Tuesday, January 11, 2011

La economía que deja Alan García

Alan García se jacta del actual crecimiento económico, pero no dice que él recibió un país en crecimiento y que este fue estimulado durante su gobierno por el aumento significativo de los términos del intercambio. No es mezquindad si digo que no hay nada nuevo y bueno en materia de estabilidad macroeconómica que se deba a su gestión. Heredó una cuenta fiscal saneada y una bajísima inflación, con un nuevo esquema de política monetaria y un mercado organizado de deuda pública interna en soles que se adoptaron en los años 2002-2003. Pero, como aventajado seguidor del fujimorismo económico y político, enajenó, al igual que su antecesor, la soberanía del Estado sobre nuestros recursos naturales, y profundizó el modelo neoliberal primario exportador, desindustrilizador y terciarizador de la economía.

El gobierno de Alan García nos dejará una economía más vulnerable y dependiente de factores externos, menos industrial y más productor de servicios de bajísima productividad, y con una distribución del ingreso más desigual y, por lo tanto, más expuesta al conflicto social. Las razones son las siguientes:

1) Aumentó la penetración de las importaciones, afectando a la producción industrial y agrícola. Sus causas son los tratados comerciales y las rebajas arancelarias (como la reciente que reduce el promedio arancelario a solo 3.5%). Toledo dejó un porcentaje promedio de importaciones respecto al PBI (ambos en términos reales) de 17.5% y García nos deja un promedio de 20.8%. En materia de exportaciones la gestión de García es solo beneficiaria de los precios altos de las materias primas. El porcentaje promedio de exportaciones con respecto al PBI fue de 19.4% en el gobierno de Toledo y de 19.8% en el gobierno de García. La enorme vulnerabilidad a la caída de los términos del intercambio, es obvia.

2) La industria no primaria mantiene su baja participación de cerca de 12% en la generación del PBI. El crecimiento es liderado ahora por el Comercio y Otros servicios —además de la Construcción— que en conjunto representan el 63.0% del PBI. Estos dos sectores y la Construcción son los que más crecieron durante el período 2005-2009: 37.8%, 30.9% y 65.4%, respectivamente, mientras el PBI creció a la tasa de 20.9%.

3) El crecimiento no se sustenta en aumentos sostenidos de la productividad y, por lo tanto, no conduce a ganancias de competitividad. En los sectores de Comercio y Otros servicios trabaja el 77% de la PEA en empresas de 1 y 10 trabajadores de baja calificación y donde el ingreso promedio mensual se ubica entre 600 a 650 soles.

4) Esta manera de crecer acrecienta la desigualdad de ingresos y, por ende, alimenta el conflicto social. Mientras el PBI y las exportaciones resales per cápita crecieron en el período 2000-2008, en 47.2% y 69.1%, respectivamente, los salarios reales promedio decrecieron 10.0%.

5) El modelo neoliberal es exportador neto de capitales. Entre enero de 2006 y setiembre de 2010, los capitales extranjeros expatriaron utilidades por casi 37 mil millones de dólares y solo ingresaron como inversión extranjera directa cerca de 27 mil millones de dólares. La reciente integración de los mercados de capitales de Perú, Chile y Colombia, reduciendo el impuesto de sus ganancias a 5%, amplían las posibilidades de salidas de capitales.

Primero nos dejo la hiperinflación ahora nos deja una economía más vulnerable y más dependiente de los mercados externos. «En lo que el hombre ejecuta — dice Stuart Mill — se funda su derecho a la consideración pública».




Publicado en La República, 11 de enero del 2011

Tuesday, January 04, 2011

Tipo de cambio competitivo: ¿Waldo desinformado?

En un reciente artículo Waldo Mendoza se pregunta si entre los que proponemos un tipo de cambio real estable y competitivo hay algún desinformado. Esta propuesta sería inviable porque, según él, el tipo de cambio «depende esencialmente de lo que pasa afuera». Con su conocido estilo solemne afirma que el tipo de cambio sube (baja) cuando los capitales privados salen (entran a) de nuestras economías debido al aumento (a la disminución) de la tasa de interés internacional. En la primera mitad de los ochenta –dice- el tipo de cambio «saltó al techo» porque salieron capitales y en los noventa, como ahora, el tipo de cambio bajó notablemente porque entraron capitales.

Para Waldo, entonces, como el tipo de cambio es un «dato», no podemos hacer nada con él. Esta extraña macroeconomía no es usual en él. Siguiendo su lógica podríamos decirle que olvida que las compras (ventas) esterilizadas de moneda extranjera que hace del banco central son idénticas a las salidas (entradas) de capitales. También olvida que el banco central tiene instrumentos para regular las entradas y salidas de capitales, como lo han hecho y los hacen países como Chile y Colombia. Pero lo sorprendente no es este descuido.

Waldo ignora que el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos también presiona al alza del tipo de cambio. Los altos déficit que se registraron en 1975-1977 y 1981-1983 fueron asimismo responsables de los saltos del tipo de cambio. Éste aumentó en 38.1% en 1976, 50.8% en 1977, 86.5% en 1978, 65.7% en 1982, 137% en 1983, precisamente cuando se registraron elevados déficit en la cuenta corriente: -11.2% del PBI en 1975, -8.2% en 1976, -6.5% en 1977, -10.3% en 1981, -9.5% en 1982 y -6.2% en 1983. Además, estos déficit fueron acompañados por importantes saldos negativos en la balanza comercial. Esta asociación directa cambia recién en la última década.

Por otro lado, la tasa de interés (de los Treasury Bills de tres meses) en los Estados Unidos se encontraba entre 4.99% y 7.22% en 1975-1978, niveles parecidos a los registrados en 1967-1970. Es verdad que sube notoriamente después (10.1% en 1979, 11.5% en 1980, 14.0% en 1981 y 10.7% en 1982); pero, cuando el tipo de cambio se dispara durante el desastre económico de Alan García -1985-1990-, la tasa de interés baja a un promedio de 6.9%.

Si Waldo es partidario del mercado cambiario libre, si él piensa, al igual que los neoliberales, que una intervención con impuestos a los capitales especulativos ahuyenta a la inversión extranjera, ¿por qué no lo dice?



Publicado en El Comercio, 06 de enero de 2011.