Monday, February 15, 2010

Retomando el debate sobre el modelo neoliberal

El debate sobre el artículo de Waldo Mendoza En defensa del neoliberalismo, dio un giro inesperado que nos impidió continuar abordando los temas que este artículo nos puso sobre la mesa. Es momento entonces de retomarlos. Lo central del artículo de Waldo se resume en su particular definición de modelo neoliberal y su visión de los problemas del desarrollo y del crecimiento.

Él, como se recordará, define al modelo neoliberal como aquel que es “amigable a la inversión privada” y donde la “intervención estatal no entorpece el funcionamiento de la economía”. De acuerdo con esta definición “El Perú, nos dice, está, felizmente… junto con Brasil, Chile, Colombia y México (que son) modelos amigables para la inversión privada”. En cambio, Bolivia, Ecuador o Venezuela, según Waldo, son países “donde la intervención estatal entorpece el funcionamiento de la economía”. “En especial –sentencia--, Bolivia y Venezuela, han espantado a la inversión privada, la fuente más importante del crecimiento económico sostenido”.

En lo que respecta a los problemas del desarrollo y el crecimiento, Waldo sostiene que son suficientes una buena administración de la política macroeconómica y un incremento de la presión tributaria. Dice: “En Perú sólo hay que enfrentar mejor los choques externos” y “Elevar sustantivamente la presión tributaria para poder sostener un gasto público mayor en capital humano e infraestructura” y de este modo enfrentar “el gran lastre…de ser uno de los países más desiguales en América Latina”.

En este artículo trataremos nuevamente sobre el primer tema para después, en otro analizar su visión del desarrollo y el crecimiento.

El modelo neoliberal de Waldo y la evidencia empírica
Si la definición y clasificación de Waldo son consistentes, durante las dos últimas décadas la inversión debería haber crecido sostenidamente y a tasas altas en los países que él clasifica como neoliberales. Debido a la ausencia de información comparable sobre la inversión privada, vamos a intentar dos tipos de clasificación del conjunto de países mencionados por Waldo, utilizando información de la formación bruta de capital fijo a precios y dólares del año 2000 y de los coeficientes de inversión (porcentaje de la inversión respecto al PBI).

Los países que deberían calzar con la definición de Waldo serían aquellos donde la inversión crece a tasas promedio anuales más altas y/o donde los porcentajes de la inversión respecto al PBI son también los más altos, con el agregado de que estos coeficientes se mantienen o crecen en el tiempo. Además, en estos países los Estados serían los que menos habrían “entorpecido” el “funcionamiento de la economía”, pues de lo contrario la inversión no habría crecido y los niveles de los coeficientes de inversión no se habrían mantenido en el tiempo.

Tendríamos, asimismo, un segundo grupo de países, los más o menos amigables con la inversión, y un tercer grupo integrado por los menos amigables con la inversión y donde se ubicarían justamente los países contrarios al neoliberalismo. En este último grupo los Estados de los países que lo integran habrían hecho poco por estimular el funcionamiento de la economía o habrían realizado alguna acción que lo entorpece, con la consecuente caída de la inversión o su estancamiento.

a) El criterio de la evolución de la inversión

Los países “neoliberales”
En el primer grupo de países están Argentina, Venezuela y Chile. La inversión de estos países crece, entre 1990 y 2008, a una tasa por encima de 6.0% promedio anual. En Argentina la tasa es de 7.5%, en Chile de 7.9% y en Venezuela de 6.3%. Habría sido imposible lograr estas tasas de crecimiento si el Estado “hubiera entorpecido el funcionamiento de la economía”. A este grupo de países debería pertenecer Perú cuya inversión cree a la tasa de 6.3% promedio anual. Nótese que, junto a Perú, se encuentran dos países con los que Waldo no simpatiza (véase Gráfico 1).

Gráfico 1


Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL, 2009


Los Países “intermedios”
En el segundo grupo de países la inversión crece a una tasa cercana al 5% promedio anual. Integran este grupo: Bolivia con una tasa de 4.7%, México con una tasa de 4.8% y Colombia con una tasa de 5.3% (véase Gráfico 2).

Gráfico 2


Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.


Países contrarios a la inversión o con un Estado obstruccionista
Finalmente, en el tercer grupo, donde, según la definición de Waldo, se encontrarían los países con modelos contrarios al neoliberal, la inversión crece a una tasa promedio anual inferior al 4%. Lo integran Brasil con una tasa de 2.6% y Ecuador con una tasa de 3.8%.

Gráfico 3


Nota: Índice construido a partir de las series en Millones de dólares a precios constantes de 2000. Fuente: CEPAL 2009.


Hasta aquí hemos mostrado que la definición de modelo neoliberal de Waldo no calza con la clasificación de países que él propone.

b) El criterio del coeficiente de inversión

Con el segundo criterio de los coeficientes de inversión también se obtiene una clasificación distinta a la propuesta por Waldo. El cuadro 1 contiene los porcentajes de la inversión con respecto al PBI. En 1990 Ecuador es el que tenía el coeficiente de inversión más alto (23.4%). Le seguían, en orden descendente, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, México y Perú. Los últimos lugares le correspondían a Argentina y Bolivia pues registran al inicio del período coeficientes casi 50% menores que el de Ecuador.

Cuadro 1


Fuente: CEPAL, 2009



Dieciocho años después, en 2008, Chile, Ecuador y Venezuela seguían ocupando los primeros lugares: registran los coeficientes más altos y por encima de 28%. A estos tres, se le puede agregar Perú. Estos cuatro países serían los favorecidos por un Estado que no entorpece el funcionamiento de la economía. México, Colombia y Argentina también aumentaron sus coeficientes, pero sus niveles se ubican sólo en el rango de 20% y 25%. Por último, Bolivia no cambió de posición, pero ahora le acompaña Brasil.

Hay que señalar, sin embargo, que, entre 1990 y 2008, Argentina, Chile Venezuela y Perú fueron los países que aumentaron notablemente sus coeficientes de inversión.

Nuevamente la clasificación de Waldo no calza con su definición, pues en este grupo se encuentran dos países que no son de su agrado. No hay correspondencia entre la definición y la clasificación de países que él nos propone. Su clasificación corresponde más a la propaganda que machaconamente difunde la prensa oficial y adicta a este gobierno, y que tiene como propósito generar rechazo a la transformación que el país requiere.

¿Qué países integrarían un modelo amigable con los trabajadores o con la población?
Si utilizamos como criterio de clasificación el de ser amigables con los trabajadores a partir del comportamiento del salario mínimo real, resulta que Argentina, Bolivia, Brasil y Chile, son los únicos países donde el salario mínimo real creció, entre 1990 y 2007, a una tasa promedio anual por encima de 4% (véase Cuadro 2). Además, como se sabe, en estos países los derechos laborales, como el derecho a tener sindicatos, no están conculcados.

Cuadro 2


Fuente: CEPAL




Perú se encuentra, de acuerdo con este criterio, entre los países que habrían tratado mal a sus trabajadores. Entre estos se encuentran Colombia y México, los dos países que, según Waldo Mendoza, son amigables a la inversión privada o donde el Estado no entorpece el funcionamiento de la economía.

Si ahora tomamos en cuenta el porcentaje de población con acceso sostenible a mejores fuentes de abastecimiento de agua potable y a mejores servicios de saneamiento, en áreas urbanas y rurales, encontramos que los países que mejor atienden a su población son: Argentina, Chile y Ecuador (véase Cuadro 3). Brasil no ha mejorado ni desmejorado entre los años 2000 y 2006. Los otros países como México, Bolivia y Perú tienen el peor desempeño.

Cuadro3


Fuente: CEPAL





En lo que se refiere al acceso a servicios de agua potable en zonas rurales, Brasil y Perú están en los últimos lugares en el grupo de los nueve países propuesto por Waldo. Por otro lado, con respecto al acceso a servicios de saneamiento, los países con el porcentaje más bajo de población atendida son: Bolivia, Brasil, México y Perú.

A modo de conclusión
La evidencia empírica analizada hasta aquí muestra la inconsistencia de la definición de modelo neoliberal de Waldo Mendoza. Pero, además, nos indica que las clasificaciones sobre la base de criterios de “desempeño” de algunas variables económicas y sociales, relevantes para una u otra ideología, no dicen nada o dicen poco de la dinámica económica y socio-política que se desarrolla en cada uno de los países. Esta dinámica responde a los estilos o modelos de desarrollo que ellos han adoptado con el dominio de un tipo de coalición socio política, funcional a un tipo de acumulación de capital. Sobre este tema y la visión del desarrollo y crecimiento de Waldo Mendoza trataremos en otro artículo.

La defensa del modelo neoliberal de Ricardo Lago

«No hay piedra de toque para el juicio como aplicarnos a nosotros mismos la ley que a los demás queremos imponer» J. S. Mill

Ricardo Lago ha publicado un artículo en el diario Correo del 07/02/2010, donde intenta rebatir las críticas que le hago a su defensa del neoliberalismo en mi artículo Acerca del debate sobre el modelo neoliberal. Desafortunadamente, como veremos enseguida, Lago responde con prejuicios y agravios.

Sobre el modelo primario exportador
Dice que afirmo que él «defiende el modelo estractivista (sic), desindustrializador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente, aunque se cuida de no declararlo explícitamente» Pero, lo que yo dije es que «Lago defiende para el Perú el modelo primario exportador, extractivista, desindustrilizador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente, aunque se cuida de no declararlo explícitamente». El buen lector notará, que no digo que él defiende sus secuelas, sino que él defiende el modelo primario exportador. Que él no crea que esas sean sus secuelas, es otra cosa. Ahora bien, ¿por qué digo que él defiende el modelo primario exportador? Porque él defiende la especialización asociada al libre comercio y en Perú el modelo primario exportador es su resultado. La defensa de la especialización asociada al libre comercio está en su artículo donde, refiriéndose a los efectos del NAFTA en México, dice: «Claro que suben la importaciones....y las exportaciones, de eso se trata, de especializarse en lo que uno es más eficiente». Si Lago cree que el modelo primario exportador no existe en el Perú, que lo demuestre.

Lago es un cultor del libre comercio bajo ventajas comparativas y se proclama por eso defensor de los consumidores, de la soberanía del consumidor. Según esta teoría de las ventajas comparativas, los países comercian porque son diferentes entre sí, es decir, porque tienen distintas especializaciones y que, por lo tanto, pueden beneficiarse del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor. «De eso se trata», dice Lago. Sin embargo, con un poco de análisis no es difícil comprender que el libre comercio basado en el patrón de especialización, en economías en proceso de crecimiento, generaría más pérdidas que beneficios si al abrir el comercio la especialización existente no es la óptima. Además, según la literatura de los años setenta y ochenta, el libre comercio, en ciertas condiciones, puede no ser la mejor opción y resultar incluso una opción inferior a la autarquía (Parrinello, Levy, Krugman, Ros).

Secuelas del modelo primario exportador o modelo del «óbolo minero»
Con el modelo primario exportador, basado en la especialización, las inversiones efectuadas en las dos últimas décadas no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta y tampoco han servido para superar el largo estancamiento de la relación capital/trabajo, importante indicador de modernización. En todo el período neoliberal no hemos tenido proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía. Y esto tiene que ver también con el notable deterioro de la educación en todos sus niveles, pues se redujo el gasto del Estado afectando la calidad de todos sus servicios. De otro lado, en esta economía del «óbolo minero», el 71.7% de la PEA de 14.7 millones, trabajan en actividades de servicios y el 77% en empresas de 1 a 10 trabajadores donde el ingreso promedio mensual es 600 soles. Las actividades de servicios, de bajísima productividad, generan el 61% del PBI. Estas son sus secuelas. Por eso digo que la defensa de Lago del libre mercado es deleznable, es decir, inconsistente y frágil.

Los infundios de Lago
Refiriéndose a mi propuesta de planes quinquenales de infraestructura, Lago dice que estos son «Técnicas matemáticas que utilizaban profusamente los burócratas del Gosplan…para sellar con el imprimatur de científicos como Pontryagin, Leontief y Kantorovich…sus “planes quinquenales” de inversión y producción. Planes que suplantaban la soberanía del consumidor y decidían por nosotros sobre nuestras vidas». Este párrafo, de intenciones sibilinas, sugiere que yo adhiero a la ideología del Gosplan. Lago lee lo que el imagina e imagina de acuerdo con sus odios ideológicos. Si este no fuera el caso, él entendería que en el tema de infraestructura y en otros, el Perú merece un gobierno contrario a la improvisación para involucrar al sector privado, con planes y proyectos de plazos definidos, en la tarea de conectar la economía con la demografía y la geografía, y de ordenar el territorio económica y ecológicamente.

Finalmente, refiriéndose a Howard Fast, autor del epígrafe que encabeza mi artículo --Se hace duro pensar cuando el mundo entero tiene miedo del pensamiento o la verdad--, Lago dice: este «autor de la extraordinaria novela Espartaco,…fue militante del partido comunista de los EEUU y merecedor en 1953 del Premio Stalin de la Paz en la peor época de la URSS ¡Vaya menudo inspirador, un stalinista!»? Lago intenta invalidar mis argumentos creando sospecha. Si esto no es verdad, entonces es un ignorante de la obra de Fast, es decir, Lago desconoce la obra de Howard Fast. Fast no solo escribió Espartaco, sino muchas otras obras como La Pasión de Saco y Vanzetti, Moisés: Príncipe de Egipto y El Dios Desnudo. Esta última, publicada en 1957, es una crítica al totalitarismo de Stalin y un canto a la libertad. En esta obra, Fast dice «El mañana pertenece a aquellos que rompen las paredes de la prisión que encierra la mente humana, no a aquellos que sostienen esas paredes». Me pregunto si Lago sabrá de cual de las obras de Fast saqué la cita que encabeza mi artículo.


Publicado en La República el 14 de febrero de 2010

Monday, February 08, 2010

Los non sequiturs de Ricardo Lago

Acabo de recibir la réplica del economista español Ricardo Lago a mi artículo Acerca del debate sobre el modelo neoliberal que rápidamente comento.

1) Lago dice que este artículo es la réplica a sus comentarios sobre el artículo de Waldo Mendoza publicado en El Comercio. Esta afirmación no es correcta. Mi artículo es una crítica a la peculiar lectura que él hace de otro artículo mío donde analizo la defensa del neoliberalismo de Waldo Mendoza. Yo no reacciono ante sus comentarios al artículo de Waldo Mendoza sino ante su singular lectura de mi artículo sobre los argumentos de Waldo Mendoza.

2) Lago se pregunta de dónde saco que él defiende el modelo primario exportador, que para mi es extractivista, desindustrilizador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente. El buen lector notará en mi artículo en cuestión, que no digo que él defiende sus secuelas, sus «aberraciones». Pero insisto que él defiende ese modelo. Que él no crea que esas son sus consecuencias, es otra cosa. Ahora bien, ¿por qué digo que él defiende el modelo primario exportador? Porque él defiende la especialización asociada al libre comercio y en Perú el modelo primario exportador es su resultado. Su defensa de la especialización asociada al libre comercio la hizo, cuando, refiriéndose a México, escribió que «con el NAFTA las exportaciones más que se triplican….Claro que suben la importaciones....y las exportaciones, de eso se trata de especializarse en lo que uno es más eficiente». Si Lago cree que el modelo primario exportador, restaurado por el neoliberalismo, no existe en el Perú, que lo demuestre. Lago debe saber que esta caracterización no sólo es mía, sino de otros economistas y también, ahora, de M. Porter.

3) Lago es un cultor del libre comercio bajo ventajas comparativas y se proclama por eso defensor de los consumidores, de la soberanía del consumidor. Está convencido que la especialización que resulta del libre comercio es óptima. Si esto no es verdad, entonces que diga que está en contra de los tratados de libre comercio, por sus asimetrías y porque estos más bien son tratados de protección a la inversión extranjera que le quita soberanía al Estado, y, por supuesto, que no toma en cuenta a los consumidores y productores nacionales. Pero, a Ricardo Lago hay que decirle que no es verdad que la teoría moderna del comercio exterior sea aquella de las ventajas comparativas. Según esta teoría los países comercian porque son diferentes entre sí, es decir, porque tienen distintas especializaciones y que, por lo tanto, pueden beneficiarse del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor. «De eso se trata», dice Lago. Sin embargo, con un poco de análisis no es difícil comprender que el libre comercio basado en el patrón de especialización, en economías en proceso de crecimiento, generaría más pérdidas que beneficios si al abrir el comercio la especialización existente no era la óptima. Además, la abundante literatura surgida en los años setenta y ochenta, muestra que el libre comercio, en ciertas condiciones, puede no ser la mejor opción y resultar incluso una opción inferior a la autarquía (Parrinello, Levy, Krugman, Ros). Por último, Lago tiene que saber que hay una nueva teoría del comercio que abandona los supuestos de la teoría de las ventajas comparativas (rendimientos constantes a escala, elasticidades ingreso de la demanda uniformes, etc.) y según la cual los países comercian para aprovechar la presencia de economías a escala.

4) Lago dice «Estoy a favor de una economía de mercado en que todos los sectores de actividad son igualmente meritorios, en que florecen la inversión y la generación de empleo, se reduce la pobreza y se protege el medio ambiente, en que el Estado dispone de una administración honesta, competente y eficaz» (sic). Este es otro non sequitur, con pésima sintaxis. En respuesta, le vuelvo a decir que yo estoy a favor de la expansión sostenida de la inversión privada nacional, del desarrollo de una economía nacional de mercado que integre la demografía y la geografía del país y que estoy convencido de que en esta tarea no solo debe participar el Estado sino el sector privado (con infraestructura que permita ordenar el territorio económica y ecológicamente, y con mecanismos de financiamiento basados en el mercado de capitales en soles para expandir la inversión privada nacional). Y que esto no tiene nada que ver con el estatismo, pero si con un nuevo Estado que recupere su soberanía frente al capital transnacional y su capacidad de hacer políticas sociales de calidad (salud, educación, seguridad social), que ponga los recursos naturales al servicio del desarrollo nacional, que sea democrático y restituya sus derechos a los trabajadores. Le pido a Lago que me diga si esta propuesta coincide con la suya. Si dice que sí habrá aceptado que hay un estilo de desarrollo distinto al neoliberal y cuyo origen (solo su origen, su antecedente) se remonta a fines del siglo XVIII.

5) En su defensa del neoliberalismo, Lago se pregunta: «¿Y el 8% de países que el Perú ha adelantado en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU entre 1991 y 2009? ¿Y el 20% de peruanos que han sobrepasado la línea de pobreza, casi 3% de la población por año? ¿Y la Lima de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe que describe Rolando Arellano? ¿No decía Antonio Gramsci que “la verdad es revolucionaria”?» Lago no dice toda la verdad. Él sabe que una golondrina no hace verano. Esos datos no describen lo que realmente ha ocurrido en los últimos veinte años. Que Lago diga si no es verdad que las inversiones efectuadas en las dos últimas décadas no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta y que tampoco han servido para superar el largo estancamiento de la relación capital/trabajo, importante indicador de modernización. En todo el período neoliberal no hemos tenido proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía. Y, claro, esto tiene que ver también con el notable deterioro de la educación en todos sus niveles, pues se redujo el gasto del Estado afectando la calidad de la educación, de salud, etc. Y en esta economía de los Reyes, de los Chávez y de los Quispe, el 71.7% de la PEA de de14.7 millones, trabajan en actividades de servicios y el 77% (11.7 millones) en empresas de 1 a 10 trabajadores donde el ingreso mensual es 600 soles. Las actividades de servicios, de bajísima productividad, generan el 61% del PBI. Toda esta es la información que no menciona Lago. Al respecto, la frase que realmente le pertenece a Gramsci no es la que él menciona, sino esta: «Decir la verdad –afirmaba Gramsci—es siempre revolucionario».

6) Lago dice que es un insulto decirle que su defensa del libre mercado es deleznable. Según él he dicho que es «despreciable». Como soy de los que respetan las creencias de las personas, solo le pido que lea las otras acepciones de la palabra deleznable y utilizando como sujeto su defensa del neoliberalismo elija cual calza mejor. Las otras acepciones son: algo que se rompe o deshace fácilmente, algo que es inconsistente y también algo que es frágil. Que el lector diga, después de leer estas notas y las de Lago, si no es cierto que sus argumentos son inconsistentes y frágiles. Una sociedad libre y libre del odio, no es aquella donde las personas monologan con su propia imaginación. J. S. Mill decía «No hay piedra de toque para el juicio como aplicarnos a nosotros mismos la ley que a los demás queremos imponer».

7) Desafortunadamente Lago sigue discutiendo con lo que él imagina acerca de lo que yo pienso. Dice, refiriéndose a mi propuesta de planes quinquenales de infraestructura: «Moderación con los “planes quinquenales”…Las utilizaban profusamente los burócratas del Gosplan…para avalar…sus “planes quinquenales” de inversión y producción. Planes que suplantaban la soberanía del consumidor y decidían por nosotros sobre nuestras vidas». ¿A quien le dirige Lago este consejo? ¿Se está proyectando o es que él realmente imagina que yo adhiero a la ideología del Gosplan? Difícil debatir así. En el tema de infraestructura y en otros, mi país merece un gobierno contrario a la improvisación para involucrar al sector privado en la tarea (con planes y proyectos) de conectar la economía con la demografía y geografía, y de ordenar el territorio económica y ecológicamente. La improvisación de este gobierno neoliberal está exacerbando la actual anomia social y política.

8) Finalmente, Lago pervierte el debate con insinuaciones. ¿Qué insinúa Lago cuando afirma: «La cita del encabezado: Se hace duro pensar cuando el mundo entero tiene miedo del pensamiento o la verdad, es del escritor norteamericano Howard Fast …militante del partido comunista de los EEUU que aceptó…el Premio Stalin de la Paz …Tremendo escritor, pero la cita se las trae. Lo que a la mayoría en el mundo entero nos da, ya no miedo, sino pavor es el pensamiento de “los del monopolio de la verdad”». Lago quiere invalidar mis argumentos creando sospecha. Si él cree que no, entonces es un ignorante de la obra de Fast, es decir, aclaro para que no se crea insultado, Lago desconoce la obra de Howard Fast. Fast no solo escribió Espartaco y La Pasión de Saco y Vanzetti, sino muchas otras obras, como Moisés, Príncipe de Egipto y El Dios Desnudo. Esta última, publicada en 1957, es una crítica al totalitarismo de Stalin y un canto a la libertad. En esta obra, Fast dice «El mañana pertenece a aquellos que rompen las paredes de la prisión que encierra la mente humana, no a aquellos que sostienen esas paredes». Estoy seguro que Lago no sabe de dónde saqué la cita del encabezado de mi artículo al que él se refiere.

Friday, February 05, 2010

Acerca del debate sobre el modelo neoliberal

«Se hace duro pensar cuando el mundo entero tiene miedo del pensamiento o la verdad»
Howard Fast

El debate sobre el modelo neoliberal que iniciamos al interior de Actualidad Económica ha trascendido hasta otras arenas. Aquí trataremos solo dos de esas reacciones a nuestros escritos a favor y en contra del modelo de mercado autorregulado.

La primera es la del historiador Manuel Burga. En su excelente artículo publicado en La República (04/02/2010), citando a Waldo Mendoza, Burga señala: “Decir que el Perú está en el buen grupo y que tenemos el modelo correcto nos podría dejar la imagen de que estamos como Brasil, Chile o México; o que, embarcados en el mismo modelo, pronto estaríamos como ellos. Esos países siempre han estado delante de nosotros en los últimos 100 años. Si no cómo explicamos, por ejemplo, que el presupuesto de la UNAM de México sea de 1,700 millones de dólares al año y el de San Marcos, su socia en la red de macrouniversidades, de 70.”

Burga tiene razón. Las inversiones efectuadas en las dos últimas décadas no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta. Tampoco han servido para superar el largo estancamiento de la relación capital/trabajo, importante indicador de modernización. En todo el período neoliberal no hemos tenido proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía. Y, claro, esto tiene que ver también con el notable deterioro de la educación en todos sus niveles. Se redujo el gasto del Estado afectando la calidad de la infraestructura de educación, de salud, y la calificación de la mano de obra. Además, ¿quién, que conozca la historia del Perú, puede decir que el modelo primario exportador que el neoliberalismo restauró en las dos últimas décadas, no es depredador de recursos naturales, de las comunidades y de los ecosistemas?

La segunda es más bien de defensa del neoliberalismo y pertenece al economista Ricardo Lago. Difícil hacer dialéctica con lo que él escribe. Cuánta teoría económica sabe, no lo sé. ¿Sabe formular un hamiltoniano e identificar las variables de estado y de control en modelos de crecimiento neo-exógenos?, tampoco lo sé. Pero lo que sorprende es que lee lo que él cree. Lo digo con el mayor de los respetos. ¿De dónde saca que “Félix Jiménez propone convertir toda una constelación de variables endógenas en variables de control, con lo que se aleja demasiado del sistema de mercado y se acerca peligrosamente hacia la planificación central.” Esto que dice ni revela comprensión de lectura ni puede ser parte de un mapa conceptual de mi artículo. Afortunadamente, anexa mi artículo y afortunadamente hay otros lectores. Pero voy al grano.

a) Lago cree que la crítica al neoliberalismo es la crítica a la economía de mercado. Peor aún, él no concibe la posibilidad de un modelo de desarrollo de mercado, distinto al neoliberal. Todo aquel que critica o propone cambiar el modelo neoliberal –según el razonamiento dicotómico de Lago-- se acerca peligrosamente hacia la planificación central. Puesto que él critica lo que cree y no lo que lee, no ha reparado en mis argumentos a favor de la expansión sostenida de la inversión privada nacional, del desarrollo de mercados internos y de que en esta tarea no solo debe participar el Estado sino el sector privado. Específicamente, lo que proponemos es desarrollar una economía nacional de mercado integrando la demografía y la geografía del país, con un plan quinquenal de infraestructura que permita ordenar el territorio económica y ecológicamente, y con mecanismos de financiamiento basados en el mercado de capitales para expandir la inversión privada nacional. Esto no tiene nada que ver con el estatismo, pero si con un nuevo Estado que recupere su soberanía frente al capital transnacional y su capacidad de hacer políticas sociales de calidad (salud, educación, seguridad social), y que restituya sus derechos a los trabajadores.

b) Lago defiende para el Perú el modelo primario exportador, extractivista, desindustrilizador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente, aunque se cuida de no declararlo explícitamente. Su argumento a favor de la especialización es notable cuando pretende criticar a Ros. Jaime Ros dice que el modelo neoliberal "no ha logrado resolver los problemas del país y estancó el crecimiento económico": el PBI mexicano creció a la tasa de 3.2% durante 1940-1981 y a la tasa de 1.5% en el período 1990-2005; y, en este período de desaceleración del crecimiento se produjo un retroceso de la productividad total de los factores. También dice que con el NAFTA “ha ingresado a México un mayor número de importaciones y, para el caso de los productores, casi han desaparecido por completo los créditos para el campo”. Pero, Lago contesta que con el NAFTA “las exportaciones más que se triplican….Claro que suben la importaciones....y las exportaciones, de eso se trata de especializarse en lo que uno es más eficiente… No soy tan estudioso de la economía mexicana como Ros, pero algo debo haber aprendido los seis años que fui funcionario público mexicano.” Que el lector evalúe esta evasiva y auto-ditirámbica respuesta.

c) Finalmente, la defensa del libre mercado que hace Lago, es deleznable. Lago sostiene, en otra nota, que “Perú es una historia del éxito real del libre mercado y de la disciplina fiscal. El libre comercio, en menos de dos décadas, ha aumentado en nueve veces las exportaciones.” Pero, esta afirmación no refuta nuestro argumento de que el modelo neoliberal descuida el desarrollo y expansión de los mercados internos, con lo cual conspira contra la inserción competitiva de la economía en los mercados internacionales, mediante aumentos sostenidos en la productividad. Es un modelo que alienta la competitividad mediante la apertura comercial indiscriminada y con salarios estancados. ¿Será porque defiende la especialización primario exportadora que Lago no puede criticar al actual gobierno del vergonzoso «óbolo minero»?.

Thursday, February 04, 2010

Sobre el neoliberalismo: ¿qué defiende Waldo Mendoza?

Oscar Dancourt dice que el error de Waldo es hacer depender el desempeño de economías como la nuestra exclusivamente del modelo de crecimiento. Yo creo que su error es otro. Waldo define al modelo neoliberal como aquel “amigable con la inversión privada” y pone como ejemplos a Chile, México, Brasil y Colombia. ¿Es este realmente el conjunto de países representantes del neoliberalismo? En los casos de México y Colombia, parece no haber duda. Pero la economía mexicana no calza con la definición de Waldo. Según Jaime Ros, la economía mexicana no es amigable con la inversión privada porque la política económica neoliberal adoptada México desde mediados de los ochenta "no ha logrado resolver los problemas del país y estancó el crecimiento económico". En su artículo Estancamiento y Crisis de la Economía Mexicana, 2009, sustentó sus aseveraciones con los índices del PBI de 1940 a 1981, que registraron un crecimiento de 3.2%, en tanto que de 1990 a 2005 retrocedieron a 1.5%. Por otro lado, Jaime dice que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) “no ha repercutido aún en las empresas ni en los productores mexicanos”. Por el contrario, a través de dicho tratado “ha ingresado a México un mayor número de importaciones y, para el caso de los productores, casi han desaparecido por completo los créditos para el campo”. Finalmente, a la desaceleración del crecimiento a partir de 1982 hasta la fecha, se agrega el retroceso de la productividad total de los factores (PTF).

El error de Waldo, entonces, es conceptual, teórico. Su definición de modelo neoliberal no tiene una buena evidencia empírica. Por su parte Dancourt comete, al parecer, otro error teórico. Luego de afirmar que el desempeño macroeconómico de economías como la nuestra depende del: 1) contexto externo, 2) de la política macroeconómica y 3) del modelo de crecimiento, dice que «un error común que se comete, como Waldo en (su) artículo, es atribuir el mejor o peor desempeño macroeconómico exclusivamente al modelo, olvidando los otros factores». Claramente confunde modelo económico con modelo de crecimiento, y no toma en cuenta que las políticas macroeconómicas influyen en el comportamiento de largo plazo de las economías, retardando o acelerando la tasa de crecimiento económico.

Para centrar el debate propongo, entonces, lo que la teoría económica no convencional entiende por modelo económico, y sobre esta base, precisar que se entiende por modelo económico neoliberal. Un modelo económico es la forma de producción basada en un patrón específico de acumulación de capital que da lugar a un determinado liderazgo sectorial y de demanda en el crecimiento económico. Con base en esta definición podemos decir que la forma de producción que se orienta hacia las exportaciones en su versión neoliberal implica la liberalización al máximo de los mercados y, en particular, del mercado de trabajo, la reducción significativa de aranceles o su eliminación, y la asignación de un papel subsidiario y neutral al Estado. El modelo económico incluye una estructura de precios relativos, una forma de financiamiento y una estructura de demanda que determinan, conjuntamente, el patrón de crecimiento (quién lo lidera) y el tipo de tecnología que se adopta. Por su parte, estos dos últimos, el patrón de crecimiento y la tecnología, determinan los niveles y la calidad de empleo de la fuerza laboral.

Las reformas neoliberales y la naturaleza de la política económica determinan la estructura de precios relativos clave (fundamentalmente el salario real). Las reformas son las que configuraron un tipo de institucionalidad, o un contexto institucional, que incluye la Constitución y las leyes vigentes dictadas durante el fujimorato. (Es claro que el sistema sociopolítico influye en el nivel de desarrollo institucional, pero este es un tema que no abordaremos aquí). Para North (Institutions, Institutional Change and Economic Performance, 1990) estas son las reglas «formales». A estas se suman las «informales» que se refieren a los códigos de conducta, costumbres y valores que influyen en el comportamiento de consumidores y empresarios.

¿Qué significa entonces cambiar el modelo neoliberal? Primero, cambiar la Constitución y los tratados de libre comercio. Tiene que cambiar, también, la legislación que desregula el mercado de trabajo y vulnera los derechos a los trabajadores. Segundo, en los casos de las políticas monetaria, cambiaria y fiscal, sólo hay asegurar su manejo eficiente de las dos primeras e institucionalizar la regla contracíclica en la última, pero junto con una profunda reforma tributaria. Tercero, si no hay cambios en la Constitución, el Estado no podrá intervenir con políticas sectoriales y de otro tipo para desarrollar mercados internos, agroindustria y otras actividades manufactureras.

¿Por qué debe cambiar el modelo económico neoliberal en el Perú? 1) Porque es un modelo que alienta la competitividad mediante la apertura comercial indiscriminada y con salarios estancados. 2) Porque es un modelo primario exportador, extractivista, desindustrilizador, que no genera empleo sostenible y afecta al medio ambiente. 3) Porque alienta la dependencia del crecimiento de los capitales extranjeros (tanto con endeudamiento externo de la banca local y de las inversiones extranjeras sujetas a «estabilidad tributaria»). La inversión privada local o nacional no aumenta sostenidamente. 4) Porque descuida el desarrollo y expansión de los mercados internos, con lo cual conspira contra la inserción competitiva de la economía en los mercados internacionales, mediante aumentos sostenidos en la productividad. 5) Porque ha sacrificado la capacidad del Estado para hacer políticas sociales de calidad (salud, educación, seguridad social) al mantener una estructura tributaria regresiva y aceptar la práctica de los «óbolos» mineros. 6) Finalmente, porque el modelo económico neoliberal ha acentuado la desigualdad y la exclusión, empeorando la calidad de vida de la inmensa mayoría de la población.