La Mirada
hacia el Futuro del ministro Segura es optimista (véase su artículo con el
mismo título publicado el 21-09-2014). Reconoce que los factores externos contribuyeron
de manera determinante en el enfriamiento de la economía, pero a renglón
seguido afirma que lo peor de la desaceleración ya pasó. ¿Cómo llega a esta
conclusión? Los datos del contexto externo no muestran signos de recuperación
sostenida. Por ejemplo, los precios del oro y del cobre, principales productos
de exportación siguen con una tendencia a la baja. El precio de la onza de oro
está disminuyendo después de haber alcanzado el pico de $ 1,881.6 en agosto de
2011 y esta reducción se acelera en lugar de revertirse después de octubre de
2012 cuando su precio alcanzó la cifra de $ 1,781.8. Su precio actual es de $
1,209.7. De otro lado, el precio de la libra de cobre también registra una
tendencia a la baja: de un pico de $ 4.57 en enero de 2011 se ha reducido a $
3.06 en la última semana de este mes.
Si por el lado del sector externo no
hay signos de mejora, decir que habrá una recuperación del crecimiento en los
próximos meses, en la lógica del ministro, es creer que esto ocurrirá por obra
de las «reformas e iniciativas ya en marcha». El ministro cree que las medidas
puestas en marcha por Castilla (las desregulaciones ambientales, el
abaratamiento de los costos, en especial, del trabajo, la eliminación de la
«tramitología» publica) y otras «medidas adicionales en los ámbitos tributario
y laboral», serán las nuevas fuentes de crecimiento económico.
El olvido del desarrollo industrial
En línea con el segundo eje del Plan
Nacional de Diversificación Productiva, dice el ministro, elaborarán normas
para que las propias entidades públicas diseñen, propongan y remitan
«iniciativas de simplificación de sus procesos, en un breve plazo». Al igual
que este plan, el ministro Segura no alude en absoluto a la necesidad de
apuntalar el desarrollo industrial como la fuente alternativa de generación de
crecimiento y modernización del país. Al igual que el anterior ministro, el
actual no se atreve a cambiar el actual estilo de crecimiento y acumulación de
capital.
El desarrollo industrial es el camino
al desarrollo, es la ruta para elevar el nivel de vida de la población. La
experiencia histórica lo muestra: Inglaterra, en el siglo XIX; Alemania,
Estados Unidlos y Japón, en el siglo XX; y, más recientemente Corea, Taiwán y
China. Subordinar la industria manufacturera al modelo primario exportador, es
dañar su capacidad de multiplicar los empleos e ingresos. Esto es lo que pasó
en los últimos 20 años. La pérdida de liderazgo de la manufactura, afectó el
crecimiento de su productividad y debilitó la capacidad de absorción de empleo
en sus actividades de alta productividad. El resultado fue que los sectores
terciarios de baja productividad continuaron manteniendo una alta participación
en el empleo de baja calificación e ingresos.
El crecimiento de la productividad en
el período neoliberal
Hay dos factores que explican el
crecimiento de la productividad total del trabajo: el efecto crecimiento de la productividad en los mismos sectores y el
efecto reasignación del empleo entre sectores. Cuando la manufactura
lidera el crecimiento, de acuerdo con la literatura especializada, la
reasignación del empleo ocurre de los sectores de baja productividad hacia
sectores con niveles más altos de productividad.
Para evidenciar los efectos de las
políticas neoliberales, compararemos el crecimiento de la productividad total
del trabajo en los períodos 1950-1975 y 1993-2010. El primero incorpora cerca
de dos décadas de un estilo de crecimiento liderado por la industria
manufacturera; y, el segundo corresponde al estilo de crecimiento exportador
neoliberal, liderado por los sectores primario (minero) y terciario (comercio y
servicios).
La industria manufacturera explica un
poco más de la quinta parte (21.8%) del crecimiento de la productividad total
del trabajo durante el período 1950-1975. El 75.5% del aumento de esta
productividad corresponde al efecto crecimiento.
La diferencia, el 24.5%, se debe al efecto
reasignación. El 25.5% de este último efecto es explicado por la
manufactura.
¿Qué ocurre en el período 1993-2010? Se
desacelera el crecimiento de la productividad total del trabajo. Mientras en el
primer período 1950-1975 crecía a una tasa promedio anual de 3.0%, en el
segundo período lo hace sólo a la tasa promedio anual de 1.8%. La manufactura
explica solo el 13.6% de este crecimiento. De otro lado, el 87.9% del aumento
de la productividad se debe al efecto
crecimiento, mientras que sólo el 12.1% se debe al efecto reasignación. Este último efecto es negativo en la
manufactura. Los sectores terciarios (comercio y servicios son los que más
contribuyeron con la reducción del crecimiento de la productividad total (60.5%)
y son los que concentran el efecto reasignación (90.9%). Estos sectores y la construcción,
aumentaron su participación en el empleo total. La manufactura, por su parte, perdió
importancia. Su contribución total al crecimiento de la productividad fue
similar a la del sector construcción, pero registró un
efecto reasignación negativo. (Véase F. Jiménez, Empleo y mercado interno en el modelo neoliberal: Una nueva hipótesis
sobre el subdesarrollo, 2012).
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