Los límites del crecimiento exportador
Los neoliberales apostaron por los mercados
externos en detrimento de los mercados internos. Alineados con la globalización
que tendía a incrementar la importancia relativa de los mercados externos,
adhirieron a la estrategia de aprovechamiento del mercado mundial mediante el
impulso de las exportaciones, de la inversión extranjera directa y de los
flujos de capital internacional.
Para acrecentar la participación de
nuestras exportaciones en el mercado mundial, los neoliberales se apoyaron en
el aumento de la competitividad mediante la reducción de los costos por unidad
producida. El principal instrumento de esta reducción fue la flexibilización
del mercado laboral, las restricciones al aumento de los salarios y las
limitaciones al derecho de sindicalización y huelga por parte de los
trabajadores. De otro lado, para atraer inversiones extranjeras, se recurrieron
a las privatizaciones, a las concesiones favorables al capital extranjero en
servicios de alta tecnología y en el sector minero, a las congelaciones
tributarias y otras medidas que menoscabaron la soberanía nacional.
La crisis internacional de 1998-1999 fue la
primera indicación de que el crecimiento exportador, liderado no por los
productos mineros sino por los productos no-tradicionales, enfrentaba como
límite no solo el estancamiento de nuestros principales socios comerciales, es
decir, el estancamiento de su capacidad de compra, sino también la mayor
productividad y grado de industrialización de otros competidores que como la
China acrecentaban a mayor velocidad su participación en los mercados
internacionales.
La crisis internacional de 2008-2009 y su
consecuencia, el largo estancamiento económico de los principales países
industrializados, han convertido en insuperables, para el modelo exportador, a
los dos límites señalados anteriormente. Peor aun cuando ya no se puede ganar
más competitividad abaratando el costo del trabajo. En estas condiciones, la
caída del tipo de cambio real que hasta hace un año no era motivo de
preocupación de las autoridades económicas, ha pasado a ser un tema de urgente
atención.
La naturaleza del mercado cambiario
La caída del tipo de cambio real no es un
fenómeno reciente. Es importante recordar que durante el gobierno de Alejandro
Toledo, es decir, de julio de 2001 a julio de 2006, el tipo de cambio real
multilateral aumentó en 7%. El equipo económico de este período estaba
convencido que un tipo de cambio real, estable y competitivo, era el principal instrumento para diversificar
la economía. No es casual que durante ese gobierno se dio impulso a las
exportaciones no tradicionales. Pero, desde agosto del 2006, cuando Alan García
puso como presidente del BCR a Julio Velarde, el tipo de cambio real
multilateral inició su caída sistemática: de julio de 2006 a diciembre de
2012, se redujo en 14.9%.
En un mundo de economías abiertas y en el
que se han descartado los aranceles como instrumento de diversificación
productiva, el tipo de cambio real es uno de los instrumentos idóneos para
estimular la industrialización: un tipo de cambio real estable y competitivo
abarata las exportaciones con valor agregado y contenido tecnológico, al mismo
tiempo que encarece las importaciones. Pero desde julio de 2006 ha ocurrido lo
contrario: se han encarecido nuestras exportaciones no-tradicionales y se han
abaratado las importaciones.
Algunos economistas dicen que aunque
todavía no es claro que el tipo de cambio se «esté alejando de sus
fundamentos», es preciso «atacar flujos específicos de capitales» para detener
su caída. Estos economistas razonan con el enfoque de equilibrio de flujos,
incapaz de explicar la volatilidad del tipo de cambio.
Esta volatilidad tiene que ver con una nueva realidad caracterizada por una
creciente movilidad internacional de
capitales, por la integración de mercados financieros y el mayor reconocimiento
al papel de las expectativas en la toma de decisiones de los inversionistas que
operan en los mercados financieros.
El enfoque del mercado de activos es el más
apropiado para explicar lo que ocurre con el tipo de cambio en esta nueva
realidad. El tipo de cambio se comporta como el precio de un activo financiero.
Por lo tanto, se determina por las condiciones de equilibrio de stocks
existentes de activos financieros, sus ajustes se producen con extrema rapidez
ante la llegada de nueva información y está dominado por las expectativas
acerca de su valor futuro. En estas condiciones, el mercado cambiario es
dominado por la especulación. Se especula tanto al alza como a la baja del tipo
de cambio.
A modo de conclusión
No
se puede decir entonces que el tipo de cambio depende solo de sus fundamentos,
sino también de los valores de estos fundamentos esperados por los
especuladores. La extrema volatilidad del mercado hace, por lo tanto,
indispensable la intervención de la autoridad monetaria.
Publicado en el diario La Primera, el sábado 09 de febrero
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