Sunday, February 01, 2009

De la modulación del gasto al estímulo económico: ¿hacia dónde vamos?

Las quince medidas de Estímulo Económico anunciadas al país por el ministro Luis Carranza, pretenden «aminorar tiempos y facilitar proceso» para contrarrestar los efectos de la crisis económica internacional. Se sube el drawback de 5% a 8% para fomentar las exportaciones no tradicionales (¡en un mundo en recesión!); se reduce el precio del diesel y gasolinas en aproximadamente 10%; se proponen medidas para acelerar las inversiones en infraestructura; y se anuncia otras orientadas a facilitar a los bancos reprogramar los pagos de deudas.

Sin embargo, lo más importante de este paquete --sin cronograma ni mayores detalles de gestión y supervisión--, es que movilizaría recursos por S/. 4,500 millones, es decir, un monto equivalente a cerca de 1% del PBI del año 2008. Pero, de este total, S/. 3,600 millones son parte del Plan Valdivieso y sólo S/. 900 millones son adicionales, y corresponden al drawback y a la rebaja del precio del diesel y la gasolina.

La apelación vergonzante al mercado interno
¿Quién puede asegurar que el incremento del drawback aumentará las exportaciones y, por lo tanto, el PBI? Nadie. Todos los países del mundo están afectados por la recesión, es decir, por la caída de la demanda. Cuando el mundo se recupere el drawback ya no será necesario. Dejando de lado, entonces, este desaguisado, se puede decir que, por la orientación del plan de estimulo económico, este gobierno neoliberal ahora apela al mercado interno para hacer frente a los efectos de la crisis internacional

Es importante recordar que con el modelo neoliberal se alentó el crecimiento exportador, se privatizaron las empresas públicas, se redujo el tamaño del gasto del Estado y sus intervenciones en la economía, y se buscó aumentar la competitividad en los mercados internacionales disminuyendo el costo del trabajo y eliminando la estabilidad laboral. Con todo ello se debilitó la influencia del Estado en la dinámica de los mercados internos del país. En los dos últimos años de este gobierno, la participación del gasto público (consumo e inversión) en el crecimiento de la demanda interna fue de sólo 13%; el 87% restante le correspondió al gasto privado en consumo e inversión. De la tasa de crecimiento promedio de 8.6% anual, sólo 1.4 puntos le correspondió al total del gasto público. Pero, también, el abaratamiento relativo de los ingresos de los trabajadores y la disminución de la participación de sus salarios en el ingreso nacional, impidió la expansión de los mercados internos. Poco o nada se hizo para desarrollar estos mercados; por lo tanto, el estímulo fiscal de 1% del PBI no asegurará mantener la tasa de crecimiento económico por encima de 5% anual, como desea el ministro Carranza.

¿Hacia una crisis de balanza de pagos?
De otro lado, el modelo de crecimiento neoliberal (exportador o primario exportador), por sus débiles conexiones con el resto de la economía, aumentó su vulnerabilidad ante la desaceleración de sus mercados de exportación. La actual recesión internacional y la caída de los términos del intercambio, ya han afectado el crecimiento de las exportaciones. En diciembre (véase cuadro) las exportaciones tradicionales cayeron en 33.4% y las no tradicionales en 20%. Con estos datos, el año 2008 ha concluido con un déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de aproximadamente US $ 7,500 millones, equivalente a 5.7% del PBI. En el gráfico se puede ver que este gobierno ha restaurado la restricción externa al crecimiento económico.

No hay razones para esperar una pronta recuperación de los niveles de exportaciones tradicionales y no tradicionales. En consecuencia, si no se adoptan medidas para reducir el déficit de la cuenta corriente, el estímulo económico y su reforzamiento en una segunda etapa, como anunciara el ministro Carranza, nos llevará directamente a una crisis de balanza de pagos.











Se mantiene el desequilibrio externo perdiendo reservas
La economía ha sido conducida a una encrucijada. Por un lado, el temor a la inflación de este gobierno obliga al Banco Central (BCR) a impedir que el tipo de cambio suba, y lo hace «perdiendo» reservas internacionales. Por otro lado, con un tipo de cambio que no se mueve, el restablecimiento del equilibrio externo exige elevar de modo significativo la tasa de interés. Esto evitaría el drenaje continuo de reservas internacionales. Pero, no se puede subir la tasa de interés porque se trata precisamente de estimular la economía para enfrentar los efectos de la crisis internacional. La política monetaria no puede tener el signo contrario de la política fiscal. Ambos tipos de política deben ser igualmente expansivas.

Hemos regresado con este gobierno a la contradicción entre los objetivos de corto plazo (la estabilidad de los precios) y los objetivos de largo plazo (el crecimiento). Para corregir el desequilibrio externo, lo que se debe hacer es dejar que el tipo de cambio suba. Pero no se puede dejar que suba demasiado porque tenemos un sistema bancario dolarizado: el 72% de los créditos hipotecarios y un poco más de la mitad de todas las colocaciones están en dólares. Por otro lado, si el BCR baja la tasa de interés para estimular el aumento de la demanda agregada y, por lo tanto, el crecimiento económico, aumentará la presión al alza del tipo de cambio y con ello la pérdida de reservas internacionales.

Conclusión: ¿Podrá este gobierno renunciar a su ideología neoliberal?
No hay duda que para enfrentar de modo eficiente los efectos recesivos de la crisis internacional, el BCR debe bajar la tasa de interés de referencia y el MEF debe aumentar de manera ordenada el gasto en inversión pública. Pero, para impedir que esto derive en una crisis de balanza de pagos, El BCR debe dejar subir en algo el tipo de cambio y el MEF debe restablecer, por lo menos, los niveles arancelarios que este gobierno encontró en julio del año 2006.

Pero todo esto no será suficiente para asegurar el crecimiento sostenido a largo plazo. Tendrá que cambiar el modo de crecer. Es decir, basar el crecimiento en la expansión de los mercados internos, ejecutando un plan de infraestructura con visión de ocupación del territorio nacional, aprovechando esta oportunidad para desdolarizar el sistema financiero, y desarrollando un mercado de capitales en soles. En este estilo de crecimiento las ganancias de competitividad se logran con aumentos de la productividad y no con el abaratamiento del costo del trabajo.




Publicado en el Diario La Repùblica