El propósito de este artículo es proporcionarle al lector seis razones para rechazar el modelo económico neoliberal impuesto al país por el régimen fujimorista; y, al mismo tiempo, invitarle a reflexionar sobre la alternativa de desarrollo que el país requiere. Estas seis razones son las siguientes:
En primer lugar, el modelo económico neoliberal es reprimarizador. Ha desindustrializado al país, sacrificando los objetivos de empleo e ingresos y acentuando la dependencia de importaciones y del capital extranjero. Por lo tanto, el estilo y patrón de acumulación que lo acompaña no favorece el desarrollo interno. La estructura de precios relativos configurada por la política económica de este régimen no sólo favoreció la producción exportable primaria con ventajas naturales, sino también la producción de bienes y servicios no transables internacionalmente, como la Construcción y el Comercio que son sensibles al crédito. De acuerdo con la composición del crecimiento del PBI para el período 1990-1997, los sectores que registraron tasas superiores a la del PBI (43.5%), fueron Construcción (113.2%), Comercio (54.1%) y la Minería Metálica (52.2%). En Pesca se registran las tasas de crecimiento más altas durante 1993-1994 (60.1%).
En segundo lugar, el modelo económico neoliberal alentó la dependencia del sistema bancario doméstico del capital extranjero de corto plazo. Así, el financiamiento del crecimiento se hizo depender de los capitales extranjeros. La política macroeconómica aumentó los costos industriales de producción al encarecer el crédito y atrasar el tipo de cambio de manera espectacular. El crédito de capital extranjero fue el recurso de la banca doméstica para expandir sus colocaciones internas a costos más bajos, pues estos recursos no eran sujetos de encaje. De esta manera, la deuda de corto plazo del sistema financiero subió de 679 millones de dólares en 1990 a más de 4,000 millones en 1998. Esta cifra aumenta a más de 7,000 millones si se suma la deuda de corto plazo del sector privado no financiero. Entre 1990 y 1997, el crédito de la banca comercial al sector privado en moneda nacional (convertida en dólares) aumentó a una tasa promedio anual de 36.7%, mientras que en moneda extranjera aumentó a la notable tasa de 57.3%. Durante ese mismo período la deuda externa total de corto plazo del sistema financiero (sin BCRP), aumentó a una tasa de 25.5% promedio anual. Si se suma la deuda externa de corto plazo del sector privado no financiero, los pasivos internacionales de corto plazo del sector privado aumentaron a una tasa de 17.0% anual. Pero, esta no fue la única fuente de financiamiento. La inversión extranjera de cartera aumentó de cero en 1990 a 3,185 millones de dólares en 1998. Igual ocurrió con la inversión extranjera directa que pasó de 1,301 millones de dólares en 1990 a 8,051 millones de dólares en 1998.
En tercer lugar, el modelo económico neoliberal no ha estabilizado la economía. El dólar barato y la apertura comercial son los principales responsables de la disminución de la inflación. Ambos, además, provocaron un crecimiento espectacular de las importaciones y el estancamiento de las exportaciones propiamente manufactureras. Mientras las exportaciones aumentaron en 72.3% entre 1990 y 1998, las importaciones lo hicieron en 258.5%. El modelo neoliberal ha exacerbado el desequilibrio externo. La tasa de crecimiento del PBI de 8% alcanzada en el pico del ciclo de 1987 dio lugar a un déficit comercial de 1.4% del PBI, mientras que la tasa de crecimiento de 7.3% correspondiente al pico del ciclo de 1995 generó un déficit comercial de 3.7% del PBI.
En cuarto lugar, el modelo neoliberal ha renunciado al manejo de la política cambiaria y, por tanto, ha conspirado contra la inserción competitiva de la economía en los mercados internacionales. La política macroeconómica fue incapaz de desdolarizar el sistema financiero. Más del 70% de las colocaciones y de los depósitos bancarios están en dólares. La dolarización constituye el obstáculo más difícil de vencer para efectuar un manejo cambiario con mayor flexibilidad. De esta manera, el modelo económico neoliberal ha reducido la capacidad de la autoridad monetaria para el ejercicio autónomo y eficiente de la política monetaria.
En quinto lugar, el modelo económico neoliberal ha sacrificado la utilidad de la política fiscal para el logro de una cuenta corriente sostenible y consistente con una tasa de crecimiento de la economía significativa y estable. La política fiscal se puso al servicio del pago de intereses de la deuda externa, descapitalizando al país. En lo que va del régimen se ha transferido a los acreedores internacionales la cifra espectacular de más de diez mil millones de dólares, más del 50% del stock de deuda existente en 1990. Entre 1990-1998 salieron del país en términos netos, un promedio de 1,166 millones de dólares anuales por servicios financieros del sector público y 472 millones de dólares anuales por servicios financieros del sector privado.
Por último, y en sexto lugar, el modelo económico neoliberal ha empeorado la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población. No han aumentado sostenidamente los puestos de trabajo ni ha mejorado la calidad del empleo, tampoco han aumentado los ingresos. En el Perú se pagan salarios africanos. La calidad de vida de la mayoría de la población no ha mejorado, el sistema educativo está en crisis. En materia de salud seguimos atrasados, los hospitales no han renovado su equipo, ni han incrementado su capacidad para atender la demanda creciente.
Publicado en Ranking Magazine. Año 1, No. 4
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