Sunday, January 26, 2014

El discurso neoliberal sobre los determinantes de la inversión


El corazón del discurso neoliberal sobre lo que ocurre con la inversión privada es la «confianza de los inversionistas» que, según dicen, habría sido erosionada por el propio gobierno del Presidente Humala. El tema de Repsol, aunque ya aclarado; la modernización de la refinería de Talara garantizada por el Estado; la posibilidad, prácticamente descartada, de un apoyo estatal a la inversión en el gasoducto del sur y al desarrollo de la industria petroquímica; la intervención del Presidente «tomando partido» contra la  concentración de la propiedad en la prensa escrita; la  regulación de la pesca; el proyecto de ley de educación que «no toma en cuenta la opinión de los propios involucrados» (léase los propietarios de universidades que no pagan impuestos); en fin, cualquier medida que vaya más allá de las políticas «sociales» y que involucren aumentos «importantes» del gasto público, son todas consideradas desincentivos a la inversión privada, nacional y extranjera, porque generan desconcierto y desconfianza entre los empresarios.
 
La confianza y el aumento de la inversión privada
 
Los neoliberales sostienen que la intervención del gobierno en la economía es inherentemente indeseable. Se sienten los únicos defensores del mercado. No entienden que puede desarrollarse mercados sin demonizar la acción pública. La ideología individualista encarnada por los poderes económicos privados, ha llegado al extremo de dictar contenidos y formas de gobernar, menoscabando la democracia, la legalidad y la propia constitucionalidad de los gobiernos elegidos. Como no admiten la existencia del bien común en una sociedad de individuos libres, contraponen el interés privado al público. Y en esta línea de razonamiento, creen que las decisiones privadas de invertir en una economía de mercado se fundan en la confianza que genera la ausencia de intervenciones gubernamentales.
 
La confianza entendida como no interferencia del Estado no aparee en la literatura especializada como determinante fundamental de la inversión privada.  Desde la crisis de los años treinta del siglo XX, se sabe que ni esta confianza, ni las bajas tasas de interés, ni los recortes de impuestos, determinan el incremento de la inversión. Las empresas producen cantidades que ellas consideran que pueden vender. Si ellas esperan que sus ventas sean crecientes durante una larga serie de años futuros, entonces y solo entonces decidirán invertir para expandir su capacidad productiva. Ni la confianza, ni el recorte de impuestos per se, ni las bajas tasas de interés, aseguran que aumenten las ventas en el mediano y largo plazo.  
 
El actual estancamiento de los mercados externos es, por lo tanto, un obstáculo al aumento de la inversión en economías primario-exportadoras como la nuestra. El gobierno de Humala puede rendirse totalmente ante los reclamos de la CONFIEP, pero no aumentarán las inversiones privadas mientras no haya claros signos de crecimiento sostenido de la demanda externa. De otro lado, en un contexto de salarios reales estancados, tampoco aumentarán sostenidamente las inversiones privadas para el mercado interno. Las empresas que no esperan un sostenido crecimiento de los ingresos, no invertirán aun cuando las tasas de interés se ubiquen en niveles cercados a cero. «Podemos llevar el caballo al agua, pero no podemos obligarle a que se lo tome».
    
La relación inversión pública-inversión privada
 
De acuerdo con el discurso neoliberal deberíamos esperar que en los recientes años de crecimiento, la inversión pública haya desplazado a la inversión privada. Esta hipótesis del «crowding out» no se cumple en nuestro país. Ambos tipos de inversión tienen una misma tendencia ascendente. Sus tasas de crecimiento anuales registran el mismo signo en la gran mayoría de años del período 2000-2013. Es más, en los años en que crece la inversión pública como porcentaje del PBI también crece el respectivo porcentaje de la inversión privada. De 2011 a 2013 estos porcentajes fueron de 4.5%, 5.2% y 5.8% para la inversión pública, y 19.6%, 21.4% y 22.0% para la inversión privada.  
 
La complementariedad que hay entre ambos tipos de inversión no es aceptada por el discurso neoliberal. La inversión pública (en servicios básicos, en infraestructura social y económica, etc.), genera externalidades positivas para la inversión privada. Sin la inversión pública que el Estado realiza en la sierra y selva del país, sería imposible que las inversiones privadas tuvieran la misma orientación. Esta complementariedad se da, no obstante que la parte dinámica del inversión privada es la inversión extranjera que se dirige básicamente a la explotación de los recursos naturales.
 
En el actual escenario de una economía internacional estancada, la combinación adecuada de inversiones públicas e inversiones privadas nacionales orientadas a la transformación industrial del país, es la que aseguraría un rápido y sostenido crecimiento económico. Para que esto ocurra, el gremio industrial debe adquirir autonomía frente a la CONFIEP y promover políticas para relanzar un programa de industrialización de largo plazo.
 
A modo de Conclusión
La reciente crisis internacional ha puesto de relieve la necesidad de pasar de un crecimiento impulsado por la producción de materias primas, a otro cuya sostenibilidad provenga de la expansión de los mercados internos y de la eclosión de la inversión privada nacional.  
 
 
 
Publicado en el diario La Primera, el sábado 25. 

Sunday, January 19, 2014

El difícil entorno internacional para el crecimiento peruano

Durante el periodo enero-noviembre de 2013 el Producto Bruto Interno del país creció en 4,92% y en el periodo anualizado diciembre 2012-noviembre 2013 lo hizo en 4,89%. Estos datos proporcionados por el INEI revelan que no hay indicios de una tendencia ascendente en la tasa de crecimiento del PBI. En noviembre la tasa fue de 4.81% y no de 5% como esperaban Castilla y Velarde; y, en diciembre no habrá el notable repunte que ellos vaticinaron. Lo más probable es que este año 2014 también se frustren las expectativas del ministro Castilla de alcanzar «como mínimo» una tasa de crecimiento de 6%.  Castila cree que 2014 será el año de «la recuperación de la economía mundial», por eso impulsa y apoya la «operación de importantes proyectos mineros y de infraestructura».
 
Cambio de signo en la política monetaria de Estados Unidos
 
Hay tres factores importantes que caracterizarán el entorno internacional y que tendrán efectos en el ritmo de crecimiento de la economía peruana. En primer lugar, el lento y bajísimo crecimiento de la eurozona. En segundo lugar, la recuperación de la economía de los Estados Unidos y el cambio de signo de su política monetaria. Y, en tercer lugar, la desaceleración del crecimiento de la economía China como efecto de las reformas destinadas a cambiar su estilo de crecimiento.
 
El primer factor puede ser asumido como un dato que no tendrá mayores impactos en nuestra economía. El Banco Mundial y el propio Banco Central Europeo pronostican tasas de crecimiento para los próximos tres años por debajo de 1.5%, en promedio, con la advertencia de que «persisten los riesgos que amenazan la recuperación» de los países de la eurozona.
 
¿Qué efectos tendrá el cambio de signo de la política monetaria de Estados Unidos? Aunque su recuperación económica no es todavía notable, la FED ha anunciado que desde enero de este año empezará a reducir la emisión monetaria mensual destinada a la compra de títulos del tesoro y bonos hipotecarios, hasta terminar el año con el cese total de estas compras. Si bien no habrá cambios en la tasa de interés de corto plazo (0.25% anual), la reducción progresiva de la compra de bonos, hipotecarios y del tesoro, dará lugar a incrementos en las tasas de interés de mediano y largo plazo. El aumento de estas tasas elevará el costo del endeudamiento y de los préstamos hipotecarios, con lo cual se afectará a la industria de la construcción que es uno de los motores de la actual recuperación económica de los Estados Unidos. 
 
Pero, la subida de las tasas de interés de mediano y largo plazo también tendrá efectos negativos importantes en las economías emergentes como la peruana. Por un lado, impactará negativamente en los precios de las materias primas porque acrecentará el costo de sus inventarios y eliminará o reducirá su componente especulativo. Estos dos efectos harán bajar sus precios, con lo cual se desacelerará el crecimiento de la economía peruana.  Por otro lado, provocará una salida de capitales financieros, salida que, a su vez, elevará el tipo de cambio y desacelerará el crecimiento del crédito, con lo cual también se desacelerará el crecimiento de la economía peruana. Con precios de las materias primas a la baja y con capitales financieros que se fugan, será imposible replicar tasas iguales o mayores al 6% como las que se registraron en el período 2004-2008.
 
Reformas y desaceleración del crecimiento Chino
 
El pleno del partido comunista Chino efectuado en noviembre del año pasado acordó un conjunto de reformas orientadas a modificar su estilo de su crecimiento económico, es decir, abandonar el estilo liderado por las exportaciones que descuidó los mercados internos y los niveles de vida de los trabajadores y consumidores, en especial, de campesinos y familias rurales. La necesidad de estas reformas se discute desde los años 2006-2007. El carácter insostenible y desbalanceado de su modelo exportador fue denunciado en marzo de 2007 por el entonces primer ministro Wen Jiabao. Bajo este modelo se realizaron gastos en proyectos de inversión masivos con tasas de retorno reales negativas y la deuda aumentó por encima de la capacidad de pago de sus servicios.
 
Las reformas están orientadas precisamente a resolver esos problemas. Se propone desviar recursos del sector económico estatal hacia las pequeñas y medianas empresas, así como incrementar la participación del consumo en la demanda interna. En términos específicos estas reformas suponen, entre otras cosas, cambiar la política de tasas de interés y crediticia, la composición de la asignación de los créditos, estimular la innovación, reformar la propiedad de la tierra y los requisitos de residencia, e instaurar el imperio de la ley. El horizonte temporal de estas reformas se extiende hasta el año 2020.
 
La implementación de las reformas desacelerará el crecimiento chino y con ello presionará a la baja de los precios de las materias primas. De acuerdo con el sinólogo Michael Pettis «la ejecución exitosa de las reformas será exactamente la explicación de por qué las tasas de crecimiento caerán bruscamente».
 
A modo de Conclusión
La desaceleración del crecimiento chino, la disminución de los precios de las materias primas y la salida de capitales del país, son factores que conspiran contra la expectativa de crecimiento de la economía peruana a tasas iguales o superiores al 6% anual. El escenario internacional actual está marcando la hora de la industrializción.
 
 
 
 
 
Publicado en el diario La Primera, el sábado 18 de enero

Saturday, January 11, 2014

Los argumentos neoliberales del diario El Comercio

El Comercio –grupo económico con un brazo mediático escrito y televisivo-- ha pasado a controlar el 75% de la prensa escrita en el país con la compra de los periódicos que publicaba el grupo Epensa. En Lima el porcentaje de concentración asciende a 83%, según informa el economista Jorge Fernández Baca. Además pasará a controlar el 79% de los ingresos por publicidad de todos los periódicos que circulan a nivel nacional. Estos datos revelan que El Comercio ha violado el artículo 61 de la Constitución de 1993, cuyo segundo párrafo (copia del artículo 134 de la Constitución de 1979), señala: «La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y de comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa ni indirectamente, por parte del Estado ni de particulares».
 
La ideología de la tiranía del interés privado
 
El 5 de enero El Comercio respondió a las declaraciones del Presidente Humala contra la concentración de medios y a su propuesta de debatir el tema en el Congreso. El Comercio –que ya había «informado» que Humala había lanzado una «velada amenaza contra la libertad de expresión»-- ahora, respondiendo a sus preguntas (¿Quién amenaza realmente a la libertad de expresión? ¿Aquel grupo empresarial que compra los medios de comunicación o el presidente de la República?), dice: «aquí le dejamos la respuesta, señor presidente: usted. Usted amenaza la libertad de expresión, igual que cualquiera que proponga limitar por ley lo que es parte del derecho a elegir de todos y cada uno de los ciudadanos».
 
Sin remordimiento alguno por su acción anticonstitucional de acaparamiento, El Comercio se justifica afirmando que: «No existe cuota de mercado alguna que no provenga de los ciudadanos que lo escogen y consumen. Los consumidores son los que tienen la última y definitiva palabra a la hora de “concentrar” o “desconcentrar” cuotas de un mercado y la ejercen, de hecho, de manera muy activa y contundente».
 
Este argumento se funda en la llamada soberanía del consumidor, que para la ideología neoliberal es la «soberanía de las fuerzas económicas, encarnadas en la voluntad de los individuos, por encima de la soberanía política». Es, como dice Todorov, una ideología de la tiranía de los individuos que daña los fundamentos de la democracia. «El neoliberalismo pretende impedir que la voluntad general limite la acción de los individuos, y como no admite la existencia de un interés común, reduce la sociedad a la suma de las personas que la componen».
 
Por lo tanto, la soberanía que el neoliberalismo le confiere al individuo, le quita su carácter de ciudadano. (Nótese que El Comercio confunde subliminalmente a «su» consumidor con un ciudadano). En una masa indiferenciada de individuos reducidos a sus intereses económicos, no puede haber ciudadanos. El neoliberalismo tiene una visión atomista del individuo y de sus intereses. No hay un interés común o colectivo que oriente las decisiones del individuo como ciudadano. El neoliberalismo alienta la tiranía de los individuos a expensas de la libertad y soberanía de los ciudadanos. Como es contrario a la soberanía de los ciudadanos, el neoliberalismo debilita la democracia.
 
En esta lógica individualista Hayekiana se encuentra la concepción neoliberal de la libertad sin restricciones del mercado y de las empresas privadas. Por eso El Comercio no cree que acapara, aunque sabe que se ha constituido en poder económico que, en el campo mediático, controla y administra información, afectando la pluralidad informativa, que es un derecho ciudadano.     
 
La falacia de la libertad de elegir
 
El Comercio dice: «la libertad de un medio de llegar a tal o cual cuota del mercado no es más que la otra cara del derecho de sus consumidores a elegirlo y no se puede limitar aquella sin restringir al mismo tiempo a este». Defiende el poder que tiene ahora argumentando que así defiende la libertad que tienen los «consumidores» de «comprarlo». ¡La libertad de los consumidores es la otra cara de su libertad de acaparar! Por eso, El Comercio cree que la crítica a su acaparamiento de la propiedad en la prensa es un «ataque» a la inversión privada.  
 
Decir que el «consumidor» es libre para elegir, es una osadía. Los neoliberales, con su rechazo a toda intervención del Estado, desbrozan el camino hacia la configuración de grupos con poder económico que afectan directamente a la democracia y a la soberanía popular. Frente al poder de los medios (escritos y televisivos) que concentran la propiedad, que insisten sobre un mismo «mensaje» o manipulan la información, los ciudadanos «disponemos de poca libertad para formarnos nuestras opiniones y tomar nuestras decisiones».
 
De aquí se deduce que la pluralidad de información y la limitación a la concentración de la propiedad son fundamentales para la democracia. Si se tiene mucho dinero --dice Todorov—es posible «comprarse una cadena de televisión, o cinco, o diez, y emisoras de radio, y periódicos, y hacer que digan lo que queremos para que los consumidores, lectores, oyentes y espectadores piensen lo que queremos. En este caso ya no se trata de democracia, sino de plutocracia, ya no es el pueblo quien tiene el poder, sino sencillamente el dinero. El poderoso puede imponer tranquilamente su voluntad a la mayoría».
 
A modo de Conclusión
En nuestra sociedad los poderes del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) están separados para que se limiten mutuamente; pero, los poderes económico y mediático están banalizando o instrumentalizando estos contrapesos democráticos. Por eso, para fortalecer la democracia hay que limitar todos los poderes, los de Estado y los poderes, económico y mediático.




Publicado en el diario La Primera, el sábado 11 de enero.