¿Es importante la
inversión pública para el aumento de la productividad y de la inversión privada
nacional? Los neoliberales sostienen que
la inversión pública contrarresta el
desarrollo de la productividad de los factores de producción, capital y
trabajo, porque su incremento reduce la eficiencia de la inversión privada. No están de acuerdo con la intervención del
Estado en la economía, por eso no apoyan la formulación y ejecución de programas
de inversión pública, regionales e inter-regionales, con el objetivo de
estimular la expansión de la inversión privada y de este modo contribuir a la
diversificación productiva y al crecimiento de la productividad; tampoco imaginan
que la inversión pública puede convertirse en instrumento de creación y
regulación de mercados en el país. La inversión pública, dicen, desplaza a la
inversión privada (hace «crowding out»). Sus argumentos no toman en cuenta que países con
desconexiones de su economía con su geografía y demografía, como el nuestro, carecen
de condiciones infraestructurales, energéticas, técnico-educativas y
financieras para que la inversión privada nacional se expanda integrando el
territorio nacional.
Lo que dicen los datos sobre la eficiencia de la
inversión
La eficiencia de la
inversión puede medirse mediante el ratio incremental capital producto (ICOR,
por su sigla en inglés), es decir, la inversión neta como porcentaje del PBI
entre la tasa de crecimiento de este último. Cuanto menor es este ratio, más
eficiente es la inversión.
Las cifras del
Cuadro muestran que en el período 1950 a 1970, que incluye a los años de
industrialización sustitutiva de importaciones, la inversión neta representó el
9.35% del PBI. Dividiendo este porcentaje entre la tasa de crecimiento promedio
del periodo, se obtiene un ICOR de 1.69; lo que significa que para generar una
tasa de crecimiento de 1% anual, se requería de una inversión nueva equivalente
a 1.69% del PBI.
Cuadro
Fuente:
BCRP. Elaboración propia
En los años
1970-1975, 1980-1990, 1990-2000 y 2000-2008, la eficiencia de la inversión disminuye. Cae más en los
períodos 1970-1980 y 1990-2000. El primero corresponde a los años de agotamiento
del proceso sustitutivo de importaciones, es decir, años donde la
industrialización encuentra sus límites debido a su carácter espurio. El
segundo corresponde al «fujimorato»
neoliberal.
La eficiencia de la
inversión se recupera en 2000-2008, pero sigue siendo menor a la registrada en
1950-1970. Entre 1980 y 1990, el ICOR es negativo, lo que significa una pérdida
enorme de eficiencia: la acumulación de capital de esos años, no provocó
aumentos de la producción. Son años de crisis de la deuda pública externa y de
políticas públicas irresponsables.
La pérdida de
eficiencia de la inversión que se registra desde los años 1970s coincide con la
desaceleración de la productividad y de la reducción de su contribución al
crecimiento económico que mostramos en nuestro anterior artículo.
Inversión pública y eficiencia de la inversión
Según los
neoliberales la inversión pública no genera externalidades positivas para la
inversión privada. Por lo tanto, en los períodos de aumento de la inversión
pública la contribución de la productividad de los factores se habría reducido
debido a la caída en la eficiencia de la inversión total. En el Cuadro y el
Gráfico se puede observar el comportamiento de la inversión pública como
porcentaje del PBI a lo largo del período 1950-2008.
Gráfico
Fuente: BCRP. Elaboración propia
En los años en los
que se alcanza el máximo porcentaje de inversión pública con respecto al PBI
(1970-1975), la eficiencia de la inversión es mayor (se obtiene un ICOR menor)
que en los años de reducciones drásticas de la inversión pública (1990-2008).
Si tomamos en cuenta sólo los períodos 1970-1975 y 2000-2008, no hay
diferencias notables en la eficiencia de la inversión, pero el peso de la
inversión pública en el segundo período es notoriamente menor.
Por lo tanto, responsabilizar
a la inversión pública de la pérdida de eficiencia de la inversión y, por esta
vía, de las bajas contribuciones de la productividad total de los factores al
crecimiento económico, no tiene sustento. La inversión pública aparece más bien
como desencadenante de la inversión privada.
A modo de
conclusión
No hay evidencia de
que la caída de la productividad esté asociada a la presencia de la inversión
pública. La pérdida de eficiencia de la inversión privada ocurrida en los años del
«fujimorato» y posteriores, se
produce junto con una reducción de la inversión pública como porcentaje del
PBI. Esta reducción tuvo que ver
fundamentalmente con los ajustes fiscales practicados en consonancia con la
orientación de las políticas del Consenso de Washington. No es casual,
entonces, que en los períodos en los que se redujo la inversión pública, se
desmejoró notablemente la calidad de la infraestructura (carreteras, provisión
de agua, canales de riego, represas, electricidad, etc.) y de los servicios
públicos de educación y salud, afectando la calidad de la mano de obra y,
ciertamente, la expansión de los mercados internos y de la inversión privada
nacional.
Finalmente, la acumulación de capital privado asociada a procesos de industrialización y diversificación productiva, genera aumentos multiplicados de la productividad simultáneamente con la ampliación de los mercados internos. Pero en estos procesos, en países como el nuestro, la inversión pública es fundamental para generar las condiciones para la expansión de la inversión privada nacional (crowding in).
Publicado en el Diario La Primera, el 25 de febrero de 2012
1 comment:
Comentario sobre Félix Jiménez
En su blog Economía Política Peruana, Félix Jiménez explica la productividad de la inversión privada y la inversión pública. La productividad de la inversión privada es la cantidad de riqueza que genera cada unidad adicional de inversión. Mientras más riqueza genere una unidad de inversión privada, más productiva es. Esta idea de productividad proviene de una concepción en la que "economía, geografía y demografía" deberían estar armonizadas mediante "condiciones infraestructurales, energéticas, técnico-educativas y financieras" que sólo la inversión pública puede hacer realidad. Es decir, la inversión pública crea las condiciones "para que la inversión privada nacional" sea más productiva. La inversión pública hace que la inversión privada genere más producto por unidad de inversión.
La idea de que debería existir una integración armónica entre "economía, geografía y demografía" es central en el pensamiento de Félix Jiménez. No sé si la explica en otra parte, pero no lo hace en este artículo. El concepto "economía" significa la interacción entre inversión pública e inversión privada con el fin de crear las condiciones que permitan integrar la geografía con la demografía del Perú. Como ciencia social, el concepto de economía significa el conocimiento que ayuda a encontrar la manera de combinar la inversión pública con la inversión privada con el fin de integrar el territorio y la población nacionales. Es decir, para Jiménez el concepto de "economía" está íntimamente asociado con la tarea de construir una economía nacional en la que la inversión integra al territorio y la población nacionales.
A este concepto armonioso de "economía" habría que contraponer el proceso desintegrador de la armonía entre geografía y población que se registra a lo largo de la historia del Perú como resultado de la expansión de la inversión pública y privada. Si de lo que se trata es de proponer un equilibrio entre economía, geografía y población, habría que empezar por aceptar que no toda inversión, por definición, va a contribuir al bienestar de la población y al equilibrio ecológico. También habría que aclarar que la "ciencia económica" no supone conocimientos de geografía y demografía. La idea de que saber de economía significa también saber de geografía y demografía es un error. La ciencia económica es la ciencia de números y abstracciones, ofertantes y demandantes, mercados, etc. La ciencia económica reduce toda la realidad a conceptos abstractos con el fin de calcular precios, costos y ganancias. La ciencia económica no tiene como finalidad el balance ecológico sino orientar a la empresa privada y al sector público en la organización de recursos con el objetivo de lograr el crecimiento económico.
Se aclararían mucho las cosas si partiésemos de que la ciencia económica es la ciencia del capital. También se podría utilizar el título del libro de Hernando de Soto y proponer que el propósito fundamental de la ciencia económica es descubrir "el misterio del capital". El colocar el capital al centro de la economía permite aclarar la relación con geografía y demografía. Para empezar, la inversión de capital no siempre es beneficiosa para el territorio y la población. Es un error pensar que la inversión de capital sólo tiene efectos positivos para el bienestar de la población. Hay muchos ejemplos de actividades perniciosas para la salud y el medio ambiente. Aceptar esta realidad tiene implicaciones para el indicador de productividad que utiliza Jiménez. La proporción entre inversión/producción supone que la inversión sólo genera efectos positivos en el bienestar de la población. Pero, ¿cómo separar la inversión de capital con efectos negativos de la inversión de capital con efectos positivos? Una pregunta compleja pero necesaria que no puede empezar a resolverse si seguimos suponiendo que, por definición, toda inversión tiene un efecto positivo en el bienestar de la población.
Carlos A. Parodi Z.
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