Monday, April 04, 2016

La hora del cambio del modelo económico neoliberal


Según una encuesta reciente el 91% de los peruanos opina que el modelo económico debe ser cambiado. El 29% considera que debe ser modificado totalmente y el 34% que debe ser modificado en gran parte. Ambos suman 63%. El 28% cree que debe ser modificado en algunas cosas y solo el 3% opina que debe mantenerse igual (Gestión, 22/03/2016). Veinticinco años de neoliberalismo no han servido para resolver los problemas fundamentales de la economía (sus desarticulaciones sectoriales y regionales; la insuficiencia de empleos adecuados y, su consecuencia, la informalidad; y, la desigualdad en la distribución del ingreso, entre otros). Esta es la razón por la cual una gran mayoría de peruanos está por el cambio del modelo económico.    
Como opera el modelo económico neoliberal
El estilo de crecimiento económico que experimentó el Perú en los años 2003-2013 está asociado a las políticas que privilegiaron un patrón de comercio internacional basado en las ventajas comparativas en la extracción y explotación de recursos naturales para su exportación.  No se parte de la previa construcción de ventajas dinámicas provenientes de la diversificación productiva y de la producción con alto valor agregado y contenido tecnológico (como ocurriría con desarrollo del agro y de la industria manufacturera), sino de ventajas comparativas naturales estáticas. 
Cuando hay demanda por los productos primarios y sus precios crecen, aumentan la inversión extranjera y las exportaciones, en especial, las exportaciones no-tradicionales. Este impulso externo estimula el crecimiento de la Inversión extranjera directa (IED), que es, además, atraída por los gobiernos con ventajas sobre la inversión nacional.  El crecimiento de la inversión extranjera directa y los flujos de capital internacional aprecian la moneda y, al mismo tiempo, estimulan el incremento del crédito interno en moneda nacional y también en moneda extranjera (debido a que los costos de financiamiento externo son relativamente bajos). La expansión del crédito doméstico impulsa la demanda interna y, por consiguiente, la inversión privada en los sectores no-transables de construcción, comercio y servicios, que son de baja productividad y de bajos ingresos, y donde se encuentra el grueso de los trabajadores no calificados. Como se privilegia los impulsos externos, el crecimiento neoliberal es contrario al aumento de los sueldos y salarios porque --se dice-- reduce la «competitividad de las exportaciones».
El actual contexto internacional de caída de los términos de intercambio y de estancamiento de la demanda, ha puesto al descubierto el agotamiento de este estilo de crecimiento, que por la forma como opera no genera desarrollo. No es un estilo de crecimiento endógeno ni basado en la productividad.   
Límites del actual estilo de crecimiento
La estructura de precios relativos que acompañó a este estilo de crecimiento, es contrario al desarrollo de las actividades transables, en especial de la industria manufacturera. Es entonces desindustrializador y ha generado una estructura productiva que se parece a la de hace 70 años, con sectores que se mantienen desarticulados y mercados internos inexistentes o poco dinámicos. La actual estructura productiva es, entonces, menos manufacturera y agropecuaria, y más productora de servicios de baja productividad. Este tipo de estructura productiva no ofrece oportunidades suficientes de empleo a la fuerza laboral que anualmente se incorpora al mercado
Es un estilo de crecimiento que enfrenta un límite en el propio patrón de acumulación de capital y la estructura productiva configurada en las dos décadas de neoliberalismo. Sin impulsos externos, crecer solo con impulsos de demanda interna generaría fuertes presiones inflacionarias y déficit importantes en la balanza comercial y cuenta corriente de la balanza de pagos.  La estructura de precios relativos que acompañó el crecimiento redujo relativamente la inversión en equipamiento, mientras aumentó la inversión en construcción.  Esto ha producido una relativa reducción de la capacidad productiva per cápita con lo cual los aumentos sostenidos del PBI per cápita con base en aumentos significativos de la capacidad productiva, serían imposibles sin un aumento sustancial de déficit comercial.
Pero, este estilo de crecimiento también tiene una un límite social. El modelo neoliberal ha incubado conflictos distributivo, regional y medio ambiental. No ha resuelto la desconexión de la economía moderna con la geografía y la demografía; por el contrario los ha exacerbado. Los enclaves mineros dañan el medio ambiente y las condiciones de vida de las poblaciones circundantes.  La distribución del ingreso se ha hecho más desigual. 
El neoliberalismo nos ha hecho regresar al mismo sitio del que partimos hace 70 años, solo que «transfiriendo» la población dedicada al agro tradicional hacia los sectores de servicios de baja productividad, en gran parte de autoempleo e informales en las zonas urbanas más importantes del país.
A modo de conclusión
Para que el Perú se desarrolle esta estructura productiva tiene que cambiar. Hay que apostar otra vez por la industrialización, pero de nuevo tipo, asegurando que las políticas macroeconómicas, o de corto plazo, no se divorcien de las transformaciones institucionales y estructurales que exige el desarrollo industrial y agrícola del país. 
 
 
Publicado en el Diario UNO el sábado 2 de abril.

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