Rodrik y Porter privilegian, en última instancia, el mercado externo sobre el interno. Sitúan la fuente de demanda en el exterior. La construcción de un circuito nacional de demanda capaz de estimular la construcción de una capacidad productiva industrial diversificada a lo largo y ancho del país, está ausente no sólo en la estrategia de la CEPAL sino también en las estrategias de Rodrik y de Porter.
Sustitución de importaciones y promoción de exportaciones
La estrategia Cepalina de desarrollo hacia adentro sustituyendo importaciones mediante la protección del mercado doméstico (ISI), era lógicamente incompleta: hacía énfasis en la construcción de una oferta industrial diversificada para el mercado interno, pero no explicaba la fuente ni el tamaño de la demanda agregada. Se discutía acerca de los vicios y virtudes de la protección del mercado doméstico, pero no se tenía idea alguna acerca de los determinantes del tamaño y composición de la demanda interna.
La crisis de esta estrategia no condujo a superar la carencia de una fuente interna de demanda sostenida sino a mirar hacia los mercados externos. La Estrategia de Promoción de Exportaciones (EPE) que adoptaron Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong, también era de sustitución de importaciones, pero para una demanda bien identificada. A diferencia de la estrategia ISI que se agota en los años 1970, en la estrategia EPE que se impone en esos años, el Estado dirigió la inversión hacia la construcción de capacidad productiva industrial para una específica demanda internacional (de Estados Unidos) y no para el consumo interno. Sus elementos centrales fueron: apertura de mercados con Estados Unidos; difusión y transferencia de tecnología; inversión extranjera directa, principalmente de Estados Unidos; alta acumulación de ahorro e inversión (bajo consumo privado); inversión en formación de capital humano; y, por supuesto, ninguna preocupación por la distribución del ingreso. La estrategia fue impuesta por gobiernos dictatoriales, con una modalidad empresarial mixta (estatal y/o de grupos productivos nacionales).
Promoción de Exportaciones y Consenso de Washington
El éxito de los tigres asiáticos (que para Krugman se explica por el sacrificio del consumo presente por futuro) persuadió a otros países a seguir su estrategia exportadora. En los años 1990 algunos países la incorporaron como parte de las políticas del Consenso de Washington. Mantuvieron la propuesta central de diversificar la oferta exportadora, concentrando las ventas en determinados mercados externos (Estados Unidos y/o países de la OCDE) donde se supone que «hay» demanda sostenida de importaciones. Y, al énfasis en la promoción de la inversión extranjera, le agregaron el abaratamiento del costo de trabajo (la desregulación del mercado laboral) para «ganar competitividad», los tratados comerciales, el equilibrio macroeconómico, y políticas microeconómicas de desarrollo sectorial con un Estado menos interventor.
Hubo matices en su aplicación. Los países de economías y tamaño pequeño (como Irlanda, Portugal, Chile, Nueva Zelanda y Finlandia) apostaron por la apertura comercial y por la especialización productiva e integración a la economía mundial mediante el impulso de exportaciones «competitivas». En el lado opuesto se ubican la China y la India que efectuaron reformas con énfasis en la generación de exportaciones «competitivas», pero sin descuidar el desarrollo de sus mercados internos.
La crisis de la estrategia exportadora
La estrategia exportadora no es aplicable a escala global. El éxito de los cuatro tigres asiáticos ocurrió porque no tenía competidores. El crecimiento notable de la participación de sus exportaciones en el mercado de Estados Unidos, alcanzó su pico en el año 1988 (15.4%). Después disminuyó hasta situarse en los niveles que registró a fines de los años 1970 (9.4%). El mismo comportamiento registró las exportaciones de Japón.
La aparición de China reveló la fragilidad de la estrategia EPE: la participación de sus exportaciones aumentó a costa de las exportaciones de los otros países asiáticos. La misma suerte correrán los países subdesarrollados que continúan compitiendo por los mercados de Estados Unidos y Europa. La ganancia de participación en estos mercados de unos se hará a costa de la participación de los otros. Pero, lo que importa destacar es que, en esta carrera, todos los países como el nuestro tratan de ganar competitividad desmantelando los estándares regulatorios de las condiciones de trabajo, de los regímenes tributarios y del medio ambiente.
Los países subdesarrollados luchan entre si por una porción de demanda externa de los países industrializados. Estos últimos, por su parte, cuando impulsan sus exportaciones, tratan de crecer a costa de una depresión de la demanda de «sus vecinos». La conclusión es que los países subdesarrollados pueden ser los peores perdedores: no pueden mejorar sus estándares regulatorios porque perderían competitividad con sus pares, ni pueden expandir sus mercados internos por la penetración de las exportaciones de los países industrializados.
Por lo tanto, en esta era de la globalización y del mercado libre, el desarrollo y el subdesarrollo siguen siendo las dos caras de una misma moneda.
Publicado en La República (Jueves 09 Diciembre 2010)
Tuesday, November 30, 2010
Monday, November 29, 2010
Rodrik, Porter y Cade: Competitividad y estrategia de desarrollo (I)
Las recientes visitas de Dani Rodrik (a la PUCP) y sobre todo de Michael Porter (a la CADE) han dado lugar a una aparentemente vasta corriente de opinión entre empresarios y políticos en contra del modelo primario exportador y a favor de una reindustrialización del país (que todos entienden como agregar valor a los insumos o materias primas, que algunos entienden como diversificación productiva por oposición a la producción especializada en productos primarios y que otros entienden como la diversificación económica mediante desarrollo de clusters -concentración geográfica de empresas, con activos e instituciones especializadas en determinadas áreas de actividad). Esta es la manera --la estrategia, nos dicen-, de aumentar la competitividad. Llegado a este punto se agregan medidas que le darían viabilidad. Así, se mencionan que el trabajador esté bien educado y saludable, que se genere confianza entre trabajadores y empresarios, que haya relaciones fluidas entre la actividad privada y el Estado, que haya inversión en infraestructura, y que el marco institucional para promover el desarrollo de los negocios sea estable y eficiente. Y, si a todo esto se agrega la estabilidad macroeconómica, entonces estamos, nos dicen, «frente a una nueva agenda, llamada de la competitividad».
Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo
Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados, perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.
La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero a diferencia de éste, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados «por el nivel político más elevado». Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros «recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas».
Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL, como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen- asegura el camino hacia la igualdad.
El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side
Las estrategias mencionadas se diferencian sólo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.
Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.
El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda
Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente, para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta que la creación de oferta productiva diversificada requiere para ser utilizada de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales pro-exportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.
Publicado en el diario La República (domingo 28 de noviembre).
Cuando se olvida, lo viejo aparece como nuevo
Esta estrategia no es nueva. La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) decía que nuestras economías (la periferia) tienen estructuras productivas tecnológicamente heterogéneas (con significativas brechas de productividad) y un vector de exportaciones especializado y concentrado en productos primarios. Pero decía más. Que el libre comercio con países (el centro) con estructuras productivas tecnológicamente homogéneas y con un vector de exportaciones diversificado de bienes manufacturados, perpetúa el subdesarrollo, con sus consecuencias negativas sobre la distribución del ingreso y el empleo de calidad.
La solución que proponía la CEPAL era la diversificación productiva mediante un proceso de sustitución de importaciones conducido por el Estado. En otras palabras, para desarrollarnos la CEPAL proponía, al igual que Rodrik, el cambio estructural interno de la economía; pero a diferencia de éste, el cambio debía ser conducido directamente por el Estado, con participación directa del Estado. Para Rodrik es suficiente que los cambios sean propugnados «por el nivel político más elevado». Por su parte, Porter propone desarrollar clusters sobre la base de nuestros «recursos naturales abundantes y de la amplia biodiversidad y ecosistemas».
Como se comprenderá, por lo dicho hasta aquí, en teoría del desarrollo, hemos vuelto, por la ley del péndulo, (iba a decir, hemos retrocedido) al mismo sitio. Como en el país de la Reina, en Alicia a través del espejo, hemos corrido tanto para permanecer en el mismo sitio. Ambas propuestas privilegian el lado de la oferta (creación de capacidad productiva diversificada). Los economistas dirían que tanto la CEPAL, como Rodrik y Porter son supply siders. Sus propuestas dejan de lado el papel de la demanda. La oferta crea su propia demanda. Puesto que la creación de capacidad productiva es también creación de empleo (de calidad dicen algunos) y como se otorga importancia significativa al papel de la educación, la estrategia –dicen- asegura el camino hacia la igualdad.
El papel del Estado y del comercio en las estrategias supply side
Las estrategias mencionadas se diferencian sólo por el papel que le otorgan al Estado y al comercio internacional. El Estado Cepalino es proteccionista y también empresario, mientras que el Estado de Rodrick es más intervencionista que el de Porter, aunque en este último el Estado debe participar en la elección de los sectores en los que debe impulsar la formación de clusters. Por otro lado, para la CEPAL el comercio libre no produce desarrollo, para Rodrik no hay evidencia robusta que permita afirmar que el libre comercio es favorable al crecimiento y desarrollo. En cambio para Porter, la desregulación y la liberalización del comercio son elementos importantes en su estrategia por la competitividad.
Un hecho que hay que resaltar, sin embargo, es que Rodrik, a diferencia de la CEPAL, no renuncia al control o administración del tipo de cambio, ni, por lo tanto, al control del capital especulativo. La apreciación cambiaria afecta la competitividad de los productores del país favoreciendo a los productores extranjeros. Es difícil, dice Rodrik, generar empleo en un entorno en el que la moneda esté sobrevaluada.
El sentimiento de culpa por el olvido de la demanda
Es verdad que el uso del tipo de cambio, en una economía abierta, es fundamental para estimular la producción de transables internacionalmente. Pero este instrumento de política no es suficiente, para lograr el desarrollo. Rodrik parece darse cuenta que la creación de oferta productiva diversificada requiere para ser utilizada de demanda efectiva. Lo mismo ocurre con Porter. Ambos, por lo tanto, como ha ocurrido con los neoliberales pro-exportadores, miran hacia los mercados externos. La demanda interna para ellos es un by-product.
Publicado en el diario La República (domingo 28 de noviembre).
Wednesday, November 03, 2010
Economía Nacional de Mercado: los Actores y el Estado
Acabo de leer el interesante artículo de Antonio Romero Reyes que cuestiona nuestra propuesta de una nueva estrategia nacional de desarrollo para Perú, que hemos denominado Economía Nacional de Mercado, pero con argumentos que no aluden a su contenido. Dice por ejemplo que en la estrategia están ausentes los actores sociales del cambio, y que nos movemos en la dicotomía Mercado-Estado: que pasamos «de una economía basada en el mercado (tal como hacen los neoliberales) a otra sustentada en el Estado».
Romero Reyes no ha entendido nuestra propuesta. Hemos dicho que la economía nacional de mercado se construye: a) facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; b) desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, c) con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
El desarrollo de la capacidad empresarial supone superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local mediante infraestructura, mercado de capitales en soles e inversión en educación, ciencia y tecnología, todo esto como parte de un esfuerzo de vincular la economía con la demografía y geografía del país, creando mercados internos. Por lo tanto, los actores principales no pueden ser otros que las micro, pequeñas y medianas empresas; y las actividades a las que dirigirán sus inversiones serán ciertamente y en primer lugar la agricultura y la industria.
El mercado de capitales en soles, con un nuevo marco regulatorio, hará posible que las pequeñas y medianas empresas, individualmente o asociadas, emitan bonos de mediano y largo con garantías, por ejemplo, del Estado, para financiar sus inversiones. Pero no solo eso. Desde el año 2006 venimos planteando constituir un banco agrario con la función de garantizar préstamos de la banca comercial a los productores agrarios, emitiendo deuda en el mercado de capitales local, y con un departamento técnico de evaluación de proyectos y otro de seguimiento financiero para asegurar que se honren los préstamos de los productores individuales o en grupos solidarios. Por otro lado, si el modelo neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales, la economía nacional de mercado restablecerá el salario mínimo como instrumento de política y aplicará los estándares laborales básicos definidos en los convenios firmados con la OIT (como la abolición del trabajo forzoso, la no discriminación en el empleo, el derecho a la libre sindicalización, la negociación colectiva y la edad mínima para trabajar), junto a un sistema de protección social universal.
Por todo lo anterior Romero Reyes se equivoca cuando dice que nuestra propuesta «ostenta un vacío conceptual sobre el poder» porque supuestamente hemos omitido «indicar sobre qué fuerzas sociales y políticas concretas se apoyaría…la estrategia de desarrollo como la que» planteamos. Los micro, pequeños y medianos productores, y los trabajadores, del campo y la ciudad, son la base social fundamental de la estrategia de desarrollo. Estos son los actores del desarrollo de los mercados internos.
Finalmente, ¿de dónde saca Romero reyes que estamos pasando a una economía sustentada por el Estado? Para nosotros el Estado, es, desde la perspectiva del desarrollo de los mercados internos, un instrumento importante de acción colectiva. Pero algo más. Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. Planteamos su modificación, para empezar la gran transformación del país; para recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía; y para recuperar el papel del Estado como promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal.
Y, por si fuera poco, nuestro objetivo es poner en práctica una democracia republicana que sustituya a la democracia liberal. Queremos una economía nacional de mercado donde los rentistas, los especuladores financieros, el capital transnacional sean “republicanamente” refrenados o regulados. Siguiendo a Adam Smith decimos «cuando la regulación es a favor de los trabajadores, es siempre justa y equitativa; no siempre es así cuando es a favor de los amos».
----------------------
NOTA: Mil disculpas por el largo "descanso". Les informo que he terminado los borradores de dos libros de texto: 1) Elementos de Teoría y Política Económica; y, b) Crecimiento Económico: enfoques y modelos. Los interesados pueden «bajar» los respectivos documentos de trabajo de la pagina WEB del Departamento de Economía de la PUCP.
Romero Reyes no ha entendido nuestra propuesta. Hemos dicho que la economía nacional de mercado se construye: a) facilitando el desarrollo de capacidad empresarial nacional; b) desarrollando instituciones y espacios de política para generar establemente demanda interna e ingresos, vinculando el corto con el largo plazo; y, c) con un nuevo contrato social que asegure la democracia republicana.
El desarrollo de la capacidad empresarial supone superar las restricciones que enfrenta la inversión privada local mediante infraestructura, mercado de capitales en soles e inversión en educación, ciencia y tecnología, todo esto como parte de un esfuerzo de vincular la economía con la demografía y geografía del país, creando mercados internos. Por lo tanto, los actores principales no pueden ser otros que las micro, pequeñas y medianas empresas; y las actividades a las que dirigirán sus inversiones serán ciertamente y en primer lugar la agricultura y la industria.
El mercado de capitales en soles, con un nuevo marco regulatorio, hará posible que las pequeñas y medianas empresas, individualmente o asociadas, emitan bonos de mediano y largo con garantías, por ejemplo, del Estado, para financiar sus inversiones. Pero no solo eso. Desde el año 2006 venimos planteando constituir un banco agrario con la función de garantizar préstamos de la banca comercial a los productores agrarios, emitiendo deuda en el mercado de capitales local, y con un departamento técnico de evaluación de proyectos y otro de seguimiento financiero para asegurar que se honren los préstamos de los productores individuales o en grupos solidarios. Por otro lado, si el modelo neoliberal opera con salarios reales reprimidos y sin derechos laborales, la economía nacional de mercado restablecerá el salario mínimo como instrumento de política y aplicará los estándares laborales básicos definidos en los convenios firmados con la OIT (como la abolición del trabajo forzoso, la no discriminación en el empleo, el derecho a la libre sindicalización, la negociación colectiva y la edad mínima para trabajar), junto a un sistema de protección social universal.
Por todo lo anterior Romero Reyes se equivoca cuando dice que nuestra propuesta «ostenta un vacío conceptual sobre el poder» porque supuestamente hemos omitido «indicar sobre qué fuerzas sociales y políticas concretas se apoyaría…la estrategia de desarrollo como la que» planteamos. Los micro, pequeños y medianos productores, y los trabajadores, del campo y la ciudad, son la base social fundamental de la estrategia de desarrollo. Estos son los actores del desarrollo de los mercados internos.
Finalmente, ¿de dónde saca Romero reyes que estamos pasando a una economía sustentada por el Estado? Para nosotros el Estado, es, desde la perspectiva del desarrollo de los mercados internos, un instrumento importante de acción colectiva. Pero algo más. Desarrollar la economía nacional de mercado es indispensable para construir Nación, es decir, una comunidad política territorializada, sin exclusiones. Pero esto no se puede hacer en el marco de la constitución actual. Planteamos su modificación, para empezar la gran transformación del país; para recuperar, como peruanos, nuestro derecho preferencial a la gestión, explotación y usufructo de los recursos naturales del país, en especial de las fuentes de energía; y para recuperar el papel del Estado como promotor del desarrollo, regulador de la economía de mercado y proveedor de servicios sociales básicos (educación, salud, justicia, seguridad social, agua y desagüe) con políticas públicas que tengan alcance universal.
Y, por si fuera poco, nuestro objetivo es poner en práctica una democracia republicana que sustituya a la democracia liberal. Queremos una economía nacional de mercado donde los rentistas, los especuladores financieros, el capital transnacional sean “republicanamente” refrenados o regulados. Siguiendo a Adam Smith decimos «cuando la regulación es a favor de los trabajadores, es siempre justa y equitativa; no siempre es así cuando es a favor de los amos».
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NOTA: Mil disculpas por el largo "descanso". Les informo que he terminado los borradores de dos libros de texto: 1) Elementos de Teoría y Política Económica; y, b) Crecimiento Económico: enfoques y modelos. Los interesados pueden «bajar» los respectivos documentos de trabajo de la pagina WEB del Departamento de Economía de la PUCP.
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