En dos artículos publicados en este diario en julio y agosto pasados, mostramos por qué las políticas macroeconómicas y el propio modelo económico actuales, se diferencian sustantivamente de los aplicados durante la década del fujimorismo. Con ellos pretendíamos responder a los grupos opositores que en ese momento denunciaban el modelo económico y exigían modificar el actual esquema institucional de las políticas fiscal y monetaria. Nuestros interlocutores ahora son otros. Periodistas supérstites del fujimorismo han dicho y escrito nefandos cuentos contra una “asombrosa reacción antiliberal”, a propósito de la renuncia de Kurt Burneo y de la mía. Por respeto a la ciudadanía, creo indispensable informar sobre los cambios efectuados en el esquema institucional de la política fiscal durante los años 2001-2004, período durante el cual trabajé en el MEF con el entonces viceministro de hacienda Kurt Burneo. Este informe-balance permitirá, espero, desnudar la behetría mental de aquellos liberales que se arrogan la posición de únicos defensores de la economía de mercado.
¿Por qué durante la década de los 90s no se realizaron reformas que directamente estimularan el desarrollo del mercado doméstico de capitales? Aunque yo mismo no tengo la respuesta precisa, debo señalar que en el año 2002, cuando el BCRP modificaba su función de reacción con una regla donde la tasa de interés se convertía en el instrumento fundamental de política para administrar los desvíos de la inflación de su valor meta o la brecha del producto efectivo respecto al potencial, en el MEF trabajábamos en la institucionalización del Programa de Creadores de Mercado Interno de Deuda Pública en soles, como parte de una estrategia de sustitución gradual de deuda externa por interna, a fin de reducir los riesgos asociados al tipo de cambio y a las tasas de interés a los que está expuesto la deuda pública total.
Este Programa, puesto en funcionamiento en marzo de 2003 con la participación de cinco importantes bancos privados, constituye una de las principales reformas de mercado efectuadas por la administración actual. Con él se hacía posible el mantenimiento de un perfil de endeudamiento público con niveles de riesgo aceptables. Letras del tesoro para administrar la estacionalidad de la caja fiscal y bonos soberanos de plazos mayores a un año, como activos financieros alternativos al dinero, se fueron incorporando al mercado interno sobre la base de un reglamento detallado con prerrogativas y obligaciones de las instituciones financieras participantes como creadores de mercado.
El Programa pretende, además, estimular la expansión del mercado doméstico de capitales en soles, mediante el desarrollo de una curva de rendimientos en el mercado de deuda pública interna, que sirva de referencia al sector privado para emitir deuda en la misma moneda local, reduciendo su riesgo cambiario y, por supuesto, combatiendo de este modo la dolarización de la economía. No hay otra manera de hacer posible la transformación de los ahorros disponibles en inversión productiva doméstica de mediano y largo plazos y, por tanto, un crecimiento económico realmente liderado por el sector privado doméstico en una economía menos vulnerable y volátil. Un mercado doméstico de capitales desarrollado permite superar la restricción de financiamiento que enfrenta la inversión productiva doméstica orientada a la producción para el mercado interno y de exportables no tradicionales. Su anterior raquitismo explica el dominio de la inversión privada extranjera que usualmente no enfrenta restricciones de financiamiento ni de demanda, y que se orienta principalmente a la producción de commodities y algunos servicios.
¿Por qué los liberales supérstites del fujimorimo no alentaron el desarrollo de este mercado y, por tanto, la desdolarización de la economía? Varios de ellos propusieron el camino argentino y, claro, no podían imaginar la necesidad de fortalecer el mecanismo de transmisión de la política monetaria, de modo tal que los cambios de las tasas interbancarias de muy corto plazo sobre la que ejerce influencia directa la autoridad monetaria de acuerdo con la regla mencionada, generen movimientos similares en las tasas de mediano y largo plazos, que son las que finalmente influyen en el gasto privado de inversión doméstica. El fortalecimiento de dicho mecanismo es otro de los objetivos del Programa de Creadores de Mercado.
En casi año y medio que tiene de funcionamiento, hay logros importantes. Deseo mencionar sólo dos. Desde su inicio, las tasas de interés mostraron una marcada tendencia a la baja. Aún en el escenario actual de presiones al alza, las colocaciones se hacen a tasas menores a las que se obtendrían sin el Programa, en todos los tramos de la curva de rendimientos. Además, ahora existen precios y rendimientos de mercado para referencias que van hasta los siete años de plazo, a renta fija y en soles. La curva de rendimientos generada ha servido de referencia para las crecientes emisiones privadas efectuadas desde el año pasado. Estas emisiones con plazos mayores a un año y en soles muestran una fuerte correlación con las emisiones de Bonos Soberanos.
Para terminar, hay que reiterar que, por primera vez en la historia económica de nuestro país, se están creando las condiciones para que la inversión productiva privada nacional encuentre financiamiento de mediano y largo plazos en el mercado doméstico de capitales. No sólo bajaron relativamente las tasas de interés durante los dos últimos años, sino también los niveles de dolarización de la economía.
Gestión, Diario de Economía y Negocios
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