Monday, November 17, 2014

La caída de la producción de bienes y el producto potencial

La información difundida por el INEI no refleja lo que realmente está ocurriendo con el crecimiento económico. Como técnicamente no hay recesión, los voceros oficiales del gobierno afirman que el próximo año la economía volvería a crecer a tasas de 5% o 6%.  Pero no habrá manera de crecer a estas tasas si se insiste en el mismo patrón de crecimiento y acumulación de capital. Estudios recientes de la dinámica de la economía internacional revelan que la crisis que empezó en 2008-2009 ha dado lugar a un largo período de estancamiento. No volverá, por lo tanto, un escenario externo con precios altos de los metales, con crecimiento de 4 a 5% promedio anual y con influjos notables de capitales.
 
Estancamiento de largo plazo en el Centro
 
No hay signos de una franca recuperación en los países industrializados. Las tasas de desempleo se mantienen en niveles relativamente elevados y no hay signos claros de que tiendan a disminuir sostenidamente. En ausencia de una clara recuperación, la volatilidad y la incertidumbre dominan a sus mercados financieros.
 
Los efectos de la crisis financiera de 2008-2009 fueron enfrentados primero con políticas monetarias que facilitaron la disponibilidad de dinero y que disminuyeron las tasas de interés de manera notable. Pero no fueron suficientes para impedir la recesión.  El recurso lógico a los estímulos fiscales tampoco terminó con la débil recuperación. Pero aumentaron notablemente los déficits fiscales que junto al estancamiento de la economía real, condujo a una rápida expansión de la deuda pública.
 
La crisis de la deuda soberana en los países de la periferia europea (PIGS), se manifestó como una crisis del Euro. La abundante liquidez que los bancos centrales proporcionaron a estos países, no cambió su situación. Estos países fueron obligados a recortar sus déficits y su deuda para permanecer como miembros de la Eurozona. El conflicto se trasladó de Estados Unidos a Europa, y de la deuda privada a la deuda pública, pero los efectos políticos del problema del déficit fiscal (el reciente triunfo de los republicanos en Estados Unidos, por ejemplo), que es común a ambos, es decir, las presiones por su reducción, está minando las posibilidades de un nuevo estimulo fiscal. El escenario de austeridad y los signos de una tímida recuperación, revelan entonces que “el crecimiento sostenido permanece como una tenue perspectiva a ambos lados del atlántico” (Gualerzi, 2014).   
 
Sin embargo, lo que está en cuestión es si las políticas de ajuste están en el camino del crecimiento sostenido. También está en cuestión el papel de los estímulos fiscales como el mecanismo activador de un crecimiento sostenido. Lo que sostienen diversos analistas es que no está claro que la reanudación del crecimiento ocurra sobre las mismas fuentes y mecanismos que dieron lugar a la expansión económica que caracterizó al periodo de post guerra. Tampoco está claro, como se deduce de diversos análisis sobre la crisis actual, qué sectores liderarán el crecimiento. Lo que es más probable, entonces, es un escenario internacional de estancamiento económico prolongado.
 
El INEI y el optimismo de algunos economistas criollos
 
Dado este escenario internacional, tienen razón aquellos economistas que sostienen que es una ilusión esperar que la economía peruana crezca en los próximos años a tasas de 5 o 6% promedio anual. Pero no tienen razón cuando dicen que el actual enfriamiento de la economía podría revertirse significativamente con solo políticas monetarias y fiscales expansivas. Es lo que piensa, por ejemplo, el FMI para el Perú. La equivocación está en suponer que se puede reanudar el crecimiento sobre las mismas bases que explicaron el auge de económico de la última década. No toman en cuenta que la estructura productiva resultante de este auge, ya no es la misma que la de hace quince o veinte años. El crecimiento primario exportador y liderado por los sectores no-transables, provocó un cambio en la estructura productiva al limitar la expansión de la producción manufacturera y agrícola. En consecuencia, políticas contracíclicas de impulso a la demanda, si bien tienen el signo correcto, podrían derivar, más temprano que tarde, en problemas inflacionarios y de balanza de pagos.
 
Las cifras del INEI no revelan la profundidad de la desaceleración.  La economía está creciendo a tasas cercanas a la unidad, porque crecen los servicios. La producción de la agricultura, la pesca y la manufactura, en conjunto, están decreciendo a tasas de 2.5%, 8.3%, 3.4% y 2% desde mayo de este año. Los únicos sectores que crecen, según las cifras del INEI, son Comercio y Servicios, y lo están haciendo a tasas que en promedio se aproximan al 5%. En estos sectores terciarios los que más crecen son Finanzas y Seguros, Servicios Prestados a Empresas y Restaurantes y Hoteles.
 
Es claro, entonces, que la oferta de producción de bienes está decreciendo con lo cual el producto potencial ya no puede estar creciendo a la tasa de 5%, a menos que para el INEI y para algunos economistas, el producto potencial debe crecer a la tasa que crecen el comercio y los servicios.    
  
A modo de Conclusión
 
Si la tasa de crecimiento del producto potencial se reduce notablemente, las presiones de demanda, originadas por las políticas contracíclicas, generarán presiones, sobre la balanza de pagos y sobre los precios de los bienes. Además, no hay que olvidar que las importaciones representan cerca del 112% de la producción manufacturera y agrícola en conjunto.
 
 
 
 
 
Publicado en el Diario UNO, el sábado 15 de noviembre.

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