Saturday, October 24, 2015

Economía y política en coyuntura crítica

Es evidente que el crecimiento económico ha llegado a su límite. Su desaceleración, la recesión de la manufactura y la construcción, y los efectos que tendrá el fenómeno del niño, configuran una situación de crisis del estilo de crecimiento neoliberal. A esto se suma la agudización de la crisis política por la incapacidad moral del actual gobierno, que revela, además, los límites a los que está llegando la democracia constitucional liberal. Ambos hechos, el económico y el político, ya han configurado una coyuntura crítica, de debilitamiento del equilibrio entre los poderes económico y político. La ruptura total de este equilibrio puede dar lugar a cambios importantes en el estilo de crecimiento económico y en la manera de hacer política en nuestro país. En última instancia, dependerá de cómo se organicen o configuren las organizaciones políticas y sociales que están por el cambio del actual modelo neoliberal.

La crítica situación económica
No hay posibilidades de volver a crecer a tasas cercanas al 6% promedio anual, si el actual estancamiento de la economía internacional continúa en los próximos años. Más específicamente, ya no es posible replicar la tasa de crecimiento de los años 2003-2013, si no crecen, como lo hicieron en dicho periodo, la demanda de minerales y sus precios. No hay nada en la economía internacional que indique que vuelva a ocurrir en un período cercano ese súper boom del ciclo de las materias primas.
El estilo de crecimiento neoliberal vulnerable y dependiente de factores externos es el principal responsable de esta situación. El neoliberalismo generó, mediante la liberalización del comercio, un modelo económico especializado en la producción y exportación primaria. El dogma neoliberal postula que los países comercian porque tienen distintas especializaciones, y se benefician, por lo tanto, si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor. Así se crearon enclaves que no tienen conexiones con la economía interna, sin consideración de los costos medioambientales de la explotación de recursos primarios. No se toman en cuenta los intereses de la comunidad nacional de la sierra y la selva del país, ni se respetan sus derechos. Las políticas neoliberales no desarrollaron ni desarrollan mercados internos; promovieron una competencia internacional espuria basada en la supresión de los derechos de los trabajadores; minimizaron el papel del Estado; y, erosionaron la soberanía del Estado Nacional con la imposición de contratos de estabilidad tributaria.

En suma, las reformas y políticas neoliberales aumentaron la vulnerabilidad externa de la economía, y generaron una economía con una estructura productiva menos industrial y más productora de servicios de bajísima productividad, y con una distribución del ingreso más desigual y, por tanto, más expuesta al conflicto social.
La crítica situación política

Hay dos hechos que se suman al deterioro de la democracia constitucional liberal. En primer lugar está la pérdida de legitimidad del gobierno actual. A la derogatoria por el Congreso de la República de la «Ley Pulpín» a comienzos de este año, ahora se suman la derogatoria del Decreto Ley 1198 sobre privatización de bienes arqueológicos y, el rechazo, por este mismo Congreso a la decisión del Presidente de impedir que Petroperú ingrese al Lote 192. Ayer aprobó este Congreso incorporar una cuarta disposición complementaria final a la Ley de 30130 (de modernización de la refinería de Talara) para que se exceptúe la aplicación de su artículo 6 a Petroperú, que le impedía a asumir y explotar lotes petroleros. Aparte de su decisión de gobernar con el programa de los que fueron derrotados en las elecciones del año 2011, hay otros hechos que revelan que el gobierno de Humala se encuentra a la deriva y que tienen relación con sus acciones para impedir que se investigue a la presidenta del partido nacionalista. En otro contexto democrático, estos hechos habrían sido suficientes para revocarlo por incapacidad moral.
En segundo lugar, la pérdida de credibilidad en los partidos políticos, la gran mayoría de los cuales está penetrada por la corrupción. Estos partidos se disponen a participar en el próximo proceso electoral,  a pesar de su notorio alejamiento de los movimientos sociales, y de los movimientos regionales y locales, reivindicativos y de defensa de sus respectivos derechos. Ninguno ha rechazado el financiamiento privado, el mismo que es contrario a la naturaleza de la democracia; tampoco promueven la no relección de congresistas que facilitaría la desaparición de las oligarquías partidarias, al mismo tiempo que fortalecería la virtud cívica. Las reformas políticas que no fortalezcan la ciudadanía, que no introduzcan mecanismos explícitos de control de los ciudadanos a los elegidos por el voto popular y que no tiendan a desprofesionalizar la política, será incapaces de impedir el deterioro o crisis de la democracia constitucional liberal.

A modo de conclusión
Las organizaciones que están por el cambio del modelo neoliberal han adoptado la decisión de efectuar elecciones internas para elegir a sus candidatos. Este paso histórico es parte del necesario cambio en la manera de hacer política: fomenta la participación y , por tanto, el desarrollo de ciudadanía. El siguiente paso será la transformación de los partidos en organizaciones políticas donde se desarrolle la virtud cívica, se practique la deliberación y la crítica, y se construyan propuestas sobre los distintos problemas relacionados con el bien común. Pero para que esto ocurra, estas organizaciones ahora agrupadas en dos frentes, deben constituirse en una gran coalición, dejando de lado intereses particulares. Si esto ocurre, se habrá roto el equilibrio económico y político neoliberal, y se habrá abierto el camino hacia la gran transformación.
 
 
Publicado en el Diario UNO, el sábado 24 de octubre

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