Thursday, March 22, 2007

Neoliberalismo, Educación y Crecimiento

En un artículo anterior mostramos que las políticas del Consenso de Washington afectaron el crecimiento de largo plazo porque frenaron el aumento del stock de capital: disminuyó el porcentaje de la inversión privada a PBI y la participación de la inversión en equipo. Pero, además, esas políticas también afectaron el crecimiento de largo plazo y la competitividad, a través de su influencia negativa en el desarrollo tecnológico.
Las políticas orientadas a mejorar la calificación de los trabajadores, aumentan su eficiencia y, en consecuencia, su capacidad para utilizar las tecnologías modernas. Como se sabe, trabajadores con mayor conocimiento son capaces de generar mayor valor agregado. Esto no es posible cuando las políticas afectan la inversión en capital humano, particularmente, cuando limitan el gasto en educación, en salud y en investigación. En los países industrializados la contribución relativa del capital humano al crecimiento es grande y son ellos los que más invierten en este tipo de capital.
Desde el año 1973 hasta fines de los ochenta, el gasto en educación registró una tendencia decreciente que se acentuó dramáticamente en los años del primer gobierno de Alan García. Después, en los años noventa, cuando se recupera la economía y se supera la hiperinflación, el gasto en educación como porcentaje del PBI retoma sus valores de inicios de la década de los años ochenta; pero, no llega a superar los niveles registrados en los años setenta (ver gráfico 1). Lo que es peor, las «reformas estructurales» y el énfasis en la reducción del tamaño del Estado, afectaron significativamente la calidad de la educación. La recuperación relativa del gasto fue parte de la política fiscal procíclica y no de un plan de mejoramiento de largo plazo de la calidad del sistema educativo.

Gráfico 1

Fuente: INEI, SIAF-MEF

No puede decirse que los neoliberales de nuestro país buscan hacer de la educación el pivote del crecimiento económico de largo plazo. Los recortes de gastos junto a la ausencia de una auténtica reforma tributaria, han empobrecido a las escuelas y universidades públicas. Nótese, además, que un sistema impositivo que grave más a los que más tienen, no es visto por los neoliberales como parte integrante de la reforma del Estado.
El neoliberalismo ha convertido en guetos de «pobreza» a los espacios y bienes públicos. A diferencia de lo que ocurría en los años previos a la moda neoliberal, hoy las escuelas y universidades públicas son lugares exclusivos de los «pobres» o de los que forman parte del 54% de la población. El Estado parece que se está retirando del país. Esto lo expresa bien el actual gobierno de Alan García, quien ha calificado de «pedilones» a los pobladores de los barrios pobres, al mismo tiempo que ha institucionalizado el «óbolo» de las empresas transnacionales que explotan nuestros recursos naturales.
Con un sistema educativo que ha perdido calidad y que no invierte adecuadamente en investigación, tiene que haberse afectado la productividad de los trabajadores y, por ende, su capacidad de operar con tecnologías más modernas. Este hecho, el freno al crecimiento del stock de capital y la disminución relativa de la inversión en equipo, son los responsables del largo estancamiento de la relación capital-trabajo (ver gráfico 2).

Gráfico 2










Fuente: INEI


Publicado por La República

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