El
propósito de este artículo es mostrarle a todos los que piensan como este
economista, que el crecimiento económico actual no se basa en la productividad.
Estructura
productiva y estilo de crecimiento
En
la estructura productiva de la economía peruana predominan los sectores
terciarios (comercio y servicios) y la construcción, todos de baja
productividad. Hay desempleo disfrazado (alto subempleo e informalidad) y la capacidad
de compra de los salarios tiene poca importancia para el crecimiento económico.
La agricultura es de bajísima productividad y ha perdido peso en la generación
del PBI.
El
desempleo y subempleo siguen siendo originados por la «escasez» de stock de
capital con relación al trabajo, y por un desarrollo tecnológico que se
concentra en reducidas actividades económicas que tienen poca capacidad de
difusión, como es el caso de la minería y de algunos servicios. El grueso de la
PEA ocupada no calificada y de baja productividad ya no se concentra en el sector agrícola, sino en los sectores comercio,
servicios y construcción. La economía crece con salarios reales estancados, no
requiere de aumentos sostenidos en el número de mano de obra calificada, y las
presiones inflacionarias que genera un incremento de la demanda se neutralizan
con importaciones.
La
fuerte penetración de importaciones y la apreciación cambiaria están, además,
acentuado el escaso desarrollo industrial manufacturero del país. Con las
políticas neoliberales, la economía se ha hecho más dependiente de bienes de
inversión importados que reproducen una estructura productiva funcional al
modelo de crecimiento primario exportador dependiente de los mercados externos.
La economía crece descuidando a la industria y a la agricultura, y a los
mercados internos, mientras privilegia la vinculación a la economía
internacional con la exportación primaria y de productos con bajo procesamiento
tecnológico.
En
este tipo de economía, la creación de empleos demanda muy poco equipamiento de
capital por trabajador, y no requiere trabajadores con altos niveles de
calificación. Este es el caso de la construcción, del comercio y de la gran
variedad de los servicios, que concentran el empleo de baja calificación y son
de baja productividad, pero lideran el crecimiento.
Los
cambios en la productividad de los sectores
El
crecimiento de los sectores terciarios no se explica, entonces, por cambios
importantes en la productividad y, por lo tanto, en su competitividad. La
contribución de estos sectores al crecimiento de la productividad puede verse
en mi artículo «Empleo y mercado interno
en el modelo neoliberal: Una nueva hipótesis sobre el subdesarrollo»,
publicado en Garavito y Muñoz (eds.), Empleo y Protección Social, Fondo
Editorial, PUCP, 2012.
En
1993-2010 ---prescindimos de 1976-1992 que tiene varios episodios de crisis---,
el crecimiento de la productividad se desacelera. Mientras en 1950-1975 ---que
incorpora los años de industrialización sustitutiva de importaciones--- la
productividad crecía a una tasa promedio anual de 3.0%, en 1993-2010 lo hace
sólo a la tasa promedio anual de 1.8%.
Para comparar lo que ocurre en los
períodos 1950-1975 y 1993-2010, descomponemos la tasa de crecimiento de la
productividad media, en dos efectos: a) el
efecto crecimiento de la productividad sectorial; y, b) el efecto reasignación del empleo entre
sectores.
Durante
1950-1975 la manufactura, el comercio y los servicios explican el 93.1% del
crecimiento de la productividad media. Esta productividad crece básicamente
porque crece la productividad de estos tres sectores: explican el 88.5% del
efecto crecimiento, y este efecto explica, a su vez, el 75.5% del aumento de la
productividad de la economía.
Durante
1993-2010, el comercio y los servicios son responsables del 60.5% de la
desaceleración del crecimiento de la productividad. Además, en estos sectores,
el efecto reasignación del trabajo sobre el crecimiento de la productividad, es
mayor. Son los que, junto al sector construcción, aumentan su participación en
el empleo total.
En
ambos períodos el efecto reasignación del trabajo en el sector Agricultura, fue
negativo. Su participación en la PEA
ocupada se reduce a medida que pasa el tiempo. Lo mismo ocurre en el sector
Minería, pero solo en 1950-1975. En el período 1993-2010, el efecto
reasignación del trabajo tiene signo negativo en la manufactura: su
participación en la PEA ocupada se reduce. Los efectos reasignación negativos, en
ambos períodos, se traducen en aumentos de la participación del comercio y los servicios
en la PEA ocupada.
A
modo de conclusión
Las
políticas y reformas neoliberales de las últimas dos décadas, cambiaron la
estructura productiva del país a favor de sectores no transables (comercio,
servicios y construcción) y sectores de extracción de recursos con alta renta
natural. Se terciarizó y reprimarizó la economía, y se implementó un modelo pro
exportador sobre la base de una competitividad espuria de reducción de costos
unitarios de producción mediante el abaratamiento de la mano de obra.