Sería
una falta de respeto a los que luchan por el desarrollo de nuestro país en
democracia; a los que defienden nuestros derechos y libertades; a los patriotas
que creyeron y creen en la soberanía nacional; a los que defienden su
patrimonio natural y cultural; a los que se indignan ante la discriminación y
la exclusión social y económica; a los luchan contra la depredación de los
recursos y el daño de nuestros ecosistemas; en fin, sería una falta de
consideración a las futuras generaciones, mantenerse neutral o votar en blanco
en el balotage del 5 de junio
próximo. Para decirlo de una vez, y claramente, un gobierno de Keiko Fujimori
sería muy riesgoso para el futuro de nuestro país. Es preferible votar por el
candidato PPK que no tiene una historia ominosa contra la democracia.
Por qué debemos votar
contra Keiko Fujimori
Con
Keiko se perpetuaría la actual degradación de la democracia, el atraso social y
la miseria moral que son básicamente el producto del gobierno de su padre, hoy
preso por corrupto y violador de los derechos y libertades fundamentales. La
candidata fujimorista con su propia campaña electoral está exacerbando la
degradación de la democracia y de la política. Las razones son las siguientes:
1)
Lidera un «partido» que alberga a
violadores de derechos de los trabajadores y a acusados de lavado de activos. Su candidato a la vicepresidencia,
propietario de la empresa Agrokasa, aplica una norma que le permite no pagar
las CTS a sus trabajadores y recortarles sus gratificaciones y vacaciones.
Además, no permite la sindicalización de sus trabajadores; si estos osan
hacerlo, los despide. El otro caso
emblemático es Joaquín Ramirez, secretario general de su «partido» y principal financista
de su campaña, acusado por lavado de activos.
2)
Viola las reglas electorales
democráticas. Acaba
de hacer, en el sur de nuestro país, una demostración de poder antidemocrática,
insultante y que viola las reglas electorales, al trasladar, en más de un
centenar de camionetas, a supuestos simpatizantes de su «partido» para asistir
a una de sus concentraciones o mítines proselitistas. No se sabe cómo se
financian estos traslados multitudinarios, ni quiénes son los propietarios del
centenar de camionetas.
3)
Trata a la población pobre como
serviles y no como ciudadanos.
El traslado de supuestos simpatizantes es a cambio de dinero; por lo tanto,
estos desplazamientos no son espontáneos.
Se abusa de la precariedad de la situación económica y social de la
población reclutada, atentando así contra su libertad y su integridad moral.
Los compatriotas así reclutados son peor que meros electores; son comprados,
con lo cual han perdido su capacidad de ciudadanos.
4)
Apela a los marginales, a los
informales y a los que están fuera de la ley. Firma trato con extorsionadores, se «compromete» con
transportistas informales y transgresores de la ley, firma acuerdos con mineros
ilegales (como el congresista electo por su partido Moisés Mamani, investigado
por el Ministerio Publico), y tiene promotores a traqueteros y traficantes de coca.
5) Pervierte
a las instituciones, en especial al poder judicial. Al igual que el APRA, el fujimorismo
ha penetrado las instituciones del Estado, en especial el poder judicial y el
ministerio público. La muerte de dos personas por la volcadura de una de las
camionetas que transportaba a «simpatizantes» del fujimorismo, ha «permitido»
revelar que su propietario era nada menos que el Fiscal Adjunto Provincial de
Prevención del Delito de San Román – Juliaca, Yóber Juan Chaiña Mamani.
6)
Su aspiración es copar y controlar todos
los poderes del Estado. Esta
práctica es de raigambre aprista y fujimorista. Controlarán el poder
legislativo (han conseguido mayoría absoluta en la primera vuelta) y el poder
ejecutivo, si llega a ser gobierno; y, por su puesto, en este caso penetrarán
aún más en los otros poderes del Estado. Sin independencia y separación de
poderes, no habrá democracia.
La mentira y la
corrupción como forma de hacer política
Con
estas caracterizas del movimiento fujimorista, no hay posibilidades de
superación de la actual degradación de la democracia. La mentira y la
corrupción es la forma de hacer política de todos los fujimoristas. Su líder ha
dado versiones contradictorias sobre el origen del financiamiento de sus
estudios en Estados Unidos y ha cambiado algunas de sus ofertar electorales
para aproximarse al centro. Todos operan en un marco legal e institucional
extractivista, rentista, que es contrario a la democracia y al desarrollo.
Del
fujimorismo hemos heredado la «cultura de la yuca». Ellos no obedecen las leyes
ni las reglas. Son transgresores consuetudinarios. Del fujimorismo hemos
heredado un estadio social con miseria
moral. Aliados, militantes y líderes del fujimorismo están acostumbrados a una
pauta de conducta moral que es contraria a la convivencia democrática. Son contrarios al desarrollo de ciudadanos
virtuosos, políticamente activos y comprometidos con los intereses públicos.
A
modo de conclusión
Se
dice que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda
como farsa. Ya vivimos la tragedia del fujimorismo liderado por reo Alberto
Fujimori. Evitemos que llegue al gobierno Keiko Fujimori, la ex primera dama, porque
sería un gobierno del engaño o de la patraña, con espacios cerrados para el
ejercicio de la democracia. Nuestro país merece, como lo hemos dicho varias
veces, una cura moral, para salir del atraso e iniciar otra ruta de desarrollo.
Publicado en el Diario UNO, el sábado 21 de mayo
No comments:
Post a Comment