Sunday, November 25, 2012

Otra vez sobre el actual estilo de crecimiento económico

Diversos análisis de la actual crisis internacional coinciden en que nos espera un largo estancamiento de las principales economías del mundo, debido al sesgo de sus gobiernos hacia las medidas de austeridad fiscal. Más precisamente, se dice que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión mundial.  De acuerdo con este pronóstico, China y otros países están orientando su estrategia de crecimiento hacia los mercados internos. En un escenario de estancamiento de la economía mundial, las estrategias exportadoras impulsadas en las últimas décadas, y en las que se embarcaron muchos países como el nuestro apostando por la especialización y descuidando su desarrollo industrial, ya no pueden asegurar la sostenibilidad del crecimiento.   

La estructura productiva que heredamos del neoliberalismo

Tres décadas de neoliberalismo han consolidado una estructura productiva de servicios de baja productividad y primario exportadora. El crecimiento ha sido y aun es impulsado por los altos precios de los minerales y es liderado por los sectores de producción de no transables: comercio, servicios y construcción. Estos tres sectores crecieron por encima del promedio durante el período 2001-2011, mientras la agricultura y la manufactura sufrieron un rezago relativo. Los datos de enero a setiembre de este año también confirman este estilo de crecimiento. Durante los primeros nueve meses de este año respecto a similar período de 2011, el crecimiento del PBI fue de 6.28%. Los sectores que crecieron por encima de este promedio fueron: Construcción (16.24%), Comercio (6.82%), Transporte y Comunicaciones (7.33%), Financiero y Seguros (10.51%), Servicios Prestados a Empresas (7.5%), Restaurantes y Hoteles (9.1%), y Resto de Otros Servicios (6.75%). Todos estos son sectores de producción de no transables, es decir, de producción que no se comercia en los mercados internacionales.  La tasa de crecimiento de la manufactura fue de solo 0.99% y de la agricultura de 4.6%.

Los tres sectores (Comercio, Servicios y Construcción) explican el 70.5% del PBI y emplean al 58.6% de los trabajadores. Si le adicionamos la Agricultura, que en lo fundamental es todavía tradicional, los cuatro sectores explican el 79% del PBI y emplean al 88.1% de los trabajadores.  Además, en estos cuatro sectores se encuentra la mayoría de empresas de «1 a 10 trabajadores» donde los empleos son de baja calificación y de bajos ingresos.

En resumen, el crecimiento está basado fundamentalmente en exportaciones primarias y en la producción de no transables de baja productividad. Pero hay un cambio relativo en el impulso de este estilo de crecimiento desde la demanda externa hacia la demanda interna. La mayor importancia relativa de la demanda interna se debe a la desaceleración de las exportaciones ocasionada por la crisis económica en Estados Unidos y Europa.
Este estilo de crecimiento es altamente dependiente de importaciones

En los años 1974-1975, cuando se hablaba del apogeo de una industria adicta a dólares e importaciones, los bienes de consumo duradero, insumos y bienes de capital importados  representaban sólo el 55.1% de la producción manufacturera. Durante los años del neoliberalismo este porcentaje aumentó de manera espectacular. En el año 1997 llegaron a representar el 79.8% y hoy estas importaciones representan el 123.8% de la producción manufacturera. Con el neoliberalismo hemos pasado a importar bienes manufacturados en magnitudes superiores al total de lo que internamente producimos.

Las importaciones de bienes de consumo no duradero también han aumentado como porcentaje de la producción agropecuaria y pesquera. De 7% en 1974-1975, se pasó a 23.6% en 1997 y a cerca de 30% en la actualidad.  

El total de las importaciones ya superan a la suma de la producción agropecuaria, pesquera y manufacturera. Esta notable penetración de las importaciones en el mercado interno, ocurre junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales: 77.5% del total.

El crecimiento de las importaciones se aceleró desde inicios del segundo gobierno de García. Como ya hemos señalado en otros artículos, se julio de 2006 a setiembre de 2012, el tipo de cambio real bilateral se redujo en 16.3% y el multilateral en 34.1%.  El tipo de cambio real bilateral actual tiene un valor parecido al de enero de 1998, y tipo de cambio real multilateral actual es 11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Esta apreciación debe estar exacerbando la desaceleración de las exportaciones no tradicionales provocada por el actual estancamiento de la economía mundial.

A modo de conclusión

El estancamiento de la economía mundial está forzando a sostener el crecimiento económico mediante aumentos de la demanda interna. Si las exportaciones continúan desacelerándose, este cambio relativo en el impulso al crecimiento puede encontrar su límite, más temprano que tarde, en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. La coyuntura internacional exige, por lo tanto, cambiar el estilo de crecimiento: pasar del mito de las ventajas de la especialización productiva a la estrategia de diversificación productiva, es decir, hacía políticas que propicien el desarrollo de la agricultura y de la industria manufacturera.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 24 de noviembre.

Saturday, November 17, 2012

Menos deuda privada=Recesión, dice Richard Koo

Richard Koo, del Nomura Research Institute, vendrá la siguiente semana para el XXIII Seminario Anual del CIES dedicado ahora al tema Economía Global, Crecimiento e Industrias Extractivas. Según Koo las economías de EE.UU. y Europa están sufriendo una recesión por balance. El sector privado (familias y empresas) está reduciendo su deuda al mínimo, para así reparar sus balances afectados por la explosión de la burbuja de precios de los activos en 2007-2008. Con este fin ahorra o gasta menos en consumo e inversión, dando lugar a una reducción de la demanda agregada y, por lo tanto, a una desaceleración del crecimiento. Para salir de esta recesión, que ya ocurrió en Japón hace 16 años, la política monetaria  –dice Koo— no es útil; los gobiernos tienen que hacer lo contrario a lo que hace el sector privado: aumentar su gasto deficitario.

La política monetaria impidió el colapso del sistema bancario

Friedman y Schwartz responsabilizaron injustamente a la Reserva Federal de la Gran Depresión de los años 1930 porque, según ellos, no aumentó la oferta monetaria. Pero en realidad la Reserva Federal inyectó liquidez (base monetaria) al sistema bancario comercial. Que aún así no haya crecido la oferta monetaria se debió a que los bancos, por temor al pánico, acumularon dinero en efectivo en lugar de prestarlo, mientras las familias y empresas pagaban sus deudas; y, como no prestaban, tampoco aumentaron los depósitos bancarios. La contracción del crédito y la contracción del gasto en consumo e inversión fue la causa de la depresión. Si la Reserva Federal no hubiera inyectado liquidez al sistema bancario y el gobierno no hubiera empezado a gastar, la depresión habría sido aún más catastrófica.

Koo no le reconoce importancia alguna a las inyecciones de liquidez y a la disminución de las tasas de interés efectuados por los bancos centrales de EE.UU. y Europa para combatir la recesión mundial actual.

Es verdad que los balances del sector privado están técnicamente quebrados por la caída de los precios de sus activos. Pero el origen de todo está en el sobre-endeudamiento de este sector. Después que revienta la burbuja, el deseo de reducir sus deudas (ahorrando), es acompañado por lo que Fisher llamó la deflación de la deuda y por la deflación del crédito bancario. El sector privado vende sus activos o utiliza sus flujos de fondos para pagar sus deudas, y los bancos comerciales no prestan a familias y empresas a pesar que reciben «chorros» de liquidez. Koo reconoce que esto está pasando en Europa, y en EE.UU. en menor medida; pero lo usa como argumento para invalidar la utilidad de la política monetaria.

Los bancos comerciales siguen dominados por el pesimismo después de la quiebra de Lehman Brothers, porque los efectos de la política monetaria están contrarrestados por la austeridad fiscal y los conflictos sociales que ella genera. Como continúan adversos al riesgo (sus tasas para préstamos siguen altas), utilizan las inyecciones de liquidez del banco central –como dice De Grauwe—como un medio para reducir el riesgo de sus activos. Si los bancos mantienen efectivo sin prestarlo, no pueden bajar sus tasas de interés para préstamos a familias y empresas.

No puede negarse entonces que la política monetaria actual ha impedido un pánico bancario de envergadura y lo que ha faltado, o lo que falta, es acompañar esta política con un incremento sostenido del gasto del gobierno.

La crisis actual y el neoliberalismo

La política monetaria actual es el marco adecuado para incrementar el gasto fiscal y salir de la recesión. Pero hay un marco institucional que estimuló el sobre-endeudamiento del sector privado. Después de la depresión de los años 1930 se construyó un marco institucional y regulatorio para impedir su repetición. Se pasó de un gobierno que representaba el 3% de la economía a otro con capacidad de estabilizarla. Durante parte importante de la segunda post guerra, el gasto deficitario de este gobierno –Minsky lo llama big government-- se orientó a compensar la caída de la inversión privada y a amortiguar de esta manera las recesiones. También se constituyó una Reserva Federal que fijaba las tasas de interés, regulaba y supervisaba el sistema bancario y actuaba como prestamista de última instancia. La idea era que el gobierno le pusiera un piso a la caída de los ingresos, del producto y del empleo, y que el banco central, como prestamista de última instancia, aliviara las presiones en el mercado financiero.

Este marco institucional y regulatorio es el que ha sido degradado y desmantelado por el neoliberalismo (según el cual los mercados libres se auto-regulan), desde fines de los años 1970. Como dice R. Wray «La actual crisis representa el fracaso del modelo neoliberal que promueve la desregulación, la reducción de la supervisión y fiscalización, la privatización, y la consolidación del poder de mercado. Las reformas del New Deal fueron sustituidas por la auto-supervisión de los mercados, y las políticas monetaria y fiscal desatendieron los objetivos de pleno empleo y de un crecimiento económico que mejore los estándares vida de las personas».

A modo de conclusión

No hay duda que la llamada consolidación fiscal impuesta a la periferia europea y el posible abismo fiscal (recorte de gasto y subida de impuestos) que le espera a los EE.UU. al inicio del próximo año, junto a los conflictos sociales que ello genera, constituyen los principales frenos para salir más rápido de la actual recesión mundial.
 
 
 
Publicado en el diario La Primera, el sábado 17 de noviembre.  

Saturday, November 10, 2012

El modelo de crecimiento pro-exportador neoliberal y sus límites

Las políticas neoliberales han cambiado la estructura productiva a favor de sectores productores de bienes no transables y sectores de extracción de recursos con alta renta natural; y, al mismo tiempo, han acentuado la dependencia de importaciones de la economía, exacerbando así la tendencia de la economía hacia una crisis de balanza de pagos.

Crecimiento económico y estructura productiva
La economía ha crecido en los últimos diez años a una tasa promedio anual de 6.4%. Sin embargo, no es la primera vez que se registran tasas de crecimiento de esta magnitud. Entre 1948 y 1957, durante nada menos que nueve años, nuestra economía creció a una tasa promedio anual de 6.5%.  Y, para no ir tan lejos, entre 1959 y 1967, durante ocho años, crecimos a una tasa de 7.2% promedio anual. 

El crecimiento del período actual, comparado con el de 1959-1967, se sustenta no solo en los altos precios de las materias primas sino también en el liderazgo de sectores no transables de baja productividad. Los sectores que más crecen son: Comercio, Otros servicios y Construcción.  En el año 2011, estos tres sectores explicaban el 72.7% del PBI y el 62.4% de la PEA ocupada de un poco más de 15 millones. En estos tres sectores se encuentra la mayor parte de las empresas de «1 a 10 trabajadores» que emplean a personas de baja calificación y donde los ingresos mensuales son menores a los 800 soles.
El crecimiento no está modernizando la estructura productiva. Somos ahora una economía menos manufactura y más terciarizada con empleos de muy baja calificación y productividad. Si a los sectores Comercio, Otros servicios y Construcción, le agregamos la Agricultura, que sigue siendo predominantemente tradicional y también de baja productividad, estos cuatro sectores explican el 80.4% del PBI y el 87.9% de la PEA ocupada del año 2011. Se trata de una estructura productiva que no se diferencia en lo sustancial de la que prevalecía a fines de los años 1930: la agricultura y los sectores terciarios explicaban el 68% del PBI y el 81% de la PEA ocupada.

La estrategia neoliberal de basar el crecimiento de largo plazo exclusivamente en el comportamiento de la economía internacional y en el mantenimiento de una estructura productiva terciarizada y de baja productividad, está acentuando la insuficiencia estructural de demanda interna asociada al reducido mercado interno debido al descuido de la agricultura y de la manufactura, y a los bajos ingresos de la inmensa mayoría de la población.
El espectacular crecimiento de las importaciones

Las políticas neoliberales han debilitado estructuralmente a la economía interna. Ahora es más dependiente de la economía internacional. Alan García restauró el estilo de crecimiento primario exportador del fujimorismo. Alteró los precios relativos en contra de las exportaciones no tradicionales, eliminando así el tímido cambio emprendido durante el gobierno de Alejandro Toledo. Estimuló la competitividad de estas exportaciones mediante el mayor abaratamiento del costo del trabajo (cholo barato), y abrió más el comercio a las importaciones bajando aranceles y firmando TLCs.

La estrategia exportadora neoliberal descuidó la expansión y creación de mercados internos, y renunció a las políticas sectoriales, como la de desarrollo industrial, al aumento de los sueldos y salarios y al mantenimiento de un tipo de cambio real estable y competitivo. De julio de 2006 a setiembre de 2012, el tipo de cambio real cayó sistemáticamente: el bilateral se redujo en 16.3% y multilateral en 34.1%. El tipo de cambio real bilateral de setiembre de 2012 tiene un valor parecido al registrado en enero de 1998, mientras que el tipo de cambio real multilateral de setiembre de 2012 tiene un valor 11.1% menor que el registrado en enero de 1998. Cabe preguntarse, entonces, si la reciente desaceleración de las exportaciones se debe solo al actual estancamiento de la economía mundial o si tiene responsabilidad, en parte, la notable caída del tipo de cambio real ocurrida desde inicios del gobierno de Alan García.
La caída del tipo de cambio real, al mismo tiempo que encarece nuestras exportaciones no-tradicionales, abarata las importaciones. En general, las políticas neoliberales han acentuado la dependencia de importaciones de nuestra economía. Los insumos y bienes de capital importados representaban el 37.2% de la producción manufacturera de 1987. Este porcentaje aumentó a 70.7% en el año 1997 y a 126.4% en el año 2008. Si a los insumos y bienes de capital importados le agregamos los bienes de consumo duradero importados,  estas importaciones superan en 38.1% a la producción manufacturera del año 2008. Han crecido también las importaciones de bienes de consumo no duradero con respecto a la producción agrícola y pesquera: de 12.5% en 1987 pasaron a 27.3% en el año 2008. Hay ahora una notable penetración de las importaciones en el mercado interno, junto al predominio de las exportaciones de productos tradicionales (77.5%) en el total.

A modo de conclusión

El estilo de crecimiento actual no fundamenta sus ganancias de competitividad en el crecimiento sostenido de la productividad, y es un crecimiento altamente dependiente de importaciones. Desafortunadamente el actual gobierno ha renunciado a su oferta electoral de generar las condiciones para la expansión de los mercados internos y propiciar los cambios técnicos endógenos mediante el desarrollo agrícola e industrial.



Publicado en el diario La Primera, el sábado 10 de noviembre.

Saturday, November 03, 2012

Los enfoques para superar la crisis internacional y sus consecuencias

Hoy, como en los años 1930, se confrontan dos enfoques para salir de la crisis. De un lado, están los que creen que la austeridad fiscal o el recorte del gasto fiscal, es la salida; y, en la antípoda, están los que consideran que los gobiernos son los que deben reactivar la economía con sus gastos deficitarios. Esta es la ruta que Keynes le sugirió al presidente Roosevelt en la carta que le dirigió el año 1933: «si usted me preguntara qué le sugeriría en términos concretos para el futuro inmediato, yo –decía Keynes-- le respondería así: en el ámbito de la política interior, yo pondría en primer lugar la realización de un gran volumen de gastos del gobierno financiado con préstamos».

Hacia el estancamiento prolongado

Los que impulsan la ruta de la austeridad fiscal para los países de la eurozona suponen que las deudas y los déficits crecieron por la irresponsabilidad de sus gobiernos y que, por lo tanto, requieren de ayudas condicionadas a la consolidación fiscal. La situación no es distinta en Norteamérica. No sale definitivamente de la recesión y va rumbo al denominado «fiscal cliff» (abismo fiscal); es decir, a un recorte automático del gasto del gobierno, junto con aumentos de impuestos, este año, si el Congreso no hace nada.  Los recortes de gastos --de casi 600,000 millones de dólares—y las alzas de impuestos empezarían en 2013.

Si se impone la ortodoxia de la austeridad, como parece, Europa y Estados Unidos sufrirán un estancamiento más prologado. La política monetaria actual resultó claramente insuficiente. En consecuencia, el contexto mundial para países como Perú no es ni será bueno para sus exportaciones, sobre todo para las no-tradicionales. Por otro lado, lo que ocurra con China tiene importancia por los precios de las materias primas que Perú exporta. Si la crisis norteamericana y europea desacelera notablemente el crecimiento Chino, el impacto recesivo en Perú será mayor. Pero, si la desaceleración de China no es significativa, debido al crecimiento de sus mercados internos, el comercio con este país conservará tanto el carácter primario exportador de la economía peruana como su ritmo de crecimiento actual basado en la expansión de los sectores no transables de baja productividad. 

El carácter de la crisis norteamericana y europea

Impulsar el crecimiento mediante el aumento del ingreso disponible de empresas y familias recortando impuestos, tampoco funciona. Esto es así, porque, dado el carácter de la crisis actual, las empresas y familias prefieren conservar efectivo y cancelar sus deudas, en lugar de gastarlo en bienes y servicios. ¿Por qué ocurre este tipo de comportamiento? 

La recesión prolongada de los años 1930 y la actual (la norteamericana y europea) tienen una característica común: fueron precedidas por una burbuja de precios de activos financiada con creciente deuda (cuyo origen no discutimos aquí) y comienzan con el estallido de esta burbuja que hace colapsar los precios de los activos. Como consecuencia de ello, se deterioran las hojas de balance del sector privado (de consumidores e inversionistas): los pasivos o las deudas (cuyos valores permanecen) superan al valor de los activos (porque sus precios han caído). Comienza así un proceso de liquidación de deudas que da lugar a «perturbaciones graves en todas, o casi todas, las otras variables económicas». «Cuanto más pagan los deudores, más deben», dice Fisher (The debt deflation theory of Great Depressions, 1933). Con la liquidación de deudas, el gasto en consumo e inversión se desploma generando recesión y desempleo; y, esta caída se agrava debido a que deudores y acreedores (bancos) tratan de conservar más efectivo. Los rescates del sistema financiero y la política monetaria ayudan, pero no resuelven el problema. «Usted puede llevar el caballo al agua, pero no puede obligarle a que se lo tome».

 La necesidad de una reforma en la Eurozona

¿Saldrán de la crisis los países de la Eurozona aumentando solo el gasto fiscal? Hay que recordar que estos países tienen sus propios presupuestos y políticas fiscales, tienen desiguales estructuras económicas y dispares niveles de modernización y productividad, pero todos tienen el Euro como moneda única. Se incorporaron a la Unión Europea renunciando a su soberanía monetaria y, por lo tanto, a la utilización del tipo de cambio para enfrentar sus desequilibrios externos. Al carecer de su propia moneda, la deuda de estos países tuvo las características de la «deuda externa» de países como el nuestro.

Un país que se endeuda en su propia moneda, al mismo tiempo que controla las decisiones de política monetaria, nunca cae en insolvencia. La Eurozona tiene el defecto entonces de haber creado un banco central que no es el banco de sus respectivos gobiernos y que podría haberlos ayudado a administrar sus deudas. Por consiguiente, la salida de la crisis en la Eurozona requiere, además, de un cambio institucional como, por ejemplo, la creación de una autoridad fiscal única y/o la emisión de solo deuda interna prohibiendo la emisión de deuda «externa»

A modo de conclusión
Si lo más probable es un contexto internacional con mercados estancados, el Perú tiene abierta la oportunidad de implementar políticas de desarrollo agrícola, agroindustrial e industrial (para diversificar su matriz productiva), expandiendo, al mismo tiempo, los mercados internos y adoptando en serio un política cambiaria consistente con este objetivo.


Publicado en el diario La Primera, el sábado 3 de noviembre.