En su
mensaje a la nación del 28 de julio, Ollanta Humala dijo: «luego de un año de
gestión, me reafirmo en lo medular de mi propuesta, y confirmo que hemos
comenzado a sentar las bases para la gran transformación que anhela la mayoría
de ciudadanos de nuestra patria». Y
¿cuáles son esas bases? Si para Humala son «los avances en el proceso de
crecimiento con inclusión social»; es decir, si es la continuación del
crecimiento acompañado de programas sociales, él debió decir, entonces, que
está mejorando las bases de la «gran» continuidad. Debió reconocer que está
siguiendo la ruta contra la que votaron la mayoría de ciudadanos que confió en
su candidatura.
El
elogio a su piloto automático
Los
programas sociales que gestiona el gobierno de Humala no son nuevos en su
concepción. El pueblo sabe que estos programas se idearon para compensar los
costos sociales de la imposición del modelo neoliberal durante el «fujimorato».
Humala
apeló a la Gran Transformación para justificar su continuismo frente a los
pobres. En el colmo de su enredo, Humala elogió a su «piloto automático» con el
circunloquio que «será un instrumento de inclusión social, capaz de administrar
el crecimiento económico para que llegue a todos los peruanos y que, por lo
tanto, ya no administrará la escasez y la pobreza». El gran instrumento para
ello, dijo, será la reforma del Sistema Nacional de Inversión Pública, para que incluya «en la inversión
pública la capacitación, la asistencia técnica, la asesoría de gestión y la adopción
de tecnología y, también, para que reduzca a la mitad del tiempo el proceso de
aprobación de proyectos».
Esa
reforma la debió haber hecho Castilla cuando era viceministro de García, sin
herir para nada el modelo económico neoliberal. Pero los «ciudadanos de nuestra
patria» sabemos que en el tema fiscal, el gobierno de Humala decidió por una
orientación conservadora y mediocre. Aceptó que su ministro le recortara
groseramente las metas de las políticas sociales y que así terminara el 2011
con un superávit de 2.0% del PBI (9,077 millones de soles). Este mismo
ministro, que según Humala hará que el «crecimiento económico llegue a todos
los peruanos», ha generado en el gobierno central, entre enero y mayo de este
año, un superávit de 12,832 millones de soles (28.6% más del que generó en el
mismo período en 2011 cuando era viceministro de hacienda de Alan García).
Este ministro parece haber convencido a Humala de que el abultado monto de superávit constituye una fortaleza para enfrentar los efectos de la crisis internacional. Y probablemente este es el mismo ministro que le ha dicho a Humala que «en lo que va del año se ha recaudado por el gravamen minero S/ 1,246 millones». Según el Reporte de Inflación del Banco Central, se habían recaudado S/. 458 millones en el primer trimestre, lo que quiere decir que en tan solo cuatro meses –de abril a julio-- se habría recaudado un adicional de S/. 788 millones. Según el mismo Reporte de Inflación, en el cuarto trimestre de 2011 se recaudaron, por el mismo concepto de gravamen, S/. 265 millones. Humala nos dijo en su mensaje que estima al término del primer año de vigencia del gravamen –es decir—en setiembre de este año--, el Estado se beneficiaría con una cifra aproximada a 3000 millones de nuevos soles». Humala le ha dicho al país, entonces, que en los próximos dos meses –porque la ley del Gravamen entra en vigencia a fines de setiembre de 2011—se recaudará nada menos que un adicional de S/. 1,754 millones. ¿Será esto posible?
El modelo económico que gestiona el piloto automático
Humala ofreció cambiar el modelo económico neoliberal. Pero una vez elegido con nuestros votos como presidente, decidió solo administrar ese modelo económico que beneficia al Perú Oficial; que reproduce las condiciones de desigualdad del Otro Perú constituido por los trabajadores del campo y la ciudad, por lo pequeños y micro empresarios, y por los informales; y, que impide culminar la construcción de la nación.
El crecimiento económico de 6.9% en 2011 y de 6.0% en el primer trimestre de este año se debe fundamentalmente al crecimiento de la construcción, del comercio y de los servicios. Estos tres sectores son de baja productividad, y en ellos se encuentra el mayor porcentaje de empresas «de 1 a 10 trabajadores» y donde los ingresos ascendían, en promedio, a 705.6 soles al mes en el año 2010.
Este ministro parece haber convencido a Humala de que el abultado monto de superávit constituye una fortaleza para enfrentar los efectos de la crisis internacional. Y probablemente este es el mismo ministro que le ha dicho a Humala que «en lo que va del año se ha recaudado por el gravamen minero S/ 1,246 millones». Según el Reporte de Inflación del Banco Central, se habían recaudado S/. 458 millones en el primer trimestre, lo que quiere decir que en tan solo cuatro meses –de abril a julio-- se habría recaudado un adicional de S/. 788 millones. Según el mismo Reporte de Inflación, en el cuarto trimestre de 2011 se recaudaron, por el mismo concepto de gravamen, S/. 265 millones. Humala nos dijo en su mensaje que estima al término del primer año de vigencia del gravamen –es decir—en setiembre de este año--, el Estado se beneficiaría con una cifra aproximada a 3000 millones de nuevos soles». Humala le ha dicho al país, entonces, que en los próximos dos meses –porque la ley del Gravamen entra en vigencia a fines de setiembre de 2011—se recaudará nada menos que un adicional de S/. 1,754 millones. ¿Será esto posible?
El modelo económico que gestiona el piloto automático
Humala ofreció cambiar el modelo económico neoliberal. Pero una vez elegido con nuestros votos como presidente, decidió solo administrar ese modelo económico que beneficia al Perú Oficial; que reproduce las condiciones de desigualdad del Otro Perú constituido por los trabajadores del campo y la ciudad, por lo pequeños y micro empresarios, y por los informales; y, que impide culminar la construcción de la nación.
El crecimiento económico de 6.9% en 2011 y de 6.0% en el primer trimestre de este año se debe fundamentalmente al crecimiento de la construcción, del comercio y de los servicios. Estos tres sectores son de baja productividad, y en ellos se encuentra el mayor porcentaje de empresas «de 1 a 10 trabajadores» y donde los ingresos ascendían, en promedio, a 705.6 soles al mes en el año 2010.
En el año
2011 la economía habría crecido sólo 4.3%, si los sectores construcción, comercio
y servicios se hubieran mantenido estancados. Estos tres sectores juntos
crecieron a la tasa de 7.9%. La situación empeora en lo que va del año: la
producción de los sectores, primarios y manufacturero, se desacelera
notoriamente en un escenario internacional incierto y de estancamiento
económico. El crecimiento del primer trimestre de este año fue de 6.0%; pero
habría sido de sólo 0.3% de no haber aumentado la producción de la
construcción, el comercio y los servicios, en los que se ubica el 62.3% de la
PEA ocupada. Estos sectores, que además explican el 71% de la producción (según
la información del año base que usa el INEI), crecieron 8.2% en el primer
trimestre de este año.
A
modo de conclusión
El modelo
neoliberal que reproduce un alto porcentaje de la PEA de baja productividad y
de bajos ingresos, sigue en piloto automático y este
piloto no avizora sus límites. ¿Sabrá Humala que este no es el modelo de economía nacional de mercado, abierta al
mundo?
Publicado en el diario La Primera el sábdo 4 de agosto.
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