El
diario La República publicó el
30-03-2014 la entrevista que Juan Álvarez le hizo al presidente Ollanta Humala.
Sorprende el carácter intolerante y desafiante del presidente ante algunas preguntas.
Dijo que él escucha todas las críticas, pero cuando el periodista le preguntó sobre
su «extrema dependencia» del ministro de economía, respondió: esa crítica «es
parte de la cultura de acusar sin tener pruebas. ¿Tiene alguna prueba de eso?
Dígamela…». El periodista le recordó que él adoptó la postura de su ministro de
economía contraria al aumento del salario mínimo. «¿Qué tiene que ver ahí el
ministro de Economía?», reaccionó iracundo el presidente.
La ominosa práctica de
«la puerta giratoria»
Le
increpó al periodista haber hecho una «afirmación temeraria hablando de la
extrema dependencia». No aceptó como prueba el aumento de 100% del sueldo a los
ministros ni su decisión de congelar el salario mínimo, medidas impulsadas por
su ministro de economía. «Esa no es decisión del MEF –replicó--; es una
decisión del Presidente. El aumento de
sueldo a los ministros es parte de la reforma del Estado»; ellos han
asumido el cargo «dejando puestos bien remunerados en el extranjero» y toman
decisiones en proyectos «que involucran miles de millones de soles del erario
público».
El
periodista no repreguntó. Pero, es erróneo usar como argumento que los
ministros han dejado «puestos bien remunerados…» y que toman decisiones «que
involucran miles de millones…». ¿Acaso no sabe el presidente que gobiernos como
el suyo consienten la conducta de la «puerta giratoria» de ministros y altos
funcionarios? ¿No sabe que hay funcionarios que se van a una empresa privada aprovechando
las «ventajas» de su anterior cargo público, y que también hay funcionarios de
empresas privadas que aceptan cargos públicos para luego regresar a la misma
empresa privada proporcionándole las ventajas de su cargo público anterior? En
ambos casos el Estado es el perjudicado porque incurren en conflicto de interés
entre el sector público y el privado. La conducta de la «puerta giratoria» siempre
beneficia al interés privado y perjudica el interés público.
¿Acaso
usted señor presidente no ha hecho ministros a personas vinculadas a grandes
empresas privadas mineras y petroleras; a empresas privadas «especializadas» en
asociaciones Público-Privadas (en energía, infraestructura, agroindustria,
etc.); y, a organizaciones financieras multilaterales que se convierten en
acreedores del Estado utilizando sus contactos con ministros y altos
funcionarios? Este es el tipo de ministros que lo han convertido a usted en un
presidente que sigue el programa de los que perdieron las elecciones,
traicionando el suyo.
Señor
presidente, si el Estado sigue «tomado» por los intereses privados, si los
gobiernos como el suyo siguen consintiendo la conducta de la «puerta giratoria»,
no habrá manera de conciliar la deontología con la función pública, no habrá
reforma del Estado.
Salario
mínimo, informalidad y productividad
¿Tiene
fecha del próximo aumento del salario mínimo?, preguntó el periodista. «Es que
eso no depende de fecha –respondió el presidente--, eso sería una medida
populachera. Acá tenemos que ver el equilibrio
entre el salario real y salario mínimo vital». El que paga el salario
mínimo vital es el sector privado, «entonces, si yo le aumento el salario mínimo vital por encima del salario real,
¿qué provoco? Despidos masivos, o –como decimos.- informalidad, que se trabaje
fuera de planilla, y no queremos eso».
¿Qué
es «equilibrio entre salario real y
salario mínimo? ¿Qué quiere decir «no
puede aumentar el salario mínimo vital por encima del salario real? Esta curiosa
y confusa teoría debe ser resultado de las clases de economía que su ministro
le da. El presidente debió decir directamente que comparte el credo neoliberal:
si aumenta el salario mínimo, las empresas que desean pagar salarios más bajos
optarán por la informalidad.
En
Perú el 79% de la PEA ocupada es informal y en su gran mayoría tiene baja
calificación, baja productividad y bajos ingresos. Además, cerca del 70% de los
trabajadores informales gana menos que el salario mínimo de 750 soles. Entonces,
oponerse al aumento del salario mínimo, es perpetuar y reproducir las mismas
condiciones de informalidad. Se debe fiscalizar el pago del salario mínimo para
fomentar aumentos sostenidos en la productividad. Que sobrevivan las empresas
eficientes. ¿No es este un argumento análogo al que usan los que favorecen la
apertura comercial total? Sin embargo, no hay que olvidar que la informalidad
es resultado de un estilo de crecimiento que daña a la producción de transables
y reproduce una estructura productiva dominada precisamente por las actividades
terciarias que dan empleo al grueso de la mano de obra de baja
calificación.
A
modo de Conclusión
John
Maurice Clark dice que el salario mínimo se paga a sí mismo en el largo plazo
mediante el aumento de la eficiencia de los trabajadores. «Una industria que no
paga un salario digno –dice Clark--, en la práctica está pasando parte de sus
costos a las otras industrias, pues estas últimas terminarían pagando los
gastos de subsistencia de los trabajadores mal pagados, si es que finalmente lo
hacen. Y si no lo hacen, hay una pérdida de capacidad productiva que cae como
una carga generalizada en la sociedad, afectando a menudo
a las futuras generaciones» (J. M. Clark, 1929).
Publicado en el diario La Primera el sábado 26 de abril.
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