El profesor de Economía de la Universidad Católica Félix Jiménez analiza a continuación las opciones de política económica que enfrentará el país a partir del primer día del 2000 anticipando un horizonte recesivo y la gestación de una explosión social nunca antes vista si el presidente Fujimori consigue, con todo el apoyo del Estado, continuar en el poder cinco años más. Aquí una síntesis del diálogo:
-¿Cuáles son sus proyecciones sobre el comportamiento de la economía peruana en el 2000?
No obstante las cifras que maquilla y difunde el gobierno, creo que la recesión continuará. Si no hay cambios en la política económica neoliberal, lo que ocurra en el contexto internacional explicará las fluctuaciones del PBI. Si el régimen fujimorista no hubiera tenido un entorno internacional favorable en los años 1993-1997, con bajas tasas de interés, buen clima, demanda mundial creciente por productos primarios y afluencia de capitales extranjeros (en su forma financiera y de inversión directa), la economía no hubiera crecido. Ahora este gobierno sigue, como lo hizo desde su inicio, apostando al buen clima, a la recuperación notoria de la demanda mundial y al regreso de los capitales extranjeros. Mientras espera, está prácticamente "subsidiando" a los bancos con sus depósitos inmovilizados para que estos no se derrumben. El crédito caro y la morosidad de pagos se refuerzan frente a una política económica que ha mostrado ser inoperante tanto para estimular el crecimiento como para combatir la recesión. Si la Reserva Federal sube las tasas de interés a comienzos del 2000 y, ciertamente, si no hay cambios drásticos en la política económica, es muy probable que la recesión se prolongue por mucho tiempo más. Este gobierno será así recordado por haber provocado la recesión más larga de la historia moderna del país.
Dependientes del extranjero
-¿Puede decirse que la economía peruana después de dos lustros de neoliberalismo es más sólida que antes?
La economía peruana es otra vez primario exportadora, altamente dependiente del capital extranjero, más vulnerable a los shocks externos, y contraria al desarrollo social del país. No genera puestos de trabajo permanentes y con ingresos decentes. El neoliberalismo fujimorista ha empobrecido a la clase media y deteriorado las condiciones de vida de las grandes mayorías. Nos ha hecho más pobres no sólo económicamente sino culturalmente. Ha acentuado el estrangulamiento externo no sólo por el lado de la balanza comercial, sino también por el lado de los servicios financieros (remisión de utilidades de la inversión extranjera y pago de intereses de la deuda externa). En fin, nos ha regresado en condiciones económicas, sociales y políticas peoresñ al mismo sitio de donde partimos hace cincuenta años.
Se perdieron 200 mil empleos
-¿Esto se grafica en la situación del empleo?
Por supuesto. La tasa de desempleo ha aumentado comparada con la registrada en los años 80. Mientras el promedio de desempleo entre 1986 y 1988 fue de 5.5%, este promedio asciende a 8.6% entre 1992 y 1997. En el último año de recesión se han perdido cerca de 200 mil puestos de trabajo en una economía en la que 260 mil personas se incorporan anualmente al mercado laboral. Ha aumentado el empleo informal, de refugio, de mala calidad y precario por ser inestable y carente de beneficios sociales. En 1990 este empleo informal representaba el 52.0% del empleo total y en lugar de reducirse aumentó hasta alcanzar la cifra de 56.9% en 1997. Una economía que no descansa en el dinamismo de la demanda interna y, en particular, del consumo privado, tiene el camino expedito para ajustar el mercado de trabajo mediante la llamada flexibilidad salarial, es decir, ajustando los ingresos de los trabajadores hacia abajo, sin límite legal alguno que lo evite compulsivamente. Los ingresos reales en los años 90, de trabajadores formales e informales, no han recuperado sus altos niveles registrados durante la reactivación económica de 1986-1987. Además, la pobreza no se ha reducido. En 1985 representaba el 41.0% de la población. Subió a 53.0% en 1995 y sólo disminuyó a 51.0% en 1997.
-El período electoral, ¿afectará la marcha de la economía?
No creo que esto ocurra por el lado de la política económica. El gobierno ha optado por la contracción de la actividad económica, es decir, por un ajuste por cantidades y no por precios que sería el caso de una devaluación. Esta es una de las razones por las que sostengo que la recesión se prolongará. El gobierno está haciendo gastos improductivos y los acrecentará de optar por la re-reelección. Y, en estas condiciones, la prolongación de la recesión difícilmente morigerará la fuerte presión sobre las reservas internacionales del Banco Central de Reserva.
-¿Alguna señal de reactivación?
Ya que continuará el atraso del tipo de cambio real, no habrá crecimiento importante de las exportaciones manufactureras. Y, mientras el flujo de créditos no se restablezca, seguirá la contracción de la industria de la construcción y de la manufactura no procesadora de recursos primarios orientada al mercado interno.
-¿Qué puede ocurrir en el sistema bancario?
Actualmente hay una demanda acrecentada de fondos o capitales extranjeros, dada la internacionalización de la crisis financiera. El entorno macroeconómico generado por la política neoliberal es complicado. Junto al agravamiento del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, la política neoliberal es responsable de la fragilidad financiera en términos de cartera pesada y de dolarización del portafolio bancario. Los bancos son reacios a expandir los créditos. Cualquier política destinada a aumentar sus fondos prestables (compra de dólares al sector privado o reducción de encaje en moneda extranjera) tendría efectos contraproducentes. La inyección de oferta de crédito en moneda nacional bajaría la tasa de interés en soles, pero presionaría al alza del tipo de cambio acentuando la fragilidad del sistema bancario. Sería además la renuncia expresa a uno de los instrumentos antiinflacionarios por excelencia.
Política monetaria
-¿No se podría optar por una reducción del encaje?
Si se reduce el encaje en moneda extranjera para aumentar la oferta correspondiente al crédito, se agudizaría la disminución de las reservas internacionales netas del BCRP. Esta política, por lo demás, estimularía a los bancos locales a pagar sus deudas con los bancos extranjeros y, en el mejor de los casos, el correspondiente aumento del crédito favorecería más a las grandes empresas. En consecuencia, la política monetaria es inoperante en el esquema neoliberal fujimorista.
-En su esquema los márgenes de maniobra del gobierno parecen limitados ¿No puede aplicar otra vez una política contracíclica?
Tampoco puede optar decididamente por una política fiscal contracíclica (aumento del gasto orientado a reactivar la demanda interna o disminución de impuestos en la actual recesión), no obstante el ciclo político actual. Los fondos acumulados de la privatización financiarían con creces un gasto deficitario productivo. Pero, optar por esta política significaría no sólo renegar de la premisa neoliberal de neutralidad del Estado, sino enfrentarse a los acreedores de la deuda externa. El gobierno ha optado por gastos improductivos inundando las calles y cerros del país con "pintas" de propaganda oficial. Y, como el lector comprenderá, la industria de pinturas y los bajos ingresos del empleo transitorio asociado a estas "pintas" no tienen un efecto multiplicador suficiente para reactivar el conjunto de la producción para el mercado interno.
Oposición debe prepararse
-¿La alternativa sería el cambio de política económica?
La recesión actual y las consecuencias sociales del neoliberalismo están generando las condiciones para un cambio drástico de las políticas y de su concepción neoliberal. La oposición debe estar preparada para enfrentar este reto. Si el fujimorismo se perpetúa, será responsable de una reacción social sin precedentes en el siglo que termina. Considérese que la pobreza es más triste y deprimente que antes. Hay una especie de perversión moral asociada a la precarización de los espacios públicos y colectivos que puede devenir en un conflicto social de consecuencias imprevisibles.
-¿Por qué?
Porque las condiciones de sobrevivencia son más difíciles que antes. Los empleos permanentes disminuyeron de un 80% del empleo asalariado formal en 1991 a 39% en 1997. Si se considera que el asalariamiento formal (público y privado) es del orden de 45% del empleo total, el porcentaje de trabajadores con una relación formal permanente disminuyó de 36% del total de trabajadores a la cifra inverosímil de 18%. Con los ajustes y políticas neoliberales, la magnitud del aseguramiento en salud ha disminuido en las distintas modalidades de seguros públicos y privados. El porcentaje de personas con seguro de salud disminuyó de 37.7% en 1994 a 23.5% en 1997. La población con seguro privado, además de EsSalud, es la que sufrió la mayor disminución entre 1994 y 1997: a más de la mitad. EsSalud disminuyó en algo más de un tercio y los que sólo tenían seguro privado disminuyeron en casi un tercio. El régimen neoliberal heredó en 1990 un 47.6% de PEA asegurada para después reducirlo sistemáticamente hasta el 27.1% en 1998. Compárese con el porcentaje registrado en 1987 (41.2%).
-Proyectando el escenario para después del 28 de julio del 2000, ¿qué tareas prioritarias tendrá que ejecutar el nuevo gobierno?
Las tareas de un nuevo gobierno que asuma el poder en julio del 2000 tienen que ver con la superación de esta situación social de cuya perversión es responsable el fujimorismo. Hay que cambiar el liderazgo de los sectores primario exportador y no transables. Hay que modificar la dependencia al capital extranjero y la vulnerabilidad de la economía a los shocks externos. Para participar competitivamente en la actual economía mundial abierta y de mercado, hay que poner el tipo de cambio al servicio de la producción y el empleo y hay que recuperar el rol auténticamente regulador del Estado así como el manejo autónomo de la política fiscal y monetaria.
Diario La República
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