En una entrevista al periódico El País de España efectuada el 19 de
noviembre pasado, el presidente Ollanta Humala, preguntado sobre si «comparte la crítica
de que hay una excesiva dependencia de la región de las materias primas»,
respondió que «en Perú las exportaciones
tradicionales eran el 85% y hoy día hemos cambiado el balance. Las
exportaciones tradicionales se han reducido a un 70%». Pero, esto no es verdad.
Alguien provee información equivocada al presidente.
La alta dependencia de las materias primas
La participación de las exportaciones tradicionales
registró una tendencia marcadamente decreciente en los años 1980. De un
promedio de 77.4% del total exportado entre 1980-1984, se redujo a 68.8% en
1990. Después, entre los años 1990-1997 se mantuvo, con fluctuaciones, en un
promedio de 70.4%. Finalmente, pasados los efectos de la crisis asiática y
rusa, la participación de estas exportaciones aumentó hasta ubicarse en el
período 2007-2011 en un promedio de 76.8% del total exportado. Se volvió así a los primeros años de la
década de los ochenta (véase gráfico).
No hay duda, entonces, que el crecimiento del PBI de los
últimos diez años fue acompañado de un sostenido aumento de las exportaciones
de materias primas en el total exportado. Se trata, por lo tanto, de un
crecimiento que ha acrecentado la especialización de las exportaciones en
productos primarios, en lugar de diversificarlas. Y, lo que es peor, ha
aumentado la concentración de las exportaciones en productos minerales. En los
años 1980-1984 estos productos representaban, en promedio, el 60.0% del total
de exportaciones tradicionales y en los años 2007-2011 pasaron a representar,
en promedio, el 78.6% del total de estas exportaciones.
El tipo de cambio real y las exportaciones no
tradicionales
Extendiendo su respuesta a la misma
pregunta (en la entrevista citada más arriba), Ollanta Humala dijo: «El reto es
romper esa matriz primaria exportadora y centrar el crecimiento en un proceso
profundo de industrialización nacional, desarrollo de la innovación y las
infraestructuras para que el crecimiento sea sostenible en el tiempo. No
podemos perder esta oportunidad». De otro lado, a fines de enero, en el Foro
Económico Mundial de Davos, ante la pregunta sobre las medidas que debe adoptar
un país como Perú para hacer frente a una agudización de la crisis en la zona
euro, Ollanta Humala respondió: «diversificando nuestra economía y dándole
valor agregado a nuestras exportaciones para no depender del rubro de las
materias primas».
Pero el gobierno de Humala no está
haciendo nada para diversificar nuestra economía y, en consecuencia, está
perdiendo la oportunidad de transformar el actual modelo de crecimiento. No está
enterado, por ejemplo, que, a pesar de los tratados de libre comercio, las
exportaciones de textiles, al igual que las de productos pesqueros y sidero-metalúrgicos,
están perdiendo peso en el total de las exportaciones no-tradicionales. La
participación de estos productos en este tipo de exportaciones bajó de 50.6% en
2001 a 41.1% en 2011. ¡El principal
comprador de los textiles peruanos es ahora Venezuela; le sigue Estados Unidos!.
La participación de las exportaciones
no-tradicionales en el total exportado ha vuelto a sus niveles de los años 1980
(véase gráfico). Sí convenimos que estas exportaciones corresponden a productos
cuyo valor agregado tiene contenido tecnológico o corresponde a un alto
procesamiento, entonces su competitividad en los mercados internacionales tienen
que depender también del tipo de cambio real, y no solo del bajo costo salarial
resultante de la desregulación del mercado de trabajo. Estos productos deben
haber sido, entonces, los más afectados por la sistemática apreciación de la
moneda desde agosto de 2006. El tipo de cambio real multilateral de setiembre
de este año, está por debajo de su nivel registrado en enero de 1998.
El crecimiento económico es, además, muy dependiente
de importaciones, pero todavía no ha encontrado su límite en la restricción
externa. Los altos precios de los commodities
y el consecuente dinamismo de las exportaciones tradicionales, suavizaron esta
restricción. Sin embargo, el sostenido superávit comercial que acompañó al
crecimiento, generó presiones a la baja del tipo de cambio real (enfermedad
holandesa), que fueron acentuadas en los últimos años con la entrada masiva de
capital internacional. Desde agosto del año 2006, la autoridad monetaria no
neutralizó estas presiones. La consecuente caída del tipo de cambio real, sin
duda, ha afectado y está afectando la competitividad de precios de las
actividades manufactureras y agroindustriales, impidiendo la diversificación de
las exportaciones. Además, esta apreciación del tipo de cambio real, está
incrementando la propensión a importar, con lo cual el efecto negativo sobre
las actividades manufactureras se acentúa.
A modo de conclusión
Ollanta Humala cree que está participando
en un proceso de diversificación productiva, pero lo que en realidad está haciendo,
junto a su equipo económico, es «acompañar» la pérdida de dinamismo y liderazgo
de la industria manufacturera. ¿Cómo se puede «diversificar
nuestra economía» haciéndole perder competitividad de precios y capacidad de
innovación a las actividades que agregan valor como la manufactura? ¿Alguien
sabe cuál es la política industrial del gobierno de Humala?
Publicado en el diario La Primera, el sábado 8 de diciembre
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