Extractivismo en
el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM)
El extractivismo político y económico
persiste en nuestro país desde la colonia. No se respeta los derechos
ciudadanos y hay una estructura de incentivos contraria a la meritocracia, a la
innovación y al desarrollo institucional.
Un ejemplo de extractivismo es lo ocurrido
con el reciente concurso para el puesto de jefe de la Oficina Nacional de
Procesos Electorales (ONPE). Las fases de este concurso y sus ponderaciones
anunciadas por resolución del CNM, fueron: 1) examen escrito (20%), 2)
evaluación del currículo (30%), 3) evaluación del plan de trabajo (20%), y 4)
entrevista personal (30%). Las calificaciones de las fases 1 y 2 se encargaron
a una comisión, con participación de ESAN, y sus resultados fueron publicados
en la página WEB del CNM sin mayor dilación. La calificación de las fases 3 y 4
–realizadas el 15 de enero-- estuvo a
cargo de seis de los siete miembros del CNM. El Ingeniero Gonzalo García Núñez
se abstuvo de participar en todo el proceso de concurso por propia voluntad,
dando muestras de integridad moral pues tenía algunos conocidos entre los
concursantes.
Los citados seis consejeros --sin
conocimientos ni especialidad en planeamiento estratégico y menos en ciencia
política--, perjudicaron a la candidata Dra. Carlota Casalino Sen, quien obtuvo
un puntaje promedio de 82.44, el más alto de las fases 1 y 2 del concurso.
Estos seis consejeros, que no publicaron sus calificaciones a cada uno de los
concursantes, favorecieron a Mariano Cucho Espinoza. En el examen escrito don
Cucho obtuvo 66.7, ligeramente mayor que la nota mínima aprobatoria de 66.66
puntos. ¿Algún profesor universitario de Economía y Administración que haya
leído los planes de trabajo y haya visto la entrevista personal, sería capaz de
calificar a don Cucho con una nota mayor en casi 17 puntos que la que le
correspondería a la Dra Casalino? Si le hubieran puesto una nota inferior en 10
puntos, ella habría ocupado el primer lugar.
Lo que queda claro es que el concurso de
marras que dejó el 50% de su resultado a discreción de los seis integrantes del
CNM, sirve –como en toda institución extractivista--, para ocultar o rellenar
su ausencia. En realidad no hay concurso. Y, lo que es peor, la ausencia de
transparencia (pues no se ha publicado el detalle de las calificaciones) no es
causal para impugnar la decisión del CNM. Su reglamento dice: «El acuerdo
adoptado es inimpugnable». Las instituciones extractivistas no favorecen la
auditoria ciudadana, no fortalecen el servicio civil con personal idóneo y
calificado, no innovan y, por supuesto, practican la corrupción y el tráfico de
influencias.
La
tropelía del consejero Pablo Talavera Elguera
El abuso de poder y la falta de respeto al
Estado de Derecho es otra de las características de las instituciones
extractivistas. En la entrevista personal, el señor Pablo Talavera del CNM,
cometió una infracción que no fue ni censurada ni amonestada por sus pares.
Este señor amenazó a la Dra. Casalino con condicionar su voto si no le decía el
tipo de relación que ella mantenía con Félix Jiménez. Orondo pontificaba su
preocupación por la autonomía de la ONPE, la misma que supuestamente peligraría
de estar ella relacionada con el responsable del Plan de Gobierno La Gran
Transformación.
Talavera convirtió la entrevista en un
juicio, pero situándose fuera del Estado de Derecho y de las normas que
establecen los requisitos para ser jefe de la ONPE. Siendo un abogado, puso en duda públicamente la integridad
profesional, ética y moral de la Dra. Casalino. Hizo prácticamente una
acusación temeraria que está tipificada en el artículo 402º del Código Penal
como denuncia o acusación calumniosa. Quería inmiscuirse en la vida privada de
una concursante, violando sus derechos constitucionales. El abogado Talavera
ignora, además, que la ley no restringe el derecho a la participación política
de las personas vinculadas al Jefe de la ONPE ni exige que el Jefe de la ONPE
deje de ejercer el cargo por tener algún pariente o vinculado participando en política.
Todorov dice que «la democracia genera por
sí misma fuerzas que la amenazan». Por eso hay que estar
alertas. Efectivamente, la mediocridad, la corrupción, el privilegio y la
inmoralidad enquistados en las instituciones del Estado, son los enemigos de la
democracia en nuestro país. Inmiscuirse en los asuntos privados de los
ciudadanos es una violación a los principios democráticos y al Estado de Derecho. Ante esta violación no se puede guardar
silencio.
A modo de conclusión
Todorov dice que «la democracia se
caracteriza no sólo por cómo se instituye el poder y por la finalidad de su
acción, sino también por cómo se ejerce». Es una obligación de los ciudadanos,
por lo tanto, imaginar mecanismos de control y evaluación constitucional no
solo de los gobernantes, sino también de instituciones como el CNM que nombran
jueces y autoridades del poder electoral.
Publicado en el diario La Primera el sábado 26 de enero.