Saturday, December 22, 2012

Para que el tipo de cambio aumente hay que controlar la entrada de capitales

La libre movilidad de capitales es parte fundamental de las políticas neoliberales que patrocinaron organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por eso los controles de capital fueron proscritos, por ejemplo en los TLC y otros tratados internacionales. Luego de la crisis asiática y rusa de 1997-1998, algunos países cuestionaron la citada proposición neoliberal controlando el flujo de capitales. La necesidad de controles se hizo más evidente con la notable entrada de capitales que siguió a la crisis financiera de 2007-2009, debido a que está exacerbando la apreciación monetaria asociada al auge primario exportador de países como el nuestro.

Por qué es importante mantener un tipo de cambio más alto

En el mundo globalizado actual donde la política arancelaria ha perdido importancia, el tipo de cambio no puede ser dejado al arbitrio del libre mercado. Nuestros argumentos son conocidos por los lectores de este diario.

Cuando el tipo de cambio se reduce, dadas las tasas de inflación externas e internas, los bienes extranjeros se hacen relativamente más baratos o los bienes nacionales se hacen relativamente más caros. En otras palabras, un dólar más barato  estimula las importaciones, mientras que un dólar más caro (más soles por dólar) abarata las exportaciones. Para decirlo de otra manera, las importaciones baratas asociadas a un tipo de cambio bajo afectan a los productores nacionales y, por lo tanto, al empleo; mientras que las exportaciones baratas, asociadas a un tipo de cambio alto, estimula la producción nacional y, por lo tanto, el empleo.

Pero no solo importa el nivel del tipo de cambio (que sea alto o bajo), sino también sus fluctuaciones. En realidad las fuertes entradas y salidas de capitales en un contexto de libre movilidad, complican las decisiones de inversión privada nacional en los sectores de producción de bienes comercializables internacionalmente.  Las decisiones de inversión suponen flujos de ingresos en un horizonte temporal largo; por lo tanto, las fuertes fluctuaciones del tipo de cambio afectan estas decisiones.

De otro lado, la apreciación monetaria cuando ocurre en medio de una crisis internacional que implica una caída de la demanda externa –como está ocurriendo ahora--, reduce la rentabilidad de la producción manufacturera exportable y, en consecuencia, el empleo. Las empresas privadas más afectadas con esta situación son las que tienen dificultades de acceso al financiamiento y un casi nulo  poder de mercado (las pequeñas y medianas empresas que operan en los sectores transables). 

Hay entonces razones de carácter financiero y productivo para adoptar una política cambiaria activa. Por un lado, el aumento del tipo de cambio reduce los costos en dólares de las empresas y, por otro lado, la depreciación de la moneda reduce la tasa de depreciación esperada (porque el tipo de cambio se acerca al esperado) con lo cual se desincentiva la adquisición de activos externos. El resultado es que esta política influye positivamente en la rentabilidad de los sectores productores de transables y protege el mercado nacional.

Tipo de cambio competitivo y control de capitales

La propuesta de desarrollo de una economía nacional de mercado abierta al mundo, para ser viable en el escenario de la globalización actual requiere la adopción de una política monetaria  y cambiaria autónoma.  La apertura financiera y la libre movilidad de capitales dificultan la administración de la tasa de interés y el tipo de cambio real, dos precios relativos importantes que influyen en la demanda de inversión privada.

Para una buena administración de la economía nacional de mercado abierta al mundo, es necesario tener la libertad de fijar una tasa de interés apropiada (la tasa de interés del Banco Central), sin referencia a las tasas prevalecientes en el resto del mundo.  Y, para que esto sea posible, se deben introducir controles drásticos al flujo internacional de capitales como política complementaria a las intervenciones cambiarias esterilizadas y de acumulación de reservas internacionales del Banco Central.

Pero, para asegurar el objetivo de un tipo de cambio real estable y competitivo, el Banco Central debe aplicar activa y adecuadamente su regla de intervenciones esterilizadas. En otras palabras, las intervenciones deben estar orientadas no solo a evitar significativas apreciaciones o depreciaciones monetarias, sino también a asegurar un tipo de cambio que contribuya con la competitividad de la producción industrial, agroindustrial y agrícola.

Estas son las medidas para mantener la competitividad de la economía y su capacidad de generación de empleos en el contexto de la globalización actual. La pasividad frente al tipo de cambio atenta contra el proceso de desarrollo no-extractivista, y contra los objetivos de generación de empleo, creación de mercados e inclusión social.

A modo de conclusión

El 14 de noviembre pasado el FMI dio su aprobación a los controles de capital, «legitimando el uso de impuestos y otras restricciones a los flujos financieros transfronterizos». De patrocinador de la liberalización financiera el FMI ha pasado a reconocer que «la globalización financiera puede ser perjudicial –puede inducir a crisis financieras y a movimientos de divisas económicamente desfavorables». ¿Qué dirán Castilla y Velarde de este «sorprendente giro» del FMI?




Publicado en el diario La Primera, el sábado 22 de diciembre.

Saturday, December 15, 2012

Economía Nacional y Globalización


El actual estancamiento de la economía mundial está poniendo otra vez en evidencia la vulnerabilidad del crecimiento económico dependiente de la demanda externa. Los tratados de libre comercio y el modelo exportador basado en las «ventajas de la especialización», que se pusieron de moda con el neoliberalismo, descuidaron el desarrollo del mercado interno y la diversificación productiva, y, al mismo tiempo, acentuaron la desigualdad en la distribución del ingreso.

La pérdida de autodeterminación nacional

La crisis norteamericana de 2008 no sólo desaceleró abruptamente el crecimiento del PBI, sino también el crecimiento de las exportaciones. El gráfico muestra una marcada desaceleración del crecimiento de las exportaciones –tradicionales y no tradicionales-- desde enero de 2008. Si bien vuelven a crecer desde fines del año 2009, la crisis europea y el continuado estancamiento de la economía norteamericana han reducido nuevamente su dinamismo desde los primeros meses del año 2011. No se puede decir, por lo tanto, que la crisis internacional actual no ha tenido efectos contractivos en las exportaciones. Por lo demás, si no hubieran aumentado las exportaciones de textiles a Venezuela, estas se habrían derrumbado de manera notable.

 
A la dependencia del crecimiento de lo que ocurre en el mercado internacional se agrega la pérdida de soberanía del Estado y el debilitamiento de la democracia, por efectos de la integración a la economía mundial propiciada por las políticas neoliberales. Los TLC benefician a las empresas extranjeras con el otorgamiento del derecho de demandar al Estado por sumas millonarias, incluso cuando incumplen sus obligaciones, como es el caso reciente de Doe Run que acaba de demandar al Perú por US$ 800 millones. El Estado pierde soberanía sobre estas empresas porque no puede, sin el riesgo de ser demandado, decidir sobre cargas tributarias y políticas ambientales acorde con el interés nacional. De otro lado, el desmantelamiento de los estándares regulatorios en los mercados de trabajo y financiero --requerimiento neoliberal para atraer inversiones e integrase a la economía mundial--, redujeron de 30% a 20% la participación de las remuneraciones en el ingreso nacional y provocaron una entrada masiva de capitales que, junto al dominio de las exportaciones primarias, apreciaron la moneda –desde agosto del año 2006-- hasta hacerle perder rentabilidad a las exportaciones no-tradicionales. Todo esto fue acompañado con crecientes conflictos por los efectos medioambientales.

En suma, el énfasis globalizador de las políticas neoliberales debilitaron la democracia y la capacidad de autodeterminación nacional del Estado. Este se hizo más receptivo a las necesidades del capital internacional. Como dice Todorov: «La globalización económica priva a los pueblos de su poder político». La crisis ha mostrado, además, que «mientras los beneficios siguen siendo individuales, los riesgos se socializan. Se trata –dice Todorov—de un neoliberalismo de Estado»
 
La economía nacional y las políticas para iniciar la diversificación productiva  

Keynes en su artículo «La autosuficiencia nacional» publicado en Yale Review en 1933, decía: «no parece obvio que una concentración de esfuerzo nacional para captar el comercio exterior, que la penetración de la estructura económica de un país por los recursos y la influencia de los capitales extranjeros, que la dependencia muy estrecha de nuestra propia vida económica respecto de las fluctuaciones políticas y económicas de los países extranjeros sean resguardos y garantías de la paz internacional». Este economista estaba convencido de la incapacidad del mercado libre de generar pleno empleo y de mejorar la distribución de la riqueza y los ingresos. Sugería construir una economía nacional capaz de producir «una crecientemente amplia gama de productos industriales y agrícolas». La experiencia indica «que los procesos de producción masiva más modernos pueden realizarse en la mayoría de los países y climas casi con igual eficiencia»; y, además, decía Keynes «hagamos lo necesario para que las finanzas sean nacionales».

En el Perú la propuesta de desarrollar una economía nacional de mercado tiene un papel adicional integrador; pues se trata de desarrollar mercados a lo largo y ancho del país, con una estrategia de industrialización y desarrollo agrícola. Pero su carácter nacional proviene también de una reacción de autodeterminación frente a los requerimientos del capital internacional y de la globalización. Esto implica recuperar el papel del tipo de cambio como instrumento general de política industrial y, al mismo tiempo, autonomizar la política monetaria de los movimientos del capital internacional. En otras palabras, para que sea posible mantener un tipo de cambio estable y competitivo, en el marco de una economía abierta, es indispensable establecer restricciones eficaces al flujo de capital internacional. Estas políticas tienen que ser parte indispensable del marco institucional para iniciar la construcción de una economía nacional de mercado.

A modo de conclusión

Según Keynes: «El internacionalismo económico que abraza la libre movilidad de capitales y de los fondos para préstamos así como de los productos comerciables, puede condenar (a un país) durante una generación a un grado mucho más bajo de prosperidad material que el que pudiera alcanzarse bajo un sistema diferente».

 
Publicado en el diario La Primera el sábado 15 de diciembre.
 

Saturday, December 08, 2012

El efecto anti-industrial del modelo primario exportador

En una entrevista al periódico El País de España efectuada el 19 de noviembre pasado, el presidente Ollanta Humala, preguntado sobre si «comparte la crítica de que hay una excesiva dependencia de la región de las materias primas», respondió que «en Perú las exportaciones tradicionales eran el 85% y hoy día hemos cambiado el balance. Las exportaciones tradicionales se han reducido a un 70%». Pero, esto no es verdad. Alguien provee información equivocada al presidente.

La alta dependencia de las materias primas

La participación de las exportaciones tradicionales registró una tendencia marcadamente decreciente en los años 1980. De un promedio de 77.4% del total exportado entre 1980-1984, se redujo a 68.8% en 1990. Después, entre los años 1990-1997 se mantuvo, con fluctuaciones, en un promedio de 70.4%. Finalmente, pasados los efectos de la crisis asiática y rusa, la participación de estas exportaciones aumentó hasta ubicarse en el período 2007-2011 en un promedio de 76.8% del total exportado.  Se volvió así a los primeros años de la década de los ochenta (véase gráfico).
 

No hay duda, entonces, que el crecimiento del PBI de los últimos diez años fue acompañado de un sostenido aumento de las exportaciones de materias primas en el total exportado. Se trata, por lo tanto, de un crecimiento que ha acrecentado la especialización de las exportaciones en productos primarios, en lugar de diversificarlas. Y, lo que es peor, ha aumentado la concentración de las exportaciones en productos minerales. En los años 1980-1984 estos productos representaban, en promedio, el 60.0% del total de exportaciones tradicionales y en los años 2007-2011 pasaron a representar, en promedio, el 78.6% del total de estas exportaciones.

El tipo de cambio real y las exportaciones no tradicionales

Extendiendo su respuesta a la misma pregunta (en la entrevista citada más arriba), Ollanta Humala dijo: «El reto es romper esa matriz primaria exportadora y centrar el crecimiento en un proceso profundo de industrialización nacional, desarrollo de la innovación y las infraestructuras para que el crecimiento sea sostenible en el tiempo. No podemos perder esta oportunidad». De otro lado, a fines de enero, en el Foro Económico Mundial de Davos, ante la pregunta sobre las medidas que debe adoptar un país como Perú para hacer frente a una agudización de la crisis en la zona euro, Ollanta Humala respondió: «diversificando nuestra economía y dándole valor agregado a nuestras exportaciones para no depender del rubro de las materias primas».

Pero el gobierno de Humala no está haciendo nada para diversificar nuestra economía y, en consecuencia, está perdiendo la oportunidad de transformar el actual modelo de crecimiento. No está enterado, por ejemplo, que, a pesar de los tratados de libre comercio, las exportaciones de textiles, al igual que las de productos pesqueros y sidero-metalúrgicos, están perdiendo peso en el total de las exportaciones no-tradicionales. La participación de estos productos en este tipo de exportaciones bajó de 50.6% en 2001  a 41.1% en 2011. ¡El principal comprador de los textiles peruanos es ahora Venezuela; le sigue Estados Unidos!.

La participación de las exportaciones no-tradicionales en el total exportado ha vuelto a sus niveles de los años 1980 (véase gráfico). Sí convenimos que estas exportaciones corresponden a productos cuyo valor agregado tiene contenido tecnológico o corresponde a un alto procesamiento, entonces su competitividad en los mercados internacionales tienen que depender también del tipo de cambio real, y no solo del bajo costo salarial resultante de la desregulación del mercado de trabajo. Estos productos deben haber sido, entonces, los más afectados por la sistemática apreciación de la moneda desde agosto de 2006. El tipo de cambio real multilateral de setiembre de este año, está por debajo de su nivel registrado en enero de 1998. 


El crecimiento económico es, además, muy dependiente de importaciones, pero todavía no ha encontrado su límite en la restricción externa. Los altos precios de los commodities y el consecuente dinamismo de las exportaciones tradicionales, suavizaron esta restricción. Sin embargo, el sostenido superávit comercial que acompañó al crecimiento, generó presiones a la baja del tipo de cambio real (enfermedad holandesa), que fueron acentuadas en los últimos años con la entrada masiva de capital internacional. Desde agosto del año 2006, la autoridad monetaria no neutralizó estas presiones. La consecuente caída del tipo de cambio real, sin duda, ha afectado y está afectando la competitividad de precios de las actividades manufactureras y agroindustriales, impidiendo la diversificación de las exportaciones. Además, esta apreciación del tipo de cambio real, está incrementando la propensión a importar, con lo cual el efecto negativo sobre las actividades manufactureras se acentúa.   

A modo de conclusión

Ollanta Humala cree que está participando en un proceso de diversificación productiva, pero lo que en realidad está haciendo, junto a su equipo económico, es «acompañar» la pérdida de dinamismo y liderazgo de la industria manufacturera. ¿Cómo se puede «diversificar nuestra economía» haciéndole perder competitividad de precios y capacidad de innovación a las actividades que agregan valor como la manufactura? ¿Alguien sabe cuál es la política industrial del gobierno de Humala?


Publicado en el diario La Primera, el sábado 8 de diciembre

Saturday, December 01, 2012

Urge una política industrial para iniciar la Gran Transformación

«En un escenario de estancamiento de la economía mundial –decíamos en nuestro artículo anterior--, las estrategias exportadoras en las que se embarcaron muchos países como el nuestro apostando por la especialización y descuidando su desarrollo industrial, ya no pueden asegurar la sostenibilidad del crecimiento». Por lo demás, sabemos –por experiencia histórica-- que el crecimiento basado en influjos de capital extranjero y altos precios de las commodities, no dura mucho si no es acompañado de políticas orientadas a diversificar el aparato productivo. En consecuencia, para endogenizar el crecimiento –en el escenario internacional actual-- es imprescindible optar por la industrialización del país. Aspirar a ser parte de una región sudamericana mas integrada económicamente, sin industrializarnos, es condenarnos a la situación de periferia.

Algunos aspectos de la desindustrialización neoliberal

Ya hemos mostrado que «tres décadas de neoliberalismo han consolidado una estructura productiva de servicios de baja productividad y primario exportadora». La industria manufacturera perdió importancia y liderazgo en el crecimiento económico. Entre 1950 y 1960 su participación en la generación del PBI aumentó sostenidamente de 13.2% a 17.2%. Entre 1960 y 1980 se mantuvo en un promedio de 17.4% con una desviación estándar de 0.37; y, entre 1990 y 2011, bajó a un promedio de 15.2% con una desviación estándar de 0.46.

Algo similar pasó con su capacidad de generación de empleo. Un promedio de 11.9% de los trabajadores se encontraba en la manufactura en el período 1950-1960. Durante 1960-1980 este porcentaje subió a 12.9% (con una desviación estándar de 0.51); pero durante 1990-2011 bajó a un promedio de 10.5% (con una desviación estándar de 0.60). Los trabajadores que no fueron absorbidos por la manufactura, se dirigieron básicamente a los sectores de Servicios, Comercio y Construcción, pues el sector agropecuario redujo su participación en la generación de empleo sostenidamente desde 1950.  

El crecimiento económico no puede ser realmente inclusivo sin el liderazgo de la manufactura. Este sector es el que puede emplear contingentes importantes de trabajadores con moderada calificación y proporcionar empleos estables mejores salarios. «Sin una base industrial importante --dice Rodrik--, las sociedades tienden a dividirse entre ricos y pobres –aquellos con acceso a empleos estables y bien pagados, y aquellos cuyos empleos son menos seguros y tienen una vida más precaria. La manufactura es fundamental para la vitalidad de la democracia en una nación». En nuestro país, un prerrequisito para una rápida industrialización y, en particular, para resolver el problema del subempleo y la existencia de empleos precarios, es revolucionar la agricultura, lo que implica desarrollar mercados internos y al mismo tiempo mejorar la infraestructura de la agricultura a pequeña escala.

Los principios para una nueva política industrial

Desde los años 2001-2003 contamos con un esquema institucional de política monetaria y fiscal que nos ha permitido mantener una baja inflación, disminuir notoriamente el peso de la deuda pública a PBI, y acumular reservas internacionales tanto en el BCR como en el MEF.  Esto es fundamental para iniciar el cambio en el actual estilo de crecimiento, estimulando la diversificación productiva. Es la hora de la política industrial.

De acuerdo con Rodrik, la formulación y aplicación de la política industrial debe basarse en los siguientes tres principios: «En primer lugar, la política industrial es un estado de ánimo más que una lista de políticas específicas. Es más importante crear un clima de colaboración entre el gobierno y el sector privado que proporcionar incentivos financieros». El objetivo debe ser obtener información sobre oportunidades de inversión y cuellos de botella, mediante la constitución de consejos de reflexión, foros de desarrollo de proveedores, consejos de asesoramiento de inversiones, mesas de discusión por rama industrial, o fondos de riesgo público-privados. «En segundo lugar, la política industrial debe recurrir tanto a las zanahorias como a los palos». La idea es promover la creación de nuevas industrias, pero los incentivos no pueden ser permanentes y deben basarse en resultados. Y, «En tercer lugar, quienes aplican la política industrial deben tener presente que esta se orienta a servir a toda la sociedad, no a los burócratas que la administran ni a las empresas que reciben incentivos». Un política industrial transparente, responsable y abierta a nuevos participantes, impide el abuso y el acaparamiento.

Adelantándose a los críticos de la política industrial, Dani Rodrik dice que «Lo que determina el éxito de la política industrial no es la capacidad de los gobiernos para reconocer a los triunfadores, sino su capacidad para abandonar a los perdedores. La incertidumbre garantiza que incluso políticas supuestamente óptimas pueden conducir a errores. La cuestión es que los gobiernos reconozcan esos errores y retiren su apoyo antes de que resulten demasiado costosos».

A modo de conclusión

Es la hora de la industrialización. Es la hora de «pasar del mito de las ventajas de la especialización productiva --del modelo primario exportador--, a la estrategia de diversificación productiva, es decir, hacía políticas que propicien el desarrollo de la agricultura y de la industria manufacturera».

 

 

Publicado en el diario La Primera, el sábado  01 de diciembre.

 

 

Sunday, November 25, 2012

Otra vez sobre el actual estilo de crecimiento económico

Diversos análisis de la actual crisis internacional coinciden en que nos espera un largo estancamiento de las principales economías del mundo, debido al sesgo de sus gobiernos hacia las medidas de austeridad fiscal. Más precisamente, se dice que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión mundial.  De acuerdo con este pronóstico, China y otros países están orientando su estrategia de crecimiento hacia los mercados internos. En un escenario de estancamiento de la economía mundial, las estrategias exportadoras impulsadas en las últimas décadas, y en las que se embarcaron muchos países como el nuestro apostando por la especialización y descuidando su desarrollo industrial, ya no pueden asegurar la sostenibilidad del crecimiento.   

La estructura productiva que heredamos del neoliberalismo

Tres décadas de neoliberalismo han consolidado una estructura productiva de servicios de baja productividad y primario exportadora. El crecimiento ha sido y aun es impulsado por los altos precios de los minerales y es liderado por los sectores de producción de no transables: comercio, servicios y construcción. Estos tres sectores crecieron por encima del promedio durante el período 2001-2011, mientras la agricultura y la manufactura sufrieron un rezago relativo. Los datos de enero a setiembre de este año también confirman este estilo de crecimiento. Durante los primeros nueve meses de este año respecto a similar período de 2011, el crecimiento del PBI fue de 6.28%. Los sectores que crecieron por encima de este promedio fueron: Construcción (16.24%), Comercio (6.82%), Transporte y Comunicaciones (7.33%), Financiero y Seguros (10.51%), Servicios Prestados a Empresas (7.5%), Restaurantes y Hoteles (9.1%), y Resto de Otros Servicios (6.75%). Todos estos son sectores de producción de no transables, es decir, de producción que no se comercia en los mercados internacionales.  La tasa de crecimiento de la manufactura fue de solo 0.99% y de la agricultura de 4.6%.

Los tres sectores (Comercio, Servicios y Construcción) explican el 70.5% del PBI y emplean al 58.6% de los trabajadores. Si le adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es todavía tradicional, los cuatro sectores explican el 79% del PBI y emplean al 88.1% de los trabajadores.  Además, en estos cuatro sectores se encuentra la mayoría de empresas de «1 a 10 trabajadores» donde los empleos son de baja calificación y de bajos ingresos.

En resumen, el crecimiento está basado fundamentalmente en exportaciones primarias y en la producción de no transables de baja productividad. Pero hay un cambio relativo en el impulso de este estilo de crecimiento desde la demanda externa hacia la demanda interna. La mayor importancia relativa de la demanda interna se debe a la desaceleración de las exportaciones ocasionada por la crisis económica en Estados Unidos y Europa.
Este estilo de crecimiento es altamente dependiente de importaciones

En los años 1974-1975, cuando se hablaba del apogeo de una industria adicta a dólares e importaciones, los bienes de consumo duradero, insumos y bienes de capital importados  representaban sólo el 55.1% de la producción manufacturera. Durante los años del neoliberalismo este porcentaje aumentó de manera espectacular. En el año 1997 llegaron a representar el 79.8% y hoy estas importaciones representan el 123.8% de la producción manufacturera. Con el neoliberalismo hemos pasado a importar bienes manufacturados en magnitudes superiores al total de lo que internamente producimos.

Las importaciones de bienes de consumo no duradero también han aumentado como porcentaje de la producción agropecuaria y pesquera. De 7% en 1974-1975, se pasó a 23.6% en 1997 y a cerca de 30% en la actualidad.  

El total de las importaciones ya superan a la suma de la producción agropecuaria, pesquera y manufacturera. Esta notable penetración de las importaciones en el mercado interno, ocurre junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales: 77.5% del total.

El crecimiento de las importaciones se aceleró desde inicios del segundo gobierno de García. Como ya hemos señalado en otros artículos, se julio de 2006 a setiembre de 2012, el tipo de cambio real bilateral se redujo en 16.3% y el multilateral en 34.1%.  El tipo de cambio real bilateral actual tiene un valor parecido al de enero de 1998, y tipo de cambio real multilateral actual es 11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Esta apreciación debe estar exacerbando la desaceleración de las exportaciones no tradicionales provocada por el actual estancamiento de la economía mundial.

A modo de conclusión

El estancamiento de la economía mundial está forzando a sostener el crecimiento económico mediante aumentos de la demanda interna. Si las exportaciones continúan desacelerándose, este cambio relativo en el impulso al crecimiento puede encontrar su límite, más temprano que tarde, en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. La coyuntura internacional exige, por lo tanto, cambiar el estilo de crecimiento: pasar del mito de las ventajas de la especialización productiva a la estrategia de diversificación productiva, es decir, hacía políticas que propicien el desarrollo de la agricultura y de la industria manufacturera.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 24 de noviembre.

Saturday, November 17, 2012

Menos deuda privada=Recesión, dice Richard Koo

Richard Koo, del Nomura Research Institute, vendrá la siguiente semana para el XXIII Seminario Anual del CIES dedicado ahora al tema Economía Global, Crecimiento e Industrias Extractivas. Según Koo las economías de EE.UU. y Europa están sufriendo una recesión por balance. El sector privado (familias y empresas) está reduciendo su deuda al mínimo, para así reparar sus balances afectados por la explosión de la burbuja de precios de los activos en 2007-2008. Con este fin ahorra o gasta menos en consumo e inversión, dando lugar a una reducción de la demanda agregada y, por lo tanto, a una desaceleración del crecimiento. Para salir de esta recesión, que ya ocurrió en Japón hace 16 años, la política monetaria  –dice Koo— no es útil; los gobiernos tienen que hacer lo contrario a lo que hace el sector privado: aumentar su gasto deficitario.

La política monetaria impidió el colapso del sistema bancario

Friedman y Schwartz responsabilizaron injustamente a la Reserva Federal de la Gran Depresión de los años 1930 porque, según ellos, no aumentó la oferta monetaria. Pero en realidad la Reserva Federal inyectó liquidez (base monetaria) al sistema bancario comercial. Que aún así no haya crecido la oferta monetaria se debió a que los bancos, por temor al pánico, acumularon dinero en efectivo en lugar de prestarlo, mientras las familias y empresas pagaban sus deudas; y, como no prestaban, tampoco aumentaron los depósitos bancarios. La contracción del crédito y la contracción del gasto en consumo e inversión fue la causa de la depresión. Si la Reserva Federal no hubiera inyectado liquidez al sistema bancario y el gobierno no hubiera empezado a gastar, la depresión habría sido aún más catastrófica.

Koo no le reconoce importancia alguna a las inyecciones de liquidez y a la disminución de las tasas de interés efectuados por los bancos centrales de EE.UU. y Europa para combatir la recesión mundial actual.

Es verdad que los balances del sector privado están técnicamente quebrados por la caída de los precios de sus activos. Pero el origen de todo está en el sobre-endeudamiento de este sector. Después que revienta la burbuja, el deseo de reducir sus deudas (ahorrando), es acompañado por lo que Fisher llamó la deflación de la deuda y por la deflación del crédito bancario. El sector privado vende sus activos o utiliza sus flujos de fondos para pagar sus deudas, y los bancos comerciales no prestan a familias y empresas a pesar que reciben «chorros» de liquidez. Koo reconoce que esto está pasando en Europa, y en EE.UU. en menor medida; pero lo usa como argumento para invalidar la utilidad de la política monetaria.

Los bancos comerciales siguen dominados por el pesimismo después de la quiebra de Lehman Brothers, porque los efectos de la política monetaria están contrarrestados por la austeridad fiscal y los conflictos sociales que ella genera. Como continúan adversos al riesgo (sus tasas para préstamos siguen altas), utilizan las inyecciones de liquidez del banco central –como dice De Grauwe—como un medio para reducir el riesgo de sus activos. Si los bancos mantienen efectivo sin prestarlo, no pueden bajar sus tasas de interés para préstamos a familias y empresas.

No puede negarse entonces que la política monetaria actual ha impedido un pánico bancario de envergadura y lo que ha faltado, o lo que falta, es acompañar esta política con un incremento sostenido del gasto del gobierno.

La crisis actual y el neoliberalismo

La política monetaria actual es el marco adecuado para incrementar el gasto fiscal y salir de la recesión. Pero hay un marco institucional que estimuló el sobre-endeudamiento del sector privado. Después de la depresión de los años 1930 se construyó un marco institucional y regulatorio para impedir su repetición. Se pasó de un gobierno que representaba el 3% de la economía a otro con capacidad de estabilizarla. Durante parte importante de la segunda post guerra, el gasto deficitario de este gobierno –Minsky lo llama big government-- se orientó a compensar la caída de la inversión privada y a amortiguar de esta manera las recesiones. También se constituyó una Reserva Federal que fijaba las tasas de interés, regulaba y supervisaba el sistema bancario y actuaba como prestamista de última instancia. La idea era que el gobierno le pusiera un piso a la caída de los ingresos, del producto y del empleo, y que el banco central, como prestamista de última instancia, aliviara las presiones en el mercado financiero.

Este marco institucional y regulatorio es el que ha sido degradado y desmantelado por el neoliberalismo (según el cual los mercados libres se auto-regulan), desde fines de los años 1970. Como dice R. Wray «La actual crisis representa el fracaso del modelo neoliberal que promueve la desregulación, la reducción de la supervisión y fiscalización, la privatización, y la consolidación del poder de mercado. Las reformas del New Deal fueron sustituidas por la auto-supervisión de los mercados, y las políticas monetaria y fiscal desatendieron los objetivos de pleno empleo y de un crecimiento económico que mejore los estándares vida de las personas».

A modo de conclusión

No hay duda que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión mundial.
 
 
 
Publicado en el diario La Primera, el sábado 17 de noviembre.  

Saturday, November 10, 2012

El modelo de crecimiento pro-exportador neoliberal y sus límites

Las políticas neoliberales han cambiado la estructura productiva a favor de sectores productores de bienes no transables y sectores de extracción de recursos con alta renta natural; y, al mismo tiempo, han acentuado la dependencia de importaciones de la economía, exacerbando así la tendencia de la economía hacia una crisis de balanza de pagos.

Crecimiento económico y estructura productiva
La economía ha crecido en los últimos diez años a una tasa promedio anual de 6.4%. Sin embargo, no es la primera vez que se registran tasas de crecimiento de esta magnitud. Entre 1948 y 1957, durante nada menos que nueve años, nuestra economía creció a una tasa promedio anual de 6.5%.  Y, para no ir tan lejos, entre 1959 y 1967, durante ocho años, crecimos a una tasa de 7.2% promedio anual. 

El crecimiento del período actual, comparado con el de 1959-1967, se sustenta no solo en los altos precios de las materias primas sino también en el liderazgo de sectores no transables de baja productividad. Los sectores que más crecen son: Comercio, Otros servicios y Construcción.  En el año 2011, estos tres sectores explicaban el 72.7% del PBI y el 62.4% de la PEA ocupada de un poco más de 15 millones. En estos tres sectores se encuentra la mayor parte de las empresas de «1 a 10 trabajadores» que emplean a personas de baja calificación y donde los ingresos mensuales son menores a los 800 soles.
El crecimiento no está modernizando la estructura productiva. Somos ahora una economía menos manufactura y más terciarizada con empleos de muy baja calificación y productividad. Si a los sectores Comercio, Otros servicios y Construcción, le agregamos la Agricultura, que sigue siendo predominantemente tradicional y también de baja productividad, estos cuatro sectores explican el 80.4% del PBI y el 87.9% de la PEA ocupada del año 2011. Se trata de una estructura productiva que no se diferencia en lo sustancial de la que prevalecía a fines de los años 1930: la agricultura y los sectores terciarios explicaban el 68% del PBI y el 81% de la PEA ocupada.

La estrategia neoliberal de basar el crecimiento de largo plazo exclusivamente en el comportamiento de la economía internacional y en el mantenimiento de una estructura productiva terciarizada y de baja productividad, está acentuando la insuficiencia estructural de demanda interna asociada al reducido mercado interno debido al descuido de la agricultura y de la manufactura, y a los bajos ingresos de la inmensa mayoría de la población.
El espectacular crecimiento de las importaciones

Las políticas neoliberales han debilitado estructuralmente a la economía interna. Ahora es más dependiente de la economía internacional. Alan García restauró el estilo de crecimiento primario exportador del fujimorismo. Alteró los precios relativos en contra de las exportaciones no tradicionales, eliminando así el tímido cambio emprendido durante el gobierno de Alejandro Toledo. Estimuló la competitividad de estas exportaciones mediante el mayor abaratamiento del costo del trabajo (cholo barato), y abrió más el comercio a las importaciones bajando aranceles y firmando TLCs.

La estrategia exportadora neoliberal descuidó la expansión y creación de mercados internos, y renunció a las políticas sectoriales, como la de desarrollo industrial, al aumento de los sueldos y salarios y al mantenimiento de un tipo de cambio real estable y competitivo. De julio de 2006 a setiembre de 2012, el tipo de cambio real cayó sistemáticamente: el bilateral se redujo en 16.3% y multilateral en 34.1%. El tipo de cambio real bilateral de setiembre de 2012 tiene un valor parecido al registrado en enero de 1998, mientras que el tipo de cambio real multilateral de setiembre de 2012 tiene un valor 11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Cabe preguntarse, entonces, si la reciente desaceleración de las exportaciones se debe solo al actual estancamiento de la economía mundial o si tiene responsabilidad, en parte, la notable caída del tipo de cambio real ocurrida desde inicios del gobierno de Alan García.
La caída del tipo de cambio real, al mismo tiempo que encarece nuestras exportaciones no-tradicionales, abarata las importaciones. En general, las políticas neoliberales han acentuado la dependencia de importaciones de nuestra economía. Los insumos y bienes de capital importados representaban el 37.2% de la producción manufacturera de 1987. Este porcentaje aumentó a 70.7% en el año 1997 y a 126.4% en el año 2008. Si a los insumos y bienes de capital importados le agregamos los bienes de consumo duradero importados,  estas importaciones superan en 38.1% a la producción manufacturera del año 2008. Han crecido también las importaciones de bienes de consumo no duradero con respecto a la producción agrícola y pesquera: de 12.5% en 1987 pasaron a 27.3% en el año 2008. Hay ahora una notable penetración de las importaciones en el mercado interno, junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales (77.5%) en el total.

A modo de conclusión

El estilo de crecimiento actual no fundamenta sus ganancias de competitividad en el crecimiento sostenido de la productividad, y es un crecimiento altamente dependiente de importaciones. Desafortunadamente el actual gobierno ha renunciado a su oferta electoral de generar las condiciones para la expansión de los mercados internos y propiciar los cambios técnicos endógenos mediante el desarrollo agrícola e industrial.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 10 de noviembre.

Saturday, November 03, 2012

Los enfoques para superar la crisis internacional y sus consecuencias

Hoy, como en los años 1930, se confrontan dos enfoques para salir de la crisis. De un lado, están los que creen que la austeridad fiscal o el recorte del gasto fiscal, es la salida; y, en la antípoda, están los que consideran que los gobiernos son los que deben reactivar la economía con sus gastos deficitarios. Esta es la ruta que Keynes le sugirió al presidente Roosevelt en la carta que le dirigió el año 1933: «si usted me preguntara qué le sugeriría en términos concretos para el futuro inmediato, yo –decía Keynes-- le respondería así: en el ámbito de la política interior, yo pondría en primer lugar la realización de un gran volumen de gastos del gobierno financiado con préstamos».

Hacia el estancamiento prolongado

Los que impulsan la ruta de la austeridad fiscal para los países de la eurozona suponen que las deudas y los déficits crecieron por la irresponsabilidad de sus gobiernos y que, por lo tanto, requieren de ayudas condicionadas a la consolidación fiscal. La situación no es distinta en Norteamérica. No sale definitivamente de la recesión y va rumbo al denominado «fiscal cliff» (abismo fiscal); es decir, a un recorte automático del gasto del gobierno, junto con aumentos de impuestos, este año, si el Congreso no hace nada.  Los recortes de gastos --de casi 600,000 millones de dólares—y las alzas de impuestos empezarían en 2013.

Si se impone la ortodoxia de la austeridad, como parece, Europa y Estados Unidos sufrirán un estancamiento más prologado. La política monetaria actual resultó claramente insuficiente. En consecuencia, el contexto mundial para países como Perú no es ni será bueno para sus exportaciones, sobre todo para las no-tradicionales. Por otro lado, lo que ocurra con China tiene importancia por los precios de las materias primas que Perú exporta. Si la crisis norteamericana y europea desacelera notablemente el crecimiento Chino, el impacto recesivo en Perú será mayor. Pero, si la desaceleración de China no es significativa, debido al crecimiento de sus mercados internos, el comercio con este país conservará tanto el carácter primario exportador de la economía peruana como su ritmo de crecimiento actual basado en la expansión de los sectores no transables de baja productividad. 

El carácter de la crisis norteamericana y europea

Impulsar el crecimiento mediante el aumento del ingreso disponible de empresas y familias recortando impuestos, tampoco funciona. Esto es así, porque, dado el carácter de la crisis actual, las empresas y familias prefieren conservar efectivo y cancelar sus deudas, en lugar de gastarlo en bienes y servicios. ¿Por qué ocurre este tipo de comportamiento? 

La recesión prolongada de los años 1930 y la actual (la norteamericana y europea) tienen una característica común: fueron precedidas por una burbuja de precios de activos financiada con creciente deuda (cuyo origen no discutimos aquí) y comienzan con el estallido de esta burbuja que hace colapsar los precios de los activos. Como consecuencia de ello, se deterioran las hojas de balance del sector privado (de consumidores e inversionistas): los pasivos o las deudas (cuyos valores permanecen) superan al valor de los activos (porque sus precios han caído). Comienza así un proceso de liquidación de deudas que da lugar a «perturbaciones graves en todas, o casi todas, las otras variables económicas». «Cuanto más pagan los deudores, más deben», dice Fisher (The debt deflation theory of Great Depressions, 1933). Con la liquidación de deudas, el gasto en consumo e inversión se desploma generando recesión y desempleo; y, esta caída se agrava debido a que deudores y acreedores (bancos) tratan de conservar más efectivo. Los rescates del sistema financiero y la política monetaria ayudan, pero no resuelven el problema. «Usted puede llevar el caballo al agua, pero no puede obligarle a que se lo tome».

 La necesidad de una reforma en la Eurozona

¿Saldrán de la crisis los países de la Eurozona aumentando solo el gasto fiscal? Hay que recordar que estos países tienen sus propios presupuestos y políticas fiscales, tienen desiguales estructuras económicas y dispares niveles de modernización y productividad, pero todos tienen el Euro como moneda única. Se incorporaron a la Unión Europea renunciando a su soberanía monetaria y, por lo tanto, a la utilización del tipo de cambio para enfrentar sus desequilibrios externos. Al carecer de su propia moneda, la deuda de estos países tuvo las características de la «deuda externa» de países como el nuestro.

Un país que se endeuda en su propia moneda, al mismo tiempo que controla las decisiones de política monetaria, nunca cae en insolvencia. La Eurozona tiene el defecto entonces de haber creado un banco central que no es el banco de sus respectivos gobiernos y que podría haberlos ayudado a administrar sus deudas. Por consiguiente, la salida de la crisis en la Eurozona requiere, además, de un cambio institucional como, por ejemplo, la creación de una autoridad fiscal única y/o la emisión de solo deuda interna prohibiendo la emisión de deuda «externa»

A modo de conclusión
Si lo más probable es un contexto internacional con mercados estancados, el Perú tiene abierta la oportunidad de implementar políticas de desarrollo agrícola, agroindustrial e industrial (para diversificar su matriz productiva), expandiendo, al mismo tiempo, los mercados internos y adoptando en serio un política cambiaria consistente con este objetivo.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 3 de noviembre.

Saturday, October 27, 2012

La solución del problema fiscal y de deuda creado por García y Fujimori

La política de García de limitar el pago de los servicios de intereses y amortizaciones de la deuda externa a 10% de las exportaciones, aumentó el monto de la deuda en la década siguiente. Entre 1985 y 1990 se canceló sólo el 15.2% de estos servicios, dejándose de pagar cerca de US$ 12,957 millones; y, entre 1990 y 1996 la deuda aumentó de US$ 18,934 a US$ 25,196 millones.

García le dejó así al dictador Fujimori la tarea de renegociar y reestructurar la deuda acumulada. Luego de su reestrucuración con el Club de París en 1996  y con la banca privada en 1997, la deuda externa de los años 1997-2001 se redujo a un promedio de US$ 19,204 millones. Pero, la reestructuración también significó «patear» el pago de sus servicios hasta la primera década de este siglo: cerca del 80% de este pago tenía que hacerse entre 2002 y 2010. Por lo tanto, la deuda que «heredó» Toledo tenía un alto riesgo de refinanciamiento. 

Visto históricamente, la dictadura de Fujimori y, por supuesto, el nefasto gobierno de García, le crearon un enorme problema a la gestión fiscal del gobierno de Alejandro Toledo.

El panorama fiscal a inicios del gobierno de Toledo

El gobierno de Toledo encontró la economía en recesión. La crisis asiática y rusa de 1998-1999 había producido una caída en los términos de intercambio y una fuga de capitales que elevó significativamente el tipo de cambio, provocando una caída de la producción y una crisis bancaria debido a la notable dolarización de su portafolio. Fujimori aumentó la deuda en cerca de mil millones de dólares para rescatar al sistema bancario de la crisis

De otro lado, mientras los servicios promedio anuales de la deuda externa del período 2002-2006 equivalía a 3.5% del PBI, el déficit fiscal a inicios del gobierno de Toledo representaba el 3.2% del PBI. Además, el riesgo de refinanciamiento de la deuda externa fue agravado el año 2002 por el ministro de economía Pedro Pablo Kuczynski (PPK) con la colocación de US$ 1,500 millones en bonos globales que vencían el año 2012 (véase gráfico). 
La concentración de los servicios de la deuda en pocos años genera riesgo de refinanciamiento. La duración de la deuda era menor a los 6 años. El 74.0% del total de los pagos a realizarse en los años 2004-2010, se concentraban en el Club de París y en los Organismos  Multilaterales.  El servicio atendido en el período 2001-2002 fue de US$ 1 950 millones promedio anual. En el año 2003 el servicio a pagar ascendía a US$ 2 366 millones y en el período 2004 y 2010 promediaban los US$ 2 384 millones anuales. Por último, en el año 2012 el servicio a pagar se elevaba a US$ 3 325 millones, 45% de los cuales correspondía a la redención de los bonos globales que PPK emitió en 2002.

La construcción de las «rieles del tren» de la política fiscal

Entre 2001 y 2002 se elaboró la solución a estos problemas, solución que ahora podemos denominarla las «rieles del tren» de la política fiscal actual. Su construcción fue posible porque, por suerte, PPK fue reemplazado por Javier Silva Ruete. Había que reducir el riesgo de refinanciamiento de la deuda alargando su duración y bajando el monto de sus servicios. También había que reducir el riesgo de mercado, cambiario y de tasas de interés, pre-pagando y sustituyendo deuda externa por interna. Ejemplo de este último riesgo fue el desvío de una mayor cantidad de soles para servir la deuda externa, debido a la fuerte subida del tipo de cambio en 1999-2000. La consecuencia fue la caída notable de los recursos para gastos sociales (educación, salud e infraestructura).

Crear un mercado de deuda interna en soles, era la solución. Este mercado permitiría modificar el perfil de pagos de la deuda alargando su duración, y eliminar su riesgo de mercado pre-pagando y sustituyendo deuda externa por deuda interna de mayor duración en moneda local y a tasa fija. Javier Silva Ruete lo entendió y el 21 de marzo de 2003 firmó la resolución ministerial N° 106-2003-EF-75 aprobando el Documento de Trabajo «Estrategia de Colocaciones y de Operaciones de Manejo de Deuda Pública». Con esta norma se dio inicio al Programa de Creadores de Mercado (PCM) de deuda pública interna y el  Programa Integral de Reperfilamiento de la deuda pública.

El 27 de marzo de 2003 se colocó la primera emisión de bonos en soles bajo el PCM por un monto de S/. 150 millones, a tasa fija y con vencimiento de 15 meses. Después, en menos de cinco meses, se emitieron bonos de tres, cinco y siete años de vencimiento, iniciándose así un proceso que ha permitió pre-pagar deuda externa emitiendo bonos soberanos en soles a plazos largos (20, 30 y más años de vencimiento). Toledo pudo así cumplir con su oferta electoral de aumentarles el sueldo a los maestros.

 A modo de conclusión

El Programa de Reperfilameinto de la deuda buscaba: mejorar el perfil de los vencimientos de sus servicios para reducir las presiones sobre la caja fiscal; y, lograr montos de servicios más bajos y estables en el tiempo, para asegurar su sostenibilidad.

PPK volvió como ministro del MEF cuando ya se tenía una propuesta para pre-pagar la deuda de cerca de US$ 1,500 millones con el Club de París. De haber seguido Silva Ruete como ministro, se habría pre-pagado la deuda externa por primera vez sin intervención de bancos de inversión que cobraban comisiones entre 1.5% y 2.5% del monto negociado. La curiosa intransigencia de PKK…provocó nuestra renuncia. Luego, García II y Humala entregaron el manejo del tren a pilotos neoliberales.  



Publicado en el diario La Primera el sábado 27.

Saturday, October 20, 2012

El funesto legado de García y su Interpretación de la crisis europea


Alan García acaba de afirmar que la crisis europea se debe a que sus gobiernos aumentaron «irresponsablemente» la burocracia «escudándose tras el cliché del Estado del Bienestar», causando un «inmenso gasto» que hizo crecer el déficit fiscal y generó «un brutal endeudamiento que pagarán los hijos y nietos de quienes ahora consumen muy por encima de su capacidad de producción».

El daño económico originado por el primer gobierno de García

Con este argumento, García parece haber decidido exorcizar lo que hizo con el país durante su primer gobierno: aumentó la burocracia sobre la base de los «antiguos sistemas de clientelismo o prebenda política»; congeló precios y aumentó los subsidios; disminuyó la presión tributaria; generó un «inmenso» déficit fiscal que financió con emisión de billetes; importó alimentos con dólar MUC y agotó las reservas internacionales; por último, provocó una hiperinflación y una caída del PBI per cápita de cerca de 20% que nos hizo retroceder 30 años, es decir, a los niveles de PBI per cápita de 1960.

Visto de otra manera, si García no hubiera gobernado entre 1985-1990, el PBI per cápita del año 2011 (fin de su segundo gobierno) habría sino 28.6% más alto del que realmente se registró, y el PBI en dólares corrientes no habría sido de 176,728 millones sino de 227,292 millones. Estas estimaciones «generosas» revelan que el primer gobierno de García fue responsable de la pérdida de US$ 50,563 millones que hoy no disfrutan «los hijos y nietos» de los adultos que sufrieron los efectos de su nefasto gobierno de 1985-1990. Esta cifra es similar al superávit comercial (US$ 50,351 millones) registrado en el período 2004-2011, y equivale al 87.3% de las utilidades (US$ 57,890 millones) que las empresas extranjeras remitieron a sus matrices durante este período.

Pero eso no es todo. Inició su gobierno con un déficit fiscal de 2.8% del PBI y en menos de un año lo subió hasta un promedio de 7.6% del PBI. Este «inmenso déficit fiscal» se financió con emisión de billetes y también con deuda. Al inicio de su gobierno la deuda publica externa con respecto al PBI era de 48.7%; este porcentaje aumentó a 67.1% en 1989 y a 72.8% en 1990. Además, hay que mencionar que su política de limitar el pago de los servicios de la deuda a 10% de las exportaciones, hizo que nuestro país acumulara deuda externa en la década siguiente, cuyo pago renegoció después la dictadura de Fujimori.

Con esta renegociación se «pateó» el pago de intereses y amortizaciones de la deuda pública externa hasta la primera década de este siglo. (Sobre la solución de esta nueva acumulación de deuda versará nuestro artículo del próximo sábado).

El «Gran Engaño» sobre la crisis europea

El argumento de García del aumento irresponsable de la burocracia, y de los déficits y endeudamiento excesivos, explica claramente las crisis que padecimos durante su primer gobierno. Pero, es un «Gran Engaño» --como dice Krugman-- para explicar lo que hoy ocurre en Europa.

Para empezar, el porcentaje de deuda respecto al PBI de los países que hoy tienen problemas fiscales, decrecía  de manera sostenida desde 1999 hasta 2007, año en el empieza la crisis financiera. Es más, España e Irlanda registraron un saldo público superavitario entre los años 2004-2007. Hay que recordar que las bajas tasas de interés de los años 2003 a 2007, dieron lugar a un auge económico que mejoró las cuentas fiscales y redujo la deuda pública como porcentaje del PBI, excepto en Grecia y Portugal. Recién, cuando en el año 2007 suben las tasas de interés, la posición fiscal de estos países se deteriora y el porcentaje de deuda a PBI se dispara.    

Los inversionistas internacionales, entre ellos los bancos de Alemania, son los que estimularon el endeudamiento en los países de la periferia europea. Al respecto, Paul De Grauwe, en su artículo «Self-Fulfilling Crises in the Eurozone: An Empirical Test», muestra que, por acción de esos inversionistas, se generaron «situaciones de insostenibilidad de la deuda» en los países de la eurozona, independientemente de sus fundamentos económicos. Los inversionistas exigen tasas de interés más altas para adquirir bonos soberanos, con lo cual aumenta más el déficit y, por lo tanto, el porcentaje de deuda respecto al PBI. Esto se explica porque los países de la periferia europea se endeudan en una moneda emitida por un banco central que ellos no controlan. Además, es por esta razón qué Inglaterra, con mayores niveles de deuda y de déficit fiscal que España,  obtiene un rating triple A de las agencias de calificación crediticia.  Inglaterra tiene su Banco Central.

Pero esto es solo una parte de la explicación de la crisis. Las políticas neoliberales y el capital financiero –como señalé en mi artículo del 24 de junio pasado-- «destronaron el papel motor de los salarios reales en el crecimiento de la demanda al desconectarlos de los aumentos de la productividad, y acrecentaron la desigualdad en la distribución de los ingresos». Y estos capitales  son los que promovieron el endeudamiento de familias y gobiernos para inyectarle demanda a un sistema que adolecía y adolece de insuficiencia estructural de demanda efectiva.

A modo de conclusión

Alan García cree que los países europeos «pecaron» y tienen que «redimirse sufriendo», es decir, recortando los gastos y congelando salarios. Recomienda combatir una recesión con más recesión.  Esta monserga neoliberal solo revela su ignorancia supina.
 
 
 
 
Publicado  en el diario La Primera, el sábado 20.