La evidente desaceleración del crecimiento
económico no es percibida aún en su verdadera dimensión. Autoridades y
analistas económicos fueron revisando sus proyecciones de crecimiento para los
años 2014 a 2015 a la baja. Por
ejemplo, en abril de 2014 el Banco Central afirmaba que la tasa de crecimiento
del PBI sería de 5.5%; en julio la redujo a 4.4%; y, en octubre a 3.1% (véase
el Reporte de Inflación de esos meses). También revisó sistemáticamente a la
baja sus proyecciones de crecimiento del PBI para el año 2015, de 6.7% en
abril, a 6% en julio y a 5.5% en octubre. Lo más probable es que en el Reporte de
Inflación de enero de este año, el Banco Central anuncie nuevas revisiones a la
baja: la tasa de crecimiento para 2014 no será mayor al 2.5% y para el año 2015
lo más probable es que proyecte una tasa menor al 5%.
Proyecciones y estancamiento de la economía
mundial
Revisiones a la baja también las hicieron
otras instituciones, nacionales e internacionales, todas en función a
proyecciones del crecimiento mundial que también fueron revisadas a la baja
sistemáticamente. En la actualidad no hay proyecciones de crecimiento de la
economía mundial mayores a 3.5% para el año 2015. El colapso de los precios del
petróleo no ha cambiado ni cambiará la debilidad de la economía mundial. Por lo
tanto, no hay razones para esperar una tasa de crecimiento del PBI peruano para
2015 distinta a la registrada en el año 2014.
Algunos analistas anodinos locales consideran
que la caída espectacular de los precios del petróleo es una «bendición». Están
seguros que el «petróleo barato» reactivará la economía mundial y la economía
nacional. En la lógica del pensamiento heterónomo de estos analistas, el
«petróleo barato» operará positivamente en la economía nacional sin cambiar el
actual estilo de crecimiento y acumulación de capital; basta –dicen-- «que la
reducción del precio mundial del petróleo se traslade íntegramente a los
precios locales de los derivados». Dan por sentado que aumentará las
inversiones y que habrá demanda para las exportaciones (que ciertamente suponen
que crecerá).
Curiosamente el ministro de economía, Alonso Segura,
coincide con estos analistas. Cree que la economía crecerá 5% este año porque
la disminución del precio del petróleo le «agregaría entre 0.5 y 1 punto
porcentual al crecimiento». Y, al igual que otros, le agrega como una
explicación de su proyección optimista, la puesta en operación de proyectos
mineros y de infraestructura, dando por sentado una recuperación importante de
la demanda internacional. A todo esto le
suma, por supuesto, sus paquetes «reactivadores» y los estímulos monetarios y
fiscales.
No hay signos de propuestas para un cambio
del actual estilo de crecimiento económico y acumulación de capital, cuyo motor
se encuentra en los mercados externos. Sin este cambio, la economía peruana no
será capaz de enfrentar el estancamiento de la economía mundial. Las políticas
fiscales y monetarias contra-cíclicas aplicadas para remontar la crisis
iniciada en los años 2008-2009, han mostrado no ser eficaces. No hay signos de
recuperación sostenida de la economía de los Estados Unidos y, según varios analistas
internacionales, la zona del euro podría entrar en un período de largo
estancamiento como lo hizo Japón desde los años noventa. Hay que recordar que
Japón, cuya economía aún no termina de recuperarse completamente, mantuvo tasas
de interés bajas, aplicó la llamada flexibilización cuantitativa (como parece
que ahora lo hará el Banco Central Europeo) y elevó sustancialmente su gasto en
infraestructura financiándolo con deuda.
En este contexto externo de estancamiento,
los llamados países de mercados emergentes como el Perú, tienen que revisar sus estilos de crecimiento y
acumulación de capital basados en la demanda internacional por sus productos.
Hay que construir los «motores» internos abandonando la receta neoliberal. Es
el camino para reducir sustancialmente la vulnerabilidad externa de la
economía.
Crecimiento o espejismo estadístico
Para iniciar el cambio, la información
estadística económica es fundamental. La estadística
económica oficial es un bien público; por lo tanto, su objetividad y su
veracidad (ciertamente fundada en técnicas estadísticas) son fundamentales para
la toma de decisiones de política adecuadas.
Al respecto, desde hace ya varios meses hemos
advertido sobre la inexplicada
divergencia entre las tasas de crecimiento del PBI y las tasas de crecimiento
de la producción de la actividad Financiero y Seguros (FSP), que también
incluye pensiones (véase Gráfico). Entre Julio de 2013 y noviembre de 2014, el
PBI creció a la tasa mensual de 3.9%, mientras la producción de la actividad FSP
lo hizo a la tasa de 12.1%. En ese mismo período la producción de la actividad
Servicios Prestados a Empresas (SPE) creció a la tasa de 6.6%. Entre noviembre
de 2013 y noviembre de 2014, el PBI creció a la tasa de 3.3% y la producción de
FSP y SPE lo hizo a las tasas de 12.6% y 6.6%, respectivamente.
No hay explicación de estas divergencias,
sobre todo si se toma en cuenta que en los dos períodos citados, la manufactura
creció a las tasas de 1.7% y de 0.3%, respectivamente. Si descontamos las tasas
de crecimiento de estas dos actividades (FSP y SPE), la tasa de crecimiento del
PBI se situaría por debajo de cero.
A modo de conclusión
Publicado en el Diario UNO, el sábado 24 de enero
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