La información difundida por el INEI no refleja lo que
realmente está ocurriendo con el crecimiento económico. Como técnicamente no
hay recesión, los voceros oficiales del gobierno afirman que el próximo año la
economía volvería a crecer a tasas de 5% o 6%.
Pero no habrá manera de crecer a estas tasas si se insiste en el mismo
patrón de crecimiento y acumulación de capital. Estudios recientes de la
dinámica de la economía internacional revelan que la crisis que empezó en
2008-2009 ha dado lugar a un largo período de estancamiento. No volverá, por lo
tanto, un escenario externo con precios altos de los metales, con crecimiento
de 4 a 5% promedio anual y con influjos notables de capitales.
Estancamiento de largo plazo en el Centro
No hay signos de una franca recuperación en los países
industrializados. Las tasas de desempleo se mantienen en niveles relativamente
elevados y no hay signos claros de que tiendan a disminuir sostenidamente. En
ausencia de una clara recuperación, la volatilidad y la incertidumbre dominan a
sus mercados financieros.
Los efectos de la crisis financiera de 2008-2009 fueron
enfrentados primero con políticas monetarias que facilitaron la disponibilidad
de dinero y que disminuyeron las tasas de interés de manera notable. Pero no
fueron suficientes para impedir la recesión.
El recurso lógico a los estímulos fiscales tampoco terminó con la débil recuperación.
Pero aumentaron notablemente los déficits fiscales que junto al estancamiento
de la economía real, condujo a una rápida expansión de la deuda pública.
La crisis de la deuda soberana en los países de la
periferia europea (PIGS), se manifestó como una crisis del Euro. La abundante
liquidez que los bancos centrales proporcionaron a estos países, no cambió su situación.
Estos países fueron obligados a recortar sus déficits y su deuda para
permanecer como miembros de la Eurozona. El conflicto se trasladó de Estados
Unidos a Europa, y de la deuda privada a la deuda pública, pero los efectos
políticos del problema del déficit fiscal (el reciente triunfo de los
republicanos en Estados Unidos, por ejemplo), que es común a ambos, es decir,
las presiones por su reducción, está minando las posibilidades de un nuevo
estimulo fiscal. El escenario de austeridad y los signos de una tímida recuperación,
revelan entonces que “el crecimiento sostenido permanece como una tenue
perspectiva a ambos lados del atlántico” (Gualerzi, 2014).
Sin embargo, lo que está en cuestión es si las políticas
de ajuste están en el camino del crecimiento sostenido. También está en
cuestión el papel de los estímulos fiscales como el mecanismo activador de un
crecimiento sostenido. Lo que sostienen diversos analistas es que no está claro
que la reanudación del crecimiento ocurra sobre las mismas fuentes y mecanismos
que dieron lugar a la expansión económica que caracterizó al periodo de post
guerra. Tampoco está claro, como se deduce de diversos análisis sobre la crisis
actual, qué sectores liderarán el crecimiento. Lo que es más probable,
entonces, es un escenario internacional de estancamiento económico prolongado.
El INEI y el optimismo de algunos economistas criollos
Dado este escenario internacional, tienen razón aquellos
economistas que sostienen que es una ilusión esperar que la economía peruana
crezca en los próximos años a tasas de 5 o 6% promedio anual. Pero no tienen
razón cuando dicen que el actual enfriamiento de la economía podría revertirse significativamente
con solo políticas monetarias y fiscales expansivas. Es lo que piensa, por
ejemplo, el FMI para el Perú. La equivocación está en suponer que se puede
reanudar el crecimiento sobre las mismas bases que explicaron el auge de
económico de la última década. No toman en cuenta que la estructura productiva
resultante de este auge, ya no es la misma que la de hace quince o veinte años.
El crecimiento primario exportador y liderado por los sectores no-transables,
provocó un cambio en la estructura productiva al limitar la expansión de la
producción manufacturera y agrícola. En consecuencia, políticas contracíclicas
de impulso a la demanda, si bien tienen el signo correcto, podrían derivar, más
temprano que tarde, en problemas inflacionarios y de balanza de pagos.
Las cifras del INEI no revelan la profundidad de la
desaceleración. La economía está
creciendo a tasas cercanas a la unidad, porque crecen los servicios. La
producción de la agricultura, la pesca y la manufactura, en conjunto, están
decreciendo a tasas de 2.5%, 8.3%, 3.4% y 2% desde mayo de este año. Los únicos
sectores que crecen, según las cifras del INEI, son Comercio y Servicios, y lo
están haciendo a tasas que en promedio se aproximan al 5%. En estos sectores
terciarios los que más crecen son Finanzas y Seguros, Servicios Prestados a
Empresas y Restaurantes y Hoteles.
Es claro, entonces, que la oferta de producción de bienes
está decreciendo con lo cual el producto potencial ya no puede estar creciendo
a la tasa de 5%, a menos que para el INEI y para algunos economistas, el
producto potencial debe crecer a la tasa que crecen el comercio y los
servicios.
A modo de
Conclusión
Si la tasa de crecimiento del producto potencial se
reduce notablemente, las presiones de demanda, originadas por las políticas
contracíclicas, generarán presiones, sobre la balanza de pagos y sobre los
precios de los bienes. Además, no hay que olvidar que las importaciones
representan cerca del 112% de la producción manufacturera y agrícola en
conjunto.
Publicado en el Diario UNO, el sábado 15 de noviembre.
No comments:
Post a Comment