro plan contiene una estrategia de desarrollo cuyo objetivo es desarrollar una economía de mercado que integre económica y socialmente al país en el marco de un estado de derecho, democrático, con plena separación de poderes y que permita poner en práctica la democracia republicana. Esto significa cambiar la manera de crecer y distribuir riqueza, endogenizando la fuente de demanda e ingresos y del crecimiento, que hoy se encuentra en los mercados externos.
La estrategia de desarrollo que planteamos incluye medidas de transformación estructural, de administración del corto plazo y un conjunto de políticas y programas sectoriales y sociales.
A. La transformación estructural que proponemos tiene como propósito generar las condiciones para la expansión de las inversiones nacionales, desarrollando mercados internos, a lo largo y ancho del país.
Queremos desarrollar y diversificar la capacidad productiva (agrícola e industrial), centrando la generación de demanda al interior del país. Los actores principales de esta estrategia, serán todos los inversionistas nacionales que hoy enfrentan restricciones para expandirse y arriesgar sus capitales.
Haremos posible la expansión de estas inversiones:
1. Con inversión en Infraestructura económica y social para conectar la economía con la geografía y la demografía. El núcleo de esta propuesta es la construcción de vías férreas (9 mil km entre vías longitudinales y transversales) alimentadas por energía eléctrica e instalando fibra óptica y tuberías de gas natural debajo de las vías férreas. Junto a este núcleo está el resto de la infraestructura económica (puestos y aeropuertos) y social.
2. Con el desarrollo del Mercado de capitales en soles y la modificación de su marco regulatorio para hacer posible que las pequeñas y medianas empresas emitan deuda de mediano y largo para financiar sus inversiones.
3. Con una Revolución educativa que haga énfasis en la calidad y en el Desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
• Vamos a emprender un Reforma Educativa con una visión integral.
• Vamos a incrementar los recursos del sector para hacer viable esta reforma.
• Revalorizaremos la Carrera Pública Magisterial.
• Vamos a llevar a cabo una Nueva Reforma Universitaria con un enfoque común a todas las universidades (públicas y privadas).
• Vamos a conectar el mundo empresarial y del trabajo con las universidades y los institutos superiores.
• Vamos a aumentar los fondos asignados a la I&D a un monto cercano al 1% del PBI, en un período no mayor a tres años.
• Vamos a promover el emprendimiento también en las innovaciones tecnológicas.
4. Con la Recuperación de la soberanía sobre los recursos naturales.
Los recursos naturales deben servir al desarrollo nacional. Especial énfasis hacemos en la soberanía energética porque un país que no controla su energía no controla su futuro.
Nos comprometemos a una respuesta consistente con el cambio climático y el cuidado del medio ambiente. Con este fin proponemos el Cambio de la matriz energética.
5. Finalmente, con el fortalecimiento de la Regulación para que la Economía Nacional de Mercado beneficie a los consumidores y a los emprendedores y empresarios pequeños y medianos.
Fortaleceremos este marco regulatorio y el papel de INDECOPI:
• Para fomentar realmente la competencia en energía (gas, combustible), servicios (telefonía, electricidad), medicinas, servicios financieros, seguros, AFP;
• Para hacer posible la regulación sectorial en función a las particulares características de los distintos mercados articulando INDECOPI con los respectivos ministerios; y,
• Para introducir normas de Regulación ambiental, para que la economía nacional de mercado coexista con el uso sostenible de los recursos naturales. No es admisible una política de regulación de mercados que auspicie la depredación de los recursos naturales y la contaminación ambiental, por ausencia de prácticas razonables y el uso de tecnología moderna.
B. Estas son medidas cuyos efectos no son todos de corto plazo. Pero siendo medidas con efectos de mediano y largo plazo, para sostenerse requieren de estabilidad macroeconómica. Y la novedad es que conectamos nuestras medidas de largo plazo con las de corto:
• Mantendremos una Baja inflación aumentando la eficiencia del actual esquema de política monetaria con el desarrollo del mercado de capitales.
• Gestionaremos la política fiscal con una regla contracíclica y con el objetivo de mantener un Bajo déficit fiscal.
• Mantendremos un Tipo de cambio estable y competitivo para promover las exportaciones manufactureras y agroindustriales. Esto requiere mejorar la eficiencia de las intervenciones esterilizadas del BCRP en el mercado cambiario y la incorporación de medidas de control del capital especulativo. (Mencionar el actual escenario internacional).
• Y, restableceremos el salario mínimo como instrumento de política e introduciremos estándares laborales decentes, el derecho a la libre sindicalización y a un sistema de protección social universal. Esto es absolutamente necesarios para desarrollar un proceso sólido y estable de generación de demanda al interior del país.
C. En materia de Políticas Sociales nuestras prioridades son: el ámbito rural, la población campesina e indígena, la población infantil y los adultos mayores.
De acuerdo con estas prioridades se incluyen políticas de educación, salud, vivienda, agua y saneamiento, trabajo y previsión social, y programas sociales y políticas para la equidad, dirigidas a sectores específicos (inclusión de población social indígena, de personas capacidades diferentes, etc.).
Especial mención merece nuestras propuestas de:
• Un régimen de pensiones sustentado en dos sistemas: a) Un primer sistema público que garantiza pensiones de jubilación para todos; y, b) Un segundo sistema privado que sirva de complemento al primero. Este pilar es voluntario y está basado en cuentas individuales para trabajadores asalariados e independientes.
• Un sistema de pensiones no contributivas para personas adultas mayores que habitan en las zonas rurales.
• Un Seguro Universal de Salud
• Una educación pública de calidad junto a un programa de nutrición infantil con desayuno y almuerzo, agua, desagüe y luz en las escuelas.
• La promoción de la cultura del deporte con una política integral cuyo objetivo sea desarrollar valores en la población, lograr una mejor calidad de vida, de salud preventiva y reducir la violencia social.
D. Para financiar estas políticas y programas efectuaremos una Reforma Tributaria.
La reforma tributaria debe contribuir, además, con la generación de un circuito de demanda e ingresos centrada dentro del territorio nacional. Las fluctuaciones económicas no pueden poner en riesgo permanente el cumplimiento de las funciones del Estado.
El objetivo de la reforma es elevar la presión tributaria hasta ubicarla, en una primera etapa, entre 18% y 20% del PBI, para ello proponemos:
• Elevar el peso de los impuestos directos: mediante el aumento de la tasa de impuesto a la distribución de las utilidades de 4.1% a 5.6% para acercar el impuesto a la renta a 35%.
• Revisar y eliminar mediante negociaciones con las empresas involucradas, los convenios de estabilidad tributaria para adaptarla a las nuevas condiciones políticas, y sociales y económicas del país. Proponemos elevar la tasa de 2% extra por tener estabilidad tributaria a 5% o 7%.
• Evaluar la factibilidad de reducir gradualmente la tasa del IGV para acercarla al promedio de América Latina (de 14 a 15%) y aumentar su productividad, pero mediante la disminución (hasta su eliminación) de las exoneraciones sectoriales y regionales.
• Eliminar el otorgamiento de beneficios indebidos como el de la depreciación acelerada de activos.
• Establecer el impuesto a las ganancias extraordinarias en las actividades mineras.
• Aumentar las tasas diferenciales actuales por concepto de regalías.
Compatriotas:
Nuestro objetivo es el bienestar de todos los peruanos. La tarea histórica de la Gran transformación debe ser obra de un vasto movimiento social, de todas las fuerzas patrióticas, nacionalistas, de izquierda y progresistas, de un movimiento multicultural, democrático, porque es la hora de reivindicar los derechos de las mayorías excluidas de las libertades fundamentales de la vida, del acceso a la cultura, de la alimentación, de la educación de calidad, de la salud, del empleo e ingresos dignos, y de la justicia.
Muchas Gracias
Lima, 20 de diciembre de 2010.
Tuesday, December 21, 2010
Wednesday, December 01, 2010
Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (Final)
Las estrategias supply side de diversificación de las actividades productivas para exportar, hacen depender el crecimiento de la economía de un factor exógeno: la demanda externa. No son estrategias de crecimiento endógeno. Al igual que el modelo primario exportador, la fuente de demanda y, por lo tanto, del crecimiento, no se encuentra dentro de la nación, dentro del sistema económico nacional, sino en los mercados externos. De aquí se deduce que la estrategia de desarrollo que tenga como propósito la construcción de una economía menos dependiente de los mercados externos, será la que busca endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país.
El modelo de inversión que perpetúa el subdesarrollo
La teoría del desarrollo nos enseñó que, en países como el nuestro, la orientación de la inversión determinada por el mercado no asegura la construcción de una capacidad productiva, diversificada y tecnológicamente homogénea. Por eso se le asigna un papel al Estado, distinto al que tienen en los países industrializados. Pero hay más. Desde que nuestros países se incorporaron al capitalismo internacional, sus inversiones estuvieron jalonadas por la inversión extranjera. Desde el inicio, entonces, las restricciones a la expansión de la inversión nacional no son las mismas para la inversión extranjera. Esta última viene con su propio financiamiento, cuenta con mercados seguros y no tiene problemas de capital humano. Se dirige a la producción primario exportadora y, recientemente, a la producción de servicios de alta tecnología con mercados internos cautivos (como la telefonía y el sistema bancario).
Este modelo de inversión no pudo ni puede resolver, entonces, los problemas estructurales de nuestra economía: la desarticulación sectorial y la heterogeneidad tecnológica de su aparato productivo, la desconexión de la economía con la geografía y la demografía del país, y las secuelas de estos problemas: la informalidad, el subempleo, el predominio de sectores terciarios de baja productividad, la notable desigualdad en la distribución de los ingresos, y la pobreza de parte importante de la población.
La inversión nacional, fragmentada y de magnitud individual mucho menor que la extranjera, participa en este modelo de crecimiento en condiciones de subordinación. Por ejemplo, en el esquema neoliberal de Alan García la inversión extranjera, es la que desencadena la inversión en el país, y, por lo tanto, genera crecimiento y desarrollo. Con el mismo espíritu desnacionalizador de Haya de la Torre, quien refriéndose al papel del capital extranjero decía que el imperialismo es la primera fase del capitalismo en el Perú, Alan García dice «Envío cartas a todas las empresas del mundo. He recibido a 1600 empresas. […] Lo que hay que hacer es detonar la gran inversión (extranjera) para que arrastre a la mediana y a la pequeña inversión, no al revés».
Hacia una economía nacional de mercado
Alan García, como Rodrik y Porter, no imagina la posibilidad de desencadenar endógenamente la inversión y el cambio técnico. Opta por el recurso fácil de mirar hacia afuera y no hacia adentro.
Ahora bien, mientras no cambien las condiciones en la que se desenvuelve la inversión privada nacional, las empresas --micro, pequeñas y medianas-- que orientan su producción hacia los mercados externos (exportación no-tradicional) y que producen con bajísima productividad, seguirán buscando ganancias de competitividad abaratando el costo del trabajo (salarial y no salarial) y demandando regímenes tributarios y crediticios especiales.
Para que esta situación termine, el Estado, un nuevo Estado, debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada nacional se expanda a lo largo y ancho del país. Esta es la estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado, cuyo objetivo es centrar la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Tres son los elementos decisivos para desencadenar la inversión privada local: el desarrollo de mercados internos con inversiones en infraestructura económica y social que conecten la economía con la geografía y demografía del país; el desarrollo del mercado de capitales y el cambio en su marco regulatorio incorporando modalidades de financiamiento de mediano y largo plazo para pequeñas y medianas empresas; y, una revolución educativa que haga énfasis en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
El desarrollo de los mercados internos y las nuevas modalidades de financiamiento darán lugar a aumentos endógenos de la productividad y, por lo tanto, de la competitividad. Pero como se trata de una estrategia de desarrollo de una economía de abierta, el tipo de cambio debe administrarse para reforzar el papel de la demanda en la creación y expansión de mercados internos, y también para promover el crecimiento de actividades de producción de transables o exportables.
A modo de Conclusión
Desarrollar la Economía Nacional de Mercado es una nueva forma de nacionalización económica no solo porque endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos, sino también porque opone a la idea de mercados financieros sin límites nacionales —impuesta por la globalización neoliberal— el uso soberano del instrumento cambiario, el control del flujo internacional de capitales especulativos y el desarrollo del mercado de capitales en moneda nacional para apoyar la expansión de los mercados internos.
Publicado en La República (Domingo 19 Diciembre 2010)
El modelo de inversión que perpetúa el subdesarrollo
La teoría del desarrollo nos enseñó que, en países como el nuestro, la orientación de la inversión determinada por el mercado no asegura la construcción de una capacidad productiva, diversificada y tecnológicamente homogénea. Por eso se le asigna un papel al Estado, distinto al que tienen en los países industrializados. Pero hay más. Desde que nuestros países se incorporaron al capitalismo internacional, sus inversiones estuvieron jalonadas por la inversión extranjera. Desde el inicio, entonces, las restricciones a la expansión de la inversión nacional no son las mismas para la inversión extranjera. Esta última viene con su propio financiamiento, cuenta con mercados seguros y no tiene problemas de capital humano. Se dirige a la producción primario exportadora y, recientemente, a la producción de servicios de alta tecnología con mercados internos cautivos (como la telefonía y el sistema bancario).
Este modelo de inversión no pudo ni puede resolver, entonces, los problemas estructurales de nuestra economía: la desarticulación sectorial y la heterogeneidad tecnológica de su aparato productivo, la desconexión de la economía con la geografía y la demografía del país, y las secuelas de estos problemas: la informalidad, el subempleo, el predominio de sectores terciarios de baja productividad, la notable desigualdad en la distribución de los ingresos, y la pobreza de parte importante de la población.
La inversión nacional, fragmentada y de magnitud individual mucho menor que la extranjera, participa en este modelo de crecimiento en condiciones de subordinación. Por ejemplo, en el esquema neoliberal de Alan García la inversión extranjera, es la que desencadena la inversión en el país, y, por lo tanto, genera crecimiento y desarrollo. Con el mismo espíritu desnacionalizador de Haya de la Torre, quien refriéndose al papel del capital extranjero decía que el imperialismo es la primera fase del capitalismo en el Perú, Alan García dice «Envío cartas a todas las empresas del mundo. He recibido a 1600 empresas. […] Lo que hay que hacer es detonar la gran inversión (extranjera) para que arrastre a la mediana y a la pequeña inversión, no al revés».
Hacia una economía nacional de mercado
Alan García, como Rodrik y Porter, no imagina la posibilidad de desencadenar endógenamente la inversión y el cambio técnico. Opta por el recurso fácil de mirar hacia afuera y no hacia adentro.
Ahora bien, mientras no cambien las condiciones en la que se desenvuelve la inversión privada nacional, las empresas --micro, pequeñas y medianas-- que orientan su producción hacia los mercados externos (exportación no-tradicional) y que producen con bajísima productividad, seguirán buscando ganancias de competitividad abaratando el costo del trabajo (salarial y no salarial) y demandando regímenes tributarios y crediticios especiales.
Para que esta situación termine, el Estado, un nuevo Estado, debe generar las condiciones de mercado y financiamiento para que la inversión privada nacional se expanda a lo largo y ancho del país. Esta es la estrategia de desarrollo de una Economía Nacional de Mercado, cuyo objetivo es centrar la fuente de generación de demanda e ingresos al interior del país. Tres son los elementos decisivos para desencadenar la inversión privada local: el desarrollo de mercados internos con inversiones en infraestructura económica y social que conecten la economía con la geografía y demografía del país; el desarrollo del mercado de capitales y el cambio en su marco regulatorio incorporando modalidades de financiamiento de mediano y largo plazo para pequeñas y medianas empresas; y, una revolución educativa que haga énfasis en el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
El desarrollo de los mercados internos y las nuevas modalidades de financiamiento darán lugar a aumentos endógenos de la productividad y, por lo tanto, de la competitividad. Pero como se trata de una estrategia de desarrollo de una economía de abierta, el tipo de cambio debe administrarse para reforzar el papel de la demanda en la creación y expansión de mercados internos, y también para promover el crecimiento de actividades de producción de transables o exportables.
A modo de Conclusión
Desarrollar la Economía Nacional de Mercado es una nueva forma de nacionalización económica no solo porque endogenizar la fuente de generación de demanda e ingresos, sino también porque opone a la idea de mercados financieros sin límites nacionales —impuesta por la globalización neoliberal— el uso soberano del instrumento cambiario, el control del flujo internacional de capitales especulativos y el desarrollo del mercado de capitales en moneda nacional para apoyar la expansión de los mercados internos.
Publicado en La República (Domingo 19 Diciembre 2010)
Tuesday, November 30, 2010
Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (II)
Rodrik y Porter privilegian, en última instancia, el mercado externo sobre el interno. Sitúan la fuente de demanda en el exterior. La construcción de un circuito nacional de demanda capaz de estimular la construcción de una capacidad productiva industrial diversificada a lo largo y ancho del país, está ausente no sólo en la estrategia de la CEPAL sino también en las estrategias de Rodrik y de Porter.
Sustitución de importaciones y promoción de exportaciones
La estrategia Cepalina de desarrollo hacia adentro sustituyendo importaciones mediante la protección del mercado doméstico (ISI), era lógicamente incompleta: hacía énfasis en la construcción de una oferta industrial diversificada para el mercado interno, pero no explicaba la fuente ni el tamaño de la demanda agregada. Se discutía acerca de los vicios y virtudes de la protección del mercado doméstico, pero no se tenía idea alguna acerca de los determinantes del tamaño y composición de la demanda interna.
La crisis de esta estrategia no condujo a superar la carencia de una fuente interna de demanda sostenida sino a mirar hacia los mercados externos. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE) que adoptaron Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong, también era de sustitución de importaciones, pero para una demanda bien identificada. A diferencia de la estrategia ISI que se agota en los años 1970, en la estrategia EPE que se impone en esos años, el Estado dirigió la inversión hacia la construcción de capacidad productiva industrial para una específica demanda internacional (de Estados Unidos) y no para el consumo interno. Sus elementos centrales fueron: apertura de mercados con Estados Unidos; difusión y transferencia de tecnología; inversión extranjera directa, principalmente de Estados Unidos; alta acumulación de ahorro e inversión (bajo consumo privado); inversión en formación de capital humano; y, por supuesto, ninguna preocupación por la distribución del ingreso. La estrategia fue impuesta por gobiernos dictatoriales, con una modalidad empresarial mixta (estatal y/o de grupos productivos nacionales).
Promoción de Exportaciones y Consenso de Washington
El éxito de los tigres asiáticos (que para Krugman se explica por el sacrificio del consumo presente por futuro) persuadió a otros países a seguir su estrategia exportadora. En los años 1990 algunos países la incorporaron como parte de las políticas del Consenso de Washington. Mantuvieron la propuesta central de diversificar la oferta exportadora, concentrando las ventas en determinados mercados externos (Estados Unidos y/o países de la OCDE) donde se supone que «hay» demanda sostenida de importaciones. Y, al énfasis en la promoción de la inversión extranjera, le agregaron el abaratamiento del costo de trabajo (la desregulación del mercado laboral) para «ganar competitividad», los tratados comerciales, el equilibrio macroeconómico, y políticas microeconómicas de desarrollo sectorial con un Estado menos interventor.
Hubo matices en su aplicación. Los países de economías y tamaño pequeño (como Irlanda, Portugal, Chile, Nueva Zelanda y Finlandia) apostaron por la apertura comercial y por la especialización productiva e integración a la economía mundial mediante el impulso de exportaciones «competitivas». En el lado opuesto se ubican la China y la India que efectuaron reformas con énfasis en la generación de exportaciones «competitivas», pero sin descuidar el desarrollo de sus mercados internos.
La crisis de la estrategia exportadora
La estrategia exportadora no es aplicable a escala global. El éxito de los cuatro tigres asiáticos ocurrió porque no tenía competidores. El crecimiento notable de la participación de sus exportaciones en el mercado de Estados Unidos, alcanzó su pico en el año 1988 (15.4%). Después disminuyó hasta situarse en los niveles que registró a fines de los años 1970 (9.4%). El mismo comportamiento registró las exportaciones de Japón.
La aparición de China reveló la fragilidad de la estrategia EPE: la participación de sus exportaciones aumentó a costa de las exportaciones de los otros países asiáticos. La misma suerte correrán los países subdesarrollados que continúan compitiendo por los mercados de Estados Unidos y Europa. La ganancia de participación en estos mercados de unos se hará a costa de la participación de los otros. Pero, lo que importa destacar es que, en esta carrera, todos los países como el nuestro tratan de ganar competitividad desmantelando los estándares regulatorios de las condiciones de trabajo, de los regímenes tributarios y del medio ambiente.
Los países subdesarrollados luchan entre si por una porción de demanda externa de los países industrializados. Estos últimos, por su parte, cuando impulsan sus exportaciones, tratan de crecer a costa de una depresión de la demanda de «sus vecinos». La conclusión es que los países subdesarrollados pueden ser los peores perdedores: no pueden mejorar sus estándares regulatorios porque perderían competitividad con sus pares, ni pueden expandir sus mercados internos por la penetración de las exportaciones de los países industrializados.
Por lo tanto, en esta era de la globalización y del mercado libre, el desarrollo y el subdesarrollo siguen siendo las dos caras de una misma moneda.
Publicado en La República (Jueves 09 Diciembre 2010)
Sustitución de importaciones y promoción de exportaciones
La estrategia Cepalina de desarrollo hacia adentro sustituyendo importaciones mediante la protección del mercado doméstico (ISI), era lógicamente incompleta: hacía énfasis en la construcción de una oferta industrial diversificada para el mercado interno, pero no explicaba la fuente ni el tamaño de la demanda agregada. Se discutía acerca de los vicios y virtudes de la protección del mercado doméstico, pero no se tenía idea alguna acerca de los determinantes del tamaño y composición de la demanda interna.
La crisis de esta estrategia no condujo a superar la carencia de una fuente interna de demanda sostenida sino a mirar hacia los mercados externos. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE) que adoptaron Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong, también era de sustitución de importaciones, pero para una demanda bien identificada. A diferencia de la estrategia ISI que se agota en los años 1970, en la estrategia EPE que se impone en esos años, el Estado dirigió la inversión hacia la construcción de capacidad productiva industrial para una específica demanda internacional (de Estados Unidos) y no para el consumo interno. Sus elementos centrales fueron: apertura de mercados con Estados Unidos; difusión y transferencia de tecnología; inversión extranjera directa, principalmente de Estados Unidos; alta acumulación de ahorro e inversión (bajo consumo privado); inversión en formación de capital humano; y, por supuesto, ninguna preocupación por la distribución del ingreso. La estrategia fue impuesta por gobiernos dictatoriales, con una modalidad empresarial mixta (estatal y/o de grupos productivos nacionales).
Promoción de Exportaciones y Consenso de Washington
El éxito de los tigres asiáticos (que para Krugman se explica por el sacrificio del consumo presente por futuro) persuadió a otros países a seguir su estrategia exportadora. En los años 1990 algunos países la incorporaron como parte de las políticas del Consenso de Washington. Mantuvieron la propuesta central de diversificar la oferta exportadora, concentrando las ventas en determinados mercados externos (Estados Unidos y/o países de la OCDE) donde se supone que «hay» demanda sostenida de importaciones. Y, al énfasis en la promoción de la inversión extranjera, le agregaron el abaratamiento del costo de trabajo (la desregulación del mercado laboral) para «ganar competitividad», los tratados comerciales, el equilibrio macroeconómico, y políticas microeconómicas de desarrollo sectorial con un Estado menos interventor.
Hubo matices en su aplicación. Los países de economías y tamaño pequeño (como Irlanda, Portugal, Chile, Nueva Zelanda y Finlandia) apostaron por la apertura comercial y por la especialización productiva e integración a la economía mundial mediante el impulso de exportaciones «competitivas». En el lado opuesto se ubican la China y la India que efectuaron reformas con énfasis en la generación de exportaciones «competitivas», pero sin descuidar el desarrollo de sus mercados internos.
La crisis de la estrategia exportadora
La estrategia exportadora no es aplicable a escala global. El éxito de los cuatro tigres asiáticos ocurrió porque no tenía competidores. El crecimiento notable de la participación de sus exportaciones en el mercado de Estados Unidos, alcanzó su pico en el año 1988 (15.4%). Después disminuyó hasta situarse en los niveles que registró a fines de los años 1970 (9.4%). El mismo comportamiento registró las exportaciones de Japón.
La aparición de China reveló la fragilidad de la estrategia EPE: la participación de sus exportaciones aumentó a costa de las exportaciones de los otros países asiáticos. La misma suerte correrán los países subdesarrollados que continúan compitiendo por los mercados de Estados Unidos y Europa. La ganancia de participación en estos mercados de unos se hará a costa de la participación de los otros. Pero, lo que importa destacar es que, en esta carrera, todos los países como el nuestro tratan de ganar competitividad desmantelando los estándares regulatorios de las condiciones de trabajo, de los regímenes tributarios y del medio ambiente.
Los países subdesarrollados luchan entre si por una porción de demanda externa de los países industrializados. Estos últimos, por su parte, cuando impulsan sus exportaciones, tratan de crecer a costa de una depresión de la demanda de «sus vecinos». La conclusión es que los países subdesarrollados pueden ser los peores perdedores: no pueden mejorar sus estándares regulatorios porque perderían competitividad con sus pares, ni pueden expandir sus mercados internos por la penetración de las exportaciones de los países industrializados.
Por lo tanto, en esta era de la globalización y del mercado libre, el desarrollo y el subdesarrollo siguen siendo las dos caras de una misma moneda.
Publicado en La República (Jueves 09 Diciembre 2010)
Monday, November 29, 2010
Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (I)
Las recientes visitas de Dani Rodrik (a la PUCP) y sobre todo de Michael Porter (a la CADE) han dado lugar a una aparentemente vasta corriente de opinión entre empresarios y políticos en contra del modelo primario exportador y a favor de una reindustrialización del país (que todos entienden como agregar valor a los insumos o materias primas, que algunos entienden como diversificación productiva por oposición a la producción especializada en productos primarios y que otros entienden como la diversificación económica mediante desarrollo de clusters -concentración geográfica de empresas, con activos e instituciones especializadas en determinadas áreas de actividad). Esta es la manera --la estrategia, nos dicen-, de aumentar la competitividad. Llegado a este punto se agregan medidas que le darían viabilidad. Así, se mencionan que el trabajador esté bien educado y saludable, que se genere confianza entre trabajadores y empresarios, que haya relaciones fluidas entre la actividad privada y el Estado, que haya inversión en infraestructura, y que el marco institucional para promover el desarrollo de los negocios sea estable y eficiente. Y, si a todo esto se agrega la estabilidad macroeconómica, entonces estamos, nos dicen, «frente a una nueva agenda, llamada de la competitividad».
Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo
Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados, perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.
La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero a diferencia de éste, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados «por el nivel político más elevado». Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros «recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas».
Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL, como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen- asegura el camino hacia la igualdad.
El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side
Las estrategias mencionadas se diferencian sólo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.
Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.
El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda
Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente, para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta que la creación de oferta productiva diversificada requiere para ser utilizada de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales pro-exportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.
Publicado en el diario La República (domingo 28 de noviembre).
Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo
Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados, perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.
La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero a diferencia de éste, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados «por el nivel político más elevado». Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros «recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas».
Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL, como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen- asegura el camino hacia la igualdad.
El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side
Las estrategias mencionadas se diferencian sólo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.
Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.
El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda
Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente, para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta que la creación de oferta productiva diversificada requiere para ser utilizada de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales pro-exportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.
Publicado en el diario La República (domingo 28 de noviembre).
Wednesday, November 03, 2010
Economía Nacional de Mercado: los Actores y el Estado
Acabo de leer el interesante artículo de Antonio Romero Reyes que cuestiona nuestra propuesta de una nueva estrategia nacional de desarrollo para Perú, que hemos denominado Economía Nacional de Mercado, pero con argumentos que no aluden a su contenido. Dice por ejemplo que en la estrategia están ausentes los actores sociales del cambio, y que nos movemos en la dicotomía Mercado-Estado: que pasamos «de una economía basada en el mercado (tal como hacen los neoliberales) a otra sustentada en el Estado».
Romero Reyes no ha entendido nuestra propuesta. Hemos dicho que la economía nacional de mercado se construye: a) facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; b) desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, c) con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
El desarrollo de la capacidad empresarial supone superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local mediante infraestructura, mercado de capitales en soles e inversión en educación, ciencia y tecnología, todo esto como parte de un esfuerzo de vincular la economía con la demografía y geografía del país, creando mercados internos. Por lo tanto, los actores principales no pueden ser otros que las micro, pequeñas y medianas empresas; y las actividades a las que dirigirán sus inversiones serán ciertamente y en primer lugar la agricultura y la industria.
El mercado de capitales en soles, con un nuevo marco regulatorio, hará posible que las pequeñas y medianas empresas, individualmente o asociadas, emitan bonos de mediano y largo con garantías, por ejemplo, del Estado, para financiar sus inversiones. Pero no solo eso. Desde el año 2006 venimos planteando constituir un banco agrario con la función de garantizar préstamos de la banca comercial a los productores agrarios, emitiendo deuda en el mercado de capitales local, y con un departamento técnico de evaluación de proyectos y otro de seguimiento financiero para asegurar que se honren los préstamos de los productores individuales o en grupos solidarios. Por otro lado, si el modelo neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales, la economía nacional de mercado restablecerá el salario mínimo como instrumento de política y aplicará los estándares laborales básicos definidos en los convenios firmados con la OIT (como la abolición del trabajo forzoso, la no discriminación en el empleo, el derecho a la libre sindicalización, la negociación colectiva y la edad mínima para trabajar), junto a un sistema de protección social universal.
Por todo lo anterior Romero Reyes se equivoca cuando dice que nuestra propuesta «ostenta un vacío conceptual sobre el poder» porque supuestamente hemos omitido «indicar sobre qué fuerzas sociales y políticas concretas se apoyaría…la estrategia de desarrollo como la que» planteamos. Los micro, pequeños y medianos productores, y los trabajadores, del campo y la ciudad, son la base social fundamental de la estrategia de desarrollo. Estos son los actores del desarrollo de los mercados internos.
Finalmente, ¿de dónde saca Romero reyes que estamos pasando a una economía sustentada por el Estado? Para nosotros el Estado, es, desde la perspectiva del desarrollo de los mercados internos, un instrumento importante de acción colectiva. Pero algo más. Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. Planteamos su modificación, para empezar la gran transformación del país; para recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía; y para recuperar el papel del Estado como promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal.
Y, por si fuera poco, nuestro objetivo es poner en práctica una democracia republicana que sustituya a la democracia liberal. Queremos una economía nacional de mercado donde los rentistas, los especuladores financieros, el capital transnacional sean “republicanamente” refrenados o regulados. Siguiendo a Adam Smith decimos «cuando la regulación es a favor de los trabajadores, es siempre justa y equitativa; no siempre es así cuando es a favor de los amos».
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NOTA: Mil disculpas por el largo "descanso". Les informo que he terminado los borradores de dos libros de texto: 1) Elementos de Teoría y Política Económica; y, b) Crecimiento Económico: enfoques y modelos. Los interesados pueden «bajar» los respectivos documentos de trabajo de la pagina WEB del Departamento de Economía de la PUCP.
Romero Reyes no ha entendido nuestra propuesta. Hemos dicho que la economía nacional de mercado se construye: a) facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; b) desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, c) con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
El desarrollo de la capacidad empresarial supone superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local mediante infraestructura, mercado de capitales en soles e inversión en educación, ciencia y tecnología, todo esto como parte de un esfuerzo de vincular la economía con la demografía y geografía del país, creando mercados internos. Por lo tanto, los actores principales no pueden ser otros que las micro, pequeñas y medianas empresas; y las actividades a las que dirigirán sus inversiones serán ciertamente y en primer lugar la agricultura y la industria.
El mercado de capitales en soles, con un nuevo marco regulatorio, hará posible que las pequeñas y medianas empresas, individualmente o asociadas, emitan bonos de mediano y largo con garantías, por ejemplo, del Estado, para financiar sus inversiones. Pero no solo eso. Desde el año 2006 venimos planteando constituir un banco agrario con la función de garantizar préstamos de la banca comercial a los productores agrarios, emitiendo deuda en el mercado de capitales local, y con un departamento técnico de evaluación de proyectos y otro de seguimiento financiero para asegurar que se honren los préstamos de los productores individuales o en grupos solidarios. Por otro lado, si el modelo neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales, la economía nacional de mercado restablecerá el salario mínimo como instrumento de política y aplicará los estándares laborales básicos definidos en los convenios firmados con la OIT (como la abolición del trabajo forzoso, la no discriminación en el empleo, el derecho a la libre sindicalización, la negociación colectiva y la edad mínima para trabajar), junto a un sistema de protección social universal.
Por todo lo anterior Romero Reyes se equivoca cuando dice que nuestra propuesta «ostenta un vacío conceptual sobre el poder» porque supuestamente hemos omitido «indicar sobre qué fuerzas sociales y políticas concretas se apoyaría…la estrategia de desarrollo como la que» planteamos. Los micro, pequeños y medianos productores, y los trabajadores, del campo y la ciudad, son la base social fundamental de la estrategia de desarrollo. Estos son los actores del desarrollo de los mercados internos.
Finalmente, ¿de dónde saca Romero reyes que estamos pasando a una economía sustentada por el Estado? Para nosotros el Estado, es, desde la perspectiva del desarrollo de los mercados internos, un instrumento importante de acción colectiva. Pero algo más. Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. Planteamos su modificación, para empezar la gran transformación del país; para recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía; y para recuperar el papel del Estado como promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal.
Y, por si fuera poco, nuestro objetivo es poner en práctica una democracia republicana que sustituya a la democracia liberal. Queremos una economía nacional de mercado donde los rentistas, los especuladores financieros, el capital transnacional sean “republicanamente” refrenados o regulados. Siguiendo a Adam Smith decimos «cuando la regulación es a favor de los trabajadores, es siempre justa y equitativa; no siempre es así cuando es a favor de los amos».
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NOTA: Mil disculpas por el largo "descanso". Les informo que he terminado los borradores de dos libros de texto: 1) Elementos de Teoría y Política Económica; y, b) Crecimiento Económico: enfoques y modelos. Los interesados pueden «bajar» los respectivos documentos de trabajo de la pagina WEB del Departamento de Economía de la PUCP.
Wednesday, July 21, 2010
Estado y Mercado en Adam Smith
Adam Smith es sin duda de los menos leídos. Si le preguntamos a un neoliberal peruano en dónde se encuentra la frase “la mano invisible del mercado”, es casi seguro que no sabe. Si le preguntamos al mismo neoliberal, sin mencionar el nombre de Smith, quién escribió la historia del desarrollo económico en Europa desde la caída del Imperio Romano, o quién fue el primero que explicó el cambio técnico endógeno y que, al mismo tiempo, teorizó sobre una economía nacional de mercado, con 100% de probabilidad seguro que no pensará en Smith. Y quizá...un anti-neoliberal pretencioso dirá, pensando en las palabras “economía nacional”, que fue List.
Lo que es peor, la obra de Smith, de este liberal “moralista”, es utilizada por neoliberales y conversos para justificar el capitalismo salvaje. Se le menciona, con cinismo, como el profeta del mercado sin justicia ni valores éticos.
Pero, Smith, jamás teorizó ni defendió el mercado auto-regulado. Fue partidario de un Estado fuerte, con capacidad de crear y reproducir las condiciones de existencia del mercado; con capacidad de regular su funcionamiento e intervenir en él para corregir sus efectos sociales indeseables. Nunca planteó la desaparición de los aranceles, sino su uso moderado.
Smith tampoco defendió al capitalismo como motor del progreso. Para él una economía nacional de mercado puede seguir la ruta de una economía no capitalista. En fin,... tampoco fue partidario de la explotación del trabajo mediante la ruta de la plusvalía relativa. Se preocupó más de la división social del trabajo y de la extensión del mercado nacional como límite al crecimiento de la productividad y del cambio técnico.
Publicado en el diario El Comercio el Lunes 19 de Julio, con pequeños recortes. Este diario le dedica un poco más de una página a Adam Smith, recordando los 220 años de su muerte. Smith nació en 5 de junio de 1723, en el pueblo escocés de Kirkcaldy, cerca a Edimburgo, y murió en Edimburgo el 17 de Julio de 1790.
Lo que es peor, la obra de Smith, de este liberal “moralista”, es utilizada por neoliberales y conversos para justificar el capitalismo salvaje. Se le menciona, con cinismo, como el profeta del mercado sin justicia ni valores éticos.
Pero, Smith, jamás teorizó ni defendió el mercado auto-regulado. Fue partidario de un Estado fuerte, con capacidad de crear y reproducir las condiciones de existencia del mercado; con capacidad de regular su funcionamiento e intervenir en él para corregir sus efectos sociales indeseables. Nunca planteó la desaparición de los aranceles, sino su uso moderado.
Smith tampoco defendió al capitalismo como motor del progreso. Para él una economía nacional de mercado puede seguir la ruta de una economía no capitalista. En fin,... tampoco fue partidario de la explotación del trabajo mediante la ruta de la plusvalía relativa. Se preocupó más de la división social del trabajo y de la extensión del mercado nacional como límite al crecimiento de la productividad y del cambio técnico.
Publicado en el diario El Comercio el Lunes 19 de Julio, con pequeños recortes. Este diario le dedica un poco más de una página a Adam Smith, recordando los 220 años de su muerte. Smith nació en 5 de junio de 1723, en el pueblo escocés de Kirkcaldy, cerca a Edimburgo, y murió en Edimburgo el 17 de Julio de 1790.
Friday, May 21, 2010
Una Mirada distinta a la productividad
El día 7 de mayo envié una carta al Director de El Comercio, señor Francisco Miró Quesada Rada, solicitándole la publicación del artículo que hoy incorporo a este blog, donde aclaro la interpretación que hace Richard Webb, en un artículo que publicó en El Comercio, de algunos resultados de mi investigación sobre la productividad en la economía peruana durante los años 1950-2008. El señor Miró Quesada no ha respondido a mi carta ni ha publicado mi artículo hasta la fecha.
Una Mirada distinta a la productividad
En un interesante y polémico artículo publicado en este diario, Richard Webb afirma que las cifras de mi investigación sobre la productividad, «citadas por la página web Otra Mirada para sostener que El modelo neoliberal no promueve la productividad, dicen exactamente lo contrario».
Esta es una afirmación equivocada.
Dice que entre «1970 a 1990 la inversión alcanzó el 21% del producto nacional, pero el resultado fue cero, incluso negativo. Inversión tras inversión se fueron al agua». Webb sabe que este es un período de larga crisis que no se puede comparar con el que empieza en 1990 y que tampoco puede calificarse como período intervencionista. Desde 1975 hasta 1985 se aplican ajustes neoliberales y entre este año hasta 1990 lo que hay es el desastre económico del primer gobierno de García. Entre 1980 y 1990 la caída de la productividad es espectacular y sin precedentes en la historia moderna del país.
En la «segunda etapa que empezó en 1990 y aún continúa, la inversión alcanzó el 20% del producto nacional, pero esta vez, dice Webb, invirtiendo un poco menos, se ha logrado muchísimo más: hemos elevado la productividad de todo lo que tenemos». Esto no es verdad. En el período 1960-1970 de industrialización sustitutiva de importaciones, el 39.6% del crecimiento se debió al aumento de la productividad, mientras que en el período neoliberal 1990 a 2000 la contribución de la productividad fue negativa. Esto cambia en el período 2000-2008, también neoliberal: el 30% del crecimiento se debió al aumento de la productividad. Pero, la gran diferencia con el período industrialista es que en estos dos últimos períodos no hay modernización significativa en el conjunto de la economía: la relación capital/trabajo se estanca y, en la inversión total, la inversión en construcción desplaza a la inversión en maquinaria y equipo. Además, en estos años de neoliberalismo la eficiencia de la inversión (medido por el ratio incremental capital producto) disminuye respecto a su valor registrado en el período de industrialización deliberada. La calidad y la eficiencia de la inversión es entonces menor durante el neoliberalismo.
Es verdad que el paso del intervencionismo al neoliberalismo cambió la manera de gestionar la economía, pero a favor de los intereses de los grupos primario exportadores, y del sector terciario de comercio y servicios de bajísima productividad. El 77% de la PEA de 2008 se encuentra en empresas de 1 a 10 trabajadores donde el ingreso promedio mensual es de 600 a 700 soles. El 80% de los asalariados trabaja sin seguro de salud ni pensión de jubilación, igual ocurre con el 61% de los no asalariados que, además, trabajan por encima de 48 horas. Para interpretar las cifras hay que tener mucho cuidado.
Una Mirada distinta a la productividad
En un interesante y polémico artículo publicado en este diario, Richard Webb afirma que las cifras de mi investigación sobre la productividad, «citadas por la página web Otra Mirada para sostener que El modelo neoliberal no promueve la productividad, dicen exactamente lo contrario».
Esta es una afirmación equivocada.
Dice que entre «1970 a 1990 la inversión alcanzó el 21% del producto nacional, pero el resultado fue cero, incluso negativo. Inversión tras inversión se fueron al agua». Webb sabe que este es un período de larga crisis que no se puede comparar con el que empieza en 1990 y que tampoco puede calificarse como período intervencionista. Desde 1975 hasta 1985 se aplican ajustes neoliberales y entre este año hasta 1990 lo que hay es el desastre económico del primer gobierno de García. Entre 1980 y 1990 la caída de la productividad es espectacular y sin precedentes en la historia moderna del país.
En la «segunda etapa que empezó en 1990 y aún continúa, la inversión alcanzó el 20% del producto nacional, pero esta vez, dice Webb, invirtiendo un poco menos, se ha logrado muchísimo más: hemos elevado la productividad de todo lo que tenemos». Esto no es verdad. En el período 1960-1970 de industrialización sustitutiva de importaciones, el 39.6% del crecimiento se debió al aumento de la productividad, mientras que en el período neoliberal 1990 a 2000 la contribución de la productividad fue negativa. Esto cambia en el período 2000-2008, también neoliberal: el 30% del crecimiento se debió al aumento de la productividad. Pero, la gran diferencia con el período industrialista es que en estos dos últimos períodos no hay modernización significativa en el conjunto de la economía: la relación capital/trabajo se estanca y, en la inversión total, la inversión en construcción desplaza a la inversión en maquinaria y equipo. Además, en estos años de neoliberalismo la eficiencia de la inversión (medido por el ratio incremental capital producto) disminuye respecto a su valor registrado en el período de industrialización deliberada. La calidad y la eficiencia de la inversión es entonces menor durante el neoliberalismo.
Es verdad que el paso del intervencionismo al neoliberalismo cambió la manera de gestionar la economía, pero a favor de los intereses de los grupos primario exportadores, y del sector terciario de comercio y servicios de bajísima productividad. El 77% de la PEA de 2008 se encuentra en empresas de 1 a 10 trabajadores donde el ingreso promedio mensual es de 600 a 700 soles. El 80% de los asalariados trabaja sin seguro de salud ni pensión de jubilación, igual ocurre con el 61% de los no asalariados que, además, trabajan por encima de 48 horas. Para interpretar las cifras hay que tener mucho cuidado.
Tuesday, May 11, 2010
Entrevista a Félix Jiménez, efectuada por Zenaida Solís y publicada (con recortes) por la revista Caretas el 6 de mayo de 2010
Mientras el gobierno se precia de estar haciendo el camino correcto al desarrollo, felicitándose porque el Perú figura entre los países que crecerán más este año, luego del remezón de la crisis internacional; el economista Félix Jiménez, coordinador del plan económico del Partido Nacionalista –con tres nuevos libros publicados-, niega la eficiencia de la gestión y, solicita el cambio del modelo económico. Aduce que más allá de algunas luces, la política económica no está mejorando la vida de los peruanos por lo que hay que aplicar una fórmula distinta, para que el progreso sea algo que llega más que a cuentagotas para muchos.
-El presidente acaba de decir que impulsa “una política de la racionalidad, frente al viejo nacionalismo que conduce al hambre y al desorden social”, en clara alusión al reclamo de su agrupación.
–No encuentro ninguna novedad en el programa económico y social del APRA. Este gobierno heredó un esquema de política fiscal y monetaria que introdujimos el año 2002, es beneficiario de un esquema macroeconómico que su equipo no desarrolló.
-Que le ha dado al Perú un crecimiento sostenido de 7 años, con un pico de hasta 9% el 2008, entonces ¿por qué pedir el cambio de modelo?
-Porque no ha utilizado de manera eficiente el nuevo esquema. El BCR ha introducido una serie de medidas tergiversando la esencia de la política monetaria, aceptaron que el ministerio de Economía interfiera en áreas que corresponden al BCR –tasa de interés, inflación-, lo que condujo a que reaccionaran tarde ante la crisis internacional de fines del 2008. En segundo lugar, ha radicalizado el modelo primario exportador.
-¿Acepta que ha elevado sustancialmente los presupuestos de las regiones.
-Es que se ha vivido un periodo de precios altos de commodities, con ingresos importantes.
-Por qué es tan malo eso, si ha habido dinero como nunca antes.
-Porque ha mostrado incapacidad de gestionar esos ingresos del boom del mercado internacional. Tampoco aplicó un impuesto a las sobreganancias. Pudo haber aumentado significativamente la presión tributaria y no lo hizo. Las características de este gobierno son incapacidad de gestión, de gasto, poca planificación, desorden, corrupción.
-Parecería que no es cuestión de modelo, sino de aplicación y evitar distorsiones.
-Es el modelo. La corrupción es inherente al modelo primario exportador, porque se fundamenta en salarios bajos. Es lo que el gobierno ofrece al capital internacional para que sea atractivo. Como está interesado más en la inversión extranjera que en la inversión nacional, negocia de modo que no paguen los impuestos correspondientes o el propio gobierno renuncia a sus promesas electorales, como con la aplicación del impuesto a las sobreganancias mineras.
-¿A cuánto alcanzaron?
-Entre el 2007 y 2009 las empresas mineras tuvieron ganancias netas de impuestos a sus utilidades de 12,500 millones de dólares. Si hubiera aplicado el impuesto, habría subido la presión tributaria y se hubiera destinado un mayor dinero a infraestructura, salud, educación.
-Según el propio presidente, hasta ahora van inauguradas 123,000 obras “entre grandes y pequeñas”, muchas de ellas en esos sectores.
-Este gobierno exhibe estadísticas de cobertura, pero no de calidad. La educación, la salud en la sierra, en la selva, son muy precarias. Se dice más que lo que se hace.
-¿Tampoco cree en las cifras de reducción de pobreza?
-El modelo económico neo liberal tiene un nivel natural de pobreza. Está alrededor del 40% de la población y fluctúa de acuerdo al crecimiento económico. Ese nivel de pobreza es consustancial al modelo, baja cuando hay crecimiento del producto bruto interno y sube, cuando baja la tasa de crecimiento de la producción. No puede haber una reducción permanente de la pobreza si no se genera puestos con ingresos permanentes. Son reducciones cíclicas, mientras hay posibilidades de transferir dinero, baja el porcentaje de pobreza, cuando hay menos ingresos que repartir, la pobreza vuelve a subir.
-¿A quienes está favoreciendo la política económica?
-A los grupos de poder económico, a los del óbolo minero, que ni siquiera quiso administrar el gobierno, ¿acaso puede exhibir las cifras de a cuánto llegó el óbolo? No hay. Trabaja en contra del interés nacional, de la inmensa mayoría de la población. Este modelo no desarrolla mercados internos, los descuida.
-Sin embargo, las exportaciones han crecido y hay mucha gente trabajando para el comercio exterior?
-El 80% de asalariados no tiene seguro de salud, acceso a un sistema de pensiones, ni contratos estables, más del 60% son empleos precarios. El 61% del PBI es producción de servicios y aquí está el 72% de la población económicamente activa. Cerca de 11 millones de personas en un sector de bajísima productividad, con mano de obra de baja o nula calificación. El 77% de la PEA trabaja en empresas de 1 a 10 trabajadores en las que el ingreso promedio mensual está en 600 soles. El alto crecimiento que ha habido, no se puede negar, pero no ha resuelto el problema de la gran mayoría del país, que sigue en situación de pobreza.
-El presidente acaba de declarar la necesidad de que los sindicatos sean más fuertes.
-Ya conocemos al presidente. Estar de acuerdo con los sindicatos tendría que expresarse en una norma que prohíba la contratación temporal de trabajadores, que es una fórmula para evadir los derechos laborales y el convenio 98 de la OIT. El número de inspecciones a las fábricas se han reducido sustancialmente.
-¿Hay algún país que lo esté haciendo mejor?
-Brasil tiene un buen esquema de política macroeconómica y un plan de desarrollo de sus mercados internos.
-¿Copiaría algo de Bolivia?
-Es un caso especial, un país pobre que está emprendiendo a su manera una etapa de cambios para favorecer a las mayorías, ha crecido 3.5% el año pasado, tiene un esquema de estatizaciones, la inversión extranjera ha negociado y siguen trabajando.
-¿Es el modelo a seguir?
-No, la realidad peruana es otra. Nosotros tenemos que hacer una Economía Nacional de Mercado.
-Explíqueme la diferencia.
-No rechazamos el mercado, pero la Economía Nacional de Mercado, es distinta del modelo neo liberal que tiene como fuente de generación de demanda e ingresos los mercados internacionales. Por ejemplo, la economía estaba creciendo cerca del 10%, se cae el mercado mundial y nuestra tasa de crecimiento baja casi a cero. En nuestro modelo, la fuente de generación está en los mercados internos.
-¿Cómo nos comemos todo el espárrago que producimos, cómo utilizamos la tara de Ayacucho, el café que está teniendo tanto éxito afuera?
-Construir una economía nacional no significa renunciar a exportar. Lo que queremos es que las exportaciones crezcan en base al aumento de productividad. La competitividad que ganemos en mercados internacionales no debe ser resultado del “cholo barato”, como ahora.
-¿Qué significa el énfasis en “nacional”?
-Poner la economía al servicio del interés de los peruanos. Por ej. Anuncian que no van a construir el gasoducto al sur hasta que no se pruebe más reservas. Porque del total de reservas de Camisea -8 trillones de pies cúbicos-, la mitad se exportan.
-¿Qué haría?
-Nacionalizar, porque es una actividad estratégica. Podrá seguir estando en manos privadas, pero un gobierno que privilegie el desarrollo nacional, negociará con los empresarios para que la explotación del recurso energético sirva al desarrollo nacional.
-Se considera que la denominación “estratégica” está pasada de moda.
-Hay que reivindicarla, un país que no controla su energía, no controla su futuro. Cómo se va a desarrollar mercados internos si desaprovechamos el recurso del gas, cómo es que el 50% de las reservas se van a exportar, no puede ser. Este modelo es desnacionalizador, hay que cambiarlo por uno de desarrollo nacional.
-Cómo se desarrolla la capacidad empresarial nacional, ¿por decreto?
-El artículo 63 de la Constitución, supuestamente pone en igualdad de condiciones a la inversión nacional y extranjera, pero en la práctica perjudica a la inversión privada local porque la inversión extranjera no enfrenta las restricciones del mercado interno. Tenemos una economía concentrada en las zonas urbanas, hay que conectarla con la geografía y la demografía haciendo inversiones orientadas a eso. La segunda restricción es de financiamiento -que no tiene la inversión extranjera-. Hay que resolver el problema de financiamiento desarrollando un mercado doméstico de capitales donde las empresas privadas puedan emitir bonos, deuda que supere los montos del sistema bancario. La tercera restricción es de capital humano y tecnología, se arregla con inversión en educación, en tecnología.
-¿No está siendo romántico?
-No, si no amarramos nuestras políticas de corto plazo con cambios de largo plazo, nunca vamos a sacar al país del subdesarrollo.
-El presidente acaba de decir que impulsa “una política de la racionalidad, frente al viejo nacionalismo que conduce al hambre y al desorden social”, en clara alusión al reclamo de su agrupación.
–No encuentro ninguna novedad en el programa económico y social del APRA. Este gobierno heredó un esquema de política fiscal y monetaria que introdujimos el año 2002, es beneficiario de un esquema macroeconómico que su equipo no desarrolló.
-Que le ha dado al Perú un crecimiento sostenido de 7 años, con un pico de hasta 9% el 2008, entonces ¿por qué pedir el cambio de modelo?
-Porque no ha utilizado de manera eficiente el nuevo esquema. El BCR ha introducido una serie de medidas tergiversando la esencia de la política monetaria, aceptaron que el ministerio de Economía interfiera en áreas que corresponden al BCR –tasa de interés, inflación-, lo que condujo a que reaccionaran tarde ante la crisis internacional de fines del 2008. En segundo lugar, ha radicalizado el modelo primario exportador.
-¿Acepta que ha elevado sustancialmente los presupuestos de las regiones.
-Es que se ha vivido un periodo de precios altos de commodities, con ingresos importantes.
-Por qué es tan malo eso, si ha habido dinero como nunca antes.
-Porque ha mostrado incapacidad de gestionar esos ingresos del boom del mercado internacional. Tampoco aplicó un impuesto a las sobreganancias. Pudo haber aumentado significativamente la presión tributaria y no lo hizo. Las características de este gobierno son incapacidad de gestión, de gasto, poca planificación, desorden, corrupción.
-Parecería que no es cuestión de modelo, sino de aplicación y evitar distorsiones.
-Es el modelo. La corrupción es inherente al modelo primario exportador, porque se fundamenta en salarios bajos. Es lo que el gobierno ofrece al capital internacional para que sea atractivo. Como está interesado más en la inversión extranjera que en la inversión nacional, negocia de modo que no paguen los impuestos correspondientes o el propio gobierno renuncia a sus promesas electorales, como con la aplicación del impuesto a las sobreganancias mineras.
-¿A cuánto alcanzaron?
-Entre el 2007 y 2009 las empresas mineras tuvieron ganancias netas de impuestos a sus utilidades de 12,500 millones de dólares. Si hubiera aplicado el impuesto, habría subido la presión tributaria y se hubiera destinado un mayor dinero a infraestructura, salud, educación.
-Según el propio presidente, hasta ahora van inauguradas 123,000 obras “entre grandes y pequeñas”, muchas de ellas en esos sectores.
-Este gobierno exhibe estadísticas de cobertura, pero no de calidad. La educación, la salud en la sierra, en la selva, son muy precarias. Se dice más que lo que se hace.
-¿Tampoco cree en las cifras de reducción de pobreza?
-El modelo económico neo liberal tiene un nivel natural de pobreza. Está alrededor del 40% de la población y fluctúa de acuerdo al crecimiento económico. Ese nivel de pobreza es consustancial al modelo, baja cuando hay crecimiento del producto bruto interno y sube, cuando baja la tasa de crecimiento de la producción. No puede haber una reducción permanente de la pobreza si no se genera puestos con ingresos permanentes. Son reducciones cíclicas, mientras hay posibilidades de transferir dinero, baja el porcentaje de pobreza, cuando hay menos ingresos que repartir, la pobreza vuelve a subir.
-¿A quienes está favoreciendo la política económica?
-A los grupos de poder económico, a los del óbolo minero, que ni siquiera quiso administrar el gobierno, ¿acaso puede exhibir las cifras de a cuánto llegó el óbolo? No hay. Trabaja en contra del interés nacional, de la inmensa mayoría de la población. Este modelo no desarrolla mercados internos, los descuida.
-Sin embargo, las exportaciones han crecido y hay mucha gente trabajando para el comercio exterior?
-El 80% de asalariados no tiene seguro de salud, acceso a un sistema de pensiones, ni contratos estables, más del 60% son empleos precarios. El 61% del PBI es producción de servicios y aquí está el 72% de la población económicamente activa. Cerca de 11 millones de personas en un sector de bajísima productividad, con mano de obra de baja o nula calificación. El 77% de la PEA trabaja en empresas de 1 a 10 trabajadores en las que el ingreso promedio mensual está en 600 soles. El alto crecimiento que ha habido, no se puede negar, pero no ha resuelto el problema de la gran mayoría del país, que sigue en situación de pobreza.
-El presidente acaba de declarar la necesidad de que los sindicatos sean más fuertes.
-Ya conocemos al presidente. Estar de acuerdo con los sindicatos tendría que expresarse en una norma que prohíba la contratación temporal de trabajadores, que es una fórmula para evadir los derechos laborales y el convenio 98 de la OIT. El número de inspecciones a las fábricas se han reducido sustancialmente.
-¿Hay algún país que lo esté haciendo mejor?
-Brasil tiene un buen esquema de política macroeconómica y un plan de desarrollo de sus mercados internos.
-¿Copiaría algo de Bolivia?
-Es un caso especial, un país pobre que está emprendiendo a su manera una etapa de cambios para favorecer a las mayorías, ha crecido 3.5% el año pasado, tiene un esquema de estatizaciones, la inversión extranjera ha negociado y siguen trabajando.
-¿Es el modelo a seguir?
-No, la realidad peruana es otra. Nosotros tenemos que hacer una Economía Nacional de Mercado.
-Explíqueme la diferencia.
-No rechazamos el mercado, pero la Economía Nacional de Mercado, es distinta del modelo neo liberal que tiene como fuente de generación de demanda e ingresos los mercados internacionales. Por ejemplo, la economía estaba creciendo cerca del 10%, se cae el mercado mundial y nuestra tasa de crecimiento baja casi a cero. En nuestro modelo, la fuente de generación está en los mercados internos.
-¿Cómo nos comemos todo el espárrago que producimos, cómo utilizamos la tara de Ayacucho, el café que está teniendo tanto éxito afuera?
-Construir una economía nacional no significa renunciar a exportar. Lo que queremos es que las exportaciones crezcan en base al aumento de productividad. La competitividad que ganemos en mercados internacionales no debe ser resultado del “cholo barato”, como ahora.
-¿Qué significa el énfasis en “nacional”?
-Poner la economía al servicio del interés de los peruanos. Por ej. Anuncian que no van a construir el gasoducto al sur hasta que no se pruebe más reservas. Porque del total de reservas de Camisea -8 trillones de pies cúbicos-, la mitad se exportan.
-¿Qué haría?
-Nacionalizar, porque es una actividad estratégica. Podrá seguir estando en manos privadas, pero un gobierno que privilegie el desarrollo nacional, negociará con los empresarios para que la explotación del recurso energético sirva al desarrollo nacional.
-Se considera que la denominación “estratégica” está pasada de moda.
-Hay que reivindicarla, un país que no controla su energía, no controla su futuro. Cómo se va a desarrollar mercados internos si desaprovechamos el recurso del gas, cómo es que el 50% de las reservas se van a exportar, no puede ser. Este modelo es desnacionalizador, hay que cambiarlo por uno de desarrollo nacional.
-Cómo se desarrolla la capacidad empresarial nacional, ¿por decreto?
-El artículo 63 de la Constitución, supuestamente pone en igualdad de condiciones a la inversión nacional y extranjera, pero en la práctica perjudica a la inversión privada local porque la inversión extranjera no enfrenta las restricciones del mercado interno. Tenemos una economía concentrada en las zonas urbanas, hay que conectarla con la geografía y la demografía haciendo inversiones orientadas a eso. La segunda restricción es de financiamiento -que no tiene la inversión extranjera-. Hay que resolver el problema de financiamiento desarrollando un mercado doméstico de capitales donde las empresas privadas puedan emitir bonos, deuda que supere los montos del sistema bancario. La tercera restricción es de capital humano y tecnología, se arregla con inversión en educación, en tecnología.
-¿No está siendo romántico?
-No, si no amarramos nuestras políticas de corto plazo con cambios de largo plazo, nunca vamos a sacar al país del subdesarrollo.
Entrevista a Félix Jiménez, efectuada por Omar Mariluz y publicada en el diario La República el 4 de mayo de 2010
En sus últimas columnas usted plantea una “Economía Nacional de Mercado” ¿En qué consiste?
Consiste en construir una economía donde el circuito de generación de demanda e ingresos se centre en los mercados internos o al interior del país. Es decir, significa que desarrollar un mercado nacional en el sentido de expandir los mercados internos que ya existen y crear otros a lo largo y ancho del país.
¿Y cómo lograrlo?
En primer lugar hay que hacer un esfuerzo para superar la desconexión entre la economía, la geografía y la demografía que el actual modelo reproduce, con inversiones en infraestructura económica y social a lo largo y ancho del país.
¿Hablamos de darle la espalda a la economía mundial?
Por su puesto que no. Es otra manera de concebir nuestra incorporación en una economía internacional más interdependiente o, como se dice, globalizada. Nuestra participación debe hacerse desarrollándonos internamente, aumentando la productividad y, de esa manera, ganando competitividad. Las ganancias de competitividad no deben basarse ni en la disminución de los salarios, ni en la eliminación de los derechos laborales.
¿Pero la economía peruana, no está ya integrada al mundo?
La economía peruana esta penetrada por la economía internacional. Cuando se abre la economía de la manera como se hizo, el mercado interno fue penetrado por importaciones y el capital extranjero. Es una economía dependiente del capital extranjero, y en la receta neoliberal no hay políticas claras para promover al inversionista local o nacional.
Plantea que el Estado debe participar en las actividades estratégicas ¿No cae en estatismo?
No veo razones para calificar la propuesta de estatista. El hecho de que se plantee recuperar el papel promotor del desarrollo del Estado, no es estatismo. Plantear que las actividades que explotan recursos naturales, sobre todo en energía, se subordinen al interés nacional no tiene nada de estatismo.
¿Este modelo, se acerca más al venezolano, ecuatoriano, boliviano o es totalmente original?
El gran defecto de nuestros adversarios es la tergiversación de los planteamientos. El nuestro es original, pensado en la realidad económica, social y política de nuestro país. Podrá coincidir con la voluntad de cambio estructural que hay en dichos países, pero la naturaleza del cambio que proponemos está básicamente enraizada en nuestra realidad.
¿Qué es lo medular de su reciente libro “La economía peruana del último medio siglo”?
Se analiza el intento fallido de industrialización que ocurrió en el país en la década de los 60 y primera mitad de los 70. También se examina la caída espectacular del PBI que ocurrió en la última mitad de los 80 causada por las políticas desastrosas del primer gobierno de Alan García y que facilitó la restauración del modelo la industrialización había intentado superar: el modelo primario exportador.
¿Cuál es su balance final?
Este gobierno no ha aportado nada en materia de política económica. Sirve a los intereses de los grupos de poder económico, dejando de lado los intereses de la nación. Es indignante la corrupción que exhibe. El daño moral que está haciendo a nuestra sociedad es enorme.
Consiste en construir una economía donde el circuito de generación de demanda e ingresos se centre en los mercados internos o al interior del país. Es decir, significa que desarrollar un mercado nacional en el sentido de expandir los mercados internos que ya existen y crear otros a lo largo y ancho del país.
¿Y cómo lograrlo?
En primer lugar hay que hacer un esfuerzo para superar la desconexión entre la economía, la geografía y la demografía que el actual modelo reproduce, con inversiones en infraestructura económica y social a lo largo y ancho del país.
¿Hablamos de darle la espalda a la economía mundial?
Por su puesto que no. Es otra manera de concebir nuestra incorporación en una economía internacional más interdependiente o, como se dice, globalizada. Nuestra participación debe hacerse desarrollándonos internamente, aumentando la productividad y, de esa manera, ganando competitividad. Las ganancias de competitividad no deben basarse ni en la disminución de los salarios, ni en la eliminación de los derechos laborales.
¿Pero la economía peruana, no está ya integrada al mundo?
La economía peruana esta penetrada por la economía internacional. Cuando se abre la economía de la manera como se hizo, el mercado interno fue penetrado por importaciones y el capital extranjero. Es una economía dependiente del capital extranjero, y en la receta neoliberal no hay políticas claras para promover al inversionista local o nacional.
Plantea que el Estado debe participar en las actividades estratégicas ¿No cae en estatismo?
No veo razones para calificar la propuesta de estatista. El hecho de que se plantee recuperar el papel promotor del desarrollo del Estado, no es estatismo. Plantear que las actividades que explotan recursos naturales, sobre todo en energía, se subordinen al interés nacional no tiene nada de estatismo.
¿Este modelo, se acerca más al venezolano, ecuatoriano, boliviano o es totalmente original?
El gran defecto de nuestros adversarios es la tergiversación de los planteamientos. El nuestro es original, pensado en la realidad económica, social y política de nuestro país. Podrá coincidir con la voluntad de cambio estructural que hay en dichos países, pero la naturaleza del cambio que proponemos está básicamente enraizada en nuestra realidad.
¿Qué es lo medular de su reciente libro “La economía peruana del último medio siglo”?
Se analiza el intento fallido de industrialización que ocurrió en el país en la década de los 60 y primera mitad de los 70. También se examina la caída espectacular del PBI que ocurrió en la última mitad de los 80 causada por las políticas desastrosas del primer gobierno de Alan García y que facilitó la restauración del modelo la industrialización había intentado superar: el modelo primario exportador.
¿Cuál es su balance final?
Este gobierno no ha aportado nada en materia de política económica. Sirve a los intereses de los grupos de poder económico, dejando de lado los intereses de la nación. Es indignante la corrupción que exhibe. El daño moral que está haciendo a nuestra sociedad es enorme.
Tuesday, April 27, 2010
LA ECONOMIA NACIONAL DE MERCADO, Entrevista a FÉLIX JIMÉNEZ efectuada por Carlos Bedoya y publicada en el diario La Primera
Desde hace algunas semanas se ha dado inicio a un debate sobre el modelo económico peruano, debido a tres interesantes artículos del economista Félix Jiménez, ex Director General de Crédito Público del Ministerio de Economía y Finanzas, que en esta entrevista concedida a LA PRIMERA nos señala sus críticas al modelo neoliberal peruano y plantea los lineamientos de su propuesta de nacionalizar la economía, también conocida como la economía nacional de mercado.
LA PRIMERA, 25 de abril del 2010
-¿Cuál es su principal crítica al modelo económico neoliberal?
-El modelo económico neoliberal no considera el desarrollo de los mercados internos. Centra el circuito de generación de demanda e ingresos en el mercado externo. Además, fomenta la competencia entre países pobres subdesarrollados con el propósito de atraer inversiones extranjeras, bajando salarios e impuestos, suscribiendo contratos de estabilidad tributaria, etc. Por otro lado, es un modelo que privilegia la inversión extranjera frente a la inversión nacional o local, pues la segunda enfrenta restricciones que no tiene la primera.
-Usted propone nacionalizar la economía. ¿A qué se refiere exactamente con nacionalización?
-Es importante decir dos cosas en torno a la nacionalización. En primer lugar, significa que el circuito de generación de demanda e ingresos esté centrado en el interior del país y no en los mercados externos. Ese es el primer concepto de nacionalización de la economía o de la creación de una economía nacional de mercado. Todo lo contrario a lo que ocurre con el modelo neoliberal. En este, ese circuito está centrado en los mercados internacionales. Por eso tenemos en el Perú un modelo primario exportador y una economía tercerizada, con subdesarrollo en su agricultura y en su industria.
Lo segundo es poner la economía al servicio del interés nacional. Tener un Estado que privilegie el interés nacional por encima del interés de los grupos de poder económico. Los recursos naturales deben servir fundamentalmente al desarrollo nacional y el capital extranjero debe operar bajo condiciones que contribuyan a ese desarrollo sin depredar el medio ambiente, transfiriendo tecnología, generando oportunidades de empleo, desarrollando las zonas circundantes a la explotación de recursos naturales, etc. Estas condiciones tienen que ver con un Estado que privilegia el interés nacional por encima del interés económico transnacional.
-¿Qué candados hay que romper para tener una economía nacional de mercado?
-Como ya dije, el modelo neoliberal tiene un circuito de generación de demanda e ingresos centrada en los mercados internacionales. Tenemos una Constitución que favorece ese tipo de economía y por eso tenemos contratos de estabilidad tributaria, por eso hay óbolo minero y el Estado no aplicó un impuesto a las sobreganancias, por eso los salarios reales están estancados, y por eso la productividad del agro y la industria es muy baja.
Como la Constitución de 1993 generó las condiciones para que este modelo neoliberal operara reduciendo al Estado a una función subsidiaria, esa constitución tiene que cambiar. Necesitamos un nuevo contrato social, una nueva Constitución que permita no sólo que los recursos naturales sean utilizados en función del interés nacional, sino también que el Estado recupere su soberanía para aplicar condiciones al capital extranjero, como se hace en cualquier país decente en el mundo.
-Entonces, se tiene que cambiar las reglas de juego, revisar y renegociar los Tratados de Libre Comercio y los Acuerdos de Protección de Inversiones.
-Por supuesto, pero negociando. En la estrategia de desarrollo del mercado nacional, no hay lugar para ningún acuerdo o tratado internacional que vulnere el interés nacional o que impida el desarrollo nacional en el sentido de un desarrollo integrado de la agricultura y la industria, y de una mejora en las condiciones de vida de la población. Pero se debe negociar. Un gobierno democrático negocia y conversa con las partes involucradas, como lo han hecho otros países. Hay experiencias. Lo ha hecho Bolivia y las inversiones no se han ido. No se puede iniciar la transformación de la economía y desarrollar una economía nacional de mercado sin cambiar la Constitución.
-¿Cómo plantearía la relación del Perú con el mundo? Me refiero a la política de integración.
-El neoliberalismo ha tergiversado el concepto de integración. Hay un énfasis en aspectos comerciales, más que en aspectos de desarrollo económico y social. La integración supone lo segundo, y supone también integrarnos en primer lugar con nuestros pares, es decir con los países andinos, obviamente sobre la base de igualdad y respeto mutuo.
El Perú desarrollaría una economía nacional de mercado, privilegiaría el desarrollo de sus mercados internos, y sobre la base de ese tipo de estrategia de desarrollo se vincularía con los países andinos y con los de América Latina.
Hay varios temas a trabajar en materia de integración; por ejemplo, los temas de políticas de ciencia y tecnología, culturales, educativos y de medio ambiente. Hay muchas cosas que se pueden hacer de manera integrada entre los países de la región: cuidado y preservación del medio ambiente, políticas de recuperación de bosques, políticas agrarias e industriales, dependiendo del grado de desarrollo que tengan los países involucrados.
-¿Cómo se logrará acumular capital nacional?
-Para desarrollar un circuito de generación de demanda e ingresos centrado en el interior del país necesitamos un nuevo contrato social. Este hará posible, desde el punto de vista legal e institucional, el desarrollo de ese circuito. También hay que superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local para dar paso a la creación de capacidades empresariales. La inversión nacional enfrenta restricciones de mercado, de financiamiento y de capital humano y tecnología.
Me explico. Nuestro país tiene una economía que no está conectada con su geografía ni con su demografía. Por eso los mercados internos son reducidos y no se puede generar empresa en la sierra y en la selva del país con la misma velocidad que se genera en la costa. Para superar esta restricción se deben hacer inversiones en infraestructura. El Perú tiene un déficit de infraestructura de cerca del 35% ó 40% de su Producto Bruto Interno (PBI). Debemos superar ese déficit en varios años. La idea es formular planes de 5 años.
Por el lado de la restricción de financiamiento, el mercado financiero está dominado por el oligopolio bancario y los préstamos de mediano y largo plazo básicamente son para grupos relacionados. Los medianos y pequeños empresarios no consiguen financiamiento barato y lo que consiguen es de corto plazo. Las inversiones en agricultura y en manufactura son básicamente de largo plazo. Por eso debemos desarrollar más el mercado de capitales, adecuando su marco regulatorio para que las empresas pequeñas, medianas y también las grandes puedan emitir deuda y captar recursos para financiar sus inversiones.
Por último no se puede dejar de lado el tema de la educación y de la investigación y desarrollo. Aquí hay otra restricción importante. Tiene que darse una revolución educativa en el país y tiene que haber un esfuerzo del Estado en investigación y desarrollo. Los niveles superiores del sistema educativo deben vincularse al mundo empresarial, al mundo de la producción, porque ahora hay una disociación entre la composición de las disponibilidades de mano de obra y la composición de la utilización de la mano de obra; por eso hay subempleo y profesionales que no encuentran trabajo, jóvenes que están buscando trabajo un año o año y medio. El período de búsqueda de trabajo de los jóvenes ha aumentado enormemente en los últimos años. Esto debe cambiar con inversión en investigación y reformando los programas de los institutos superiores y de las universidades. Debe haber una reforma universitaria. Hay cerca de 90 universidades que operan sin control de calidad alguno.
-¿Y cuál sería el contenido de su estrategia de desarrollo?
-La estrategia de desarrollo de una economía nacional de mercado supone basar la industrialización en la agricultura. De acuerdo a Smith, la vía natural del desarrollo es empezar por la agricultura. El desarrollo de la industria es consecuencia del desarrollo de la agricultura, el desarrollo del comercio es consecuencia del desarrollo de la agricultura y la industria, entonces los esfuerzos de investigación y desarrollo tienen que estar centrados en el campo agrícola y obviamente en la agroindustria. La producción agrícola, la producción agroindustrial, debe orientarse al mercado interno pero no tiene por qué dejar de exportar; puede exportar. La economía nacional de mercado es abierta al mundo.
-¿Esta propuesta plantea repotenciar a las empresas estatales existentes?
-Hablamos de actividades estratégicas, sobre todo en las de explotación de recursos naturales, energía, agua, etc. Estas actividades serán nacionalizadas en el sentido de ponerlas al servicio del desarrollo nacional. No hay recetas sobre la organización empresarial en estas actividades. Puede haber empresas estatales, mixtas y privadas o de otro tipo. En este sentido, nacionalizar no significa estatizar, significa pluralidad en las formas empresariales, estimular la aparición de empresas privadas para crear nuevos mercados internos, y también significa respeto a las organizaciones comunales. Es un planteamiento plural. Lo fundamental es generar competencia y el fomento de la competencia en determinadas actividades es fundamental para el desarrollo.
Por ejemplo en el espacio aéreo. Si no hay competencia, los pasajes son muy caros, en cambio si hay competencia los pasajes bajan. Una o dos empresas no deben tener el monopolio del espacio aéreo nacional. Se puede alentar la creación de una empresa nacional, una empresa de bandera nacional, con capital del Estado y capital privado, o simplemente una empresa estatal que fomente la competencia en el espacio aerocomercial del país.
-¿Qué le diría al ciudadano que espera cambios?
-Que rechace con conocimiento e información el modelo neoliberal corrupto. Se requiere confianza y se requiere convencimiento para hacer los cambios. Los ciudadanos que luchan por el cambio son la esperanza de desarrollo y justicia social.
LA PRIMERA, 25 de abril del 2010
-¿Cuál es su principal crítica al modelo económico neoliberal?
-El modelo económico neoliberal no considera el desarrollo de los mercados internos. Centra el circuito de generación de demanda e ingresos en el mercado externo. Además, fomenta la competencia entre países pobres subdesarrollados con el propósito de atraer inversiones extranjeras, bajando salarios e impuestos, suscribiendo contratos de estabilidad tributaria, etc. Por otro lado, es un modelo que privilegia la inversión extranjera frente a la inversión nacional o local, pues la segunda enfrenta restricciones que no tiene la primera.
-Usted propone nacionalizar la economía. ¿A qué se refiere exactamente con nacionalización?
-Es importante decir dos cosas en torno a la nacionalización. En primer lugar, significa que el circuito de generación de demanda e ingresos esté centrado en el interior del país y no en los mercados externos. Ese es el primer concepto de nacionalización de la economía o de la creación de una economía nacional de mercado. Todo lo contrario a lo que ocurre con el modelo neoliberal. En este, ese circuito está centrado en los mercados internacionales. Por eso tenemos en el Perú un modelo primario exportador y una economía tercerizada, con subdesarrollo en su agricultura y en su industria.
Lo segundo es poner la economía al servicio del interés nacional. Tener un Estado que privilegie el interés nacional por encima del interés de los grupos de poder económico. Los recursos naturales deben servir fundamentalmente al desarrollo nacional y el capital extranjero debe operar bajo condiciones que contribuyan a ese desarrollo sin depredar el medio ambiente, transfiriendo tecnología, generando oportunidades de empleo, desarrollando las zonas circundantes a la explotación de recursos naturales, etc. Estas condiciones tienen que ver con un Estado que privilegia el interés nacional por encima del interés económico transnacional.
-¿Qué candados hay que romper para tener una economía nacional de mercado?
-Como ya dije, el modelo neoliberal tiene un circuito de generación de demanda e ingresos centrada en los mercados internacionales. Tenemos una Constitución que favorece ese tipo de economía y por eso tenemos contratos de estabilidad tributaria, por eso hay óbolo minero y el Estado no aplicó un impuesto a las sobreganancias, por eso los salarios reales están estancados, y por eso la productividad del agro y la industria es muy baja.
Como la Constitución de 1993 generó las condiciones para que este modelo neoliberal operara reduciendo al Estado a una función subsidiaria, esa constitución tiene que cambiar. Necesitamos un nuevo contrato social, una nueva Constitución que permita no sólo que los recursos naturales sean utilizados en función del interés nacional, sino también que el Estado recupere su soberanía para aplicar condiciones al capital extranjero, como se hace en cualquier país decente en el mundo.
-Entonces, se tiene que cambiar las reglas de juego, revisar y renegociar los Tratados de Libre Comercio y los Acuerdos de Protección de Inversiones.
-Por supuesto, pero negociando. En la estrategia de desarrollo del mercado nacional, no hay lugar para ningún acuerdo o tratado internacional que vulnere el interés nacional o que impida el desarrollo nacional en el sentido de un desarrollo integrado de la agricultura y la industria, y de una mejora en las condiciones de vida de la población. Pero se debe negociar. Un gobierno democrático negocia y conversa con las partes involucradas, como lo han hecho otros países. Hay experiencias. Lo ha hecho Bolivia y las inversiones no se han ido. No se puede iniciar la transformación de la economía y desarrollar una economía nacional de mercado sin cambiar la Constitución.
-¿Cómo plantearía la relación del Perú con el mundo? Me refiero a la política de integración.
-El neoliberalismo ha tergiversado el concepto de integración. Hay un énfasis en aspectos comerciales, más que en aspectos de desarrollo económico y social. La integración supone lo segundo, y supone también integrarnos en primer lugar con nuestros pares, es decir con los países andinos, obviamente sobre la base de igualdad y respeto mutuo.
El Perú desarrollaría una economía nacional de mercado, privilegiaría el desarrollo de sus mercados internos, y sobre la base de ese tipo de estrategia de desarrollo se vincularía con los países andinos y con los de América Latina.
Hay varios temas a trabajar en materia de integración; por ejemplo, los temas de políticas de ciencia y tecnología, culturales, educativos y de medio ambiente. Hay muchas cosas que se pueden hacer de manera integrada entre los países de la región: cuidado y preservación del medio ambiente, políticas de recuperación de bosques, políticas agrarias e industriales, dependiendo del grado de desarrollo que tengan los países involucrados.
-¿Cómo se logrará acumular capital nacional?
-Para desarrollar un circuito de generación de demanda e ingresos centrado en el interior del país necesitamos un nuevo contrato social. Este hará posible, desde el punto de vista legal e institucional, el desarrollo de ese circuito. También hay que superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local para dar paso a la creación de capacidades empresariales. La inversión nacional enfrenta restricciones de mercado, de financiamiento y de capital humano y tecnología.
Me explico. Nuestro país tiene una economía que no está conectada con su geografía ni con su demografía. Por eso los mercados internos son reducidos y no se puede generar empresa en la sierra y en la selva del país con la misma velocidad que se genera en la costa. Para superar esta restricción se deben hacer inversiones en infraestructura. El Perú tiene un déficit de infraestructura de cerca del 35% ó 40% de su Producto Bruto Interno (PBI). Debemos superar ese déficit en varios años. La idea es formular planes de 5 años.
Por el lado de la restricción de financiamiento, el mercado financiero está dominado por el oligopolio bancario y los préstamos de mediano y largo plazo básicamente son para grupos relacionados. Los medianos y pequeños empresarios no consiguen financiamiento barato y lo que consiguen es de corto plazo. Las inversiones en agricultura y en manufactura son básicamente de largo plazo. Por eso debemos desarrollar más el mercado de capitales, adecuando su marco regulatorio para que las empresas pequeñas, medianas y también las grandes puedan emitir deuda y captar recursos para financiar sus inversiones.
Por último no se puede dejar de lado el tema de la educación y de la investigación y desarrollo. Aquí hay otra restricción importante. Tiene que darse una revolución educativa en el país y tiene que haber un esfuerzo del Estado en investigación y desarrollo. Los niveles superiores del sistema educativo deben vincularse al mundo empresarial, al mundo de la producción, porque ahora hay una disociación entre la composición de las disponibilidades de mano de obra y la composición de la utilización de la mano de obra; por eso hay subempleo y profesionales que no encuentran trabajo, jóvenes que están buscando trabajo un año o año y medio. El período de búsqueda de trabajo de los jóvenes ha aumentado enormemente en los últimos años. Esto debe cambiar con inversión en investigación y reformando los programas de los institutos superiores y de las universidades. Debe haber una reforma universitaria. Hay cerca de 90 universidades que operan sin control de calidad alguno.
-¿Y cuál sería el contenido de su estrategia de desarrollo?
-La estrategia de desarrollo de una economía nacional de mercado supone basar la industrialización en la agricultura. De acuerdo a Smith, la vía natural del desarrollo es empezar por la agricultura. El desarrollo de la industria es consecuencia del desarrollo de la agricultura, el desarrollo del comercio es consecuencia del desarrollo de la agricultura y la industria, entonces los esfuerzos de investigación y desarrollo tienen que estar centrados en el campo agrícola y obviamente en la agroindustria. La producción agrícola, la producción agroindustrial, debe orientarse al mercado interno pero no tiene por qué dejar de exportar; puede exportar. La economía nacional de mercado es abierta al mundo.
-¿Esta propuesta plantea repotenciar a las empresas estatales existentes?
-Hablamos de actividades estratégicas, sobre todo en las de explotación de recursos naturales, energía, agua, etc. Estas actividades serán nacionalizadas en el sentido de ponerlas al servicio del desarrollo nacional. No hay recetas sobre la organización empresarial en estas actividades. Puede haber empresas estatales, mixtas y privadas o de otro tipo. En este sentido, nacionalizar no significa estatizar, significa pluralidad en las formas empresariales, estimular la aparición de empresas privadas para crear nuevos mercados internos, y también significa respeto a las organizaciones comunales. Es un planteamiento plural. Lo fundamental es generar competencia y el fomento de la competencia en determinadas actividades es fundamental para el desarrollo.
Por ejemplo en el espacio aéreo. Si no hay competencia, los pasajes son muy caros, en cambio si hay competencia los pasajes bajan. Una o dos empresas no deben tener el monopolio del espacio aéreo nacional. Se puede alentar la creación de una empresa nacional, una empresa de bandera nacional, con capital del Estado y capital privado, o simplemente una empresa estatal que fomente la competencia en el espacio aerocomercial del país.
-¿Qué le diría al ciudadano que espera cambios?
-Que rechace con conocimiento e información el modelo neoliberal corrupto. Se requiere confianza y se requiere convencimiento para hacer los cambios. Los ciudadanos que luchan por el cambio son la esperanza de desarrollo y justicia social.
Thursday, April 08, 2010
La Economía Nacional de Mercado (Parte III)
En los artículos anteriores (partes I y II) tratamos dos de los tres factores indispensables para la construcción de una economía nacional de mercado. En este analizaremos el tercero, es decir, explicaremos por qué es indispensable un nuevo contrato social. Cambiar la estrategia de desarrollo neoliberal por otra que implique la construcción de una economía nacional de mercado, requiere un nuevo entorno político y social, una nueva coalición de poder, que asegure la construcción de la nación y la práctica de una democracia republicana. No hay otra manera de centrar la generación del circuito de demanda e ingresos en el interior del país y en beneficio de toda la población.
El contrato social neoliberal, la corrupción y la ausencia de democracia
La Constitución de 1993 redujo el espacio de las políticas públicas y propició el dominio del capital transnacional y de la ideología neoliberal en la determinación del contenido de estas políticas: se introdujo el concepto de subsidiariedad limitando el papel del Estado en la economía, se eliminó la estabilidad laboral y otros derechos de los trabajadores, se convirtieron en contratos–ley los contratos de estabilidad tributaria y se perjudicó a la inversión privada nacional por las desventajas relativas que enfrenta al ponerla en pié de igualdad con la inversión extranjera.
Con esta Constitución el Estado perdió soberanía y el interés nacional pasó a segundo plano. El gobierno, en su afán por atraer inversión extranjera, acepta el óbolo minero en lugar de aplicar un impuesto a las sobreganancias, renuncia al cobro de regalías y promueve la desnacionalización de los recursos con concesiones que afectan al interés nacional y sin rigurosos estudios de impactos ambientales de las inversiones mineras.
Por otro lado, con el neoliberalismo la corrupción se ha hecho parte del actual sistema político y de gobierno. Pocos impuestos y mercado libre para los grupos de poder económico, es parte de la ideología de este sistema. Los grupos de poder eluden su responsabilidad tributaria frente al Estado, y el Estado elude su responsabilidad de proporcionar servicios básicos de calidad a la mayoría de la población. El pueblo legitima a sus gobernantes mediante su voto, pero los elegidos gobiernan en función a los intereses de minorías económicas que no han sido elegidas por el voto popular. Este ejercicio corrupto de la función de gobierno mediatiza la democracia o reproduce, sin nada que lo impida, una forma de gobernar antidemocrática.
En resumen, la actual constitución y la forma corrupta de gobernar, que es funcional al neoliberalismo, conspiran contra la generación de un circuito de demanda al interior del país, indispensable para el desarrollo de la economía nacional de mercado.
Nueva Constitución y la práctica de una democracia republicana
Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. En primer lugar, es necesario recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía. Una nación que no controla sus fuentes de energía no controla su futuro. En segundo lugar, el Estado debe recuperar su papel promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal. Todo esto supone un nuevo contrato social, es decir, una nueva Constitución.
El trato prioritario a la inversión privada nacional y un Estado promotor del desarrollo y regulador de la economía, constituyen la base para institucionalizar el circuito nacional de generación de demanda e ingresos. Sin reforma tributaria que aumente los ingresos del Estado y con el gasto público reducido (como porcentaje del PBI), el Estado no llega a todos; es excluyente. No hay servicios sociales básicos para parte importante de la población y los que provee son de baja calidad. Por lo tanto, aparte de los requisitos de desempeño que se impondría a la inversión extranjera, una nueva Constitución permitirá efectuar una profunda reforma fiscal para, aumentando los recursos del Estado, atender programas sociales de carácter universal.
Con la nueva Constitución terminará la corrupción como práctica de gobierno: establecerá garantías y contrapesos, clara separación y plena independencia de los poderes del Estado y de los órganos de control, y una nueva regionalización, para tener un Estado y un gobierno que practique la democracia republicana, con rendición de cuentas, transparencia, y drásticas penalidades a los que gobiernan sin respeto a la elección popular y violando la Constitución.
La práctica de la democracia republicana impedirá la cooptación del poder político por los poderes fácticos y por los grandes grupos económicos, tanto nacionales como extranjeros, que nadie elige, nadie controla y nadie fiscaliza. Habrá mecanismos explícitos de evaluación y control constitucional de los gobernantes. La democracia será mucho más que un modo de elegir gobernantes y representantes del pueblo, será un sistema de elección y un modo de gobernar sujeto al mandato del voto popular y a la Constitución.
Publicado en La República, en dos partes (Martes, 20 Abril y Jueves 22 Abril, 2010)
El contrato social neoliberal, la corrupción y la ausencia de democracia
La Constitución de 1993 redujo el espacio de las políticas públicas y propició el dominio del capital transnacional y de la ideología neoliberal en la determinación del contenido de estas políticas: se introdujo el concepto de subsidiariedad limitando el papel del Estado en la economía, se eliminó la estabilidad laboral y otros derechos de los trabajadores, se convirtieron en contratos–ley los contratos de estabilidad tributaria y se perjudicó a la inversión privada nacional por las desventajas relativas que enfrenta al ponerla en pié de igualdad con la inversión extranjera.
Con esta Constitución el Estado perdió soberanía y el interés nacional pasó a segundo plano. El gobierno, en su afán por atraer inversión extranjera, acepta el óbolo minero en lugar de aplicar un impuesto a las sobreganancias, renuncia al cobro de regalías y promueve la desnacionalización de los recursos con concesiones que afectan al interés nacional y sin rigurosos estudios de impactos ambientales de las inversiones mineras.
Por otro lado, con el neoliberalismo la corrupción se ha hecho parte del actual sistema político y de gobierno. Pocos impuestos y mercado libre para los grupos de poder económico, es parte de la ideología de este sistema. Los grupos de poder eluden su responsabilidad tributaria frente al Estado, y el Estado elude su responsabilidad de proporcionar servicios básicos de calidad a la mayoría de la población. El pueblo legitima a sus gobernantes mediante su voto, pero los elegidos gobiernan en función a los intereses de minorías económicas que no han sido elegidas por el voto popular. Este ejercicio corrupto de la función de gobierno mediatiza la democracia o reproduce, sin nada que lo impida, una forma de gobernar antidemocrática.
En resumen, la actual constitución y la forma corrupta de gobernar, que es funcional al neoliberalismo, conspiran contra la generación de un circuito de demanda al interior del país, indispensable para el desarrollo de la economía nacional de mercado.
Nueva Constitución y la práctica de una democracia republicana
Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. En primer lugar, es necesario recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía. Una nación que no controla sus fuentes de energía no controla su futuro. En segundo lugar, el Estado debe recuperar su papel promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal. Todo esto supone un nuevo contrato social, es decir, una nueva Constitución.
El trato prioritario a la inversión privada nacional y un Estado promotor del desarrollo y regulador de la economía, constituyen la base para institucionalizar el circuito nacional de generación de demanda e ingresos. Sin reforma tributaria que aumente los ingresos del Estado y con el gasto público reducido (como porcentaje del PBI), el Estado no llega a todos; es excluyente. No hay servicios sociales básicos para parte importante de la población y los que provee son de baja calidad. Por lo tanto, aparte de los requisitos de desempeño que se impondría a la inversión extranjera, una nueva Constitución permitirá efectuar una profunda reforma fiscal para, aumentando los recursos del Estado, atender programas sociales de carácter universal.
Con la nueva Constitución terminará la corrupción como práctica de gobierno: establecerá garantías y contrapesos, clara separación y plena independencia de los poderes del Estado y de los órganos de control, y una nueva regionalización, para tener un Estado y un gobierno que practique la democracia republicana, con rendición de cuentas, transparencia, y drásticas penalidades a los que gobiernan sin respeto a la elección popular y violando la Constitución.
La práctica de la democracia republicana impedirá la cooptación del poder político por los poderes fácticos y por los grandes grupos económicos, tanto nacionales como extranjeros, que nadie elige, nadie controla y nadie fiscaliza. Habrá mecanismos explícitos de evaluación y control constitucional de los gobernantes. La democracia será mucho más que un modo de elegir gobernantes y representantes del pueblo, será un sistema de elección y un modo de gobernar sujeto al mandato del voto popular y a la Constitución.
Publicado en La República, en dos partes (Martes, 20 Abril y Jueves 22 Abril, 2010)
La Economía Nacional de Mercado (Parte II)
En el artículo anterior indicamos que la economía nacional de mercado se construye desarrollando capacidad empresarial y que esto exige superar las restricciones que enfrenta la inversión privada nacional o local. Este es solo el primer factor. En este artículo trataremos del segundo: el desarrollo de instituciones y espacios de política para generar establemente un circuito nacional de demanda e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo. Esta vinculación es crucial. Se trata de conectar la administración de la demanda agregada durante el ciclo con el crecimiento y las transformaciones estructurales. Procesos históricos importantes de cambio estructural industrialista fracasaron por problemas de corto plazo.
Corto y largo plazo: la relación de la estabilización con el crecimiento económico
Las economías de mercado no son intrínsecamente estables ni tienden automáticamente al pleno empleo. En los países del centro el gobierno, según el legado keynesiano, es el responsable de enfrentar las recesiones mediante políticas, monetaria y fiscal, expansivas. Para que esto ocurra también en países como el nuestro, se debe construir, como lo hicieron los países del centro, un circuito nacional de generación demanda e ingresos.
La condición necesaria para construir este circuito es eliminar las restricciones que impiden que la inversión privada nacional se expanda, creando demanda y capacidad productiva a lo largo y ancho del país. La administración del ciclo (mediante las políticas macro) debe ser funcional a este objetivo de largo plazo.
El mercado de capitales en soles facilita el financiamiento de mediano y largo plazo de la inversión, pero también mejora la eficiencia de la política monetaria basada en metas explicitas de inflación con la tasa de interés como instrumento (regla de Taylor). Cuanto más profundo y líquido es este mercado, mayor es la competencia en el mercado financiero donde hoy domina el oligopolio bancario. El marco regulatorio de este mercado debe ser reformado para que las empresas productivas pequeñas y medianas pueden emitir deudas.
El mercado de capitales en soles también contribuye a la sostenibilidad de la política fiscal. Su expansión se sustenta en el desarrollo del mercado secundario de deuda soberana en soles. Este último permite reducir los riesgos de la deuda pública (cambiario y de tasas de interés variables) sustituyendo deuda externa por interna. El mercado de deuda soberana permite asimismo introducir la «Regla de Oro» en el gasto del gobierno: endeudamiento solo para financiar inversiones públicas. Hasta aquí la vinculación del corto y largo plazo con referencia a la inversión que, como se sabe, es un factor de creación de demanda y de capacidad productiva.
El gasto público corriente no crea capacidad pero sí crea demanda; por lo tanto, junto con la inversión privada local, tiene que ser parte del circuito nacional de generación de demanda e ingresos. Este gasto no puede ser, entonces, procíclico. Se debe introducir una regla contracíclica en la ley de responsabilidad y transparencia fiscal, para que los ingresos públicos sean los únicos que fluctúan con el ciclo. En el auge se acumula fondos de estabilización para hacer frente a las recesiones.
Finalmente, en una economía abierta se necesita otra medida para solucionar el conflicto entre el corto y el largo plazo. La apertura financiera y la libre movilidad de capitales dificultan la administración de la tasa de interés y el tipo de cambio real, dos precios relativos importantes que influyen en la demanda de inversión privada. Una buena administración de la economía nacional, decía Keynes, depende de la libertad de fijar una tasa de interés apropiada sin referencia a las tasas prevalecientes en el resto del mundo. Esto quiere decir que hay que controlar el flujo internacional de capitales y, para asegurar un tipo de cambio real estable y competitivo, este control debe ser acompañado con una regla de intervenciones esterilizadas en el mercado cambiario.
Mercado laboral, salarios y generación de demanda
El modelo exportador neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales. Esta manera de ganar competitividad internacional deja de lado los aumentos de la productividad asociados a la expansión de los mercados internos.
Por el contrario, la economía nacional de mercado implica mejores condiciones de vida y de trabajo. En consecuencia, el circuito de generación de demanda e ingresos debe incorporar también al mercado laboral. Se tiene que restablecer el salario mínimo como instrumento de política e introducir estándares laborales decentes, el derecho a la libre sindicalización y un sistema de protección social universal. Estas instituciones ni distorsionan el mercado de trabajo ni tienen por qué reducir los niveles de empleo. Son absolutamente necesarios para desarrollar un proceso sólido y estable de generación de demanda al interior del país. El salario es un factor de demanda y no solo un factor de costo. Hay otros costos como el de financiamiento que se reducirían notablemente con el desarrollo del mercado de capitales en soles.
Para terminar, es importante mencionar que, desde los clásicos, el salario forma parte del conflicto distributivo. Su determinación, por lo tanto, tiene que ver con el poder económico y político que desde el gobierno le da contenido a las políticas públicas. El modelo neoliberal se funda en un desbalance de poder que perjudica a los trabajadores, campesinos y a parte importante de la clase media. Esta es la otra cara de su carácter «desnacionalizador» que analizaremos en otro artículo.
Este artículo será publicado el 11 de abril en la revista dominical del diario La República
Corto y largo plazo: la relación de la estabilización con el crecimiento económico
Las economías de mercado no son intrínsecamente estables ni tienden automáticamente al pleno empleo. En los países del centro el gobierno, según el legado keynesiano, es el responsable de enfrentar las recesiones mediante políticas, monetaria y fiscal, expansivas. Para que esto ocurra también en países como el nuestro, se debe construir, como lo hicieron los países del centro, un circuito nacional de generación demanda e ingresos.
La condición necesaria para construir este circuito es eliminar las restricciones que impiden que la inversión privada nacional se expanda, creando demanda y capacidad productiva a lo largo y ancho del país. La administración del ciclo (mediante las políticas macro) debe ser funcional a este objetivo de largo plazo.
El mercado de capitales en soles facilita el financiamiento de mediano y largo plazo de la inversión, pero también mejora la eficiencia de la política monetaria basada en metas explicitas de inflación con la tasa de interés como instrumento (regla de Taylor). Cuanto más profundo y líquido es este mercado, mayor es la competencia en el mercado financiero donde hoy domina el oligopolio bancario. El marco regulatorio de este mercado debe ser reformado para que las empresas productivas pequeñas y medianas pueden emitir deudas.
El mercado de capitales en soles también contribuye a la sostenibilidad de la política fiscal. Su expansión se sustenta en el desarrollo del mercado secundario de deuda soberana en soles. Este último permite reducir los riesgos de la deuda pública (cambiario y de tasas de interés variables) sustituyendo deuda externa por interna. El mercado de deuda soberana permite asimismo introducir la «Regla de Oro» en el gasto del gobierno: endeudamiento solo para financiar inversiones públicas. Hasta aquí la vinculación del corto y largo plazo con referencia a la inversión que, como se sabe, es un factor de creación de demanda y de capacidad productiva.
El gasto público corriente no crea capacidad pero sí crea demanda; por lo tanto, junto con la inversión privada local, tiene que ser parte del circuito nacional de generación de demanda e ingresos. Este gasto no puede ser, entonces, procíclico. Se debe introducir una regla contracíclica en la ley de responsabilidad y transparencia fiscal, para que los ingresos públicos sean los únicos que fluctúan con el ciclo. En el auge se acumula fondos de estabilización para hacer frente a las recesiones.
Finalmente, en una economía abierta se necesita otra medida para solucionar el conflicto entre el corto y el largo plazo. La apertura financiera y la libre movilidad de capitales dificultan la administración de la tasa de interés y el tipo de cambio real, dos precios relativos importantes que influyen en la demanda de inversión privada. Una buena administración de la economía nacional, decía Keynes, depende de la libertad de fijar una tasa de interés apropiada sin referencia a las tasas prevalecientes en el resto del mundo. Esto quiere decir que hay que controlar el flujo internacional de capitales y, para asegurar un tipo de cambio real estable y competitivo, este control debe ser acompañado con una regla de intervenciones esterilizadas en el mercado cambiario.
Mercado laboral, salarios y generación de demanda
El modelo exportador neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales. Esta manera de ganar competitividad internacional deja de lado los aumentos de la productividad asociados a la expansión de los mercados internos.
Por el contrario, la economía nacional de mercado implica mejores condiciones de vida y de trabajo. En consecuencia, el circuito de generación de demanda e ingresos debe incorporar también al mercado laboral. Se tiene que restablecer el salario mínimo como instrumento de política e introducir estándares laborales decentes, el derecho a la libre sindicalización y un sistema de protección social universal. Estas instituciones ni distorsionan el mercado de trabajo ni tienen por qué reducir los niveles de empleo. Son absolutamente necesarios para desarrollar un proceso sólido y estable de generación de demanda al interior del país. El salario es un factor de demanda y no solo un factor de costo. Hay otros costos como el de financiamiento que se reducirían notablemente con el desarrollo del mercado de capitales en soles.
Para terminar, es importante mencionar que, desde los clásicos, el salario forma parte del conflicto distributivo. Su determinación, por lo tanto, tiene que ver con el poder económico y político que desde el gobierno le da contenido a las políticas públicas. El modelo neoliberal se funda en un desbalance de poder que perjudica a los trabajadores, campesinos y a parte importante de la clase media. Esta es la otra cara de su carácter «desnacionalizador» que analizaremos en otro artículo.
Este artículo será publicado el 11 de abril en la revista dominical del diario La República
Sunday, April 04, 2010
La Economía Nacional de Mercado (Parte I)
Es inverosímil que para algunos economistas la crítica al modelo neoliberal peruano sea considerada como un rechazo al mercado, y que los críticos de ese modelo sean calificados como enemigos del mercado. Esta incapacidad de razonar también se revela cuando escuchan hablar de nacionalizar la economía o nacionalizar las actividades estratégicas, es decir, de ponerlas al servicio del interés nacional. El propósito de este artículo es invitar al lector bien intencionado a participar en un debate que trascienda el razonamiento dicotómico Estado-Mercado y despliegue su curiosidad por estudiar los temas del desarrollo.
La modelo económico neoliberal es desnacionalizador
El modelo neoliberal aplicado al Perú desarrolla un circuito económico desnacionalizador. Bastaría señalar que la caída de la tasa de crecimiento de 9.8% en 2008 a 0.9% en 2009, revela la desconexión de nuestra economía con sus mercados internos o su fuerte dependencia con lo que ocurre en el mercado internacional. Esto es historia conocida, pero no parece suficiente. ¿Por qué es desnacionalizador?
Primero, porque la versión neoliberal del modelo exportador aplicado aquí (que es distinta de la versión exportadora de los países del Asia), no considera el desarrollo de los mercados internos. Deja de lado los factores de demanda interna y hace énfasis en el minimalismo estatal, en consonancia con la teoría neoclásica del comercio internacional y del crecimiento económico. Para esta teoría el mercado autorregulado es eficiente, las distorsiones en el mercado son originadas por la intervención del Estado y los países comercian porque tienen distintas especializaciones beneficiándose del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor.
Segundo, porque, a diferencia de lo que ocurrió en los países asiáticos, orienta el desarrollo fuera de los mercados internos, creando en su lugar enclaves que no tienen conexiones con la economía interna y no toma en cuenta los intereses de la comunidad nacional de la sierra y la selva del país.
Tercero, porque su focalización en las exportaciones, dada las condiciones de las que se parte, genera comportamientos ventajistas en la competencia internacional mediante la supresión de los derechos de los trabajadores, el mantenimiento de salarios reales estancados, la imposición de contratos de estabilidad tributaria que lesionan la soberanía nacional, y la desatención de los costos medioambientales de la explotación de recursos primarios (piense el lector en Cocachacra, Arequipa; en Majaz, Piura; en Bagua, Amazonas; o, solo en la Oroya, Cerro de Pasco). Piense también, el lector, en las exportaciones no tradicionales que basan su competitividad en mano de obra barata y de baja calificación.
Finalmente, porque privilegia las inversiones extranjeras en la actividad primaria exportadora que vende en los mercados externos, en lugar de promover el crecimiento de la demanda interna en consonancia con un aumento diversificado de la oferta productiva. El modelo exportador neoliberal no permite aprovechar internamente los frutos del progreso técnico o los aumentos de la productividad a favor del interés nacional.
La economía nacional de mercado
Hay que «nacionalizar» esta economía. Hay que centrar el desarrollo del país en la expansión de los mercados internos que ya existen y en la creación de otros nuevos, es decir, hay que desarrollar una economía nacional de mercado. Esto no significa autarquía ni estatismo. Significa basar las ganancias de competitividad en aumentos de productividad y no en ventajas absolutas naturales y en el cholo barato. Las ventajas competitivas se logran conectando la economía con la geografía y la demografía, diversificando el aparato productivo para basar estas ventajas en rendimientos a escala con costos unitarios decrecientes que favorece el comercio intraindustrial. Pero también significa institucionalizar políticas de generación de ingresos y demanda interna para sostener el crecimiento.
Hay que construir capacidad productiva industrial, agroindustrial y agropecuaria (oferta), y simultáneamente desarrollar la demanda interna para asegurar el uso de esa capacidad. Además, una demanda interna que se sostiene en el tiempo estimula nuevas inversiones para expandir y diversificar la capacidad productiva. Desde esta perspectiva, las exportaciones son necesarias para solventar las importaciones y hacer sostenible el crecimiento económico; y, en este caso, las ganancias de competitividad están garantizadas por la expansión de los mercados internos.
¿Cómo se construye una economía nacional de mercado?
Primero, facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; segundo, desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, tercero, con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
Por razones de espacio solo trataremos el primer punto. La creación de capacidad empresarial nacional está asociada a la expansión de la inversión privada nacional o local; pero ésta, a diferencia de la extranjera, enfrenta restricciones de mercado interno, de financiamiento y, de capital humano y tecnología. La restricción de mercado se supera con inversión en infraestructura económica y social, a lo largo y ancho del país. La restricción de financiamiento se resuelve con un mercado de capitales en soles, profundo y líquido, sustentado en un mercado secundario de deuda soberana en soles, a distintos plazos, para generar tasas de referencia para las emisiones privadas. Por último, la restricción de capital humano se supera con una reforma educativa para facilitar la movilidad y adaptabilidad de la mano de obra, con inversión en investigación y desarrollo, y con vínculos institucionales con la industria y las empresas para definir contenidos curriculares que hagan fluido el tránsito hacia el mercado laboral.
Publicado (con errores) en la revista dominical del diario La República, el 4 de abril de 2010
La modelo económico neoliberal es desnacionalizador
El modelo neoliberal aplicado al Perú desarrolla un circuito económico desnacionalizador. Bastaría señalar que la caída de la tasa de crecimiento de 9.8% en 2008 a 0.9% en 2009, revela la desconexión de nuestra economía con sus mercados internos o su fuerte dependencia con lo que ocurre en el mercado internacional. Esto es historia conocida, pero no parece suficiente. ¿Por qué es desnacionalizador?
Primero, porque la versión neoliberal del modelo exportador aplicado aquí (que es distinta de la versión exportadora de los países del Asia), no considera el desarrollo de los mercados internos. Deja de lado los factores de demanda interna y hace énfasis en el minimalismo estatal, en consonancia con la teoría neoclásica del comercio internacional y del crecimiento económico. Para esta teoría el mercado autorregulado es eficiente, las distorsiones en el mercado son originadas por la intervención del Estado y los países comercian porque tienen distintas especializaciones beneficiándose del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor.
Segundo, porque, a diferencia de lo que ocurrió en los países asiáticos, orienta el desarrollo fuera de los mercados internos, creando en su lugar enclaves que no tienen conexiones con la economía interna y no toma en cuenta los intereses de la comunidad nacional de la sierra y la selva del país.
Tercero, porque su focalización en las exportaciones, dada las condiciones de las que se parte, genera comportamientos ventajistas en la competencia internacional mediante la supresión de los derechos de los trabajadores, el mantenimiento de salarios reales estancados, la imposición de contratos de estabilidad tributaria que lesionan la soberanía nacional, y la desatención de los costos medioambientales de la explotación de recursos primarios (piense el lector en Cocachacra, Arequipa; en Majaz, Piura; en Bagua, Amazonas; o, solo en la Oroya, Cerro de Pasco). Piense también, el lector, en las exportaciones no tradicionales que basan su competitividad en mano de obra barata y de baja calificación.
Finalmente, porque privilegia las inversiones extranjeras en la actividad primaria exportadora que vende en los mercados externos, en lugar de promover el crecimiento de la demanda interna en consonancia con un aumento diversificado de la oferta productiva. El modelo exportador neoliberal no permite aprovechar internamente los frutos del progreso técnico o los aumentos de la productividad a favor del interés nacional.
La economía nacional de mercado
Hay que «nacionalizar» esta economía. Hay que centrar el desarrollo del país en la expansión de los mercados internos que ya existen y en la creación de otros nuevos, es decir, hay que desarrollar una economía nacional de mercado. Esto no significa autarquía ni estatismo. Significa basar las ganancias de competitividad en aumentos de productividad y no en ventajas absolutas naturales y en el cholo barato. Las ventajas competitivas se logran conectando la economía con la geografía y la demografía, diversificando el aparato productivo para basar estas ventajas en rendimientos a escala con costos unitarios decrecientes que favorece el comercio intraindustrial. Pero también significa institucionalizar políticas de generación de ingresos y demanda interna para sostener el crecimiento.
Hay que construir capacidad productiva industrial, agroindustrial y agropecuaria (oferta), y simultáneamente desarrollar la demanda interna para asegurar el uso de esa capacidad. Además, una demanda interna que se sostiene en el tiempo estimula nuevas inversiones para expandir y diversificar la capacidad productiva. Desde esta perspectiva, las exportaciones son necesarias para solventar las importaciones y hacer sostenible el crecimiento económico; y, en este caso, las ganancias de competitividad están garantizadas por la expansión de los mercados internos.
¿Cómo se construye una economía nacional de mercado?
Primero, facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; segundo, desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, tercero, con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
Por razones de espacio solo trataremos el primer punto. La creación de capacidad empresarial nacional está asociada a la expansión de la inversión privada nacional o local; pero ésta, a diferencia de la extranjera, enfrenta restricciones de mercado interno, de financiamiento y, de capital humano y tecnología. La restricción de mercado se supera con inversión en infraestructura económica y social, a lo largo y ancho del país. La restricción de financiamiento se resuelve con un mercado de capitales en soles, profundo y líquido, sustentado en un mercado secundario de deuda soberana en soles, a distintos plazos, para generar tasas de referencia para las emisiones privadas. Por último, la restricción de capital humano se supera con una reforma educativa para facilitar la movilidad y adaptabilidad de la mano de obra, con inversión en investigación y desarrollo, y con vínculos institucionales con la industria y las empresas para definir contenidos curriculares que hagan fluido el tránsito hacia el mercado laboral.
Publicado (con errores) en la revista dominical del diario La República, el 4 de abril de 2010
Tuesday, March 02, 2010
Sobre la teoría del desarrollo y el modelo de crecimiento: Comentario a Waldo Mendoza
El debate sobre el modelo neoliberal, para ser completo, debe incluir la discusión de la teoría del desarrollo que fundamenta a un modelo de crecimiento. Sobre estos temas hay abundante literatura que diferencia claramente las teorías del desarrollo de los modelos de crecimiento. Las primeras corresponden a la visión global acerca de la evolución de las economías y sociedades a largo plazo que es propia de una corriente de pensamiento; mientras que el modelo de crecimiento es su expresión formal. No se puede discutir el modelo de crecimiento al margen de la corriente teórica de la cual es parte. El debate que emprendimos, a mi juicio, presuponía que todos identificábamos la corriente de pensamiento neoliberal y que todos sabíamos diferenciarla de la corriente de pensamiento, por ejemplo, keynesiana. No se puede defender un modelo de crecimiento neoliberal (como lo hace Waldo Mendoza) y, al mismo tiempo reclamarse, por ejemplo, keynesiano.
La concepción neoliberal del desarrollo y su modelo de crecimiento
En general, el modelo económico es la forma de producción basada en un patrón específico de acumulación de capital que da lugar a un determinado liderazgo sectorial y de demanda en el crecimiento económico. El modelo económico incluye una estructura de precios relativos, una forma de financiamiento y una estructura de demanda que determinan, conjuntamente, el patrón de crecimiento (quién lo lidera) y el tipo de tecnología que se adopta. Por su parte, estos dos últimos, el patrón de crecimiento y la tecnología, determinan los niveles y la calidad de empleo de la fuerza laboral. Este es un concepto general.
Con base a este concepto señalé que la forma de producción que se orienta hacia las exportaciones en su versión neoliberal implica la liberalización al máximo de los mercados y, en particular, del mercado de trabajo, la reducción significativa de aranceles o su eliminación, y la asignación de un papel subsidiario y neutral al Estado. Específicamente en países como el nuestro la expresión formal de la teoría del desarrollo neoliberal es un modelo de crecimiento primario exportador, con precios relativos clave (como el tipo de cambio real y el salario real) que estimulan la producción de no transables (sectores de comercio, servicios y construcción) y favorecen las inversiones en sectores con alta renta natural, en sectores con mercados cautivos y en sectores exportadores no tradicionales que operan con mano de obra barata y de baja calidad.
Ciertamente, este estilo de crecimiento se impone y se mantiene por una élite de poder o coalición de poder que controla el aparato del Estado. Previamente, para hacer posible este control, las instituciones multilaterales (Banco Mundial y FMI) propiciaron, durante la década de los noventa, políticas y reformas que ayudaron a la constitución de una coalición entre el capital transnacional y el gran capital nacional financiero y minero, junto con una tecnocracia que se «aloja y se alimenta » en los círculos de poder (en el segundo gobierno de Belaúnde, durante el fujimorato, en el toledismo minero-financiero y en el actual alanismo-fujimorista). Pero, sin duda alguna fue la crisis económica espectacular generada por Alan García en su primer gobierno, la que allanó el camino al neoliberalismo.
El sustento teórico de este modelo de crecimiento, es la escuela neoclásica decimonónica remozada con la hipótesis de expectativas racionales de la década de los años 1970s. Esta escuela hace énfasis en la eficiencia del mercado autorregulado y sostiene que las distorsiones en el mercado son originadas por la intervención del Estado. Específicamente, según esta teoría, en ausencia de intervención del Estado, el capital y el trabajo, perciben como remuneración lo que señala el mercado. Y lo que señala el mercado depende de la escasez relativa y de la productividad de dichos factores. Por lo tanto, el mercado libre conduce al pleno empleo de los factores, pues sus precios se ajustan para asegurar que esto ocurra. A nivel del comercio internacional, la teoría sostiene que los países comercian porque tienen distintas especializaciones y que, por lo tanto, pueden beneficiarse del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor.
Esta teoría del desarrollo neoliberal se enfrenta al consenso keynesiano dominante durante los años del Golden Age del capitalismo 1945-1970. Para la escuela keynesiana, el nivel de actividad (de producción y de empleo) esta determinado por el nivel de demanda agregada. Se sostiene que la economía adolece de deficiencias periódicas de demanda y que, por lo tanto, son necesarias las políticas, monetaria y fiscal, para asegurar la estabilización y el pleno empleo. El neoliberalismo --o neoconservadurismo como lo denomina P. Krugman refiriéndose al período que se inicia con el gobierno de Reagan de 1980 en los EE.UU.-- descarta la propuesta keynesiana de una administración activa de la demanda orientada al objetivo de pleno empleo. Si el mecanismo de precios asegura la tendencia automática hacia el pleno empleo, las políticas gubernamentales son contraproducentes. Así, para el neoliberalismo las reformas laborales del New Deal que favorecieron la sindicalización y la mejora de los salarios, fueron distorsiones más que correcciones a las fallas de mercado.
La concepción del desarrollo y el crecimiento de Waldo Mendoza
Waldo Mendoza es un “keynesiano” cuando se trata de la política macroeconómica, pero es un neoliberal de hueso colorado cuando defiende “el modelo de desarrollo de los noventa”. Esta posición dicotómica es insostenible. Carece de rigor. No se puede aceptar, por ejemplo, que a corto plazo la inversión determina el ahorro, como sostiene Keynes en su teoría de la demanda efectiva y, al mismo tiempo, sostener que el ahorro determina la inversión como sostienen los neoclásicos o neoliberales en su teoría del crecimiento.
Cuando Waldo Mendoza celebra que Alan García “Mantuvo el modelo de desarrollo de los noventa”, dice que este modelo hace “énfasis en el mercado externo como fuente de demanda y la inversión privada como fuente de crecimiento de la capacidad productiva”. Pero no nos dice cómo se financia esta inversión. Suponemos, por su defensa del modelo neoliberal, que privilegia el papel de la inversión extranjera; por lo tanto, defiende la especialización primario exportadora y la terciarización de la economía. Esta composición de la oferta productiva depende de lo que “sabemos hacer relativamente mejor” y de las tecnologías imperantes. Y, la demanda que corresponde a esta oferta, que fundamentalmente proviene del mercado externo como él mismo indica, tiene una composición que reproduce (junto a la coalición político social en el poder) una distribución desigual del ingreso. Por eso Waldo Mendoza ignora los elementos consustanciales al modelo neoliberal de crecimiento como son: la política antisindical, la ausencia de derechos laborales y sociales para los trabajadores, el debilitamiento de las instituciones de protección social y la reducción del Estado. Pero también olvida sus consecuencias: el estancamiento de los salarios reales y la expansión del subempleo por ingresos (77% de la PEA se encuentra en empresas de 1 a 10 trabajadores con un ingreso mensual promedio de 600 a 700 soles).
Su particular visión del desarrollo se resume en lo que él mismo dice: “son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria”. “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre de que no ha logrado que dejemos de ser uno de los países más desiguales en América Latina”. Pero, ¿a cuánto debe elevarse la presión tributaria o qué nivel de presión es suficiente para dejar de ser un país desigual? ¿Acaso propone una reforma tributaria radical para terminar con la desigualdad?
A modo de conclusión
Con su defensa del modelo neoliberal y su aparente adhesión a una reforma tributaria, Waldo Mendoza ha recalado en una behetría conceptual.
La concepción neoliberal del desarrollo y su modelo de crecimiento
En general, el modelo económico es la forma de producción basada en un patrón específico de acumulación de capital que da lugar a un determinado liderazgo sectorial y de demanda en el crecimiento económico. El modelo económico incluye una estructura de precios relativos, una forma de financiamiento y una estructura de demanda que determinan, conjuntamente, el patrón de crecimiento (quién lo lidera) y el tipo de tecnología que se adopta. Por su parte, estos dos últimos, el patrón de crecimiento y la tecnología, determinan los niveles y la calidad de empleo de la fuerza laboral. Este es un concepto general.
Con base a este concepto señalé que la forma de producción que se orienta hacia las exportaciones en su versión neoliberal implica la liberalización al máximo de los mercados y, en particular, del mercado de trabajo, la reducción significativa de aranceles o su eliminación, y la asignación de un papel subsidiario y neutral al Estado. Específicamente en países como el nuestro la expresión formal de la teoría del desarrollo neoliberal es un modelo de crecimiento primario exportador, con precios relativos clave (como el tipo de cambio real y el salario real) que estimulan la producción de no transables (sectores de comercio, servicios y construcción) y favorecen las inversiones en sectores con alta renta natural, en sectores con mercados cautivos y en sectores exportadores no tradicionales que operan con mano de obra barata y de baja calidad.
Ciertamente, este estilo de crecimiento se impone y se mantiene por una élite de poder o coalición de poder que controla el aparato del Estado. Previamente, para hacer posible este control, las instituciones multilaterales (Banco Mundial y FMI) propiciaron, durante la década de los noventa, políticas y reformas que ayudaron a la constitución de una coalición entre el capital transnacional y el gran capital nacional financiero y minero, junto con una tecnocracia que se «aloja y se alimenta » en los círculos de poder (en el segundo gobierno de Belaúnde, durante el fujimorato, en el toledismo minero-financiero y en el actual alanismo-fujimorista). Pero, sin duda alguna fue la crisis económica espectacular generada por Alan García en su primer gobierno, la que allanó el camino al neoliberalismo.
El sustento teórico de este modelo de crecimiento, es la escuela neoclásica decimonónica remozada con la hipótesis de expectativas racionales de la década de los años 1970s. Esta escuela hace énfasis en la eficiencia del mercado autorregulado y sostiene que las distorsiones en el mercado son originadas por la intervención del Estado. Específicamente, según esta teoría, en ausencia de intervención del Estado, el capital y el trabajo, perciben como remuneración lo que señala el mercado. Y lo que señala el mercado depende de la escasez relativa y de la productividad de dichos factores. Por lo tanto, el mercado libre conduce al pleno empleo de los factores, pues sus precios se ajustan para asegurar que esto ocurra. A nivel del comercio internacional, la teoría sostiene que los países comercian porque tienen distintas especializaciones y que, por lo tanto, pueden beneficiarse del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor.
Esta teoría del desarrollo neoliberal se enfrenta al consenso keynesiano dominante durante los años del Golden Age del capitalismo 1945-1970. Para la escuela keynesiana, el nivel de actividad (de producción y de empleo) esta determinado por el nivel de demanda agregada. Se sostiene que la economía adolece de deficiencias periódicas de demanda y que, por lo tanto, son necesarias las políticas, monetaria y fiscal, para asegurar la estabilización y el pleno empleo. El neoliberalismo --o neoconservadurismo como lo denomina P. Krugman refiriéndose al período que se inicia con el gobierno de Reagan de 1980 en los EE.UU.-- descarta la propuesta keynesiana de una administración activa de la demanda orientada al objetivo de pleno empleo. Si el mecanismo de precios asegura la tendencia automática hacia el pleno empleo, las políticas gubernamentales son contraproducentes. Así, para el neoliberalismo las reformas laborales del New Deal que favorecieron la sindicalización y la mejora de los salarios, fueron distorsiones más que correcciones a las fallas de mercado.
La concepción del desarrollo y el crecimiento de Waldo Mendoza
Waldo Mendoza es un “keynesiano” cuando se trata de la política macroeconómica, pero es un neoliberal de hueso colorado cuando defiende “el modelo de desarrollo de los noventa”. Esta posición dicotómica es insostenible. Carece de rigor. No se puede aceptar, por ejemplo, que a corto plazo la inversión determina el ahorro, como sostiene Keynes en su teoría de la demanda efectiva y, al mismo tiempo, sostener que el ahorro determina la inversión como sostienen los neoclásicos o neoliberales en su teoría del crecimiento.
Cuando Waldo Mendoza celebra que Alan García “Mantuvo el modelo de desarrollo de los noventa”, dice que este modelo hace “énfasis en el mercado externo como fuente de demanda y la inversión privada como fuente de crecimiento de la capacidad productiva”. Pero no nos dice cómo se financia esta inversión. Suponemos, por su defensa del modelo neoliberal, que privilegia el papel de la inversión extranjera; por lo tanto, defiende la especialización primario exportadora y la terciarización de la economía. Esta composición de la oferta productiva depende de lo que “sabemos hacer relativamente mejor” y de las tecnologías imperantes. Y, la demanda que corresponde a esta oferta, que fundamentalmente proviene del mercado externo como él mismo indica, tiene una composición que reproduce (junto a la coalición político social en el poder) una distribución desigual del ingreso. Por eso Waldo Mendoza ignora los elementos consustanciales al modelo neoliberal de crecimiento como son: la política antisindical, la ausencia de derechos laborales y sociales para los trabajadores, el debilitamiento de las instituciones de protección social y la reducción del Estado. Pero también olvida sus consecuencias: el estancamiento de los salarios reales y la expansión del subempleo por ingresos (77% de la PEA se encuentra en empresas de 1 a 10 trabajadores con un ingreso mensual promedio de 600 a 700 soles).
Su particular visión del desarrollo se resume en lo que él mismo dice: “son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria”. “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre de que no ha logrado que dejemos de ser uno de los países más desiguales en América Latina”. Pero, ¿a cuánto debe elevarse la presión tributaria o qué nivel de presión es suficiente para dejar de ser un país desigual? ¿Acaso propone una reforma tributaria radical para terminar con la desigualdad?
A modo de conclusión
Con su defensa del modelo neoliberal y su aparente adhesión a una reforma tributaria, Waldo Mendoza ha recalado en una behetría conceptual.
Monday, February 15, 2010
Retomando el debate sobre el modelo neoliberal
El debate sobre el artículo de Waldo Mendoza En defensa del neoliberalismo, dio un giro inesperado que nos impidió continuar abordando los temas que este artículo nos puso sobre la mesa. Es momento entonces de retomarlos. Lo central del artículo de Waldo se resume en su particular definición de modelo neoliberal y su visión de los problemas del desarrollo y del crecimiento.
Él, como se recordará, define al modelo neoliberal como aquel que es “amigable a la inversión privada” y donde la “intervención estatal no entorpece el funcionamiento de la economía”. De acuerdo con esta definición “El Perú, nos dice, está, felizmente… junto con Brasil, Chile, Colombia y México (que son) modelos amigables para la inversión privada”. En cambio, Bolivia, Ecuador o Venezuela, según Waldo, son países “donde la intervención estatal entorpece el funcionamiento de la economía”. “En especial –sentencia--, Bolivia y Venezuela, han espantado a la inversión privada, la fuente más importante del crecimiento económico sostenido”.
En lo que respecta a los problemas del desarrollo y el crecimiento, Waldo sostiene que son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria. Dice: “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre…de ser uno de los países más desiguales en América Latina”.
En este artículo trataremos nuevamente sobre el primer tema para después, en otro analizar su visión del desarrollo y el crecimiento.
El modelo neoliberal de Waldo y la evidencia empírica
Si la definición y clasificación de Waldo son consistentes, durante las dos últimas décadas la inversión debería haber crecido sostenidamente y a tasas altas en los países que él clasifica como neoliberales. Debido a la ausencia de información comparable sobre la inversión privada, vamos a intentar dos tipos de clasificación del conjunto de países mencionados por Waldo, utilizando información de la formación bruta de capital fijo a precios y dólares del año 2000 y de los coeficientes de inversión (porcentaje de la inversión respecto al PBI).
Los países que deberían calzar con la definición de Waldo serían aquellos donde la inversión crece a tasas promedio anuales más altas y/o donde los porcentajes de la inversión respecto al PBI son también los más altos, con el agregado de que estos coeficientes se mantienen o crecen en el tiempo. Además, en estos países los Estados serían los que menos habrían “entorpecido” el “funcionamiento de la economía”, pues de lo contrario la inversión no habría crecido y los niveles de los coeficientes de inversión no se habrían mantenido en el tiempo.
Tendríamos, asimismo, un segundo grupo de países, los más o menos amigables con la inversión, y un tercer grupo integrado por los menos amigables con la inversión y donde se ubicarían justamente los países contrarios al neoliberalismo. En este último grupo los Estados de los países que lo integran habrían hecho poco por estimular el funcionamiento de la economía o habrían realizado alguna acción que lo entorpece, con la consecuente caída de la inversión o su estancamiento.
a) El criterio de la evolución de la inversión
Los países “neoliberales”
En el primer grupo de países están Argentina, Venezuela y Chile. La inversión de estos países crece, entre 1990 y 2008, a una tasa por encima de 6.0% promedio anual. En Argentina la tasa es de 7.5%, en Chile de 7.9% y en Venezuela de 6.3%. Habría sido imposible lograr estas tasas de crecimiento si el Estado “hubiera entorpecido el funcionamiento de la economía”. A este grupo de países debería pertenecer Perú cuya inversión cree a la tasa de 6.3% promedio anual. Nótese que, junto a Perú, se encuentran dos países con los que Waldo no simpatiza (véase Gráfico 1).
Gráfico 1
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL, 2009
Los Países “intermedios”
En el segundo grupo de países la inversión crece a una tasa cercana al 5% promedio anual. Integran este grupo: Bolivia con una tasa de 4.7%, México con una tasa de 4.8% y Colombia con una tasa de 5.3% (véase Gráfico 2).
Gráfico 2
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.
Países contrarios a la inversión o con un Estado obstruccionista
Finalmente, en el tercer grupo, donde, según la definición de Waldo, se encontrarían los países con modelos contrarios al neoliberal, la inversión crece a una tasa promedio anual inferior al 4%. Lo integran Brasil con una tasa de 2.6% y Ecuador con una tasa de 3.8%.
Gráfico 3
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.
Hasta aquí hemos mostrado que la definición de modelo neoliberal de Waldo no calza con la clasificación de países que él propone.
b) El criterio del coeficiente de inversión
Con el segundo criterio de los coeficientes de inversión también se obtiene una clasificación distinta a la propuesta por Waldo. El cuadro 1 contiene los porcentajes de la inversión con respecto al PBI. En 1990 Ecuador es el que tenía el coeficiente de inversión más alto (23.4%). Le seguían, en orden descendente, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, México y Perú. Los últimos lugares le correspondían a Argentina y Bolivia pues registran al inicio del período coeficientes casi 50% menores que el de Ecuador.
Cuadro 1
Fuente: CEPAL, 2009
Dieciocho años después, en 2008, Chile, Ecuador y Venezuela seguían ocupando los primeros lugares: registran los coeficientes más altos y por encima de 28%. A estos tres, se le puede agregar Perú. Estos cuatro países serían los favorecidos por un Estado que no entorpece el funcionamiento de la economía. México, Colombia y Argentina también aumentaron sus coeficientes, pero sus niveles se ubican sólo en el rango de 20% y 25%. Por último, Bolivia no cambió de posición, pero ahora le acompaña Brasil.
Hay que señalar, sin embargo, que, entre 1990 y 2008, Argentina, Chile Venezuela y Perú fueron los países que aumentaron notablemente sus coeficientes de inversión.
Nuevamente la clasificación de Waldo no calza con su definición, pues en este grupo se encuentran dos países que no son de su agrado. No hay correspondencia entre la definición y la clasificación de países que él nos propone. Su clasificación corresponde más a la propaganda que machaconamente difunde la prensa oficial y adicta a este gobierno, y que tiene como propósito generar rechazo a la transformación que el país requiere.
¿Qué países integrarían un modelo amigable con los trabajadores o con la población?
Si utilizamos como criterio de clasificación el de ser amigables con los trabajadores a partir del comportamiento del salario mínimo real, resulta que Argentina, Bolivia, Brasil y Chile, son los únicos países donde el salario mínimo real creció, entre 1990 y 2007, a una tasa promedio anual por encima de 4% (véase Cuadro 2). Además, como se sabe, en estos países los derechos laborales, como el derecho a tener sindicatos, no están conculcados.
Cuadro 2
Fuente: CEPAL
Perú se encuentra, de acuerdo con este criterio, entre los países que habrían tratado mal a sus trabajadores. Entre estos se encuentran Colombia y México, los dos países que, según Waldo Mendoza, son amigables a la inversión privada o donde el Estado no entorpece el funcionamiento de la economía.
Si ahora tomamos en cuenta el porcentaje de población con acceso sostenible a mejores fuentes de abastecimiento de agua potable y a mejores servicios de saneamiento, en áreas urbanas y rurales, encontramos que los países que mejor atienden a su población son: Argentina, Chile y Ecuador (véase Cuadro 3). Brasil no ha mejorado ni desmejorado entre los años 2000 y 2006. Los otros países como México, Bolivia y Perú tienen el peor desempeño.
Cuadro3
Fuente: CEPAL
En lo que se refiere al acceso a servicios de agua potable en zonas rurales, Brasil y Perú están en los últimos lugares en el grupo de los nueve países propuesto por Waldo. Por otro lado, con respecto al acceso a servicios de saneamiento, los países con el porcentaje más bajo de población atendida son: Bolivia, Brasil, México y Perú.
A modo de conclusión
La evidencia empírica analizada hasta aquí muestra la inconsistencia de la definición de modelo neoliberal de Waldo Mendoza. Pero, además, nos indica que las clasificaciones sobre la base de criterios de “desempeño” de algunas variables económicas y sociales, relevantes para una u otra ideología, no dicen nada o dicen poco de la dinámica económica y socio-política que se desarrolla en cada uno de los países. Esta dinámica responde a los estilos o modelos de desarrollo que ellos han adoptado con el dominio de un tipo de coalición socio política, funcional a un tipo de acumulación de capital. Sobre este tema y la visión del desarrollo y crecimiento de Waldo Mendoza trataremos en otro artículo.
Él, como se recordará, define al modelo neoliberal como aquel que es “amigable a la inversión privada” y donde la “intervención estatal no entorpece el funcionamiento de la economía”. De acuerdo con esta definición “El Perú, nos dice, está, felizmente… junto con Brasil, Chile, Colombia y México (que son) modelos amigables para la inversión privada”. En cambio, Bolivia, Ecuador o Venezuela, según Waldo, son países “donde la intervención estatal entorpece el funcionamiento de la economía”. “En especial –sentencia--, Bolivia y Venezuela, han espantado a la inversión privada, la fuente más importante del crecimiento económico sostenido”.
En lo que respecta a los problemas del desarrollo y el crecimiento, Waldo sostiene que son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria. Dice: “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre…de ser uno de los países más desiguales en América Latina”.
En este artículo trataremos nuevamente sobre el primer tema para después, en otro analizar su visión del desarrollo y el crecimiento.
El modelo neoliberal de Waldo y la evidencia empírica
Si la definición y clasificación de Waldo son consistentes, durante las dos últimas décadas la inversión debería haber crecido sostenidamente y a tasas altas en los países que él clasifica como neoliberales. Debido a la ausencia de información comparable sobre la inversión privada, vamos a intentar dos tipos de clasificación del conjunto de países mencionados por Waldo, utilizando información de la formación bruta de capital fijo a precios y dólares del año 2000 y de los coeficientes de inversión (porcentaje de la inversión respecto al PBI).
Los países que deberían calzar con la definición de Waldo serían aquellos donde la inversión crece a tasas promedio anuales más altas y/o donde los porcentajes de la inversión respecto al PBI son también los más altos, con el agregado de que estos coeficientes se mantienen o crecen en el tiempo. Además, en estos países los Estados serían los que menos habrían “entorpecido” el “funcionamiento de la economía”, pues de lo contrario la inversión no habría crecido y los niveles de los coeficientes de inversión no se habrían mantenido en el tiempo.
Tendríamos, asimismo, un segundo grupo de países, los más o menos amigables con la inversión, y un tercer grupo integrado por los menos amigables con la inversión y donde se ubicarían justamente los países contrarios al neoliberalismo. En este último grupo los Estados de los países que lo integran habrían hecho poco por estimular el funcionamiento de la economía o habrían realizado alguna acción que lo entorpece, con la consecuente caída de la inversión o su estancamiento.
a) El criterio de la evolución de la inversión
Los países “neoliberales”
En el primer grupo de países están Argentina, Venezuela y Chile. La inversión de estos países crece, entre 1990 y 2008, a una tasa por encima de 6.0% promedio anual. En Argentina la tasa es de 7.5%, en Chile de 7.9% y en Venezuela de 6.3%. Habría sido imposible lograr estas tasas de crecimiento si el Estado “hubiera entorpecido el funcionamiento de la economía”. A este grupo de países debería pertenecer Perú cuya inversión cree a la tasa de 6.3% promedio anual. Nótese que, junto a Perú, se encuentran dos países con los que Waldo no simpatiza (véase Gráfico 1).
Gráfico 1
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL, 2009
Los Países “intermedios”
En el segundo grupo de países la inversión crece a una tasa cercana al 5% promedio anual. Integran este grupo: Bolivia con una tasa de 4.7%, México con una tasa de 4.8% y Colombia con una tasa de 5.3% (véase Gráfico 2).
Gráfico 2
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.
Países contrarios a la inversión o con un Estado obstruccionista
Finalmente, en el tercer grupo, donde, según la definición de Waldo, se encontrarían los países con modelos contrarios al neoliberal, la inversión crece a una tasa promedio anual inferior al 4%. Lo integran Brasil con una tasa de 2.6% y Ecuador con una tasa de 3.8%.
Gráfico 3
Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.
Hasta aquí hemos mostrado que la definición de modelo neoliberal de Waldo no calza con la clasificación de países que él propone.
b) El criterio del coeficiente de inversión
Con el segundo criterio de los coeficientes de inversión también se obtiene una clasificación distinta a la propuesta por Waldo. El cuadro 1 contiene los porcentajes de la inversión con respecto al PBI. En 1990 Ecuador es el que tenía el coeficiente de inversión más alto (23.4%). Le seguían, en orden descendente, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, México y Perú. Los últimos lugares le correspondían a Argentina y Bolivia pues registran al inicio del período coeficientes casi 50% menores que el de Ecuador.
Cuadro 1
Fuente: CEPAL, 2009
Dieciocho años después, en 2008, Chile, Ecuador y Venezuela seguían ocupando los primeros lugares: registran los coeficientes más altos y por encima de 28%. A estos tres, se le puede agregar Perú. Estos cuatro países serían los favorecidos por un Estado que no entorpece el funcionamiento de la economía. México, Colombia y Argentina también aumentaron sus coeficientes, pero sus niveles se ubican sólo en el rango de 20% y 25%. Por último, Bolivia no cambió de posición, pero ahora le acompaña Brasil.
Hay que señalar, sin embargo, que, entre 1990 y 2008, Argentina, Chile Venezuela y Perú fueron los países que aumentaron notablemente sus coeficientes de inversión.
Nuevamente la clasificación de Waldo no calza con su definición, pues en este grupo se encuentran dos países que no son de su agrado. No hay correspondencia entre la definición y la clasificación de países que él nos propone. Su clasificación corresponde más a la propaganda que machaconamente difunde la prensa oficial y adicta a este gobierno, y que tiene como propósito generar rechazo a la transformación que el país requiere.
¿Qué países integrarían un modelo amigable con los trabajadores o con la población?
Si utilizamos como criterio de clasificación el de ser amigables con los trabajadores a partir del comportamiento del salario mínimo real, resulta que Argentina, Bolivia, Brasil y Chile, son los únicos países donde el salario mínimo real creció, entre 1990 y 2007, a una tasa promedio anual por encima de 4% (véase Cuadro 2). Además, como se sabe, en estos países los derechos laborales, como el derecho a tener sindicatos, no están conculcados.
Cuadro 2
Fuente: CEPAL
Perú se encuentra, de acuerdo con este criterio, entre los países que habrían tratado mal a sus trabajadores. Entre estos se encuentran Colombia y México, los dos países que, según Waldo Mendoza, son amigables a la inversión privada o donde el Estado no entorpece el funcionamiento de la economía.
Si ahora tomamos en cuenta el porcentaje de población con acceso sostenible a mejores fuentes de abastecimiento de agua potable y a mejores servicios de saneamiento, en áreas urbanas y rurales, encontramos que los países que mejor atienden a su población son: Argentina, Chile y Ecuador (véase Cuadro 3). Brasil no ha mejorado ni desmejorado entre los años 2000 y 2006. Los otros países como México, Bolivia y Perú tienen el peor desempeño.
Cuadro3
Fuente: CEPAL
En lo que se refiere al acceso a servicios de agua potable en zonas rurales, Brasil y Perú están en los últimos lugares en el grupo de los nueve países propuesto por Waldo. Por otro lado, con respecto al acceso a servicios de saneamiento, los países con el porcentaje más bajo de población atendida son: Bolivia, Brasil, México y Perú.
A modo de conclusión
La evidencia empírica analizada hasta aquí muestra la inconsistencia de la definición de modelo neoliberal de Waldo Mendoza. Pero, además, nos indica que las clasificaciones sobre la base de criterios de “desempeño” de algunas variables económicas y sociales, relevantes para una u otra ideología, no dicen nada o dicen poco de la dinámica económica y socio-política que se desarrolla en cada uno de los países. Esta dinámica responde a los estilos o modelos de desarrollo que ellos han adoptado con el dominio de un tipo de coalición socio política, funcional a un tipo de acumulación de capital. Sobre este tema y la visión del desarrollo y crecimiento de Waldo Mendoza trataremos en otro artículo.
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