La renuncia del ministro Castilla se
produce en una coyuntura especial. Hay una confluencia de hechos económicos y
político-institucionales que podría ser el inicio de una crisis de
gobernabilidad de envergadura.
La naturaleza de la actual coyuntura
Por un lado, hay una espectacular
caída del crecimiento económico cuyo origen se encuentra en la crisis y el
posterior estancamiento de la economía internacional, y en el fin del incremento
sostenido de los precios de los minerales que exportamos. El enfriamiento del
mercado externo ha puesto en evidencia los límites y debilidades del modelo
económico impulsado por las políticas neoliberales. Al efecto negativo sobre el
crecimiento del actual contexto externo adverso, se suma la abrupta contracción
de la inversión pública en el segundo trimestre de este año. La industria y la
agricultura están debilitadas y sin capacidad para impulsar y sostener el
crecimiento. La caída sistemática del tipo de cambio real ocurrida en los
últimos ocho años, les hizo perder competitividad, al mismo tiempo que produjo
una masiva penetración de importaciones que les redujo el mercado interno.
Por otro lado, en país experimenta una
profunda crisis institucional, solo comparable a los años en que se puso en
evidencia la corrupción del gobierno de Fujimori y Montesinos. Hay evidencia de
que se gobierna con ministros que
favorecen a empresas privadas y grupos de poder económico (véase los Cornejoleaks). Pero existe, además,
evidencia de corrupción en el poder judicial con el involucramiento de fiscales
para favorecer a gobernantes regionales corruptos. Por el lado del Congreso hay
una nueva correlación de fuerzas que no favorece al actual gobernante. A todo
esto se agrega un proceso electoral para presidentes regionales y alcaldes
teñido de participantes indecentes y denuncias de corrupción que llegan hasta
los asesinatos de algunos candidatos. El país enfrenta entonces una crisis de
su modelo económico y de su institucionalidad democrático-constitucional.
La privatización de la función pública
En el contexto descrito, Castilla, el
ayer ministro y tercer personaje más poderoso del país, renuncia para proteger
su imagen de ministro «estrella» y no mellar sus vínculos con la «pareja
presidencial». Su renuncia fue una forma de
cubrirse y liberarse de una posible censura por parte del Congreso. El
señor Castilla estaba en serios problemas. Presentó un proyecto de ley dentro
del «paquete reactivador» que favorecía a la Corporación Lindley, representante
en el Perú de Coca Cola Company, copiando los argumentos que esta Corporación utilizó
en un proceso contra la Municipalidad de Lima. Este proyecto modificaba la Ley
de Regulación de Habilitaciones Urbanas y Edificaciones, favoreciendo
económicamente a dicha Corporación y perjudicando a SERPAR (Servicios de
Parques de Lima). De otro lado, el exministro Castilla fue el que impuso el
descuento compulsivo de los independientes para las AFP (norma que acaba de ser
derogada). Él fue también el autor de los descuentos o condonaciones
millonarias de deudas tributarias a grandes empresas, y el que ha transferido
la actividad de estudios y propuestas sobre asociaciones público privadas (APP),
que era responsabilidad del MEF, a una empresa privada conocida. Hay más, pero
es suficiente para mostrar que este ministro fue el que, con el beneplácito de
la «pareja presidencial», promovió la privatización del ejercicio de la función
pública y empezó privatizándola en su propio ministerio. La privatización del
ejercicio de la función pública y su ejercicio con intermediarios que favorecen
a grupos privados, es contrario a su objetivo de servir al bien común y al interés
nacional.
La medición del crecimiento económico
El exministro no se pronunció sobre los
problemas de medición del PBI. O no se interesó por este tema, o estaba
perfectamente enterado. Desde que se cambió el año base venimos señalando
nuestras dudas sobre la manera cómo se mide el PBI, sobre todo cómo se mide la
producción de aquellas actividades cuya información no se basa en encuestas periódicas
especializadas. Es el caso, por ejemplo de la producción del sector «Servicios
financieros, seguros y pensiones» que registra altas tasas de crecimiento
precisamente cuando se está desacelerando la tasa de crecimiento del PBI (véase
gráfico). Si se elimina de la contabilidad del PBI la producción de «Servicios
financieros, seguros y pensiones», las tasas de crecimiento
en los meses de junio y julio habrían sido,
aproximadamente, de -0.31% y de 0.57%, en lugar de 0.3% y de 1.16%. El
Gráfico muestra que desde junio de 2013, se produce una sorprendente
divergencia entre la tasa de crecimiento del PBI y la tasa de crecimiento del
sector «Servicios financieros, seguros y pensiones». Este hecho debe estar
morigerando la desaceleración de la tasa de crecimiento del PBI.
A modo de conclusión
Al nuevo ministro de
economía le toca la tarea de sincerar las estadísticas del PBI, fortaleciendo
la capacidad técnica del INEI. La siguiente tarea es parar la privatización de
la función pública. Es importante que haya fiscalización y evaluación de las APP
aprobadas antes de su gestión. La información de estas evaluaciones debe
publicarse en el portal del MEF. Debe, asimismo, gestionar la inversión pública
con un plan de inversiones macroregional y local, para facilitar la expansión
de las inversiones privadas nacionales y el desarrollo de mercados internos. Debe
apoyar el desarrollo de la industria manufacturera, la agroindustria y la
agricultura, para diversificar la estructura productiva del país. Asimismo,
debe promover una política cambiaria que no perjudique a los sectores de
producción de transables.
Publicado en el Diario UNO el sábado 20 de setiembre
1 comment:
Estimado Félix,
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Saludos,
Ricardo
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