Sunday, August 02, 2009

Del auge a la recesión: ¿Una nueva oportunidad perdida?

«Obras para todos» fue la receta que el 28 de julio anunció el presidente Alan García para seguir creciendo y también para salir de la crisis, pero manteniendo el modelo primario exportador neoliberal. Cuando pase la crisis –dijo-- «subirán los precios de los productos agrarios y los minerales que vendemos en el mundo, crecerá el mercado para los textiles y metal-mecánicos y tendremos más recursos».

En este artículo sostenemos que las políticas neoliberales adoptadas por el gobierno de Alan García conspiraron contra la sostenibilidad del crecimiento iniciado durante el Gobierno de Alejandro Toledo. Por lo tanto, para salir de la crisis hay que abandonar el modelo neoliberal, de lo contrario el Perú habrá perdido esta segunda oportunidad para salir del subdesarrollo. La primera oportunidad perdida ocurrió durante el primer gobierno de Belaúnde Terry, cuando el llamado primer poder del Estado dominado por el APRA, pervirtió el proceso de industrialización.

¿Cuál fue el origen del auge?
El crecimiento económico se inicia con las nuevas políticas macroeconómicas adoptadas por el gobierno de Toledo, y que nada tienen que ver con las recetas neoliberales. Se combatió la dolarización aumentando encajes a los depósitos en moneda extranjera, reduciendo la remuneración a estos encajes y limitando las líneas de crédito del exterior de las empresas bancarias. Se mantuvo un tipo de cambio real alto y estable, mediante una regla de intervención cambiara esterilizada. Se adoptó un esquema de política monetaria de metas explícitas de inflación. Se empezó el desarrollo del mercado de deuda pública en soles que ayudó a la estabilidad de la política fiscal, a la desdolarización y también a reducir el costo del crédito. Asimismo, se adoptó la política de incremento de reservas internacionales para enfrentar las dificultades financieras asociadas a los shocks externos adversos.

El cambio en la estructura de precios relativos resultante de estas políticas, impulsaron un estilo de crecimiento liderado por las exportaciones no tradicionales y la demanda interna. Faltó, ciertamente, reforzar este efecto en precios sobre el crecimiento, mediante la expansión y creación de mercados internos, el aumento de los salarios, la adopción de políticas adecuadas de industrialización y la eliminación de las restricciones que enfrenta la inversión privada local.

Durante los años 2001-2006, el 96.0% del crecimiento fue explicado por la demanda interna y el 4% por las exportaciones netas de importaciones. Esto cambió radicalmente durante los años 2006-2008: la demanda interna llegó a representar el 129.2% del crecimiento de este período, y las exportaciones netas de importaciones, en lugar de contribuir a este crecimiento, lo redujeron en 29.2%.

¿Qué ocurrió en la primera mitad del gobierno de Alan García?
Alan García restauró el estilo de crecimiento fujimorista. Alteró los precios relativos en contra de las exportaciones manufactureras. Estimuló la competitividad de estas exportaciones abaratando del costo del trabajo (cholo barato). Abrió más el mercado interno a las importaciones bajando aranceles y firmando TLCs. Hizo que el crecimiento sea más dependiente de las exportaciones tradicionales y de sus precios. También redujo la remuneración al encaje de los depósitos en moneda extranjera, exoneró de encajes a los pasivos externos mayores de dos años e incrementó de este modo el crédito en dicha moneda.

Estos cambios contraproducentes en la política macroeconómica acrecentaron la vulnerabilidad de la economía ante shocks externos adversos. El tipo de cambio real se situó por debajo de sus niveles registrados durante el gobierno de Alejandro Toledo (véase Gráfico). La propensión a importar, como resultado de cuatro reducciones arancelarías, aumentó de 19.0% a fines del gobierno de Toledo a 22.6% en el 2008. Los pasivos externos de corto y largo plazo de las empresas bancarias aumentaron en más de seis veces entre julio de 2006 y junio de 2008, y estos financiaron el 41.5% de los créditos en moneda extranjera.

Este gobierno inició así el deterioro externo de la economía (creciente déficit en la balanza en cuenta corriente y reducción acelerada del superávit comercial). El déficit en la cuenta corriente alcanzó el 4.5% del PBI en el segundo trimestre del 2008 y el superávit comercial bajó de 9.0% a 2.4% entre el segundo trimestre del 2006 y el año 2008. De otro lado, el gobierno impulsó el crecimiento de la demanda interna, durante los años 2007 y 2008, causando no sólo un crecimiento significativo de las importaciones, sino también un efecto sustitución negativo, es decir, la pérdida de mercado interno equivalente a dos puntos porcentuales del crecimiento. Además, se produjo una reorientación negativa de las exportaciones, es decir, disminuyó el coeficiente de exportaciones a producto en lugar de aumentar. (Véase Cuadro).

Cuadro


Fuente: BCR
Elaboración Propia

Gráfico





Fuente: BCR
Elaboración Propia


La respuesta a la crisis internacional
Con los cambios contraproducentes en la política macroeconómica, los neoliberales del gobierno de García nos conducían directamente a una crisis de balanza de pagos, que habría estallado al margen de factores externos. La crisis internacional evitó que el 2008 terminara con un déficit en cuenta corriente cercano al 6% del PBI. Esta crisis provocó no sólo el derrumbe de las exportaciones, sino también una salida de capitales que dio lugar a una pérdida de reservas del BCR de cerca de 7 mil millones de dólares, entre setiembre de 2008 y febrero de 2009.

Pero no hubo respuesta adecuada a la crisis. El plan de estímulo económico fue tardío (en plena crisis se continuó contrayendo el gasto). Su relanzamiento, con el retorno del ministro Carranza, tampoco fue eficaz ni planificado. No se organizaron equipos técnicos bien remunerados para asegurar la formulación y ejecución de los proyectos. El resultado es penoso y no hay que olvidar que el presidente García debilitó la capacidad técnica de la burocracia con la reducción de las remuneraciones de los funcionarios públicos. Por último, hay que mencionar la curiosa coincidencia entre la variación del pronóstico del crecimiento para este año y las reducciones de la tasa de referencia. Esta tasa se mantuvo en 6.5% desde setiembre de 2008 hasta enero de 2009, cuando el directorio del BCR pronosticaba un crecimiento de 6.5% para este año. En marzo bajó su pronóstico a 5% y en abril redujo la tasa a 5%. Cuando en junio cambió su pronóstico a 3.3%, también disminuyó la tasa de referencia a 3%. El directorio del BCR pasará a la historia por esta manera absurda de hacer política monetaria para enfrentar los efectos de la crisis internacional.

La tasa de referencia se hubiera bajado al nivel que tiene ahora en setiembre del año pasado y hoy debería estar en 1%. Se requiere también un nuevo plan anticrisis. Pero, nada de lo que se haga debe basarse en la creencia que volverá el crecimiento exportador neoliberal. Es tiempo de cambiar el modelo por otro que sustente el crecimiento económico en la expansión del mercado interno y en políticas industriales adecuadas.


Publicado en el Diario La República