El gobierno acaba de
presentar al congreso de la república el proyecto de presupuesto para el año
2017 que asciende a S/.142,472 millones y representa el 20.1% del PBI. El
presupuesto de 2016 fue de S/.138,490 millones y era equivalente al 21.0% del
PBI, porcentaje superior al del presupuesto actual. En cifras absolutas el
monto del presupuesto de 2017 es mayor que el del año 2016 en solo S/. 3,981
millones. Esta cifra es equivalente al 0.6% del PBI y menor que el 0.8% del PBI
que corresponde a la pérdida de ingresos del gobierno por las medidas
tributarias del ex ministro Alonso Segura. Sin esta pérdida de ingreso que redujo
la presión tributaria, el monto del presupuesto para el año 2017 como
porcentaje del PBI, podría haber sido igual o mayor que el del presupuesto de
2016.
El presupuesto
presentado al congreso, entonces, no es expansivo, sino el inicio de un proceso
de ajuste de gastos que continuará hasta los próximos dos o tres años.. En
términos reales, es decir, el presupuesto de 2017 neto de inflación, prácticamente
no crece. En efecto, su tasa de crecimiento nominal es de 2.88%, mientras que
la tasa de inflación estimada para este año es de 3.1% y la proyectada para el
próximo año es de 2.8%.
No hay política fiscal
expansiva
El presupuesto revela
que el gobierno de PPK finalmente ha optado por el ajuste fiscal. No hay ni
habrá política fiscal expansiva en los próximos años. El ex ministro Segura
tuvo una gestión desafortunada. Fue incapaz de aumentar ordenadamente la
inversión pública y redujo los ingresos del Estado con la reducción del
impuesto a la renta que favoreció a las grandes empresas, pero no estimuló,
como se pretendía, el crecimiento la inversión privada. El presidente Humala
recibió una economía con superávit fiscal y en crecimiento, y, por haber
elegido malos ministros de economía, le ha dejado a su sucesor una déficit
fiscal (3.3% del PBI), una presión tributaria a la baja (14.5% del PBI, y una
deuda pública (23% del PBI) cuya tendencia creciente asusta al FMI y a su
remedo criollo denominado Consejo Fiscal.
Ciertamente, esta
situación fiscal de aparente riesgo no es expresión de una política fiscal expansiva
y exitosa aplicada por los ministros de Humala, sino de una desastrosa gestión,
que ahora, sus propias creaturas, o más bien engendros, actúan como
restricciones a la administración de la política fiscal por parte del actual
ministro Alfredo Thorne. En efecto, el 30 de octubre de 2013 el ex ministro
Luis Miguel Castilla hizo aprobar la Ley No. 30099 de fortalecimiento de la
responsabilidad y transparencia fiscal, en cuyo artículo 23 crea el Consejo
Fiscal “como una comisión autónoma, adscrita al Ministerio de Economía y Finanzas,
cuyo objeto es contribuir con el análisis técnico independiente de la política
macrofiscal, mediante la emisión de opinión no vinculante a través de informes,
sobre: a) La modificación y el cumplimiento de las reglas fiscales (…); b) Las
proyecciones fiscales contempladas en el Marco Macroeconómico Multianual; c) La
evolución de corto y mediano plazo de las finanzas públicas; d) La metodología
para el cálculo de las cuentas estructurales (…) y del PBI potencial y los
precios de exportación de mediano plazo”. A fines del año 2015 el ex ministro
Alonso Segura nombró, mediante resolución suprema, a sus integrantes para que
¡emitan opiniones independientes!.
Consejo Fiscal,
remedo del FMI
La existencia de este
Consejo Fiscal no tiene sentido alguno, aunque tenga opiniones no vinculantes.
Hay una burocracia calificada en el MEF que hace el trabajo técnico sobre los
temas que serían materia de evaluación y opinión de este Consejo, y con una
especialización mayor que cualquiera de sus actuales integrantes. Por otro
lado, el ministro tiene asesores que pueden involucrarse en este trabajo y
discutir con sus pares del MEF y con los del BCRP, y también con los del FMI,
como se hacía durante el gobierno de Alejandro Toledo.
Pues bien,
precisamente, es este Consejo el que ha afirmado (según dicen, a pedido del
ministro Thorne) que “hay relativamente poco espacio para hacer políticas
fiscales expansivas”. Los miembros de este Consejo no se opusieron tajantemente
a las medidas tributarias adoptadas por el ex ministro segura, ni pusieron sus
cargos a disposición del que los nombró y, sin embargo, ahora dicen que los
menores ingresos tributarios no solo de deben al deterioro de los precios de
las materias primas y a la desaceleración de la economía internacional, sino
también a las “medidas tributarias adoptadas para estimular la economía”.
Este mismo Consejo
opina que “según estimaciones de su secretaria técnica” (mini MEF) habría un
escenario de riesgo externo extremo, pues “si se mantuviese la senda de
déficits proyecta en el Marco Macroeconómico Multianual Revisado, la deuda
pública se ubicaría en el año 2019 por encima del límite máximo de 30.0 por
ciento del PBI establecido en la ley de fortalecimiento de la responsabilidad y
transparencia fiscal”.
¿De dónde saca este
Consejo que el límite máximo de endeudamiento público es de 30.0% del PBI? ¿Es
igualmente riesgoso, para este Consejo, un endeudamiento público externo o en
moneda extranjera de 30.0 % del PBI que un endeudamiento interno en soles de 30%
del PBI?
El gobierno de PPK
está doblemente atrapado por el fundamentalismo. Por el lado de la política
fiscal, está el referido Consejo que asusta al Ministro Thorne, y por el lado
de la política monetaria hay un presidente del BCRP que se opone a realizar una
política expansiva en serio. Otra vez estamos frente al fantasma del piloto automático
y el ministro Thorne ahora solo confía en las velitas que le pone al Congreso
para que le den luz verde a sus reformas.
Publicado en el Diario UNO el sábado 3 de setiembre
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