Saturday, September 29, 2012

La política fiscal del ministro Castilla y la responsabilidad del Congreso


Luis Miguel Castilla dirigió –como viceministro de hacienda del gobierno aprista--  la formulación del presupuesto de 2011 con una meta de déficit de 1.0% del PBI; pero, ascendido a ministro por Humala en julio de 2011, terminó el año con un superávit de 1.9% del PBI. Cuando sustentó el presupuesto de 2012, anunció una meta de superávit fiscal de 1.0% del PBI; pero, en los primeros siete meses del año ya generó un superávit de 6.2% del PBI. Ahora acaba de presentar el presupuesto de 2013 anunciando una meta de superávit fiscal de 1.1% del PBI. Si no ocurre una recesión como la de 2009, Castilla superará, este y el próximo año, las metas anunciadas de superávit fiscal.

Apego al superávit fiscal e ignorancia del álgebra

Castilla tiene una concepción particular de la política fiscal. Dice que ésta debe ser «sensata y apostar por la inversión».

Por política sensata entiende la generación de superávits fiscales, en épocas de recesión y en épocas de recuperación económica. Para justificar la meta de superávit en 2012 se decía: «Dada la rápida recuperación económica liderada por el sector privado, en adelante la política fiscal será menos expansiva». Asimismo, para justificar la meta de superávit en 2013 se dice: «Se tiene previsto que en el 2013 se alcance un superávit fiscal de 1,1% del PBI», no obstante que se reconoce que «En lo que va del 2012, la economía global ha mostrado una significativa desaceleración ante el endurecimiento de la recesión en la Zona Euro, y el menor crecimiento en EE.UU. y China». Mientras diversas economías han comenzado a adoptar medidas de política expansiva, dado el contexto de menor crecimiento global, Castilla insiste en la generación de superávit fiscal.

Por otro lado, Castilla ha dicho --quizá para impresionar a los legos del gobierno -- «que el Perú se encuentra en capacidad de multiplicar por ocho su PBI, medido en dólares, en el lapso de 20 años». El ministro parece desconocer el álgebra. Para que el PBI de 2011 (en dólares constantes) se multiplique por ocho tendría que crecer a la tasa 10.9% promedio anual. Imposible lograr esta hazaña. Pero, como se refirió a un crecimiento en dólares corrientes, su afirmación no tiene sentido. Castilla dijo que el PBI del próximo año sería cuatro veces el PBI del año 2000, sin explicitar que estaba suponiendo para sus cálculos un tipo de cambio 23% menor que el registrado ese año y que no habría cambios importantes en el comportamiento de la inflación.

El descuido de la inversión privada nacional

Castilla dice, además, que la política económica debe apostar por la inversión. Pero, él está pensando en la inversión privada extranjera y no en la inversión privada nacional.  En julio pasado lideró un roadshow al Asia para «promocionar a Perú como el país destino de las inversiones extranjeras» y acaba de reiterar –refiriéndose al reciente foro de la APEC llevado a cabo en la ciudad de Vladivostok— que «Perú se ha propuesto atraer inversiones de Asia, en actividades mineras, gas, hidrocarburos e infraestructura».

El presupuesto de 2013 responde a esta concepción. No hay cambios notables en el presupuesto de gastos de capital. Estos gastos pasan de 4.5% del PBI en 2011 a 5.2% en 2013, cifra minúscula frente al déficit de infraestructura que se ubica entre el 35% y el 40% del PBI. Solo para mantener la actual infraestructura pública del país se requiere invertir, por lo menos, 4.0% del PBI. El presupuesto de gastos de capital destinado a los gobiernos regionales y locales, incluyendo el gasto de capital denominado «multidepartamental», asciende a sólo el 2.58% del PBI.

El ministro Castilla debe viajar a la sierra y la selva por carretera, y visitar a sus centros educativos y de salud, en lugar de liderar roadshows en el extranjero, para convencerse que la inversión pública (en infraestructura económica y social) estimula el desarrollo de mercados internos y el crecimiento de la inversión privada nacional, sobre todo la orientada a la diversificación de la capacidad productiva.

La responsabilidad del Congreso de la República

El Congreso debe aprobar el presupuesto para el año 2013 antes de fines de noviembre. Por lo tanto, hay tiempo suficiente para que condicione su aprobación a la presentación, por parte del ministro Castilla, de por lo menos tres planes rigurosamente elaborados:

  1. Un plan de inversiones multianual en infraestructura con el objetivo de integración del país y que haga posible una nueva demarcación territorial, es decir, que viabilice la propuesta del candidato Humala de las regiones transversales.
  2. Un plan de inversiones multianual  en Ciencia, Tecnología e Innovación, para aumentar la productividad en la agricultura y en la industria, y expandir la producción de alimentos. Este plan debe contemplar una propuesta institucional para su ejecución, así como convenios y presupuestos explícitos con las universidades relacionadas con el tema (las universidades agraria y de ingeniería, por ejemplo).
  3. Un plan de conversión del FONAFE en un efectivo fondo de financiamiento de la actividad empresarial del Estado, para que deje de ser lo que actualmente es, el brazo de MEF que limita el financiamiento de esta actividad. El ministro tiene la obligación de imaginar cómo constituir un moderno fondo que asegure, mediante mecanismos de mercado, el financiamiento de las inversiones y otros gastos de las empresas del Estado.
 
 
 
Publicado en el diario La Primera, el sábado 29 de setiembre. 

Sunday, September 23, 2012

La coyuntura internacional actual y la causa de la crisis

Dos hechos recientes caracterizan la coyuntura internacional actual. La Reserva Federal (FED) anunció que mantendría la tasa de interés --que hoy se encuentra entre 0% y 0.25%-- hasta mediados de 2015 y que compraría mensualmente hasta US$ 40 000 millones en títulos hipotecarios hasta que la tasa de desempleo --que hoy supera el 8%-- se reduzca de modo significativo. Hay que recordar que la tasa de inflación en USA es relativamente baja.  Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) anunció un programa «ilimitado» de compra de bonos soberanos para los países de la eurozona con problemas de financiación bajo «petición y estricta condicionalidad». Este programa es la continuación de las dos inyecciones de liquidez que hizo el BCE en diciembre y febrero últimos. La canciller alemana Ángela Merkel mostró su acuerdo con este programa, al mismo tiempo defendió el derecho del presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, a expresar su oposición al anuncio del BCE. Lo hizo inmediatamente después que su ministro de Finanzas, Wolfgang Schaeuble, dijera que «los comentarios de Weidmann podrían tener un efecto dañino»

¿Con más inyección de liquidez se superará la crisis internacional actual?

Algunos escribidores locales creen que con estos anuncios hechos por los presidentes Bernanke  (de la FED) y Dragui (del BCE) se remontaría la actual crisis internacional. Estos mismos escribidores, seguros de su aserto, se han adelantado a recomendar al Banco Central de Reserva del Perú a elevar su tasa de interés de referencia y al MEF a continuar con su actual política contractiva. Estos escribidores creen que la crisis internacional actual es solo financiera y que, por lo tanto, se expresa únicamente en un problema de liquidez. Están en línea con aquellos economistas del resto del mundo que, apoyándose en Minsky –ese gran economista postkeynesiano autor de «Stabilizing an Unstable Economy (1986)»--, dicen que los significativos apoyos a la banca mediante inyección de liquidez son la clave para salir del atolladero actual.

El razonamiento de Minsky es como sigue. El creciente endeudamiento (o euforia) en relación a los ingresos o activos, continúa mientras la economía en su conjunto está funcionando relativamente bien. Si no hay nada que indique lo contrario, seguir prestando no le parece riesgoso a los bancos. Así, los niveles de endeudamiento llegan a un nivel tan alto que cualquier cosa puede desencadenar el denominado momento Minskyiano. Este no es otra cosa que el estallido de la burbuja de los préstamos y el inicio de la recesión. Para Krugman la causa inmediata poco importa, lo importante es que los prestamistas redescubren los riesgos de la deuda y termina la euforia. Los bancos ya no prestan, sus activos (papeles) pierden valor y estos comienzan a enfrentar problemas crecientes de liquidez: Simultáneamente los consumidores e inversionistas ya no se endeudan porque aumenta la carga de su deuda y, consecuentemente, ya no gastan en bienes de consumo e inversión, con lo cual se acentúa la recesión.

La verdadera causa de la crisis

Las inyecciones de liquidez al sistema financiero son importantes y necesarias. Pero Minsky, que era un Keynesiano, sabía que «se puede llevar al caballo al lago, pero no se le puede obligar a tomar el agua». Es decir, la política monetaria orientada a la reducción de las tasas de interés y a la provisión de liquidez al sistema financiero (el Banco Central es un prestamista de última instancia), no es suficiente para estimular la demanda agregada (el gasto en consumo e inversión).

La euforia crediticia tuvo su origen en una insuficiencia de demanda efectiva creada por el modelo neoliberal que se impuso en el mundo con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra (1979) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Este tema fue tratado en mi artículo «La crisis global y el colapso del modelo liberal», que publiqué en abril de 2009 (ver mi blog).  A esta altura ya nadie puede ignorar que la creciente desigualdad en la distribución del ingreso  generada por estas las políticas, impactaron e impactan negativamente en la demanda agregada.

La causa de la crisis financiera está relacionada entonces con la situación económica y el estilo de crecimiento creados por las políticas neoliberales. Minsky se dedicó al estudio de la evolución de la urdimbre financiera de las economías capitalistas. Él sabía, por lo tanto, que desde el año 1980 se inició «el relajamiento de las restricciones sobre los tipos de préstamos que los bancos podían realizar». Es su libro «End this depression now», Krugman dice que la desregulación empieza con la aprobación, por Carter en 1980, de la Ley de Control Monetario «que puso fin a las regulaciones que impedían a los bancos a pagar intereses sobre muchos tipos de depósitos».

Las desregulaciones y las rebajas sustanciales de impuestos a los que más tienen, se imponen mediante una crítica intensa a las políticas keynesianas que acompañaron al crecimiento económico de postguerra. Pero en la base del estilo de crecimiento del modelo neoliberal, está la ruptura del pacto social entre el capital y el trabajo, es decir, el fin del «Golden Age» del «capitalismo cooperativo» de post guerra –que es como lo denomina Krugman. Con salarios estancados y que ya no siguen a la evolución de la productividad, aumenta la desigualdad y se acrecienta la insuficiencia de demanda efectiva.

A modo de conclusión

Los que no entienden el origen de la crisis seguro que adhieren a las políticas de austeridad que serán sin duda, parte de la estricta condicionalidad de las compras de bonos anunciada por el BCE. Y, con esa misma falta de información, se atreven a proponer políticas, monetaria y fiscal, contractivas para nuestro país.


 

Publicado en el diario La Primera, el sábado 22.

Sunday, September 16, 2012

Adam Smith y el neoliberalismo

Los que creen que hay una continuidad entre el pensamiento de Smith y el neoliberalismo y, por lo tanto, postulan la filiación del neoliberalismo con las ideas económicas y políticas de Adam Smith, comenten una impostura.

El homo economicus neoliberal y el ciudadano de Adam Smith

El neoliberalismo se impone en el mundo con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra (1979) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Fue el inicio de la globalización de una nueva forma de mesianismo ideológico, fundado en la idea del homo economicus que actúa racionalmente guiado por su propio interés individual y que sabe lo que quiere. Este mesianismo tiene sus antecedentes doctrinarios en Camino de servidumbre de Hayek (1944) –justo el mismo año en el que se publica La Gran Transformación de Polanyi que es, entre otras cosas, una crítica al capitalismo desregulado— donde se sostiene que el desarrollo de la civilización fue posible por el sometimiento del hombre a las fuerzas impersonales del mercado. Aboga por las libertades individuales para que los protagonistas de la vida económica –el homo economicus—, actuando en un sistema de libre mercado, logre el supuesto bienestar general de la sociedad. Como dice  Todorov –en Experiencia Totalitaria, 2009—, el neoliberalismo «coloca la soberanía de las fuerzas económicas, encarnadas en la voluntad de los individuos, por encima de la soberanía política, sea cual sea su naturaleza. Al hacerlo, contraviene  --paradójicamente— el principio fundador del pensamiento liberal que es que un poder limite otro».

Smith, por su parte, concibe al individuo, a la persona, como un ser social --como un ser preparado por naturaleza para vivir en sociedad-- y al mercado como institución social. En su Teoría de los sentimientos morales (1759) sostiene que la simpatía (sympathy), es decir, el proceso de ponerse en el lugar del otro y asumir su situación, es una característica de los individuos que viven en una sociedad donde la vida social es civilizada (en una sociedad civil de ciudadanos). La simpatía no excluye el amor propio (self love), pues este es compatible con la preocupación por los demás. Lo que no puede existir en la sociedad civil es el egoísmo (selfishness) porque es incompatible con la simpatía.

La concepción de Justicia (en la sociedad civil), es no lesionar al prójimo. No es una concepción de amparo que lleva al fortalecimiento del poder del Estado con la excusa de proteger a los más débiles.  Esta concepción de Justicia está en la base de la explicación del desarrollo económico y social que Smith hace en su libro más conocido Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776).  No es sobre la libertad del homo economicus de la que nos habla Adam Smith. Para él, la libertad, el autogobierno y la condición de ciudadanía, es evidente, es visible, únicamente cuando los individuos son concebidos dentro de un contexto de relaciones e instituciones sociales. Esta es una visión republicana –como señala David Casassas en Ciudad en Llamas, La vigencia del republicanismo comercial de Adam Smith (2010).

El mercado como institución social

La prédica de M. Friedman sobre la libertad de los mercados también contribuyó a la imposición del neoliberalismo en el mundo.  Él no explicó cómo se crean los mercados, ni diferenció el mercado de crédito del mercado de bienes, pero apoyándose en la frase «la mano invisible del mercado» de Smith, preconizó su desregulación y la ausencia de intervención del Estado en la economía.  El resultado de las políticas aplicadas sobre la base de este discurso «libertario» fue la acentuación de la desigualdad distributiva, porque propició la desconexión de la evolución de los salarios reales del comportamiento de la productividad. 

Para Smith los individuos pueden actuar libremente en el mercado «en tanto no violen las leyes de la justicia». Ahora bien, como la libertad del individuo no es exógena a la vida social, «se alcanza y se mantiene por medios políticos, en el seno de la vida social». En este sentido la sociedad civil es concebida como una asociación de individuos libres e iguales (iguales en el sentido de ser igualmente libres, como enfatiza Casassas) en una comunidad «cuyos miembros de pleno derecho disfrutan, sin excepción, de independencia material, es decir, están libres de dominación». Por su parte, como el mercado también es una institución social, puede estar bloqueado por grupos de presión, políticos y económicos, que impiden el ejercicio de la libertad individual. Por lo tanto, el mercado puede ser diseñado políticamente en tal forma que sea compatible con la existencia de individuos libres e iguales. La mano invisible es, entonces una construcción social y política porque «actúa», se hace realidad, en una sociedad sin dominación social.

A modo de conclusión

El neoliberalismo es la negación de la libertad republicana de Smith. Facilita la concentración del poder, económico y político, al hacer posible, con la desregulación, la pérdida de capacidad de negociación de los trabajadores. Los defensores del neoliberalismo deberían leer lo que dijo el neoclásico John Bates Clark: «La disciplina del hambre descalifica al trabajador para hacer una negociación exitosa, y si el empleador está en total libertad de contratar a estos trabajadores que, bajo tal presión, individualmente se ofrecen a trabajar, el empleador puede conseguirlo por muy poco» (Clark, 1913). Paradójicamente M. Friedman recibió la medalla J. B. Clark en 1951.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 15 de setiembre

Thursday, September 13, 2012

La inclusión social no es una prioridad en el presupuesto para el año 2013


El proyecto de presupuesto para el año 2013 tiene una meta de superávit fiscal de 1.1% del PBI. El titular del MEF, Luis Miguel Castilla, acaba de presentarlo ante el Congreso de la República, sin rendir cuentas de la ejecución del presupuesto actual. Tampoco rindió cuentas de la ejecución del presupuesto de 2011 cuando presentó el presupuesto para el año 2012. Recordemos que anunció para el presente año un superávit de 1.0% del PBI, pero sólo en el primer semestre ya se ha generado un superávit de 7.1%. En la presentación del proyecto de presupuesto para el año 2011, se anunció un déficit de 1.0% del PBI, pero el año terminó (con Castilla de viceministro y después de ministro) con un superávit de 1.9% del PBI.

Para el ministro Castilla el ajuste es la mejor política fiscal preventiva frente a la incertidumbre y la agudización de la crisis internacional. Además, como parte de un gobierno que enarbola la bandera de la inclusión social, él brilla como buen cicatero que disfruta de la política de ajustes fiscales. El Marco Macroeconómico Multianual (MMM) (base del presupuesto de 2012), tenía metas de superávit fiscal de 1.0% del PBI para 2012, de 1,4% para 2013 y de 1,8% para 2014. Estas metas de superávit fueron ligeramente cambiadas en el nuevo MMM (base del presupuesto de 2013): 1.1% del PBI para 2013, de 1.3% para 2014 y de 1.5% para 2015. Como no practica la transparencia, el ministro tampoco informó sobre las razones de estos cambios.

No hay cambios importantes en la estructura del gasto fiscal

La estructura del gasto fiscal es casi la misma de presupuestos anteriores. El gasto total del sector público no financiero del año 2011, según el presupuesto respectivo, representaba 18.3% del PBI. En el proyecto de presupuesto para el año 2013, el porcentaje de este gasto sube a 18.8% del PBI. El gasto corriente en 2011 era equivalente al 8.9% del PBI, y según el actual proyecto de presupuesto actual este porcentaje aumenta a solo 9.4% del PBI. Los gastos de capital como porcentaje del PBI tampoco cambian mucho: de 4.5% del PBI en 2011 pasan a 5.2% en 2013. El aumento no llega al 1% del PBI. ¿Cómo se pueden atender las justas demandas de los trabajadores del Estado y superar los déficits de infraestructura en las distintas regiones del país, con una estructura de gasto que se mantiene casi constante?

El presupuesto sigue reproduciendo la estructura centralista del gasto. El gobierno parece haber renunciado a utilizar el presupuesto como instrumento de integración de la economía con la geografía y demografía del país. El 67% del gasto presupuestado es para el gobierno nacional, el 16% para los gobiernos regionales y el 17% para los gobiernos locales. Prácticamente es la misma distribución de los gastos presupuestados para 2012 y 2009.  En realidad, el centralismo en la distribución del gasto ha sido una constante en todos los años del neoliberalismo.

Por último, la distribución del gasto total no prioriza la atención a las regiones más pobres del país. Lima y Tacna (con niveles de pobreza de 15.8% a 16.6%) concentran el 37.1% del gasto presupuestado; y, a las regiones con niveles de pobreza superiores al 35.0% se les destina sólo el 29.1% de este gasto. Entre estas regiones se encuentran Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Huancavelica y Huánuco, con niveles de pobreza de 52.7% a 57.0%; y, Amazonas, Loreto, Pasco, Piura y Puno, con niveles de pobreza entre 35.2% y 48.1%.  Es importante señalar que la población de estos dos grupos de regiones representa el 29.5% de la población total del país. Por otro lado, el 22.9% del gasto presupuestado se dirige a las regiones con niveles de pobreza de 24.1% a 31.0% y que tienen una población equivalente al 22.9% de la población total (Ancash, Cusco, Junín, La libertad, Lambayeque y San Martin).

La inclusión social es sólo un «botoncito» de muestra

La ausencia de criterio social en la formulación del presupuesto se nota más cuando analizamos el denominado gasto social.  Castilla parece decir que para mostrar que la inclusión social es una prioridad en el presupuesto, es suficiente un «botoncito».  Efectivamente, el gasto presupuestado para los programas emblemáticos de este gobierno (Pensión 65, Juntos, Beca 18, Cuna Más y SAMU) representa sólo el 0.37% del PBI. Ni siquiera medio punto porcentual del PBI; es decir, es un «botoncito» de muestra.

Por el lado del gasto social (saneamiento, vivienda y desarrollo urbano, salud, educación y protección social) tampoco hay cambios importantes. De 5.7% del PBI en el año 2012 ha subido a 6.5%. Hay un pequeño aumento de un  poco más de medio punto porcentual del PBI. Llama mucho la atención que  el porcentaje del gasto en educación y salud siga casi constante: 2.9% y 1.7% del PBI, respectivamente. Hace ya bastante tiempo que el gasto en estos rubros no aumenta de manera sustantiva. Por otro lado, según un reciente estudio de la CAF  el programa Juntos tiene poco impacto redistributivo debido a su bajo presupuesto. En efecto, el gasto presupuestado para Juntos y Pensión 65 equivalen a solo el 0.262% del PBI, ni siquiera 0.5% del PBI. En la Argentina, por ejemplo, este tipo de gastos equivale a cerca de 2% de su PBI.

A modo de conclusión

La política del piloto automático también se aplica en la formulación del presupuesto. Este piloto no tiene sentido del cambio ni emoción social. Es el piloto por el que apuesta Ollanta Humala. Esperemos que no lo lleve al despeñadero político y social.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 8 de setiembre
 

Saturday, September 01, 2012

La debilidades del crecimiento económico peruano

El primer semestre de este año el Producto Bruto Interno (PBI)  creció en 6,1% con respecto a similar período del año pasado. Este crecimiento es exhibido como una fortaleza frente un contexto internacional de incertidumbre y crisis. Se trata, sin embargo, de un estilo de crecimiento y de acumulación de capital que continúa reproduciendo a un vasto sector de actividades no transables (comercio, servicios y construcción) de baja productividad y que emplea a un alto porcentaje de la PEA ocupada con bajos salarios y baja calificación.

Crecen más los sectores de baja productividad

El 77.1% de la tasa de crecimiento del PBI fue explicado por los sectores de Comercio y Servicios. Aunque se discute la metodología de cálculo de la producción de estos sectores, llama la atención que al interior de ellos las actividades que más crecieron son: restaurantes y hoteles, servicios prestados a empresas, servicios de transportes y servicios financieros.  Ese porcentaje aumenta a 92.0% si se suma la contribución del sector Construcción. Este estilo de crecimiento ni es una fortaleza ni menos inclusivo como lo denomina exageradamente el gobierno de Humala. Es un estilo que requiere siempre el acompañamiento de políticas asistencialistas.

Hemos crecido a pesar que la manufactura ha decrecido. ¿Cómo puede haber ocurrido esto, sí, según Kaldor y otros estudiosos de los temas del desarrollo, el Comercio varia siempre en la misma dirección que la manufactura? La respuesta no es difícil. Con el estilo de crecimiento de las últimas décadas nuestro país se hizo más dependiente de importaciones. Por eso, el comercio de productos importados ha crecido y continúa creciendo de manera significativa. Este proceso de creciente dependencia ha dado lugar a que las importaciones de insumos y bienes de capital representen ahora más del 100.0% de la producción manufacturera. En 1975 representaban el 56.4% y en 1993 el 53.9%.

Por otro lado, el sector Agropecuario contribuyó con solo el 4.9% en el crecimiento del primer semestre de este año. En este sector se encuentra el 25.1% del PEA ocupada, que también es de baja productividad y bajos ingresos. No hay proyectos de modernización ni programas de seguridad alimentaria. El sector sigue postergado. ¿Puede haber crecimiento económico inclusivo al margen del desarrollo de la agricultura, sobre todo de la que opera en el interior del país?

El crecimiento por el lado del gasto y el sector externo

El crecimiento del PBI del primer semestre se debió básicamente al crecimiento de la demanda interna.  El 80% de este crecimiento correspondió a la demanda interna por productos domésticos. (Es importante notar que el 27% de la demanda interna fue abastecida con productos importados). Las importaciones crecieron mucho más rápido que las exportaciones, por eso la contribución al crecimiento del PBI de las exportaciones netas de importaciones fue negativo.  Desde el año 2007 --exceptuando el año 2009 de crecimiento casi nulo-- las importaciones reales están creciendo más rápido que las exportaciones. Por lo tanto, los superávits en la balanza comercial que aún se siguen registrando, se deben fundamentalmente a términos del intercambio favorables a los productos que exportamos.

Hay, además, un cambio notable que tiene que ver, en parte, con el escenario internacional de estancamiento. El crecimiento de los años 2004-2007 fue acompañado con superávits en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Pero, desde 2008 –año en el que se inicia la crisis internacional— el crecimiento del PBI es acompañado con déficits en la a cuenta corriente de la balanza de pagos.  El déficit más alto se registró en el año 2008 (4.2% del PBI) y el déficit en el primer semestre de este año fue de 3.2% del PBI. En el segundo trimestre este déficit alcanzó el 4.3% del PBI.

Estas cifras revelan la fragilidad del  crecimiento económico del país ante eventos externos adversos. La dependencia y fragilidad se acentuó con la pérdida de importancia de los sectores agropecuario y manufacturero. Se descuidó el desarrollo de los mercados internos y se siguió un estilo de crecimiento que no se basa en la innovación ni en los aumentos de la productividad.

Es verdad que en el primer semestre la inversión creció de manera notable, sobre todo la inversión pública. Pero esta última solo se recupera de su caída registrada en el año 2011. Es importante señalar que el nivel que alcanzó la inversión pública durante este primer semestre (4,779 millones de soles a precios de 1994) fue prácticamente el mismo que se registró en similar período el año 2010 (4,756 millones de soles a precios de 1994). Por último, en el caso de la inversión privada lo que se observa desde el año pasado es una desaceleración; por lo tanto, dado el escenario internacional actual, es improbable que recupere sus tasas de crecimiento superiores al 20%.

A modo de conclusión

La depresión de la demanda global es la característica del actual escenario internacional. La crisis de la deuda de los países de la periferia europea han agravado esta insuficiencia de demanda que se prolongará por varios años más. Por lo tanto, será cada vez más difícil sostener un estilo de crecimiento primario exportador y adicto a importaciones. Y, por otro lado, no tenemos capacidad interna, agrícola e industrial,  para basar el crecimiento en la productividad, la innovación y en la generación simultánea de empleos e ingresos dignos.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 1 de setiembre