Monday, March 30, 2015

Neoliberalismo y estancamiento de la inversión privada nacional

La desaceleración de la economía internacional ha puesto al descubierto los problemas estructurales de la economía peruana que le impiden mantener el ritmo crecimiento que registró en los años de altos y crecientes precios de los minerales. No hay motores internos que por sí solos, sin la intervención del Estado, reemplacen al motor externo que hoy se encuentra apagado. Las políticas y reformas neoliberales aplicadas en los últimos 24 años, fueron las responsables de estos problemas. La economía peruana, aparte de haberse reprimarizado, se hizo menos industrial y agrícola, y más productora de servicios con trabajadores de la variedad que Kalecki denominaba de «picos y palas», es decir, de baja calificación y con poco equipamiento de capital por trabajador. Este tipo de estructura productiva se expresa en un alto porcentaje de trabajadores informales, en el subdesarrollo del agro donde se encuentra el 30.7% de los trabajadores, y en una industria que ha perdido competitividad y mercados.
 
Promesas neoliberales incumplidas
 
La liberalización comercial provocó una notable penetración de importaciones que le quitó mercado interno a la producción nacional. Esta penetración fue exacerbada por la sistemática apreciación del tipo de cambio real asociada a la liberalización financiera, y por la ineficiencia en la aplicación de la regla de intervenciones cambiarias por parte del Banco Central. Se frenó o desaceleró la desdolarización del sistema financiero y aumentó el endeudamiento externo privado. Además, las entradas de capitales estimularon el consumo más que las inversiones.  
 
En veinticuatro años de neoliberalismo no se han superado las restricciones que enfrenta la inversión privada nacional para expandirse a lo largo y ancho país. El predominio del extractivismo impidió que crezca significativamente el empleo de calidad. Se limitó el gasto en educación y salud, y se descuidó el mantenimiento y la generación de nueva infraestructura económica y social acumulando un  déficit que se acerca al 50% del PBI. 
 
La confianza en la inversión extranjera más que en la inversión nacional, provocó el estancamiento de esta última (véase gráfico). La inversión privada nacional como porcentaje del PBI se mantuvo, durante los años del neoliberalismo, por debajo del porcentaje (16.3%) que alcanzó en los años 1980-1984. Es verdad que aumentó la inversión privada total en términos relativos, pero esto se debió al peso creciente que registró la inversión extranjera en los años 1995-1999 y 2005-2014. Tómese en cuenta, además, el predominio de la inversión en construcción frente a la inversión en maquinaria y equipo, con lo cual las inversiones en la industria y la agricultura no fueron capaces de generar un cambio estructural caracterizado por la absorción de fuerza de trabajo en actividades de alta productividad y que crecen más rápido que el promedio.
 
 
Durante el período neoliberal, la inversión privada nacional alcanzó un promedio de 12.2% del PBI y un máximo de solo 15% en los últimos cinco años (2010-2014). El resultado de este estancamiento fue la expansión de sectores terciarios (comercio y servicios) caracterizados por la presencia de trabajadores de baja calificación y productividad. El cambio estructural provocado por el extractivismo neoliberal fue, entonces, regresivo: en lugar de desarrollar la industria, y de diversificar y modernizar el aparato productivo, provocó la expansión de los sectores terciarios de baja productividad y que absorbieron los excedentes de trabajo.
 
Mercados internos e inversión nacional
 
Los neoliberales sostienen que en los países como el nuestro hay «enormes» oportunidades de inversión que no se aprovechan por falta de fondos. Como los ahorros son escasos, se requiere, dicen, del concurso creciente de los capitales extranjeros. Pero, esto no es cierto. En la economía peruana no existe una limitación al crecimiento por el lado del ahorro.
 
El ahorro nacional (público y privado) como porcentaje del PBI se mantuvo sistemáticamente por encima de la inversión privada nacional. Los porcentajes más altos de ahorro nacional se registraron en los años 2005-2009 (21.5%) y 2010-2014 (23.3%), mientras la inversión privada nacional alcanzó porcentajes menores (11.9% y 15%, respectivamente). Lo que elevó el porcentaje de la inversión privada total durante esos años fue la inversión extranjera, que alcanzó el 4.7% y el 4.9% del PBI, respectivamente.  
 
No es, entonces, por el lado del ahorro donde se encuentra la restricción a la expansión de la inversión nacional. Sabemos que la inversión extranjera se dirige a las actividades con alta renta natural (como la minería) y a sectores con mercados cautivos (como la telefonía). Esto no ocurre con la inversión nacional. No hay demanda de esta inversión porque no hay mercados en expansión. En una economía con un alto déficit de infraestructura, con pocas conexiones de la economía con la geografía y demografía, no pueden surgir nuevos mercados internos ni ampliarse los que ya existen.
 
«Lo que induce a invertir, a construir capacidad productiva, dice Edward Nell, es el crecimiento anticipado de los mercados. Si los mercados están creciendo rápidamente, las decisiones de invertir se tomarán rápidamente, incluso si la rentabilidad esperada es baja. Si los mercados están estancados, sin embargo, incluso si es rentable, habrá pocas razones para plantearse incrementar la capacidad y, por ello, las decisiones de invertir serán escasas».
 
A modo de conclusión  
 
Para endogenizar el crecimiento se tienen que crear mercados internos. Y, la gran transformación que esto significa supone una nueva relación del Estado con el mercado.
 
 
 
 
 
Publicado en el Diario UNO, el sábado 28 de marzo.

No comments: