Tuesday, April 18, 2017

Desindustrialización prematura en el Perú


La caída de la producción manufacturera desde el año 2014 muestra que los tres últimos gobiernos no aprovecharon la oportunidad abierta por los altos precios de las materias primas para iniciar la construcción una economía diversificada, tecnológicamente más moderna, y sostenible ambiental y socialmente. Todos apoyaron la prédica neoliberal de la especialización en las ventajas comparativas, que, en el caso de nuestro país como en otros de América Latina, fue la especialización en nuestra ventaja natural de productor y exportador de materias primas. Las políticas macroeconómicas que acompañaron a esta especialización, exacerbaron sus efectos negativos sobre la manufactura, acelerando la desindustrialización.

Desindustrialización y Terciarización Prematura

Los últimos 25 años de neoliberalismo, entonces, coinciden con el boom de las exportaciones asiáticas, en especial, de China, competidores de bajos salarios. Con liberalización comercial, desregulación de los mercados y la apreciación cambiaria, se facilitó la masiva penetración de importaciones.  El total de bienes importados pasó de cerca del 80% en 1980 a 157% de la producción manufacturera a precios de 2007 en 2013.      

Este tipo de inserción de nuestra economía a los mercados internacionales condujo a un notable proceso de  desindustrialización; es decir, a la caída de la participación de la manufactura en la generación del PBI y del empleo. La manufactura perdió su capacidad de generar empleo y redujo significativamente su contribución al crecimiento económico. La otra cara de este proceso fue la persistente informalidad y el aumento del empleo de baja calificación y de baja productividad, en las actividades terciarias de comercio y servicios. En otras palabras, la desindustrialización es acompañada por una terciarización con atraso tecnológico.

Esto es lo que Rodrik (2016) llama desindustrialización prematura  porque ocurre en una economía que no ha alcanzado un grado de desarrollo industrial significativo ni ha llegado a niveles de ingreso per cápita similares a la de los países desarrollados. «La manufactura —dice Rodrik— suele seguir una trayectoria en forma de U invertida a lo largo del desarrollo. […] En la mayoría de (los países en desarrollo), la industria manufacturera ha empezado a encogerse (o está encaminada a encogerse) en niveles de ingreso que son una fracción de aquellos en los que las economías avanzadas comenzaron a desindustrializarse. Los países en desarrollo se están convirtiendo en economías de servicios sin haber pasado por una experiencia adecuada de industrialización. Llamo a esto desindustrialización prematura» (Rodrik, 2016)

En general el efecto negativo de las políticas neoliberales y la ausencia de políticas de fomento de la industrialización afectaron notablemente la productividad  de la industria manufacturera. En particular, la apreciación del tipo de cambio junto a la penetración de importaciones, debilitaron el escaso desarrollo industrial. Esta desindustrialización prematura ocurre conjuntamente con una terciarización también prematura porque la mayor parte del exceso de mano de obra que no encuentran trabajo en la agricultura, en la minería y en la propia manufactura, inevitablemente terminan en sectores terciarios informales de baja productividad

Los datos de la desindustrialización peruana

La desindustrialización se expresa justamente como la reducción de la participación de la manufactura en el empleo y la producción del conjunto de la economía. Su participación en la generación de empleo crece sistemáticamente desde 8.3% en 1950 hasta 12.6% en 1975. Después  se derrumba con la crisis de comienzos de la década de 1980. Su posterior recuperación solo dura hasta inicios de los años 1990, para luego mostrar una notoria tendencia decreciente que llega hasta 9.4% en el año 2015. Asimismo, su participación en la generación del PBI total muestra un comportamiento similar. Sube desde 13.8% en 1950 hasta un poco más de 18% a comienzos de los años 1970. Después, cae en la década de 1980 y en el período 1990-2015, decrece sistemáticamente hasta 13.4% en 2015.

La desindustrialización prematura tiene efectos retardatarios sobre el crecimiento económico a largo plazo, porque reduce su contribución a este crecimiento.  Como se observa en el Gráfico, durante los años 1950-1975 la contribución al crecimiento económico de la industria manufacturera se mantuvo por encima de 19% hasta el año 1972. Después se redujo hasta 14.3% en el año 1976. Los años posteriores hasta 1990, fueron de crisis continuas que cubren más del 50% del total de años del periodo 1976-1990. En estos años la industria manufacturera decrece a la tasa de -0.8% promedio anual.

 


Durante los años del neoliberalismo 1990-2015, la contribución de la industria manufacturera al crecimiento económico de largo plazo, es sistemáticamente inferior a la que se registró entre 1950-1976. Se mantiene por debajo del 15% entre los años 1991-1999; se recupera hasta alcanzar un máximo de 17.7% en el año 2003 —porcentaje menor al registrado en 1973— y, finalmente, decrece sistemáticamente hasta alcanzar el porcentaje de  6.4% en el año 2015.

A modo de conclusión

Rodrik se pregunta si las actividades de servicios podrán sacar a nuestros países del subdesarrollo. Su respuesta es NO. «En principio, muchas de esas actividades podrán beneficiarse de mejores tecnologías, una mejor organización y una mayor formalización, pero […] los aumentos parciales de la productividad en (estas) actividades son en última instancia autolimitadores, porque las actividades de servicios no pueden ampliarse sin volver su relación de intercambio contra sí mismas: bajando sus propios precios (y rentabilidad). En la manufactura, los países en desarrollo pequeños podrían prosperar a partir de algunos éxitos en la exportación y diversificarse secuencialmente en el tiempo: ahora camisetas, después el montaje de televisiones y hornos de microondas y así sucesivamente, ascendiendo por la cadena de los conocimientos técnicos y del valor» (Rodrik, 2014).



Publicado en el Diario UNO, el domingo 16

No comments: