Políticos, economistas y periodistas que aun adhieren al fujimorismo económico, arremetieron en las últimas semanas no sólo contra el programa de reactivación del gobierno actual sino también contra algunos miembros del grupo económico gubernamental que ellos llaman heterodoxos. Estos fujimoristas económicos están advirtiendo a la opinión pública que con la nueva composición del Banco Central de Reserva (BCR), peligra su supuesto correcto desempeño mostrado durante todo el régimen dictatorial. El propósito de esta nota es mostrar que esta campaña no tiene sustento alguno.
Dicen que el BCR ha venido funcionando bien desde los 90, concentrándose en su labor primordial: el control de la inflación. Lo que no dicen es que el BCR utilizó el tipo de cambio como uno de los principales instrumentos antiinflacionarios, dando lugar a un atraso cambiario espectacular que afectó la competitividad de las actividades de exportación de transables no primarios y bloqueó, por lo tanto, la posibilidad de expandir los ingresos y el empleo en forma sostenida. El tipo de cambio real de los últimos diez años se mantuvo en un promedio equivalente a 44.5% de su nivel registrado en julio de 1985 y a 58% de su nivel registrado en julio de 1990.
Dicen que bajar la tasa de encaje en moneda extranjera o utilizar la política monetaria para reactivar la economía, sin tomar en cuenta el bajo nivel de intermediación financiera y la escasa participación de la moneda nacional en la liquidez total, es pura irresponsabilidad. Pero no dicen que el BCR fue el que propició la dolarización al fomentar el endeudamiento externo de la banca comercial mediante encajes efectivos diferenciales: 0% para las líneas de crédito externas y aproximadamente 44% para los depósitos domésticos en dólares hasta la crisis rusa de setiembre de 1998. Este tipo de política monetaria acrecentó innecesariamente la vulnerabilidad de la economía peruana ante cambios en el contexto financiero y comercial internacional. Durante la crisis rusa de setiembre de 1998, el BCR disminuyó la tasa de encaje en moneda extranjera de 44% a 39% para contrarrestar la consecuente fuga de capitales. En setiembre del 2000 lo bajó a 34.1%, pero esta vez, coincidiendo con el ajuste fiscal efectuado por el ex-ministro Boloña, para facilitar el retiro de los depósitos del gobierno mantenidos en el sistema bancario al mismo tiempo que contrarrestaba su efecto negativo en la liquidez de los bancos.
Dicen que a los bancos les sobra liquidez y que, por tanto, reducir la tasa de encaje en moneda extrajera no tiene sentido. Algunos dicen, además, sin asombrarse, que la disminución de la tasa de encaje apreciaría aun más el sol frente al dólar.¿No fue el BCR el que atrasó el tipo de cambio?. ¿Por qué no lo criticaron cuando fomentó la dolarización del sistema bancario?. Por lo demás, ¿no saben estos economistas que la corrida bancaria originada por el retiro de depósitos del gobierno en los últimos meses del año pasado, mostró que aun no se había enfrentado de modo radical la fragilidad e inestabilidad del sistema bancario desde que la fuga y posterior paralización de los capitales extranjeros erosionó sus fondos prestables?. ¿Cómo se explica el supuesto excedente de liquidez de los bancos si la economía no crece y no hay sujetos de crédito?. En una economía en recesión los depósitos no crecen y, en consecuencia, tampoco crecen las colocaciones. Es evidente que las dos disminuciones de la tasa de encaje se orientó a contrarrestar la salida de capitales del sistema bancario y no a estimular el nivel de actividad. Como su exclusivo objetivo es el control de la inflación, el BCR aprovechaba las recesiones para bajar la tasa de crecimiento de los precios sin importarle el nivel de actividad o, más precisamente, aún a costa del nivel de actividad.
Por último, dicen que nadie quiere una devaluación que elevaría la morosidad y afectaría a los bancos, pero tampoco una mayor apreciación del sol que afectaría a las exportaciones. Esta afirmación resume la confusión mental de estos fujimoristas económicos. En los últimos años el BCR mantuvo su política de “fijación sucia” del tipo de cambio para mantener la inflación bajo control, pero a costa de perder reservas. Y, al contener las presiones al alza del tipo de cambio evitó generar una crisis bancaria generalizada debido a que las familias y empresas endeudadas en dólares perciben sus ingresos en soles. Precisamente con este tipo de política el BCR condujo a la economía hacia una trampa. Hace un poco más de un año decíamos en este mismo diario que la crisis que se desate en el futuro, debe cargarse enteramente a los fujimoristas económicos. Estos y no otros fueron los responsable de haber generado una contradicción entre la estabilización de corto plazo y el crecimiento de largo plazo. En la economía actual, abierta y de mercado, no se puede crecer generando empleo bajo un régimen de tipo de cambio fijo, o sin incrementar el tipo de cambio real. Pero el fujimorismo económico cerró esta posibilidad. Si aumenta el tipo de cambio real, aumentaría la cartera incobrable de los bancos y se precipitaría una crisis financiera. ¿De qué sirve en estas condiciones que el BCR haya bajado la inflación?. El lector comprenderá ahora por qué decimos que el BCR optó por mantener la salud del sistema bancario, sin importarle el desempleo, la recesión y el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población.
Esperemos, por el bien del país, que el BCR asuma su responsabilidad con mantener un nivel producción y empleo adecuado, y no sólo con mantener una inflación baja.
Publicado en el diari La República los días Lunes 01 y martes 02 de Octubre de 2001
Tuesday, October 02, 2001
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