La mayor desaceleración de
la economía China que parece haber obligado a sus autoridades a devaluar el
yuan, ha acentuado el pesimismo sobre la recuperación de la economía
internacional. Sus efectos inmediatos han sido la caída de los precios de los commodities y el desplome de los
mercados financieros en casi todos los países del mundo. En el nuestro cayeron los
precios de las acciones, en especial de las mineras que son las que predominan
en el mercado. Se puede decir, entonces, que la evidencia de la caída del crecimiento
chino, ha exacerbado la incertidumbre sobre el futuro del crecimiento de la
economía mundial.
Los pronósticos del crecimiento
económico
Si bien las autoridades
económicas de nuestro país redujeron su pronóstico de crecimiento para este año
una cifra menor al 4%, siguen sosteniendo que el crecimiento en el año 2016 se
situaría alrededor de 5%. Este optimismo parece sustentarse en las altas tasas
de crecimiento del subsector minero registradas en los meses anteriores. Por ejemplo, en el mes de junio pasado la minería
metálica creció a la tasa de 14.15%. Sin embargo, se trata de un optimismo mal
fundado porque estas tasas de crecimiento son resultados rezagados de las
inversiones que se hicieron en el periodo de crecientes precios de los metales.
El escenario ahora es otro.
Los precios de los commodities están
cayendo; ya no crecen. Por ejemplo, los precios de nuestras exportaciones (que
en gran porcentaje corresponden a minerales), se han reducido, de enero de 2013
a junio de 2015, en 25.9%. En ese mismo período los términos de intercambio disminuyeron
en 16.9%. Esto explica por qué desde 2014 las inversiones privadas ya no
crecen. Disminuyeron en 1.7% en el año 2014 y en el primer semestre de este año
decrecieron a la tasa de 6.4%. Si a todo esto le sumamos la mayor
desaceleración de la economía china, las tasas de crecimiento de nuestra
economía, en este y en el próximo año, se situarán muy por debajo de los
pronósticos oficiales.
Las reacciones de las
autoridades económicas
La economía sigue
enfriándose. El sector manufacturero, por ejemplo, está decreciendo desde hace
catorce meses. Y ¿cómo están enfrentando el MEF y el BCR este enfriamiento económico?
De manera extraña, por no decir absurda. Empecemos por el MEF. Entre las
medidas más llamativas que adoptó esta institución se encuentran la reducción
de la «tramitología» y la reducción del impuesto a la renta de las empresas,
ambas, según se señala, para estimular las inversiones privadas. Pero, como
acabamos de ver, estas inversiones siguen cayendo desde 2014. Lo inverosímil,
sin embargo, es que el MEF descuidó irresponsablemente la inversión pública. En
lugar de expandirla con infraestructura focalizada para estimular el
crecimiento del agro y la manufactura, la dejó caer en 2.4% en el año 2014 y en
19.5% en el primer semestre de este año. A esto hay que agregarle que la
reducción del impuesto a la renta, que favorece más a la grandes empresas, contraerá
la presión tributaria en cerca de 1.5% del PBI.
Aquí no terminan los
absurdos del MEF. Cuando «sorprendidos» por el repunte del precio del dólar el
«sentido común» recomienda desdolarizar las deudas, el MEF nos hace saber que
el 17 de este mes colocó el denominado Bono Global 2027 por US$ 1,250 millones a 12 años con una tasa de
rendimiento de 4.15%. Esta colocación fue realizada por los bancos de inversión Citigroup y JP
Morgan que, como se sabe, cobran una importante comisión por hacerlo.
Suelto de huesos el MEF afirmó que el dinero recaudado
servirá para financiar el presupuesto público del 2016. Con ello nos advirtió que la recaudación
fiscal del año será insuficiente para financiar el presupuesto de 2016. También
nos hizo saber que no le importa dolarizar la deuda pública y que tampoco le
preocupa que aumente el peso de la deuda pública externa que en la actualidad
asciende a 51.3% del total. Con un tipo
de cambio al alza, lo que ha hecho el MEF significará mayores desvíos de
ingresos del tesoro al pago de los servicios de la deuda pública externa.
Por el lado del BCR, lo primero que hay que
recordar es que este fomentó la dolarización de los créditos desde el año 2006
y dejó que nuestra moneda se apreciara sistemáticamente hasta inicios de 2013. Desde
julio de 2006 a enero de 2013, los tipos de cambio reales bilateral y
multilateral disminuyeron en 27.0% y 14.6%, respectivamente. El BCR también
bajó la meta de inflación a 2% (+/- 1%).
El presidente del BCR está
enredado en su laberinto. Dijo que no le preocupaba la caída del tipo de
cambio, sino su rebote. Desde el 30 de abril de 2013 al 20 de agosto de este
año, ha «perdido» el 45.1% (US $ 22,305 millones) de sus reservas (posición de
cambio) en su intento de impedir el aumento del precio del dólar. En los
últimos 10 meses ha «perdido» un promedio mensual US $ 1,300 millones. A este
ritmo le quedan reservas solo para 21 meses. No obstante que a la venta de
dólares le ha sumado otras medidas, el alza del tipo de cambio sigue imparable.
Ya alcanzó la cifra de 3.3 soles por dólar y es muy probable que el año termine
con un tipo de cambio de 3.5 soles. De otro lado, la inflación aumenta en pleno
enfriamiento. Se encuentra cerca del 4%, por encima del límite superior del
rango meta.
En lugar de bajar la tasa de
interés para combatir el enfriamiento, el BCR ha bajado el encaje, pero al hacerlo
ha dejado que la tasa de interés interbancaria se aleje de su tasa de interés
de referencia. La tasa interbancaria se encuentra en 5% mientras que la tasa de
referencia se mantiene en 3.25% desde enero de 2015. En el fondo, lo que el BCR
pretende es subir la tasa de interés porque le preocupa la creciente presión al
alza del precio del dólar y su efecto sobre la inflación; más aún si, como se ha
anunciado, la Reserva Federal de los Estados Unidos aumenta su tasa de interés
en setiembre próximo provocando una mayor salida de capitales de economías como
la nuestra.
En efecto, Velarde acaba de declarar
que «están evaluando cuándo es el momento oportuno para retirar el estímulo
monetario», es decir, para subir la tasa de interés de referencia. Esta es una
señal de desesperación. Cuando aún no hay signos de una evidente recuperación
económica, el Presidente del BCR nos dice que están estudiando la posibilidad
de pasar a una política monetaria contractiva.
A modo de conclusión
Las autoridades económicas
nos están conduciendo a una «tormenta perfecta».
Publicado en el diario UNO, el sábado 29 de agosto.
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