El
presidente Ollanta Humala insiste, hasta desgañitarse, que su gobierno no ha
mantenido a la economía en piloto automático porque ha puesto en marcha un plan
de diversificación productiva. No sabe que este plan --por lo demás, tardío-- es más de lo mismo. Su primer eje
apuesta por el mercado externo, que hoy se encuentra estancado; su segundo eje
sigue la lógica neoliberal de las desregulaciones y la flexibilización del
mercado de trabajo; y, su tercer eje contiene una conjunto de medidas
administrativas(¡) para aumentar la productividad. Por lo tanto, nada nuevo e
importante dejará el gobierno de Humala a su sucesor. Empezó mediatizando los programas
sociales propuestos en la campaña electoral y los dejará con problemas de
financiamiento debido a la contracción económica.
Las
políticas fiscal y monetaria del piloto automático
¿Cómo
puede decir que no mantuvo la economía en piloto automático si hizo ministro de
economía a Castilla, el viceministro de hacienda de Alan García? Este ministro que
rebajó Pensión 65 de 250 soles a 125 soles y mantuvo el presupuesto de
educación por debajo de 3% del PBI, centró su gestión en la generación de
superávit en cerca de 2% del PBI. Fue el ministro que, en lugar de focalizar la
inversión pública en infraestructura para desarrollar mercados internos, se
dedicó --como él mismo lo dijo--, a prenderle velitas a China para que siga
creciendo a tasas altas. Tampoco avanzó en el desarrollo del mercado de
capitales, y más bien lo abrió a inversionistas extranjeros que se llevan
nuestros ahorros para invertirlos en sus países de origen. No se le ocurrió desarrollar
esquemas de financiamiento en este mercado para apoyar la modernización de las
pequeñas y medianas empresas productivas. Fue el ministro de los road-shows externos para «promover
inversiones», pero fue el que contrajo la inversión pública en 11.2% el 2011
para luego mostrar como logro su incremento en los años 2012 y 2013. Fue el
ministro que en setiembre de 2014 dejó una inversión pública en caída y que
terminó con una contracción de 3.6%. Por su parte la inversión privada, a pesar
de sus road-shows, creció solo 6.5% en
2013 para luego caer en 1.6% en 2014.
En
materia de política monetaria tampoco se hizo nada para ayudar a cambiar el
estilo de crecimiento dependiente del mercado externo y de los altos precios de
las materias primas. Humala mantuvo a Julio Velarde como presidente del
directorio del Banco Central (BCR) nombrado por Alan García. Con Velarde a la
cabeza se utilizó una mezcla extraña de dos instrumentos de política monetaria –la
tasa de encaje y la tasa de interés de referencia del BCR--, que deterioró la
eficacia de la nueva institucionalidad de la política monetaria introducida durante
el gobierno del presidente Toledo. Hoy, en plena desaceleración del crecimiento,
esta combinación extraña ha dado lugar una escasez de liquidez en soles y a un
aumento de la tasa de interés interbancaria que puede conducir al
encarecimiento del crédito. Además, desde agosto de 2006 Velarde hizo que la
moneda se apreciara significativamente, haciéndole perder competitividad a las
actividades productoras de transables, como las exportaciones no tradicionales,
y provocando una masiva penetración de importaciones.
La
economía creció, entonces, en piloto automático (por los crecientes precios y
el aumento de la demanda mundial de los metales que exportamos). Cuando se
apagó este motor externo, quedó en evidencia que no se hizo nada por cambiar el
estilo de crecimiento. Hoy ya no existe la posibilidad de un piloto automático
para crecer. Humala, por lo tanto, no tiene cómo relanzar el crecimiento. El resultado
de su administración pasiva de la economía, parece ser el camino hacia la
recesión.
Escenario
internacional e inversiones
La
información internacional sobre la evolución de las principales economías,
confirma que el estancamiento económico se prolongará por varios años más. Las
políticas contracíclicas no están generando los resultados esperados. Las tasas
de interés se encuentran en niveles muy bajos y, sin embargo, la inversión
–como señala Haussman-- se encuentra muy por debajo de los niveles que registró
en los años previos a la crisis de 2008. Asimismo, el empleo sigue en niveles relativamente bajos y
no se recupera sostenidamente. Las economías del mundo están padeciendo lo que
Alvin Hansen denominó en 1938, un «estancamiento secular».
En
consecuencia, seguir apostando por el motor externo para recuperar las altas
tasas de crecimiento de los últimos años, no tiene sentido. Internamente no hay
fuentes de crecimiento alternativas, porque no se hizo nada por crearlas. El
panorama para las inversiones, entonces, es incierto. Hay un ex-presidente,
responsable de la mayor catástrofe económica del siglo XX, que sostiene que “se
puede aumentar, por lo menos, en 30% la inversión privada, si es que se genera
un ambiente de unión y de confianza”. No
ha aprendido economía quizás porque en su segundo gobierno, él también administró
la economía en piloto automático.
Si
las perspectivas de las ventas son malas, si el crecimiento de la demanda y,
por lo tanto, de las ventas es incierto, ningún inversionista arriesgará su
capital. Por lo tanto, hay que decirle al ex presidente que “él puede llevar un
caballo al agua, pero él no puede obligarle a que se lo tome”.
A
modo de conclusión
La desaceleración del
crecimiento económico está acompañada de fuertes presiones devaluatorias. Para
morigerar estas presiones el BCR ha vendido dólares al mercado desde inicios de
2013, por un monto aproximado de 17,286 millones de dólares. Este monto
representa una reducción cercana al 40% de su posición de cambio. Aumentan, por
lo tanto, las expectativas devaluatorias que pueden conducir a fuertes presiones
inflacionarias, junto a problemas de hoja de balance en el sistema bancario
cuyas colocaciones aun se encuentran parcialmente dolarizadas.
Publicado en el Diario UNO, el sábado 18 de abril de 2015
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