Sunday, November 13, 2011

TENEMOS QUE DIVERSIFICAR EL APARATO PRODUCTIVO

ENTREVISTA A FELIX JIMENEZ efectuada por Carlos Bedoya
(Publicada en el iario La Primera, 13 de noviembre de 2011)

Asesor del Presidente Ollanta Humala y uno de nuestros más lúcidos economistas, Félix Jimenez, Ph. D. profesor principal de la Universidad Católica, nos habla de la crisis global y su impacto en nuestra economía.


CB: ¿En qué momento de la crisis mundial nos encontramos?

Estamos en un momento de incertidumbre acerca del futuro del sistema Euro y, por lo tanto, de cuánto más profundo será el efecto negativo de la actual crisis financiera y de la deuda soberana europea en los niveles de producción y empleo de las economías europeas y de EE.UU. La magnitud de este último está atado a la suerte del sistema Euro la misma que según varios analistas será el desenlace final si los líderes de la Eurozona insisten en su sesgo hacia el ajuste deflacionario.

Lo que sí está claro es que la recuperación de estas economías será lenta por un largo período. Nadie puede asegurar que se volverán a registrar en uno o dos años tasas de crecimiento sostenidas de 4% o más. De la enorme crisis financiera de 2008 que se inició en Estados Unidos seguimos con otra ahora en Europa. La historia económica enseña que recuperarnos de crisis financieras de magnitudes como las que estamos observando, toma tiempo. No es solo una simple crisis recesiva.

CB: ¿Cómo será la recuperación de esas economías? ¿Y qué le espera a la nuestra?

No tengo duda que luego de estas crisis las economías no mantendrán intactas sus estructuras productivas e institucionales. Habrá cambios incluso en la estructura del poder económico mundial. La tasa de crecimiento de las economías desarrolladas se encuentra por debajo de 2%, Japón está en recesión y China está adoptando políticas para morigerar su crecimiento y reducir así las presiones inflacionarias. En consecuencia, el contexto mundial para países como el nuestro es y será de un largo estancamiento económico. Esto no es ni será bueno para nuestras exportaciones no tradicionales. Lo que ocurra con China tiene importancia por los precios de las materias primas que le exportamos. Si la profundización de la crisis desacelera notablemente el crecimiento Chino, tendremos un impacto recesivo mayor, menores ingresos tributarios y menores empleos.

CB: ¿Y siendo que esta crisis ya viene durando varios años, tiene Ud. alguna precisión adicional sobre la causa de la crisis mundial?

La causa de esta crisis internacional está asociada a los efectos financieros y reales de las políticas neoliberales. Su aplicación a escala planetaria se inició con la elección de Margaret Thatcher en 1979 y de Ronald Reagan en 1980. En 30 años de neoliberalismo las tasas de crecimiento económico y de la productividad fueron menores que las registradas en el período del Golden Age (1945-1980). Estas políticas desregularon los mercados financieros y empeoraron notablemente la desigualdad en la distribución de los ingresos. Krugman en su artículo “The path not taken”, donde critica el reciente acuerdo de Bruselas para salir de la crisis, dice «vale la pena dar un paso atrás para ver el fracaso absoluto de una doctrina económica que ha causado un daño enorme tanto en Europa como en Estados Unidos. Para esta doctrina, los bancos deben ser rescatados, pero el público en general debe pagar el precio. Así la crisis provocada por la desregulación se convierte en una razón para avanzar aún más a la derecha; la era actual de desempleo masivo, en lugar de estimular los esfuerzos públicos para crear puestos de trabajo, se convierte en una era de austeridad, de recortes del gasto público y de los programas sociales». Por eso afirmo que hoy estamos también frente al ocaso del neoliberalismo. Pero volvamos a la causa de la crisis. El aumento de la desigualdad y la creciente desconexión entre la tasa de crecimiento de los salarios reales y la tasa de crecimiento de la productividad, tanto en EE.UU. como en Europa, impactó negativamente en la demanda de consumo. Ahora tienen menores ingresos y capacidad de compra los que tienen una mayor propensión a consumir. Cuando la demanda de productos se reduce, cae el empleo, generándose así un círculo vicioso de insuficiencia de demanda y de mayor desigualdad. Los ingresos de aproximadamente el 80% del total de la mano de obra empleada de los Estados Unidos, crecieron a una tasa de 2.25% promedio anual entre 1947 y 1973, pero decrecieron a una tasa de 0.12 promedio anual entre 1973 y 1999.

CB: ¿Cómo se llega entonces a las crisis de 2008 y a la actual de la Eurozona?

Podemos decir que, en general, el impacto negativo en la demanda agregada en los países de EE.UU. y Europa se neutralizó inyectando demanda con déficit fiscales recurrentes y/o con la disminución del ahorro privado personal. Pero en la última década se generaliza el recurso al endeudamiento privado y público. Las innovaciones financieras, sin regulación, alentaron este incremento. Es lo que se ha denominado la «financiarización» resultante de la desregulación del mercado. Aumentó el ratio de deuda respecto a los ingresos de las familias y de los gobiernos, hasta hacerse insostenible. El financiamiento del crecimiento económico mediante la «financiarización» no podía sostenerse en el tiempo.

CB: ¿El factor que hace estallar la crisis financiera de la Eurozona es el mismo que desató la crisis financiera de los Estados Unidos?

No. En EE.UU. se configura una burbuja financiera –sobre todo en el mercado hipotecario- en el período de bajas tasas de interés. La burbuja fue pinchada cuando la FED decide subir su tasa hasta 5.25% en el 2007 ante la creciente presión inflacionaria. Lo que la crisis de EE.UU. revela es la insostenibilidad del endeudamiento privado o de las familias. En la zona del Euro lo que crece es la deuda soberana hasta hacer crisis. Pero se trata de una crisis de deuda especial, porque ocurre en países que tienen sus propios presupuestos y políticas fiscales, que tienen desiguales estructuras económicas y dispares niveles de modernización y productividad, pero todos tienen el Euro como moneda común. Estos países se incorporaron a la Unión Europea renunciando a su soberanía monetaria y, por lo tanto, a utilizar el tipo de cambio para enfrentar sus desequilibrios externos. Los países con déficit externo y creciente deuda pública perdieron competitividad cuando se incorporaron a la zona del Euro, pues esta se apreció notablemente en casi todo el período desde su creación. Al carecer de su propia moneda, estos países recurrieron al endeudamiento «externo» (a bajas tasas de interés) para financiar sus crecientes déficit externo y fiscal. Las políticas fiscales expansivas les permitieron mantener su nivel de actividad a costa de un creciente endeudamiento. El deterioro de sus cuentas fiscales es la consecuencia. Por lo tanto, el recurrente déficit fiscal no es causa de la crisis, sino el resultado del mantenimiento del nivel de actividad hasta que la deuda soberana se hizo insostenible. La crisis explota cuando el resto del mundo decide no financiar más a los países deficitarios que ya tienen abultados déficits fiscales y externos.

CB: ¿Cuáles son las lecciones de la crisis financiera del 2008 y de la crisis del Euro para nuestro país?

La lección general tiene que ver con la impertinencia de la desregulación financiera. Roubini dice «sigue habiendo grandes bancos, sus departamentos de inversiones siguen especulando como antes. En este campo es necesario hacer reformas urgentes, como la separación de la banca de inversiones y la banca comercial, por ejemplo». Nos está diciendo que se requiere una norma como la Ley Glass-Steagall del año 1933.

Específicamente sobre las lecciones de la crisis del Euro mencionaría, en primer lugar, que el no disponer de una política monetaria propia limita las posibilidades de enfrentar una crisis externa. Mientras Estados Unidos se endeuda en su propia moneda, los países como Grecia, Italia, España y Portugal se endeudan para financiar sus déficits en una moneda que ellos no emiten individualmente. Estos países no tienen bancos centrales que actúen como prestamistas de última instancia. Tener autonomía en el manejo cambiario y monetario es fundamental. La segunda lección es que la solución a este tipo de crisis no está por el lado del ajuste fiscal. El ajuste no resuelve el problema de la competitividad, como si hubiera ayudado en su momento la depreciación monetaria. La otra lección es que no puede haber unión monetaria con países que mantienen sus propias políticas fiscales y de presupuesto. Cuando se creó el Banco Central Europeo como autoridad monetaria, se debió haber pensado también en crear una autoridad de financiamiento público como sugieren algunos economistas.

CB: ¿América Latina se encuentra preparada para este nuevo temporal? ¿El Perú?

Creo que la gran mayoría de nuestros países han avanzado en la institucionalización de esquemas modernos de política monetaria con base a metas de inflación y de política fiscal contracíclica. También nuestros países han adoptado una política explícita de acumulación de reservas. En nuestro país estas reformas se hicieron durante el gobierno del presidente Toledo, pero fuimos más allá: para redimirnos del pecado original de seguir emitiendo deuda pública en moneda extranjera en los mercados externos, se creó el programa de market makers de deuda soberana, interna y en moneda nacional. Todos estamos más o menos preparados para enfrentar los efectos recesivos de una caída de precios de nuestras materias primas que exportamos y de una pérdida de dinamismo de la demanda mundial. Y todos los que acumulamos reservas estamos preparados para enfrentar los efectos en el precio del dólar de las fugas de capitales que ocurren con una crisis externa; esto es fundamental en países como el nuestro donde el portafolio de nuestras instituciones financieras sigue todavía semidolarizado. Una alza excesiva del dólar puede ser impedida por el Banco Central vendiendo dólares para compensar la disminución de su oferta en los mercados cambiarios locales causada por la fuga de capitales.

CB: Para nuestro país ¿son suficientes estas políticas de corto plazo?

En materia de las políticas macroeconómicas, no se está cometiendo los gruesos errores del pasado. Pero, como nos espera un largo estancamiento de la economía mundial y hay el compromiso de crecer con inclusión, el gobierno tendría que hacerlo integrando el país mediante el desarrollo de mercados internos, es decir, construyendo una auténtica economía nacional de mercado. Se debe generar condiciones para la eclosión de la capacidad empresarial privada nacional mediante inversiones en infraestructura, desarrollo del mercado de capitales en soles (en el que participen pequeñas y medianas empresas) e inversiones en educación, ciencia y tecnología. Se tiene que empezar así a diversificar el aparato productivo del país partiendo del desarrollo de la agricultura; con un tipo de cambio estable y competitivo para apoyar nuestras exportaciones; y, mediante acuerdos financieros y comerciales con los países de nuestra región para multiplicar las reservas internacionales y compensar caída de la demanda externa.