Tuesday, January 23, 2007

Aranceles, inversión nacional y crecimiento

La reducción de aranceles a las importaciones de bienes de capital e insumos industriales (DS Nº 211- 2006 EF), ha sido elogiada por diversos analistas, empresarios y hasta políticos opositores. Ellos creen que aumentará la productividad y el empleo, porque casi todas las 2,894 partidas afectadas pertenecen a la agricultura y a la industria. Los entusiastas creen que su efecto en el crecimiento se ubicará entre 0.2% y 1% promedio anual.
Para Alan García la medida beneficiará directamente a 50 mil empresas. En la revista Caretas del 28-12-2006, sentencia: «tiramos los aranceles a cero para 3247 partidas», para favorecer a las pequeñas empresas. (¡353 partidas más que el total que figura en el DS!). Además, García revela un peculiar conocimiento de la economía y del desarrollo: cree que el Banco Central mantiene reservas internacionales en exceso y que la gran inversión extranjera es la «gallina de los huevos de oro», la «punta de lanza» detrás de la cual está «la infantería, que es un ejército enorme de la pequeña empresa del Perú». A este ejército le dice, con una seguridad que sorprende: «Te bajo los costos. Reindustrializate, remaquinizate».
A nuestro juicio, no se puede afirmar que esa medida arancelaria reindustrializará el país. Las razones son las siguientes:
1) La reducción de costos es marginal: el 97% de las partidas tenían sólo 4% de arancel. Podría decirse que este efecto se potencia con el abaratamiento de las importaciones debido a la apreciación monetaria que se acerca al 5%. Pero, precisamente esta apreciación conspira contra las exportaciones no tradicionales que, según García, son las que permiten a la infantería empresarial «sintonizar con el mercado mundial». Además, la apreciación, al desalentar las exportaciones y estimular las importaciones, puede erosionar la tendencia al superávit comercial.
2) El alto costo del crédito es la restricción más importante a la inversión de las pequeñas empresas. Estas, para importar insumos y bienes de capital, tendrían que endeudarse a tasas de interés que superan el 40% y donde sólo un tercio de sus demandas de crédito son satisfechas. Nótese que con una inflación de cerca de 2% anual, la tasa de interés real resultante presupone inversiones con rentabilidades posibles, en nuestro país, solo para las empresas bancarias, las AFP, la telefónica, etc.
3) El bajo costo del dinero es clave para que aumenten las inversiones que mejoran la productividad e introducen cambios técnicos en la producción. El gobierno no tiene propuestas sobre este tema y la SBS no promueve competencia en el mercado crediticio. Peor, no hay reformas a favor del desarrollo del mercado de capitales y de la participación de las empresas pequeñas y medianas. Las grandes, sobre todo las de capital extranjero, están aprovechando lo poco que se avanzó en el desarrollo de dicho mercado. Por ejemplo, EDEGEL acaba de emitir bonos por 50 millones de soles, con un plazo de 7 años y a una tasa de 6.16%. Si las pequeñas y medianas empresas también pudieran hacerlo, recién se abrirían posibilidades reales de reindustrializar el país.
4) Las empresas pequeñas y medianas requieren además que el mercado interno crezca. Para ello es indispensable realizar inversiones en infraestructura a lo largo y ancho del país. Tampoco hay avances en este terreno. Se destinó cerca de 600 millones de dólares para un «shock de inversiones» y se gastó sólo el 8.6%. ¡El déficit en infraestructura es de cerca de 25 mil millones de dólares!
5) Las empresas extranjeras no tienen restricción de financiamiento ni de mercado. Estas, por lo tanto, aprovecharán más la reducción arancelaria. Las mineras serán las más beneficiadas: su óbolo de US$ 158 millones anuales representa sólo el 60% de los US$ 259 millones que pierde el fisco por la reducción arancelaria.
6) Finalmente, el lector habrá advertido que las políticas que configuran precios relativos favorables a la industria y contrarios al actual patrón primario exportador, son las que realmente impulsan la inversión privada nacional y, por lo tanto, permiten sostener el crecimiento económico a largo plazo.

Publicado en La República el 23 de enero de 2007

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